~ Leo ~Salí de mi casa de mal humor, Kyle siempre terminaba trayendo sus problemas a mi manada y eso realmente me molestaba. De hecho, estaba afuera haciendo un escándalo, mientras Max intentaba controlarlo, me pregunté que le pasaba."No estás en Brent, Kyle. Así que será mejor que te controles." Dije con autoridad, todos se quedaron quietos.Podía ver los ojos de su lobo, Max y Casper lo estaban agarrando para contenerlo, me di cuenta de que realmente quería meterse en mi casa para pelear."¿En serio quieres pelear?" Le pregunté, él continuó gruñendo como respuesta. Sonreí porque sabía que Black iba a disfrutar darle unos cuantos golpes."Suéltenlo." Les ordené a Max y a mi Beta, quienes me hicieron caso.Las personas que estaban cerca se quedaron mirándonos, comencé a desabotonarme la camisa porque no quería romperla, a pesar de que estaba furioso.Kyle se quedó dónde estaba, respirando agitado. Su lobo se había escondido porque sabía que no podía contra mí. Entonces, ¿por qué hiz
Estaba furioso con Kyle y esperaba que cumpliera su palabra, porque no quería volver a verlo.Regresé a la casa y fui rápidamente a la habitación de Amelia. Estaba tranquila, durmiendo bajo las sábanas, hasta me di cuenta de que seguía desnuda, debió haberse quedado dormida después de que se viniera.Quise dejarla dormir un rato, así que salí de su habitación y fui a la mía. Luego, entré al baño, quería darme una ducha fría para dejar de pensar en el problema con Kyle. Mientras sentía como el agua caía sobre mí, me pregunté por qué no había llevado a Amelia a mi habitación, aunque íbamos muy rápido, aun no estaba listo para algunas cosas. Con suerte, llegaríamos a ese punto algún día.Me terminé de duchar, me cambié de ropa y fui a la sala para trabajar en mi portátil, tenía que enviar un correo sobre el problema de Max y solicitar que se investigara la conducta del Alfa Alexei para que Max tuviera una revancha.Esperaba que mi amigo estuviera diciendo la verdad sobre el efecto de la p
~ Leo ~Hacía mucho tiempo que no me despertaba tan bien, no podía dejar de sonreír, estaba realmente feliz.Amelia seguía dormida y se veía muy tierna. Le acaricié el cabello suavemente, con cuidado para no despertarla, volví a ver el color de la raíz de su cabello, quería hablar con ella sobre eso, pero sería más tarde. Parecía que se había teñido el cabello de castaño y no me sorprendería, porque seguramente lo había hecho para verse normal. Me levanté de la cama con cuidado y me fui de su habitación sin hacer mucho ruido.Al salir, vi a Max en mi sofá, tomando café. Me miró y sonrió, pero fue con pesar, seguía procesando su nueva realidad, le tomaría algo de tiempo superarlo todo y empezar de cero."Buenos días, Alfa. Me alegra verte tan relajado por fin." Me dijo con sorna, le sonreí."¿Dormiste bien?" Le pregunté en cambio, él blanqueó los ojos."Entre mi corazón roto y los sonidos que salían de esa habitación, te puedes imaginar qué tan bien dormí." Se quejó, riéndose.Sabía que
No extrañaba a Tamia, ya la había superado, en especial al verla siendo tan feliz, solo me sentía mal por no haber cumplido mis promesas y haber sido débil ante Amanda. Por eso, esta vez estaba tratando de que mis emociones no me controlaran."No voy a apresurar las cosas con Amelia, me tomaré mi tiempo y me aseguraré de que esto sea lo mejor para ella y para mí, antes de dar ese paso. Estoy seguro de que lo entiende y puede esperar un poco." Max me miró, era evidente que estaba un poco triste, pero asintió."Bueno, después de todo no tengo derecho a darte consejos. Arruiné todo con mi esposa y mi vida sigue siendo una mierda. Mentiría si te dijera que no pienso constantemente en Avery y en lo afortunado que es Marcel, pero ella se merece lo mejor. Fui un idiota, Michelle decía mentiras, ponía a mis hombres en mi contra y le creí todo, cuando debí haber confiado en mi esposa; pasamos por tanto juntos, que debí haberle creído a ella, pero en lugar de eso, preferí creer todas las mentir
