Disfrutó de un amanecer sentada en esta banca en un parque, como hace tiempo no lo hacía, el confinamiento no es bueno para mí, menos para Peter, la razón de mi vida, hace un año que me instale en esta pequeña ciudad lejos de las grandes urbes, solo Dios sabe cuán difícil me fue empezar desde cero sola sin un centavo en la bolsa y llena de miedo. Hasta que el medico me dijo que no estaba realmente sola y que tenía aproximadamente seis semanas de embarazo. Esa fue la mejor noticia que pude recibir.
Mientras tengo ese recuerdo veo venir un auto lujoso, corre por mi cuerpo un nerviosismo que me provoca una taquicardia. Agacho la cabeza, cubro mis ojos con unas gafas y mi cabello con una pañoleta. Luzco como una mujer demente que se ha escapado de prisión o que se ha robado a un niño, me siento como si hubiera hecho lo segundo. El auto pasa de largo, me levanto tomo mi bolsa y me marcho de la tranquilidad que me provoca ese lugar, sé que Peter necesita salir de vez en cuando del pequeño apartamento y que no debería asustarme por cualquier auto, pero prefiero ser prevenida, a él no le daré una vida de gritos y maltratos. Llego a la esquina y antes de cruzar la calle un hombre de traje me detiene, tiene unas gafas y un cable que sale de su oído. Me mira o eso creo, detrás de esas oscuras gafas.—El señor la está esperando —a unos metros se había estacionado el auto paso frente a mí, negro y con los cristales polarizados, lo había sospechado. Mi intuición no me fallaba. No quiero volver al mismo infierno, me doy la vuelta ignorando al “caballero” y detrás de mi hay otros dos hombres, ni siquiera se cuando me rodearon. A donde quiera que vea mi alrededor está vacío no hay una sola persona—¡Por favor señora Sanlúcar no provoque bullicios, el señor Sanlúcar solo desea verla y hablar con usted!Tan claro de él, jamás le gusto el escándalo ni nada que pudiera dañar su imagen, estoy temblando con las piernas como gelatinas y el corazón a nada de salir de mi pecho como las lágrimas que se acumulan en mis ojos. No puedo creer que aun siento algo por él, solo una cosa debería nacer en mi corazón; Odio.
Se que si me resisto será peor y podría lastimar a mi bebe. Lo saco de la carriola y lo aprieto contra mi rostro. Uno de ellos la recoge la dobla y sube a la cajuela mientras me van acercando al auto, la puerta se abre desde dentro y veo como un hombre se recorre para dejarme entrar. el interior es oscuro como mis recuerdos…Dieciséis meses atrásLos días eran un tormento, nunca sabía de qué humor iba a llegar Vicenzo o si le parecería bien mi forma de vestir o la comida que le preparaba cada día. Siempre me decía que su situación económica estaba empeorando, y yo comprendía que eso era lo que siempre lo ponía de muy mal humor. Pero por qué siempre se desquitaba conmigo si siempre me mostré comprensiva, jamás le exigía nada más que afecto y amor, pero eso para él era como si se tratara de un estupidez.
Esa noche me vestí lo mejor que pude, con lo poco que me daba para la despensa, los vestidos de buena marca me quedaban inalcanzables, pero una buena tela y un buen corte siempre podrían sacar del aprieto a cualquiera en mi situación; me esmeré y pensé que podía funcionar pero para el nada era suficiente si era algo que venía de mí.
