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Quiero el divorcio

Camino por toda la casa, me ha dejado sola y he podido recorrerla sin ninguna dificultad, he encontrado a unas mucamas pero nadie se ha atrevido a detenerme, nadie me preguntaba quién era o que hacía ahí, llego al segundo piso y escucho en una habitación que tiene la puerta abierta a mi bebe llorando, está dentro de una tina, es claro tiene miedo una extraña lo está bañando.

—¿Qué le estás haciendo? —me acerco y le quito las manos de encima, lo saco de la tina y lo protejo con mi cuerpo tomo una toalla y lo cubro. —juro que si lo lastimaste me las pagaras. Ya está mi amor aquí esta mami... —de inmediato se calma al escuchar mi voz. Juro que esta mujer no me da nada de buena espina. 

—Señora soy una profesional no me atrevería…

—Si, yo no sé quién rayos eres tú. —busco su ropa pero no la veo en ningún lado —¿Dónde está su ropa?

—El señor Sanlúcar ha ordenado que la botemos a la basura. —me hace enfurecer con esa sonrisa de prepotencia, me mira por encima de los hombros ¡Dios esa ropa me costó mucho trabajo comprársela! No tengo el mejor empleo pero es decente. No es justo que ahora este hombre solo quiera denigrarme con sus coches lujosos y su casa del tamaño de una manzana. 

No soy quién para ordenarle que la traiga, así que iré yo misma por ella y me llevare a mi hijo de aquí. Bajo la escalera… ¿la basura?, no sé ni siquiera en esta lujosa casa donde está la basura.

La puerta se abre, entra una mujer muy refinada con un conjunto muy elegante, demasiado bonita para ser solo un asistente o una amiga, y que además tenga las llaves de la casa del “señor Sanlúcar” ¿Cuándo habrá conocido a esta mujercita?

Azota la puerta y me mira por arriba del hombro. No soy de clase baja así que no me va intimidar, sé que su bolso es de imitación piel y que sus zapatos eso si son de diseñador. Da una vuelta alrededor de mí y observa a Peter, lo mira como si fuera una amenaza como si deseara acabar con él, desaparecerlo. Seguramente es una amante de Vicenzo, si la tiene a ella para que me quiere aquí. 

—¡Aurora!, ¿Dónde está Vicenzo?—lo llama por su nombre. Qué curioso, la mujer que había estado bañando a Peter le responde como si le respondiera a su patrona. 

—Está en el comedor señorita Cristal, tomando un tentempié, por cierto señora Sanlúcar ¿Desea algo de comer? — la Cristal se rompe al escuchar mi apellido, tuerce los ojos al techo y me da la espalda sé que va a buscar a mi marido.

¡Ah pero que me interesa a mí!, él que hago lo que quiera con su vida y a mí que me dejen en paz, si tiene una nueva amante que le haga un hijo. porque quiere al mío. Es un cretino posesivo.

—Señora Sanlúcar —me insiste Aurora.

—¿Que? ¡Ah! no, no deseo nada del señor Vicenzo. —respondo, tendré que ceder un poco.

Me siento inquieta, Peter se está quedando dormido en mis brazos, termino de dale ese baño yo y vestirlo con la ropa que ha dispuesto el señor Sanlúcar. Hago que se duerma y cargo con él por toda la casa. La habitación que dispusieron para él es hermosa, pintada de azul cielo, con osos dibujados en la pared, nubes y arcoíris. Osos de peluche gigantes y juguetes, nada diferente a lo que tenía en casa. 

Solo es un tanto más grande y todo aquí es quizás más caro de lo que yo le compre. Mi habitación, está a un lado es decir la que dispuso el señor Sanlúcar para mí. los pasillos son alfombrados y las paredes blancas, la mansión es muy opulenta. Los jarrones parecen finos de exportación. Piezas únicas. 

