SIETE AÑOS DESPUÉS...
Un vuelo internacional procedente de Europa, específicamente de Paris, aterrizó en la Ciudad de Florida.
Alessia arrastró su equipaje tras de sí y pasó por el control de seguridad.
Hace siete años, se llamaba Alessia Brown. Pero después de sobrevivir a aquella terrible experiencia y a las amenazas de Haley, decidió llamarse simplemente Alessia Kent.
Su pelo rubio caía descuidadamente sobre sus hombros. Llevaba un precioso vestido de flores que le llegaba unos centímetros por encima de las rodillas, con una chaqueta vaquera y zapatillas blancas. Su aspecto era cálido y agradable.
La seguían dos niños, un chico y una chica, que llevaban las mismas chaquetas y arrastraban las mismas maletas, pero más pequeñas. Eran sus hijos. A juzgar por las apariencias, no parecían mayores de seis años.
—¡Alessia!
Annie Wick, que les había estado esperando en la entrada del aeropuerto, se apresuró a saludarla alegremente. Annie era una cirujana plástica muy famosa en la Ciudad de Florida. Cinco años atrás, cuando estudiaba en Paris, tuvo la oportunidad de participar en la operación de Alessia. Ante las amenazas de su hermana, lo único que quería Alessia era hacer desaparecer su antigua personalidad y convertirse en una nueva, para no correr riesgos.
Así que poco a poco se hicieron amigas, y son muy unidas.
Cuando Alessia regresó a Florida, Annie corrió hacia ella y la abrazó con entusiasmo y Alessia le correspondió con una sonrisa.
—¡La casa está lista, vamos para allá ahora mismo!
—Gracias, Annie— agradeció Alessia con una gran sonrisa y se giró para presentar a sus dos hijos detrás de ella.
—Alex, Amelia, esta es su tía Annie.
—¡Hola, tía! — saludó emocionada Amelia, que era la más alegre de las dos. La niña le sopló un beso con dulzura.
Alex, por su parte, se limitó a mirarla con una mueca de cansancio y le habló.
—Mmm, hola. Soy Alex y tu voz es irritante.
Annie hizo una breve pausa para mirarle boquiabierta, sorprendida por su apático saludo.
— ¡Alex! —exclamó Alessia con los brazos cruzados, mirándolo con reproche.
El chico frunció los labios y se encogió de hombros, dio un paso adelante y le arrebató el equipaje de las manos. Sin más preámbulos, arrastró tras de sí dos maletas, una grande y otra mucho más pequeña, y avanzó.
—Las mujeres que hacen tanto trabajo es porque no hay hombres que las ayuden.
— ¡Ese chico!
Alessia no tuvo más remedio que intentar aligerar el ambiente. A veces la actitud despectiva de Alex podía causar incomodidad. Lamentablemente, lo había heredado de su padre.
—Es torpe con las palabras, pero es un buen chico. En el fondo es amable y gentil.
—Muy en el fondo — dice Annie incrédula y luego se ríe haciendo un gesto indiferente con las manos—. No importa, vámonos ya — dicho esto, engancha su brazo alrededor del de Alessia y le pregunta curiosa, — ¿por qué decidiste volver tan de repente?
Habían pasado siete años desde que Paul y Haley la habían traicionado. Alessia decidió vaciar la cuenta bancaria de su esposo aquel día del accidente, para pagarle al doctor y que le hicieran una carta de defunción falsa. Ella solo quería comenzar de nuevo.
Alessia suspiró pesadamente, mientras miraba a Annie.
—¿Qué te parece la oferta de trabajo que te pedí que buscaras?
Annie parecía un poco incómoda.
—Le pedí a alguien que la buscara, pero de momento no hay vacantes para ningún puesto en The Brown’s Company. Pero en la mansión de Paul buscan una niñera.
Para Alessia no era una sorpresa descubrir que Paul y su hermana habían tenido un bebé. Quien tiene la misma edad que sus hijos. A pesar de que Alessia estaba muy lejos de Florida, su investigación jamás se detuvo. Estaba al tanto de cada paso que ambos daban, porque tenía el plan perfecto para hacerlos pagar…
Los labios de Alessia se curvaron en una sonrisa.
—Entonces seré niñera
—¿Cómo puedes hacer eso? — Annie comprendía demasiado bien las penurias y todo el sufrimiento que Alessia había tenido que pasar los últimos años.
Había luchado por sobrevivir después de su accidente, intentando superar las traiciones de las personas que más quería en el mundo, intentando dejar atrás las amenazas de Haley, pero todo ello, la había acompañado todos estos años. Así que esperó a que nacieran sus dos hijos, antes de empezar con la cirugía plástica y la fisioterapia, y allanó su camino para empezar de nuevo en la vida.