—Eres una estúpida, Helen — tiene una sonrisa en su rostro, Vicenzo tiene esa mirada malvada de nuevo — ¿Como piensa que te llevare así a esta reunión tan importante?—mantengo mi sonrisa forzada aunque me aplasta sus palabras como a una mariposa que le cortan las alas, —¿Quieres que todos se burlen de mí. Quiere que todos murmuren de ti? ¿Dónde quedo la mujer de la que me enamore? ¡ah! ¿qué hiciste con ella? Te lo advertí esto era una oportunidad muy grande para mí, para que la empresa de mi padre se estabilice, necesito de esos socios y tú qué haces vestirte como una cualquiera. Me recogí el cabello y me maquillé con más naturalidad que la vez anterior. Apenas tenía seis meses de matrimonio y nunca veía un rostro amable o un tacto amoroso y habían sido ya los peores seis mees de mi vida pero cada mes era más violento y más intolerante. No sé porque dure tanto tiempo viviendo así. Soportando toda clase de insultos quizás un parte de mi creyó que volvería ese Vicenzo amoroso y tierno del que me enamore. Tal vez el amor me cegó—¿Qué, no te gusta? — me atreví a preguntar con una sonrisa mezclada con lágrimas y una nariz mocosa. Mi vestido tenía un escote más recatado y el largo era a la mitad de las pantorrillas, no marcaba mucho mi figura, era discreto y bastante elegante. Pero el parecía no estar satisfecho —Pareces una mujer amargada y descuidada, has perdió tu toque, tu femineidad,—me lo dijo rodándome como una sombra monstruosa que se comía mi energía y la seguridad en mí misma. —Ya no me provocas nada. Sabes que es mejor que me largue sin ti, diré que estas enferma, indispuesta o que saliste con tus amigas. Lo que sea.¿A quién le diría?, ¿Quién se preocupaba por mí? me preguntaba mientras apretaba mis labios para no llorar frente a él como una niña. Me estaba rompiendo el alma y no se daba cuanta, yo me había enamorado de él, de su encanto de su ternura de su comprensión. Cuando firme el acta la vida y su mirada me cambio para siempre, a seis meses estaba tan destruida; casualmente casi nadie acudió a nuestra boda, amigos de Vicenzo llenaron el salón, hombres importantes. Y yo era la más feliz en ese momento que no me detuve a pensar que ni siquiera invité a mis amigos, el único que me acompaño fue mi padre. A mi madre después de que se divorciara de mi padre cuando yo era muy pequeña deje de importarle así que solo a él lo tenía en este mundo.
Después de dejarme sola por más de cuatro horas volvió a casa, yo me di un baño y me metí a la cama sin más. El movimiento del colchón y el jaloneo de las sábanas me informo que había llagado. Yo no me moví ni un solo milímetro para que no supiera que seguía despierta y llorando.Mis esfuerzos eran inútiles, nada de lo que hacía era agradable para él, la comida siempre le encontraba un ‘pero', la casa la encontraba siempre sucia aunque todo estuviera en su lugar, y sobre los muebles sin que encontrar una sola pizca de polvo, cuando me prometió que me trataría como una reina termine siendo yo la sirvienta, y aún peor llena de maltratos e insultos.
Unas semanas después volvía de ver a mi padre, apenas puse un pie en casa me enfrentó como si fuera una cualquiera;—¿Dónde estabas?—con una voz seca inclinado sobre sus piernas entre las que en su mano colgaba una copa de licor agitando el hielo golpeando sus paredes, estaba casi vacío. Vicenzo estaba ebrio, y yo sentí más miedo que nunca, se levantó como una sombra oscura y su ropa tenía sangre, le pregunté que le sucedió pero mi pregunta se perdió en el espacio y debajo de los fuertes pasos que lo trajeron hacia mí.—Fui a ver a mi padre hace semanas que no lo veía y me llamo esta mañana me pregunto cómo estaba y me invito a comer —le conté la verdad pero temía que no me creyera.—¡Debes estar aquí cuando yo llegue!—Solo me tome un tiempo para mí, deje preparada la comida así que no estoy desatendiéndote—¿Y crees que me voy a servir solo? —aprete los ojos y escuche el estallido de los cristales contra el piso —Para eso estas tú, —se puso a olfatearme como un perro rabiosos —¿estuviste con un hombre? —Si, te he dicho que estuve con mi padre —¿Dime te hago falta? — creí que iba a golpearme pero me tomo por sorpresa al darme un beso en la boca como antes, no pude resistirme el amor que sentía por ese Vicenzo aún seguía en mi interior, —Hace cuanto no te atiendo, se desato la corbata y la camisa. Conocía su cuerpo y los tatuajes —Hace un par de meses, tal vez tres —le respondo sonrojada, me hizo acostumbrarme a él y me dejo de pronto sin su afectos. Rasgo mi ropa, agradecida estaba por que esa blusa de cuello de tortuga que escogí esa mañana la detestaba. Lo vi con una mirada lujuriosa sobre mí, deseaba no corresponderleMe llevo a la sala y me hizo suya de una manera tan única, como la primera vez, no sé qué le había pasado pero el hombre que me amaba había vuelto. No dormimos en casi toda la noche, recorriéndonos con ansias. Besándonos con hambre. Compenetrándonos en cuerpo y alma. Yo me di cuenta que una parte de mi aún lo amaba.
