Anastasia asintió, y le indicó a Dominic que podía sentarse en la silla vacía que estaba justo enfrente de ella.
Ella estaba sorprendida por su educación, su cortesía, no esperaba que él fuera a ser así después de todo.
Además, ella percibió que Dominic era un hombre encantador, a pesar de su condición de hombre lobo y del lazo inimaginable que él tenía con ella.
Del cual, ella era la única que tenía conocimiento de él.
— Por supuesto, no hay problema. Tómalo, como un intercambio de favores, parece que estábamos en busca de lo mismo para esta noche — respondió Anastasia con una sonrisa, tratando de mantener la calma después de todo lo que ha sido ese día para ella.
Dominic siguió sonriente, y se acercó a la silla para acomodarse en ella.
Anastasia estaba sorprendida, él no parecía para nada ser aquel hombre lobo feroz del que todo el mundo hablaba, y eso le estaba dando cierta tranquilidad en medio de la incertidumbre que la presencia de Dominic había dejado marcada en muchas de las personas que allí estaban en el restaurante y se han dado cuenta de su presencia.
Pero para Anastasia, las miradas de las personas y lo que ellos susurraban entre sí, era el menor de sus problemas.
— ¿Has probado una de las lasañas de este lugar? Es mi recomendación número uno aquí, te lo digo por si no sabes todavía qué vas a pedir — comentó Dominic, y con suavidad, le quitó a Anastasia su menú para él comenzar a hojearlo porque el mesero no le había ofrecido uno a Dominic al momento de haberlo acompañado hasta la mesa de Anastasia.
— Sí, las he probado, mi favorita es la lasaña de champiñones para cuando no quiero comer carne, aunque hoy pensaba en pedir una pizza de salami y pollo, me encanta la pizza de aquí — comentó Anastasia, sin dejar de mirar fijamente a Dominic a los ojos, él era un hombre atractivo, de una altura de 1, 80 cm, su cabello era castaño, ondulado, lo traía siempre muy bien peinado a pesar de que era largo y le llegaba hasta los hombros, su cuerpo era atractivo, se notaba que hacía mucho ejercicio para mantener en forma, y su mayor atractivo, eran sus labios.
— Mm, es una buena elección, creo que también pediré una pizza, pero de carne, ¿Te apetece que podamos compartir una botella de vino juntos? — preguntó Dominic, dejando a un lado de la mesa, el menú después de haberlo estado revisando.
Ups, Anastasia corría peligro, ahora, ¿Qué le diría a Dominic Sinclair como una excusa para no querer tomar una copa de vino junto con él y que este no fuera a querer afectar en la salud de su bebé?
— Eh… Lo siento, pero estoy tomando medicamentos para la ansiedad, y tengo prohibido tomar cualquier tipo de licor, así sea vino — ella mintió.
— Lo entiendo, qué mala suerte, bueno, supongo que tendré que conformarme nada más con una copa de vino para mí solo.
Por suerte, para ella, Dominic no quiso hacer preguntas de curiosidad acerca de su falsa condición de salud, por tanto, Anastasia no tuvo que verse en la necesidad de darle más explicaciones al respecto.
Dominic no mencionó nada más acerca del tema, Anastasia pudo ver como en sus ojos, se deslumbró un destello de decepción al saber que no podría compartir esa botella de vino que quería comprar para él y para Anastasia.
Anastasia se sentía incómoda con la mentira que ha dicho a Dominic, pero no podía permitirse revelar la verdad de su embarazo, Dominic ha de tener conocimiento de que su semen había sido llevado a un centro de medicina de fertilidad para ser usado en mujeres que querían concebir hijos sin verse en la necesidad de buscar a un hombre para hacerlo.
Ella no quería tener que darle más detalles de lo que ocurría en su vida.
Anastasia quería mantener alejada de tener que llegar a pasar por esta conversación con él.
Dominic y Anastasia ordenaron al mesero lo que querían pedir de comida, el mesero se alejó de la mesa a la cocina para encargarse de que sus platos estuvieran preparados lo más pronto posible, y de nuevo, se encargaría él de llevarlos a la mesa.
Mientras tantos, por instinto de hombre lobo, Dominic ya se ha dado cuenta de lo que Anastasia realmente estaba ocultándole, y no quería decirle nada.
El silencio invadió el espacio que había entre Dominic y Anastasia mientras que aguardaban a que la comida fuera servida en su mesa.
Tal parece que ellos se han quedado sin tema de conversación, sin embargo, Dominic estaba sintiendo una extraña inquietud frente a la presencia de Anastasia.
Por otro lado, Anastasia se mantenía tranquila, quiso dejar a un lado su ansiedad para intentar fingir ante el padre de su hijo que ella estaba bien y que no estaba embarazada.
Lo único que pudo hacer Anastasia en ese momento para mantenerse quieta fue jugar con una esquina de una servilleta a doblarla y luego desdoblarla sin detenerse.
Pronto, el mesero se acercó hacia ellos con ambas manos, cargando las bandejas de las pizzas personales que ellos han ordenado para cenar.
