Sara se ha quedado perpleja al haber escuchado las últimas palabras decisivas de Dominic salir de su boca. De hecho, hasta haber dicho esto último, había provocado que ella dejara de caminar alrededor de la habitación, así como lo ha hecho desde un principio. La mirada pícara de su cara se transformó a una mirada sería. — ¿Cómo? ¿De qué m****a estás hablando? ¿Es en serio, Dominic? ¿Vas a vetarme de la manada solo por una noche de pasión? Dominic pretendía querer mantenerse firme ante su decisión, y es que aunque él aún no era el alfa de su manada, de rodas maneras, ya estaba siendo completamente autorizado para querer tomar estas decisiones cuando fueran estrictamente necesarias de hacer. Su decisión estaba tomando un giro muy inesperado. — Sara, lo lamento, esto no debería haber sucedido, pero estamos afrontando las consecuencias de haber faltado al respeto de nuestra barrera de límite frente a nuestra relación. Hemos traicionado a nuestra palabra, y tú bien sabes que esto es al
Dominic se encontraba realmente en su sentido más estupefacto de la vida. Aquel bebé que él tiene cargado en sus brazos, aún envuelto en la placenta de su madre, este emitía un llanto desgarrador ante los oídos de hombre lobo de Dominic, sin embargo, a este no le importó porque sabía que aquel llanto de ese bebé no era solamente porque sí, simplemente, ese llanto era el anuncio de una nueva vida de un nuevo ser. Esta escena para Dominic se sentía tan real, que él llegó a pensar que no se iba a tratar de un sueño. Pronto, una voz suave y serena ha resonado en el interior de la habitación, esta se escuchó desde su espalda, y él se dio la vuelta para saber de dónde provenía aquella voz femenina y suave que él estaba escuchando, al darse la vuelta, Dominic se ha dado cuenta de que era Anastasia, la mujer que él conoció en aquel restaurante italiano no solo por casualidad de la vida sino por intención propia de él. Anastasia se encontraba acostada en una camilla de hospital, con las p
Dominic yacía enredado en una sábana de emociones cuando, de repente, la oscuridad le rodeó. Un vacío se apoderó de la habitación del hospital, sumiéndolo en un torbellino de emociones desconcertantes. De la nada, Dominic ha sentido como si alguien le hubiera jalado de la bata de hospital que llevaba puesta encima, y de repente, todo a su alrededor, se desvaneció, tornándose negro. Era un sueño, todo lo que se ha proyectado ante sus ojos había desaparecido de su vida para siempre. Con un sobresalto, Dominic ha despertado. La luz ardiente de un caluroso atardecer se ha filtrado por la ventana de su habitación. Dominic se incorporó en la cama, aturdido por la transición abrupta que hubo entre el sueño y la realidad. Él sintió como el sudor se paseaba por su frente, y el corazón le latía con mucha fuerza en su pecho, como si dentro de cualquier instante, este quisiera explotar como una bomba en su interior. Todo lo que Dominic ha vivido con Anastasia en el nacimiento de su hijo,
Anastasia ha sonreído otra vez con timidez, ella está agradecida por el cumplido mientras que sacaba de la alacena, un par de platos en los que servir la pizza tanto para ella como para Dominic. El aroma de la pizza recién horneada era tentador y este se apoderó de cada rincón de la sala. — Gracias. ¿Te gustaría algo de beber? — ofreció Anastasia, intentando disimular el nerviosismo que aún la dejaba intrigada por la visita inesperada. Dominic asintió, permaneció de pie todo ese tiempo, acompañando a Anastasia en la barra de la cocina mientras que ella servía la comida. Anastasia sirvió la pizza en los platos, los llevó hasta el comedor, luego regresó a la cocina, y sirvió un poco de jugo de naranja frío que sacó de la nevera en dos vasos, ella bebió un pequeño sorbo de jugo de uno de los vasos, y le entregó a Dominic el otro para que él lo recibiera. — Ven, acompáñame a cenar en el comedor — ofreció Anastasia a Dominic mientras que ella volvía a darle la vuelta a la barra de la