A la mañana siguiente él no estaba en la cama, mi cabello estaba todo revuelto y mi cuerpo estaba un poco adolorido, no sé cuántas veces hicimos el amor pero me alegraba, eso era una señal de que las cosas iba a cambiar. Me arreglé como a él le gustaba con colores pasteles y ropa que no había estrenado, me puse un conjunto una blusa de tirantes que mostraba un poco mis pechos. Y buena parte de mi espalda, por el escote en V, y una falda a tablas ha media pierna, era joven y muy bonita, me recogí el cabello en una coleta y bajé a preparar el desayuno. Picaba unas verduras cuando lo sentí llegar a la puerta, se detuvo bajo el dintel y sentí su mirada lujuriosa sobre mí —¿Porque te pusiste eso? — me rodeo por la cintura —¿Quieres provocarme?—Dime, lo conseguí—dije con voz sensual, busqué con mi mano su cabeza —Sabes que no me gusta esa ropa, —le dio un tirón a la blusa rasgándola de la espalda. —¡Quítatelo!—¿Que te pasa? Vicenzo, ¡no! ¡Detente... Por favor! —continuo con la falda y dejándome en ropa interior jalo los trozos de tela —Este conjunto me costó carísimo … Vicenzo no por favor me encanta. —Y los tiro al fuego.
Me empujo al final al piso, lo vi hacia arriba como si fuera un gigante que deseaba aplastarme y lo conseguiría. No me sentí nada bien ese día, el corazón se hizo añicos, y aun en ese momento me pregunté cómo era posible que lo amara y seguía deseando que él se comportara diferente. Que fuera el hombre cariño y delicado de anoche. Me talle la cara para que mis lagrimas no me evidenciaran.
—No vas a salir así, detesto que te comportes como una cualquiera, ve y vístete como alguien decente. —me recorrido con la mirada, se lo que paso por su mente, deseaba poseerme hacerme el amor como anoche, de nuevo, pero algo dentro de el con mucha más fuerza se lo impidió. Todas mis esperanzas se desvanecieron era el mismo monstruo de siempre. Empecé a creer que necesitábamos ayuda así que contacté con unos especialistas. Su carácter era claro indicio de un problema de salud y fuerte descontrol de sus sentimiento. Yo estaba en la mejor disposición de que esto se cambiara. Y que todo fuera bien, estábamos casados por un propósito; formar una familia ¿pero cómo podríamos con el humor tan inestable de Vicenzo?Prepare la comida, sabía que ese día estaría pronto en casa porque su jefe tendría un coctel al que no tendría que ir y al que me aseguro que no desea asistir así que imagine que llegara para pasar la tarde juntos. Él tenía fuertes problemas de carácter así que como su esposa debía ayudarlo. Esperándolo me quedé dormida cuando desperté era oscuro casi las doce y el juego de llaves sonaba con fuerza en la puerta. No podía abrir, fui quite los cerrojos y abrí la puerta, arrastraba su saco y la camisa llena de besos y mojada de licor. No sé si me rompí por que aun sentía algo por el o solo porque me pateo el orgullo. —¿Qué? —me pregunto con brutalidad cuando vio mi rostro de enfado. —tengo el derecho de divertirme … Pero ya estaba rayando en el límite, no estaba lista para soportar más, a menos que el me asegurara que intentaría cambiar, el amor que tenia se había acabo. —Creo que debemos hablar esto no está funcionando —se detuvo en el tercer escalón antes de seguir su camino a la h