La de salami y pollo fue servida para Anastasia, y la de carnes fue servida para Dominic, cuando las sirvió, el mesero avisó que iría por las bebidas, Anastasia le recordó al mesero haber pedido una sola italiana muy fría, y Dominic le ha recordado al mesero haber pedido para él, una copa de vino caliente.
Dominic cortó un trozo de su pizza con el tenedor, pero su atención, en realidad, no estaba en la comida, su atención estaba fija en otra cosa.
Sus sentidos de hombre lobo le mantienen inquieto.
Sin embargo, él no quería tener que presionarla a querer hablar, puesto que apenas se estaban conociendo, y quién sabe, si tuvieran la oportunidad de seguir conociéndose.
Anastasia, por su parte, intenta disimular su nerviosismo, pero en ella, también hay algo en su interior que no la deja tranquila, es una extraña sensación que nunca antes había experimentado en su vida.
El reloj no dejaba de marcar cada segundo, y el murmullo de la gente se mezclaba con la música clásica que sonaba con suavidad en los parlantes del restaurante para ambientar el lugar.
Dominic dio un sorbo a su vino luego de haber comido un trozo de su pizza, y decidió mantener su mirada fija en Anastasia.
— ¿Estás bien? — preguntó Dominic con curiosidad, y finalmente, rompiendo el silencio que se había hecho entre ambos.
Anastasia asintió, manteniendo su compostura.
— Sí, solo me siento un poco cansada, ya sabes, temas de trabajo, ha sido un día demasiado largo para mí — respondió ella con suavidad sin alejar el tenedor de su porción de pizza porque estaba jugando con él, parece que, de un momento a otro, el apetito se había alejado de ella.
De pronto, tanto Anastasia como Dominic, han sentido una especie de conexión entre ambos que iba mucho más allá de las palabras. Dominic ha sentido su instinto de protección, aumentar, como si quería ayudarla, como si tuviera la necesidad de querer darle su protección a esa mujer desconocida.
Dominic se ha quedado mirando a Anastasia con determinación, notando que ella siente un agotamiento en su mirada, más él sabía que dicho agotamiento no era por el trabajo. — Entiendo, es normal que todos tengamos días difíciles, no todo en esta vida es fácil, o se consigue con un chasquido de dedos y ahí mismo aparece — comentó Dominic, tratando de seguir con la conversación. Anastasia levantó la mirada, ella había estado todo ese tiempo mirando a su plato, y dando un pequeño sorbo a su soda italiana. — Sí, así es, son cosas que a todos nos suceden, no todos llevamos una vida muy fácil, así tengamos las mejores comodidades — respondió Anastasia. Dominic sonrió con suavidad, como si intuyera que había una especie de mensaje detrás de la respuesta de Anastasia. Pero ha decidido no querer presionarla más, porque era más que evidente que si le sucedía algo, más ella no lo quiere soltar tan fácilmente. La cena terminó, aunque ninguno de los dos parece haber querido seguir comiendo má
— ¿Qué es lo que has dicho? — preguntó Anastasia a Dominic sin querer darle un sorbo a su cóctel porque estaba demasiado nerviosa como para reaccionar, y haberlo hecho. Dominic le dio un gran sorbo a su cóctel, estuvo a punto de acabarlo de un solo trago, pero decidió guardar el último sorbo para más rato, para cuando Anastasia quisiera brindar. — Anastasia, sé que estás esperando un hijo, no me preguntes cómo, pero lo sé, mi instinto de hombre lobo me dice que estás embarazada, se siente como si yo pudiera oler a tu bebé, y de una vez te lo diré, será un niño, de eso estoy completamente seguro — insistió Dominic, mirando con tranquilidad a Anastasia. Anastasia suspiró, ella no quería, pero una voz interna le exigía que era el momento de decirle la verdad a Dominic. Ella no quería saber cómo era que él iba a reaccionar al darse cuenta de lo que ella iba a decirle, pero no tenía más alternativa, él debía de saber qué ella está esperando, un hijo de él, un hijo de su sangre que
Dominic salió del parque después de haber perdido por completo a Anastasia de su camino. Él no podía asimilar con rapidez lo que había acabado de escuchar. Se sentía abrumado por toda esa situación, sorpresa que había aparecido así tan repentinamente de su vida en ese momento. En lugar de querer saber cuál fue el camino que Anastasia usó para llegar a su casa e ir tras ella porque su olfato de hombre lobo era tan poderoso que podría haberlo hecho, él decidió que lo mejor en ese momento era dejar que ella estuviera un momento a solas, ya luego, como pudiera hacerlo, Dominic se encargaría de buscarla para conversar acerca de lo sucedido porque ese era un tema que no podía dejarse pasar. Dominic se adentró en lo más profundo del bosque para cuando siguió su camino. Su casa era una mansión ubicada en medio de un bosque frondoso, oscuro y frío. Al llegar a casa, Dominic se ha encontrado con la calidez de quienes eran integrantes de su manada. El aire fresco y helado de la noche le