No sé en dónde estoy, pero bueno se a quién puedo llamarle y vendrá en seguida tan solo escuche mi voz. Solo encuentro en toda la casa un teléfono, me sé el numero de la oficina de memoria. 

Le llamo a mi padre quien me coje la llamada de inmediato aunque es un numero desconocido, el timbre suena unas cuantas veces suplico que conteste; 

—Si diga, Vicenzo —me congelo cuando escucho que le habla con confianza, ha reconocido el numero—, ¿Qué sucede? ¿La encontraste? Ella está bien. 

—Papá, ¿tú le dijiste donde estaba?—no podía creerlo después de que el fuera quien me ayudo a salir de aquí, era al único que llamaba periódicamente y le informaba sobre cómo se encontraban las cosas. Él entendió porque me fui huyendo y me dijo que era lo mejor ahora él es quien me ha traído aquí. 

—Hija, no tuve opción, créeme que esto es lo mejor para ti… —me dice, pero que puede ser mejor para mi si están por quitarme a mi hijo.

—No puede ser que me hicieras esto confié en ti, me van a quitar a mi hijo y será por tu culpa. —le cuelgo. No puedo creerlo, me siento traicionada. Pero por qué debo obedecerlo porque tengo que quedarme aquí.  

Voy a buscar a Vicenzo para aclarar todo esto de una vez, para establecer condiciones. Establecer los términos de divorcio y otorgarle permisos para ver al niño pero no darle la custodia compartida. Pregunto a una sirvienta donde esta Vicenzo, todos me ignoran como si mi presencia fuera algo normal nadie me mira como una extraña.

Antes de tocar la puerta escucho a él hablando con la mujer esa, la tal Cristal. Creo que están teniendo una discusión, el comedor es redondo y muy pequeño, quien más vivirá en esta casa. 

—¿Dime cuando vas a divorciarte?—ósea que desea divorciarse de mí, será por eso que me trajo aquí. Solo debe pedirlo y se lo daré. Porque le da tantas vueltas. 

—Dame un poco de tiempo, solo quiero ganarme su confianza, ese niño es un Sanlúcar debo asegurarme que no le falte nada, y a ella… deseo terminar en buenos términos no quiero una pelea o discusión, no quiero un escándalo en la familia. 

—Vicen, cariño, yo no deseo criar un hijo ajeno—le habla con melosidad—, yo te daré al heredero que quieres ya no tienes por quien disputar la herencia. Nadie tiene porque saber de esto. A quien le va importar el hijo de una mujer cualquiera, deberías dejarla donde estaba darle una mensualidad que es seguro lo que más desea. 

Pero quien se cree que soy, cree que me embarace para atrapar un heredero multimillonario, como si yo hubiera sabido que tenía tanto dinero, la casa donde me llevo no era ni la cuarta parte de esta y su trabajo era el de cualquier Godínez... mi matrimonio era una mentira. Me interesa saber qué opina Vicenzo 

—Esto va más allá de la ambición y mi derecho a la herencia de mi padre. Entiende es mi responsabilidad. ¡Es mi sangre!

Como se enteró de que tenía un hijo, sería que mi padre se lo dijo. 

—Yo no quiero a ese niño en esta casa, no quiero que se sienta superior a nuestros hijos solo porque es tu primogénito, ya te lo dije, o ese niño o yo. 

Como si valieras el precio de los diamantes, cretina desgraciadas. Cielos que coraje esa Cristalito sacaba lo peor de mí, la odiaba solo por creerse lo que no era, si se lo proponía era capaz de desbaratar sus planes y dejarla sin Vicenzo y sin herencia, solo había que verle la mirada era una arpía, una mujer sin escrúpulos desgraciada. 

No soportaría maltratos hacía su hijo por parte de Vicenzo mil veces menos de una cualquiera buscona. Era una ambiciosa que solo estaba con Vicenzo por su dinero. 