Camino por toda la casa, me ha dejado sola y he podido recorrerla sin ninguna dificultad, he encontrado a unas mucamas pero nadie se ha atrevido a detenerme, nadie me preguntaba quién era o que hacía ahí, llego al segundo piso y escucho en una habitación que tiene la puerta abierta a mi bebe llorando, está dentro de una tina, es claro tiene miedo una extraña lo está bañando.—¿Qué le estás haciendo? —me acerco y le quito las manos de encima, lo saco de la tina y lo protejo con mi cuerpo tomo una toalla y lo cubro. —juro que si lo lastimaste me las pagaras. Ya está mi amor aquí esta mami... —de inmediato se calma al escuchar mi voz. Juro que esta mujer no me da nada de buena espina. —Señora soy una profesional no me atrevería…—Si, yo no sé quién rayos eres tú. —busco su ropa pero no la veo en ningún lado —¿Dónde está su ropa?—El señor Sanlúcar ha ordenado que la botemos a la basura. —me hace enfurecer con esa sonrisa de prepotencia, me mira por encima de los hombros ¡Dios esa ropa m
¿Dónde está?Me levanté, su mirada sobre mi proyectaba fuego, quise huir, solo fue solo un momento, En seguida su rostro se llenó de asombro yo sería clara y marcar un límite, él se puso de pie y me tomo la mano de nuevo, pero no lo sentí violento, al contrario fue compasivo.—¡Nunca imagine que aceptaras tan fácil! ¡cielos deseo no sentir esto que siento! Me estremezco con su toque como la primera veces que me hizo el amor, me pide cargar a Peter y no tengo más remedio que aceptar que lo haga, lo coloco en sus brazos con cuidado para no despertarlo. Me estiro ya estaba cansada de cargarlo, le sonrió por que se ha dado cuenta. No puedo dejar de notar que es más sereno y no tan impulsivo y arrebatado. No me ha levantado la voz ni me insultado o mirado de alguna forma desagradable. —A esto me refiero con que no quiero malos términos. No seas tan arrebatada, entiende que yo también tengo derechos, sabes que tengo el poder de quitarte la custodia completamente así que hazme el favor
No sé a donde tengo que ir, pero no dejare que él se quede con mi hijo, no dejare que el me lo arrebate, si tengo que ir a la policía lo hare, si tengo que enfrentarme al maldito hombre más poderoso de Chicago, lo hare.Corro fuera de la mansión, me tropiezo bajando los escalones de la entrada y un hombre se acerca a mí. Siento sus manos cálidas y volteo enseguida a mirarlo, nuestros rostros quedan tan cerca pero me siento perdida no puedo distinguir de quien se trata, solo veo una mirada trasparente y divertidos.Algo en el me parece familiar.—¡Wow!, ¿Estas estas bien?—es el mismo hombre que ayer se ofreció ayudarme, afuera del comedor —Soy Achille el chofer de la familia. No soy una mujer grosera pero no estoy en un momento para hacer presentaciones, ni hacer nuevos amigos aunque en estar lugar seria de aliciente, me ayudo a levantarme y camino hacia la salida de la mansión, hay una reja a unos metros, está cerrada. Espero no estar prisionera en este lugar. Archie me alcanza e in
La puerta se abre tempestiva, el agitado viento que entra se lleva mi libido en segundos. Me abrocho la blusa y corro a tomar a Peter, ¿que estoy haciendo? me siento una demente, una cualquiera, como puedo caer tan fácil en los brazos de un monstruo como Vicenzo. El hombre que entro sigue sujetando el pomo de la puerta y nos observa con suficiente imaginación. Puedo sentir mis mejillas llenas de fuego, tanto como el resto de mí que arden por estar en los brazos de Vicenzo. Maldigo que hayan interrumpido. Porque no fui yo quien lo detuvo demostrándole que ya no me importa, por supuesto. —Lo lamento, no sabía que estaba en la oficina Vicenzo, creí que estaba en una junta…—es una voz gruesa, me siento avergonzada, Por su tono burló, imagino lo que debe estar pensando. “soy una conquista más”—¡Aun así debes tocar la maldita puerta¡—resoplo con bastante enfado.Yo me mantengo más tranquila y tomo las cosas con mejor humor, fue perfecto que alguien interrumpiera lo que estaba por suceder