~ Tamia ~Nunca olvidaré la noche en la que mi maravillosa vida se convirtió en un completo desastre. No puedo sacar de mi mente el momento en que todo cambió.Mi esposo y yo fuimos a una fiesta a la que no quería asistir, pero Casper, un beta amigo de Leo, era el anfitrión y él estaba decidido a honrar su invitación a toda costa. Debí haberle suplicado un poco más que nos quedáramos en casa, pero quería ser una esposa comprensiva, así que decidí seguirlo y ese fue mi peor error.Leonardo Albert era mi esposo y el alfa de la Manada de la Montaña, lo que me hacía ser conocida como Tamia Albert, la Luna de la manada. Leonardo me eligió para ser su Luna cuando tenía diecinueve años. En realidad, empezamos a salir cuando yo tenía diecisiete y él veintiuno, aunque no llegamos a la intimidad física, ya que, aún no tenía la edad para eso, nos enamoramos de todos modos y juramos permanecer juntos.Muchas de las mujeres de la manada me odiaban porque él solo tenía ojos para mí y no es que yo
~ Leo ~Tamia era el amor de mi vida y no había nada que no haría por ella. La amaba con toda mi alma y cuando le prometí que siempre estaríamos juntos, lo dije muy en serio. Era perfecta para mí; hermosa tanto por dentro como por fuera y tenía la fuerza que una Luna debía de poseer. Amaba cada una de sus cualidades y sinceramente no podía dejarla ir.Estaba enamorado de ella desde que recuerdo, por eso cuando se presentó la oportunidad de cortejarla, la aproveché de inmediato y como resultado, habíamos estado casados durante cinco años. La amaba inmensamente. Mi amor por ella era tan fuerte que creía que sería fácil rechazar a mi compañera destinada si alguna vez la encontrase y ella prometió hacer lo mismo a cambio. Sin embargo, nunca imaginé que rompería esa promesa de una forma tan cobarde.Tamia no quería ir a la cena de Casper; debí haberla escuchado y decirle a mi amigo que no iríamos, pero ahí inició mi caída. El fresco aroma a menta y manzanas me tomó por sorpresa y me atra
~Tamia~ Por la mañana salí a correr y al regresar, la gente me miraba con curiosidad. No necesitaba tener más de 2 neuronas para saber que ya se había difundido la noticia de que el Alfa había encontrado a su compañera destinada. Leo no intentó ocultar la atracción entre Amanda y él. Internamente me preguntaba si los miembros de la manada estaban contentos de que su Alfa sería más fuerte ahora que había encontrado a su compañera destinada. También me cuestionaba a mí misma, si me apreciaban lo suficiente para que se preocuparan verdaderamente por mí y el dolor que sufriría, el cual hasta podría volverme loca. Honestamente, me preguntaba de qué lado estarían.Pasé corriendo junto a los miembros de la manada y regresé a mi casa. Leo estaba desayunando pero, no le había hablado y no planeaba hacerlo, porque no tenía nada que decir. Fui al dormitorio a ducharme y vestirme para comenzar el día, había una reunión a la que debíamos asistir juntos y por mucho que preferiría quedarme en cas
~Tamia~ No hablé con Leo durante todo el viaje y cada intento que hizo por hablar conmigo fue respondido por mi silencio. Cuando finalmente llegamos a casa, fui directo al dormitorio. Nuestra casa tenía cuatro habitaciones, queríamos que nuestros hijos tuvieran cada uno la suya propia, pero ya no sería así. Me pregunté cuál de esas habitaciones me pedirían que ocupara cuando Amanda se mudara; Las palabras de Linda seguían en mi mente y al igual que ella, sabía que mi cama estaría también vacía pronto."Tamia, por favor." Dijo Leo, siguiéndome a la habitación. "Por favor, Tamia." Suplicó y me giré para mirarlo."¿Por favor qué? Todos están hablando de esto, Leo, me humillaste en la fiesta, ¿qué si ella es tu compañera destinada? ¿Tenías que dejarme sola para ir al balcón y besarla? ¿Sabes siquiera lo que significa controlarte a ti mismo?" Le pregunté y bajó la cabeza."El sentimiento era abrumador." Me reí al escuchar su respuesta."Mejor ve a Bosque Blanco y termina lo que ya empezas