Dominic no dijo nada frente a la burla de los demás hombres lobos, porque al final, él sabía que solo se trataba de eso; era una simple broma de la que nada más no tendría era que hacerle caso. Lo único que Dominic hizo fue mirar a sus compañeros con una mirada bastante sería para que ellos dejaran de decir estupideces porque él no quería que Sara fuera a sentirse peor de lo que ya se encontraba por culpa de las burlas de sus compañeros. Aunque la verdad era que a Dominic, en el fondo, sin tener que decírselo a nadie, a él le dolía mucho la situación Sara, él sabía que este no era el momento adecuado, peor en cualquier ocasión, él debía de conversar con ella y deberían aclarar todo esto para que no siga habiendo malos entendidos entre ellos, puesto que Dominic solo quería a Sara como a una gran amiga, y él no quería que ella tuviera que sufrir por un amor no correspondido de su parte para cuando, es posible que, ella pueda llegar a encontrar el amor en alguien más dentro de la manad
La conversación con Sara, finalmente, ha dejado a Dominic Sinclair, un poco más tranquilo, un poco más relajado de lo que podría haber deseado que él estaría. Parece que ahora sí, las cosas entre ambos se han arreglado como él esperaba que así hubiera sido, pues la verdad es que por una mala confusión de amores, él no hubiera querido desear tener a Sara de enemiga dentro de la manada, y más para cuando él, pronto, iba a ser el alfa. Finalmente, Dominic ha conseguido regresar a su habitación luego de haberse despedido de Sara con un delicado y pequeño abrazo. Sara se había regresado a su habitación, no sin antes, haberse quedado viendo a Dominic marcharse a su habitación sin que este se hubiera dado cuenta; ella le miró fijamente, sintiéndose atraída por él, mirando fijamente como se meneaba el trasero de aquel hombre alejándose poco a poco de su vista. Luego de haberse asegurado de que Dominic se había metido dentro de su habitación, Sara volvió a refugiarse dentro de la de ella,
A la mañana siguiente, el reloj despertador del celular de Anastasia comenzó a sonar alrededor de las cinco y cincuenta y tres de la mañana. Era demasiado temprano, pero Anastasia debía de hacer mil y una cosas para organizarse y marcharse a su oficina antes de que llegara tarde y perdiera tiempo valioso de minutos de trabajo. Ella se sentía fatal, por un instante, ella creyó estar enferma, ella había dudado de si la comida que había cenado con Dominic en el restaurante había sido la culpable de toda una noche entera de desvelo porque ella se la ha permanecido vomitando en el baño. De hecho, por aquella mañana, Anastasia no había despertado en su cama, envuelta en el delicioso calor de su cobija y durmiendo plácidamente en su cómoda cama. Ella había amanecido en ese día estando sentada en el suelo de su baño, con la cabeza recostada en el borde del sanitario porque se sentía tan mal que no tuvo más aliento de querer volver a irse a su cama para seguir durmiendo allí, y tener que
Para Anastasia, el tiempo parece haberse congelado mientras que ella yacía inmóvil en la cama, retorciéndose del dolor y preocupándose por la salud de su hijo, que en ese momento nada más era una pequeña semilla desarrollándose en su interior. Ella sentía como las punzadas en su estómago se hacían cada vez más fuertes. Anastasia se había aguantado, pero no había resistido las ganas que tuvo en ese instante de querer llorar, de tan solo pensar en el bienestar de su hijo. Cada segundo y cada minuto que pasaba, era para ella una eternidad, y solo ansiaba con inmensas ganas de que la ambulancia pronto llegara. Al poco tiempo de haber estado esperando, la ambulancia finalmente apareció, por suerte, Anastasia pudo hacer lo mejor que pudo para acercarse hasta la puerta y abrir a los paramédicos para que la atendieran. Fue tanto el esfuerzo que ella hizo que cuando llegó a la puerta y vio a los paramédicos, su cuerpo quiso desplomarse hacia el suelo, pero uno de los paramédicos fue vel
— ¿Sara? ¿Estás despierta? — ha preguntado Dominic a Sara, viendo que ella estaba acostada del otro lado de la cama, dándole la espalda a él. Sara seguía profundamente dormida, ella no quería levantarse de la cama, pero Dominic sí, pues él estaba sintiéndose demasiado raro con toda esta situación. ¿Habrá sido los efectos del alcohol de la noche anterior? Aunque, a decir verdad, Dominic se había sentido muy bien la noche anterior como para no recordar nada de lo que había sucedido; él sabía que había tomado más de una copa de un trago, pero aquello no había sido una excusa como para que él hubiera hecho lo que hizo con Sara inconscientemente. Por tanto, su noche de sexo ardiente, había sido producto consciente tanto de él como de Sara, ella había encontrado la manera saber cómo excitar a Dominic, y aquello era un atributo de mujeres que nadie conseguía hacer. — ¿Sara? ¡Despierta! — insistió Dominic. — ¿Mm? — murmuró Sara entre dientes. — Sara, despierta, ¿Qué carajos fue lo