Esa pregunta me tomó desprevenida, ¿me gustaba alguien? Realmente no, bueno quizá... ¡No! No me gusta nadie. -P-p-ues... absolutamente no-respondí más rápido de lo que me hubiera gustado. No sé porque me hallaba tan nerviosa, era una simple pregunta. Ví como sus hombros decayeron un poco, pero se recuperó al instante-Vale. -¿A ti te g-gusta alguien?-pregunté tartamudeando. Lo había tomado desprevenido, al igual que él había hecho conmigo. Se limitó a observarme fijamente, no pronunció palabra durante unos largos e incómodos minutos. Abrió la boca ligeramente y volvió a cerrarla. Realizó esa acción un par de veces más hasta que decidió hablar. -Uhm, no-murmuró mirando hacia otro lado del campus, evitando completamente mi mirada curiosa.De nuevo regresó el silenció incómodo, ninguno de los dos tenía intenciones de hablar así que nos quedamos allí sin pronunciar palabra, hasta que oímos la campana que indicaba que era la hora del descanso. Liam se fue hacia un lugar desconocido po
¿Cómo es posible que una simple pregunta pudiera hacerme sentir tan... vulnerable? No sé cómo describir en palabras lo que sentí, fue como si me hubieran revelado algo importante, como si me hubieran dado la respuesta de un examen extremadamente difícil, como si hubiera resuelto todos los misterios de la vida. "La respuesta se encuentra ante tus ojos" escucho que dijo mi subconsciente. La pregunta es... ¿qué es ese algo?, no lo entiendo. Estoy confundido, mis sentimientos también lo están. Mi corazón se encuentra latiendo demasiado fuerte, y aún no entiendo la razón. Su sonrisa vino de golpe a mis pensamientos, sonrío inconscientemente. Cuando me doy cuenta de ésto sacudo mi cabeza para intentar dejar de ver su hermosa sonrisa en ellos, pero no puedo hacerlo. Continúa allí. Taladrando mis pensamientos. Debo hacer algo, debo dejar de pensar en ella, en Allison. Iba a marcharme, pero mi estómago rugió, recordando que no había desayunado algo antes de salir de casa. Así que me dirij
Alessia Kent estaba embarazada.Se dirigió a casa feliz con el resultado en sus manos, mientras pensaba en cómo decírselo a su marido, Paul Brown, pensó en su reacción con cierto nerviosismo, pero era una sorpresa. Su marido había estado fuera por negocios durante dos meses y por fin volvía a casa al día siguiente.Sin embargo, nada más entrar en su casa, Alessia se fijó en un par de zapatos de mujer que no le pertenecían. Y unas bragas de encaje tiradas en las escaleras.Frunció el ceño, desconcertada y asustada por lo que podría encontrar…Fue entonces cuando oyó la voz de su hermana y una voz masculina procedente de la habitación.Alessia se mordió el labio, nerviosa.Comenzó a caminar hacia la habitación y al acercarse podía oír los gemidos y susurros que ambos soltaban con jadeos.—¿Qué vamos a hacer cuando vuelva más tarde? —, susurró Haley entre gemidos.Alessia se tapó la boca para no hacer ruido, las lágrimas caían libremente y los espasmos del llanto sacuden su cuerpo.—¿Cre
— ¡Su pulso es débil! ¡Llévenla a urgencias rápido, pero ya!Voces de gente desesperada es todo lo que Alessia consigue oír, pitidos de extrañas máquinas y siente cómo su cuerpo se agita de un lado a otro.Dolor, sufrimiento, decepción, estas son las emociones que acompañan a su corazón. Ya no llora, ya no se retuerce, sólo está ahí, existiendo. Con los ojos entreabiertos y la respiración entrecortada. Ahora sólo puede pensar en una cosa: su bebé.Después de haber pasado mucho tiempo sola en una habitación extraña, donde le habían inyectado anestesia, se despierta y abre mucho los ojos y empieza a mirar con desconfianza alrededor de la habitación, pero entonces un hombre alto, vestido con una bata blanca, de tez pálida y ojos verdosos entra en la habitación con unos papeles en las manos, echándoles un vistazo y tachando algunas cosas con un bolígrafo.El hombre la mira y le dedica una leve sonrisa que hace que su ansioso corazón se calme un poco.—Señorita, Alessia. Es un placer, soy