Dominic se mantuvo en silencio por un momento, intentando meditar acerca de lo que ha escuchado. Finalmente, ha tomado una decisión, que aunque va a llegar a cambiar su vida para siempre, él pensó que esa iba a ser su mejor decisión. Dominic no iba a dejar desamparado a su hijo, ni mucho menos, a la madre de su hijo, sin importarle si eran pareja o no. — Anastasia, escúchame, por favor, como ya te lo he dicho, no quiero que pases por esto sola. Yo estoy contigo, y te prometo que juntos vamos a resolver este problema. Como ya lo has de saber, soy dueño de un gran imperio de negociaciones al que le ha ido bastante bien, tengo una casa muy grande, puedes vivir allí con mi manada, no habrá problemas de nada porque bueno, pronto seré el alfa y las decisiones que yo tome nadie podrá revocarlas, por tanto, vente a vivir conmigo, si lo haces, créeme que a ti ni a mi hijo les hará falta nada. Te puedo ofrecer un trabajo en mi empresa para que no tengas que depender de mí si eso quieres, per
Él se ha levantado de la mesa, sintiéndose completamente agradecido por haber pasado tiempo de calidad con Anastasia en una mejor ocasión que la que ocurrió en el restaurante italiano hace dos noches. Antes de él querer partir de su casa, Dominic se quedó mirándola, no sabía por qué, ni cómo, pero él estaba sintiendo una extraña sensación en su cuerpo dándose cuenta de que estaba cerca de ella. Él no pudo evitar no querer mirar a Anastasia con ternura. — Gracias a ti también por haberme dado la oportunidad de haber pasado este tiempo de calidad contigo. De verdad, esto significa mucho para mí, las personas no siempre son tan amables, ni mucho menos educadas conmigo, así a como tú lo has sido esta noche. Anastasia sintió como sus mejillas se han ruborizado por haber escuchado ese comentario tan bueno de parte de un hombre como él. Ella apreciaba las palabras y las acciones de Dominic Sinclair. — No hay de que, gracias a ti, por preocuparte por mí. Por favor, cuídate en el camino,
Cuando entró a casa, Dominic ha cerrado la puerta tras de sí, sumergiéndose en la quietud y tranquilidad de su hogar, que en un momento de paz, Dominic ha pensado que vivía completamente solo allí, sin la compañía de nadie. Pero luego, escuchó risas provenir desde el segundo piso de la mansión, que era el lugar donde estaban las habitaciones, y entonces, sonrió con dulzura. Pero en su mente, seguía zumbando los recuerdos de ese día tan atareado para él; él no dejaba de olvidar que había estado metido en problemas con Sara, y que aquellos problemas, probablemente, iban a terminar siendo peores donde a ella le diera por contar todo lo que pasó a los demás miembros de la manada por puro despecho. Y para terminar de completar el asunto, Dominic había besado a Anastasia, y ha comenzado a darse cuenta de sentimientos encontrados hacia ella. Dominic caminó en silencio, acercándose a su habitación, y cuando él llegó, él se metió dentro, se dejó caer en la cama para cuando cerró la puerta
Después de que estuvieron juntos en la ducha, Dominic y Sara salieron de ducharse juntos, secaron sus cuerpos con la misma toalla que usaba Dominic, y pronto, se acercaron hasta su cama, sin preocuparse de que todavía estaban desnudos. Fue en ese momento, cuando Dominic tuvo el valor de preguntarle a Sara acerca de su estado en el que se había aparecido. — Sara, ahora sí, ¿Quieres explicarme qué es lo que te pasa? ¿Quieres decirme por qué tienes los ojos irritados? — preguntó Dominic, mientras esperó a que Sara, cogiera de uno de los cajones de la mesita de noche de Dominic, un paquete de cigarrillos y un encendedor, ella sacó un cigarro, se lo puso en la boca, y luego, lo encendió, dejando que el humo con el calor de la llama del fuego del encendedor, comenzara a elevarse por el aire, ocasionando que Dominic tosiera de inmediato por culpa de que el humo se ha metido dentro de sus narices. Sara parecía no querer decir nada, ella parecía no querer tener que responder a nada de lo