—Solo dame tiempo, tienes que entender que no puedo dejarlo desamparado debe tener mi apellido. De hecho ya me encariñé con él. es solo un niño no te desplazara tranquilízate. —Termina diciéndole con dulzura, me retuerce las tripas por que a mi jamás me trato así. 

—Te amo…

—Y yo a ti. 

No lo soporto. Siento que me arde la sangre, como puede estar con una mujer así. Son tal para cual.

—¡Vicenzo tenemos que hablar! —¡Ups! interrumpí a los enamorados. Ella de inmediato se puso de pie. 

Tengo en mis brazos a Peter no he querido soltarlo porque si de pronto se me pierde en esta inmensa casa que voy hacer, veo como Cristal detesta mi presencia al igual que, siendo franca yo detesto la suya. 

Es hermosa no puedo negarlo. Rubia y de buen perfil. Alta y delgada, yo he perdido un poco de mi cuidado personal, no visto con elegancia y mi cuerpo ya no es el mismo después de tener a Peter… pero nada que no se pueda arreglar con un poco de ejercicio. Mi belleza esa no la pierdo. La naturaleza fue buena conmigo. 

—Me alegra que estes en disposición de hablar, vamos siéntate, Cristal puedes dejarnos solos por favor solo un momento.

—Creo que nuestra conversación será muy larga esposo, es mejor que ella se valla a su casa. —le digo como si fuera yo la dueña de esta casa, quizás tengas derechos por ser la esposa de este tipo. 

—Te espero en la habitación cariño —ella sonríe y yo sonrió, olvide que tiene llaves de esta casa, me rasco la nuca bastante molesta, pero a mí que más me da, debería estar alegre de que sea esta su nueva mujer así me va dejar por ella y yo volveré a la tranquilidad de mi vida.

 Cuando ella se va me siento con una expresión retadora y molesta. Peter balbucea, el movimiento lo despertó un poco. Lo arrullo y vuelvo a mirar a Vicenzo con reto. 

 —¿Qué quieres porque nos trajiste aquí?— me siento un poco cansada de los brazos. —Por que hasta ahora

—Porque eres mi esposa y porque debes estar cerca de tu marido. No me dijiste que estabas embrazada. 

—¿Y entonces quien es ella. porque estaban tan a nada de besarte? —Vicenzo se quedao callado, he comenzado a hacerle una escena, tengo los reclamos en la punta de la lengua así que respiro y reformulo la conversación —Mira no me respondas no me interesa saber qué haces con tu vida ni lo que pretendes con esa mujer solo quiero entender ¿Porqué esto aquí y que va pasar conmigo?

—Quiero el divorcio—dijo con frescura, como el valde de agua que me cae a mi —, en buenos términos sin peleas innecesarias, quiero compartir la custodia de Peter y quiero que aceptes que te ayude, que te de una casa y una manutención mensual para que él no tenga que sufrir las carencias en que lo tenías. — debería aceptar y no prolongar esto pero es que no quiero nada de él. ¿Y qué carencias?, no las tenía, mi padre me mandaba dinero para él cada mes, dinero que realmente nunca gaste más que en los momentos difíciles, si vivía en una casa modesta es porque jamás me gusto lo ostentoso, y por mantener un bajo perfil. 

—Te daré el divorcio, no te cederé ni la quinta parte de custodia de mi hijo, no aceptare tus limosna, la empresa de mi padre es tan grande que podría comprar la tuya. Que imagino y estoy descubriendo de pronto, que tienes una. Así que como vez ni yo ni mi hijo te necesitamos. Puedes formar una familia tranquilamente con Cristal, tener hijos y nosotros desaparecer de tu vida, tienes el suficiente dinero entonces desaparece nuestra acta de matrimonio. Así nadie en el futuro podrá manchar tu apellido.

Él suspira y agacha la cabeza, endurece su rostro, y aprieta los puños. sé que está molesto y es cuando empiezo a sentir miedo. 

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