SIETE AÑOS DESPUÉS...Un vuelo internacional procedente de Europa, específicamente de Paris, aterrizó en la Ciudad de Florida.Alessia arrastró su equipaje tras de sí y pasó por el control de seguridad.Hace siete años, se llamaba Alessia Brown. Pero después de sobrevivir a aquella terrible experiencia y a las amenazas de Haley, decidió llamarse simplemente Alessia Kent.Su pelo rubio caía descuidadamente sobre sus hombros. Llevaba un precioso vestido de flores que le llegaba unos centímetros por encima de las rodillas, con una chaqueta vaquera y zapatillas blancas. Su aspecto era cálido y agradable.La seguían dos niños, un chico y una chica, que llevaban las mismas chaquetas y arrastraban las mismas maletas, pero más pequeñas. Eran sus hijos. A juzgar por las apariencias, no parecían mayores de seis años.—¡Alessia!Annie Wick, que les había estado esperando en la entrada del aeropuerto, se apresuró a saludarla alegremente. Annie era una cirujana plástica muy famosa en la Ciudad de
El piso que Annie encontró para Alessia y los niños pertenecía a un pariente y estaba vacío todo el año. No estaba lejos del centro de la ciudad y era muy espacioso, con tres dormitorios, dos cuartos de baño, salón y cocina.Alessia y sus dos hijos entraron en el apartamento y pasaron medio día limpiando y ordenando.—Alex, cuida de tu hermanita. Voy a salir a hacer unas compras, ahora vuelvo.—De acuerdo, mamá— Alessia les dio a cada uno un dulce beso en la mejilla y salió del apartamento.Después de que la puerta se cerrara tras ella, los dos niños se apresuraron a encender el portátil, mientras en la pantalla se reproducía la entrevista de Paul para un canal de internet.—Alex, ¿es papá? — Amelia abrazó dulcemente a su osito contra el pecho y sonrió —. Tienes razón, de los tres, me parezco mucho más a él.Alex levantó la vista y miró al hombre de la pantalla.—¿Recuerdas lo que te enseñé?—¡Sí, actuaré lo mejor que pueda! — Amelia asintió emocionada.(...)Después de salir del barr
El ambiente en la empresa The Brown’s Company era frío y tenso, como todos los días. Era una costumbre. Cuando el reloj marcó las ocho de la mañana, un coche de lujo se detuvo frente a la entrada, un hombre que parecía ser mayordomo bajó corriendo del asiento del copiloto y abrió la puerta trasera.Con expresión fría, Paul salió del coche para dirigirse a la entrada de la empresa. Su rostro era apático y arrogante, y su aura era tan dominante que todos los que le rodeaban apenas podían mirarle a los ojos.El hombre miró al frente y empezó a subir los escalones. —¡Papá! Una voz tierna e infantil rompió el silencio sepulcral que se había formado en el ambiente, y todos levantaron inmediatamente la vista para mirar en su dirección. Una niña que parecía haber aparecido de la nada subía torpemente las escaleras. Llevaba un bonito vestido morado y una muñeca abrazada a su cuerpo. Aunque no se le veía la cara, irradiaba un aire noble y dulce. Terminó de subir las escaleras y se agarró a l
—¿Cómo qué no sabes?—Paul le preguntó a Amelia con disimulada desesperación, pero Amelia pudo notar su rostro emocionado. —No lo sé, papi... —Pequeña, es muy malo mentir. —No estoy mintiendo, ¡no sé dónde está! Amelia comenzaba a entrar en pánico, sus manos temblaban de terror. Su mayor anhelo es que su padre la ame, pero su mirada es tan fría y distante... es imposible saber con exactitud lo que está pensando. Paul soltó un largo suspiro y se arrodilló de inmediato frente a Amelia, le tomó de las manos con los ojos llenos de lágrimas y el corazón cargado de esperanza. Si Alessia estaba cerca, no la dejaría ir otra vez. Además, nunca es tarde para las segundas oportunidades, ¿verdad? —Amelia... por favor—comenzó suplicante—. Dime dónde está ella. —¿Qué te diga dónde está quién? La voz maliciosa de Haley resuena con fuerza en la oficina, el sonido de sus tacones es intimidamente para Amelia, quien se esconde detrás de Paul y sostiene con fuerza una de sus piernas. —Haley... ¿