Vicenzo sale de inmediato con una gafas de sol y lleva puesta su chaqueta. —Acabo de hablar con el medico conseguí adelantar la cita, vamos. Asiento, entre a buscar si acaso traía la pañalera, al menos es responsable, y también recojo una cobija que estaba en la alfombra donde jugaba. Subimos a su coche, Archie se despide y vuelve a casa solo, Vicenzo le asegura que me llevara él. Fue mi impresión o a Archie no le agrado dejarme, le agradezco todas sus atenciones y el solo sonríe y se despide con la mano en el aire. Todo el camino el solo mira por la ventanilla, siento que no desea estar aquí conmigo y que está arrepentido de lo que sucedió en la oficina, seguro se siente culpable por que ha traicionad a Cristal, será que la ama de verdad, acaso la ama a ella y a mí ya no. Peter toce, Vicenzo gira para ver qué le pasa, me mira o eso creo a través de esas gafas, me es difícil notar sus iris, se da cuenta que al niño no le sucede nada grave y voltea nuevamente a la ventilla, mis l
—Miren quien volvió, la lunática de Helen, —Cristal bebía una copa, los hielos se agitaban vigorosos en las paredes del vidrio grueso. Ella sonreía con la cabeza inclinada a un lado y para mí era mejor evitarla y seguir adelante. Se paró de en medio del sofá en que se encontraba sentada y se puso justo delante de la escalera. Estaba un poco ebria, tenía intenciones de lastimar a mi hijo.—Déjeme en paz, yo no fui quien decidió venir aquí, si me hubieran preguntado mil veces hubiera dicho que no. Sus ojos tristes se mantienen sobre mi, una sonrisa curva tus labios Y veo sus ojos aguados. —Eso me alegra saber, me agrada escucharte con los pies en la tierra consciente de que junto a Vicenzo tu no tienes nada que hacer. —me menosprecio con su mirada.—De verdad que no tengo nada en tu contra ni intento arrebatarte el amor o el lugar que tienes en estas casa, he vivido los últimos meses lejos de esto, si quieres reclamarle algo es a él, pero si te metes con mi hijo entonces me vas a cono
Notaba como buscaba que Aurora le acercara al niño para pasar tiempo con él. Lo observe un par de veces en el jardín jugando con Peter, note la conexión entre ambos, la tranquilidad de mi hijo al estar cerca de Vicenzo, era lógico era su padre. Le sonreía como si lo conociera desde el primer día.Era tan perfecto, su rostro era angelical y a la vez el de un demonio, su barbilla siempre marcaba una dureza y sus mirada una frialdad, no recordaba que así fuera durante nuestro matrimonio, siempre su mirada fue relajada, como si la vida fuera un juego. Solo su actitud era esa que me dañaba.**Una semana había trascurrido, pero los acuerdos no ni una sentencia de divorcio. Me pregunté muchas veces si era correcto que yo buscará asesoría, pero quería confiar en Vicenzo.—¿Cómo se ha sentido en la casa señora Sanlúcar?—Archi se acercó a nosotros en el jardín, mientras jugaba con Peter. Debajo de un árbol de frondosas ramas, me encojo de hombros y no le respondo, no quiero ser grosera pero es