Con el tiempo se convirtió en una conocida diseñadora de ropa en Europa, pero de repente, renunció a su fama y anunció su retirada, regresando a la ciudad de Florida. El lugar donde había empezado y terminado todo al mismo tiempo. Pero ella tenía una razón muy grande.
Quería vengarse.
—En realidad, hay muchos trabajos disponibles para ti en Florida...
Alessia negó con la cabeza.
—Sólo quiero trabajar allí.
El piso que Annie encontró para Alessia y los niños pertenecía a un pariente y estaba vacío todo el año. No estaba lejos del centro de la ciudad y era muy espacioso, con tres dormitorios, dos cuartos de baño, salón y cocina.Alessia y sus dos hijos entraron en el apartamento y pasaron medio día limpiando y ordenando.—Alex, cuida de tu hermanita. Voy a salir a hacer unas compras, ahora vuelvo.—De acuerdo, mamá— Alessia les dio a cada uno un dulce beso en la mejilla y salió del apartamento.Después de que la puerta se cerrara tras ella, los dos niños se apresuraron a encender el portátil, mientras en la pantalla se reproducía la entrevista de Paul para un canal de internet.—Alex, ¿es papá? — Amelia abrazó dulcemente a su osito contra el pecho y sonrió —. Tienes razón, de los tres, me parezco mucho más a él.Alex levantó la vista y miró al hombre de la pantalla.—¿Recuerdas lo que te enseñé?—¡Sí, actuaré lo mejor que pueda! — Amelia asintió emocionada.(...)Después de salir del barr
El ambiente en la empresa The Brown’s Company era frío y tenso, como todos los días. Era una costumbre. Cuando el reloj marcó las ocho de la mañana, un coche de lujo se detuvo frente a la entrada, un hombre que parecía ser mayordomo bajó corriendo del asiento del copiloto y abrió la puerta trasera.Con expresión fría, Paul salió del coche para dirigirse a la entrada de la empresa. Su rostro era apático y arrogante, y su aura era tan dominante que todos los que le rodeaban apenas podían mirarle a los ojos.El hombre miró al frente y empezó a subir los escalones. —¡Papá! Una voz tierna e infantil rompió el silencio sepulcral que se había formado en el ambiente, y todos levantaron inmediatamente la vista para mirar en su dirección. Una niña que parecía haber aparecido de la nada subía torpemente las escaleras. Llevaba un bonito vestido morado y una muñeca abrazada a su cuerpo. Aunque no se le veía la cara, irradiaba un aire noble y dulce. Terminó de subir las escaleras y se agarró a l
—¿Cómo qué no sabes?—Paul le preguntó a Amelia con disimulada desesperación, pero Amelia pudo notar su rostro emocionado. —No lo sé, papi... —Pequeña, es muy malo mentir. —No estoy mintiendo, ¡no sé dónde está! Amelia comenzaba a entrar en pánico, sus manos temblaban de terror. Su mayor anhelo es que su padre la ame, pero su mirada es tan fría y distante... es imposible saber con exactitud lo que está pensando. Paul soltó un largo suspiro y se arrodilló de inmediato frente a Amelia, le tomó de las manos con los ojos llenos de lágrimas y el corazón cargado de esperanza. Si Alessia estaba cerca, no la dejaría ir otra vez. Además, nunca es tarde para las segundas oportunidades, ¿verdad? —Amelia... por favor—comenzó suplicante—. Dime dónde está ella. —¿Qué te diga dónde está quién? La voz maliciosa de Haley resuena con fuerza en la oficina, el sonido de sus tacones es intimidamente para Amelia, quien se esconde detrás de Paul y sostiene con fuerza una de sus piernas. —Haley... ¿
Alex observó confundido a su madre por la elección de sus padres. "Es hora de contarte la verdad" —¿Qué verdad, mamá? Alessia tomó su mano y se preparó para hablar pero un toque muy fuerte en la puerta del apartamento la interrumpió. Ella mira a Annie con extrañeza. —¿Esperas a alguien?Annie negó, y se aproximó para abrir la puerta pero antes de que pudiera hacerlo una hoja se deslizó debajo de la puerta. Annie saltó en su sitio al ver la hoja y miró de vuelta a Alessia. —¿Qué es eso?—preguntó y se agachó para tomar la hoja, que estaba doblada a la mitad. La abrió y se quedó perpleja al leer lo que decía. ¡Es la carta de aceptación para trabajar como niñera en la villa de Paul! Esto hubiera resultado en buenas noticias antes si no fuese porque Amelia está perdida. Alessia en ese instante ni siquiera se inmutó, solo quería saber si su hija estaba bien. —Oh, ¿te aceptaron? Alessia asintió suspirando. —Creo que ahora tengo un nuevo plan—afirmó insegura y miró a Alex un par de
Haley y Alessia crecieron juntas, pero no las une ningún lazo de sangre. Ambas son del mismo padre pero de madres diferentes.Cuando Alessia cumplió 6 años, su madre engañó a su padre con un hombre que conoció en un bar cualquiera. Su padre quedó destrozado y permaneció solo un tiempo, pero Alessia anhelaba verlo feliz, así que siempre lo animó a encontrar a su media naranja. Lo registró en una app de citas y consiguió que saliera con una mujer hermosa, que tenía una hija de la misma edad de Alessia. Esa chica era Haley...Al inicio, ambas se llevaban muy bien, sus padres decidieron formalizar y al final, en menos de lo que canta un gallo todos vivían en la misma casa. Alessia debía compartir habitación con Haley, pero no le molestaba. Siempre fue una chica muy generosa. Sin embargo, Haley era todo lo contrario. Transcurridos los 2 meses de convivir, Alessia comenzó a notar que algunas de sus cosas de repente desaparecían. Ella era muy ordenada así que no entienda porque pasaba eso,
—Hola, linda. Soy Mariah—saludó gentilmente Alessia a la hija de Paul con una media sonrisa. Aunque el dolor en su corazón se acentuó al saber que ellos dos habían tenido una hija, pudo disimularlo. Esa pequeña no es culpable de la escoria que tiene como padres. Así que la trata con ternura. —Soy Hannah—saluda la niña con una voz angelical y sonríe. En definitiva, su madre no ha inyectado su veneno en ella. No todavía. A pesar de que Alessia se mantiene con su rostro tranquilo, por dentro muere de la preocupación. Ya lleva más de dos horas dentro de la casa y aún no veía a su hija. Y en ese momento un terror abrumador inunda su corazón, ¿y si su pequeña niña no está ahí? ¿Y si en verdad se perdió? ¿La habrán secuestrado? Tantas preguntas y ni una sola respuesta que pueda apaciguar su corazón. Pero cuando estaba a punto de perder cualquier ilusión, la voz de Amelia llena el vacío de la habitación. —¡Hannah, ven a jugar conmigo!–Amelia entra saltando con una muñeca de trapo en sus
Haley comienza a sospechar de Alessia, sabe que algo anda mal, no logró escuchar por completo la conversación con Annie pero lo que su pudo escuchar es que nombraban a Amelia. Está en el balcón de su habitación, mirando el paisaje y preguntándose la razón por la que la niñera nombró tanto a Amelia. En eso, una llamada telefónica interrumpe sus pensamientos y ella contesta apresuradamente.–¿Lo conseguiste?—cuestiona mordiendo sus uñas ansiosa. —No—una voz varonil le responde con seriedad—. Aún no doy con su paradero. Es como si en verdad hubiera muerto. —Encuentrala. Debemos hacer esto lo más rápido posible.—Como usted ordene, mi princesa...a Haley se le escapa una sonrisa coqueta ante el apodo y susurra con sensualidad lo mucho que extraña a ese hombre. Su amante. —¿Nos vemos ésta noche?—él pregunta ansioso. —Claro que si. Nos vemos, mi amor—termina de hablar y cuelga la llamada para sonreír otra vez e inhalar profundamente. "No importa donde estés, querida.... te encontraré
Ante la confesión de Paul, Alessia sólo puede sentir como el nudo en su garganta se acentúa cada vez más y le es imposible emitir algún sonido. Pero debe disimular, así que hace lo que su corazón le dicta en ese momento y toma con delicadeza la mano de Paul para darle pequeños ánimos pero la suelta con rapidez. —¡Lo siento! No debí hacer eso, está mal—comienza a disculparse con nerviosismo y miedo de que él haya notado su rostro conmocionado y las lágrimas acumuladas en sus ojos. Él medio sonríe.—No te disculpes, está bien—admite y se levanta sacudiendo su fino traje italiano—. Debo irme, y tú deberías trabajar. Y es así como la deja sola, sentada en aquella fuente con sus pensamientos revueltos. ¿Cómo es que puede ser tan dulce y tan frío al mismo tiempo? Por un momento, Alessia creía que la había reconocido y que le estaba hablando. Pero todo fue producto de su imaginación. Ella debe controlar sus sentimientos, pero es como dicen, el corazón quiere lo que quiere. Sin embargo, s