«Mi mala suerte me acompaña a donde quiera que vaya, no me desampara y es una desgraciada» —Soy Liam—se presentó con una sonrisa de arrogancia plasmada en su rostro, lo ignoré por completo desviando la mirada hacia el suelo como si fuera lo más interesante del mundo—.¿Sabías qué es de mala educación ignorar a alguien qué te está hablando?—preguntó con ironía en su voz. —Oye—me llamó Esteban tocando mi hombro. Lo miré y la incomodidad en su mirada es notable—.Te esperaré en el aula—dicho eso, se fue casi corriendo por los pasillos desolados, dejandome sola con éste idiota. Suelto un suspiro lleno de cansancio y lo miro.—Por supuesto que lo sé, simplemente no me dieron ganas de responder a tu saludo. Ahora me iré si no te importa—quise pasar por su lado pero se interpuso en mi camino—.¿Podrías dejar de estorbar? —No me has dicho tu nombre aún, linda—arqueó una ceja. —¿Te interesa?—hago el amago nuevamente de pasar por su lado pero volvió a interceptarme.—Te noto tensa, relájate—h
Odio los deportes. Los odio con toda mi alma. Los detesto, son lo peor del mundo. ¿Ya mencioné que los odio? Siento que el sudor son lágrimas de mi cuerpo por tanto esfuerzo físico. Mi corazón parece que en algún momento saldrá corriendo de su caja torácica. No siento las piernas. Me duele absolutamente todo. Y eso que apenas y corrí diez minutos. ¡Diez! Se siente como si hubiera corrido durante largas horas. -¡Mueve esas piernas, Smith!-gritó la maestra Kely desde una de las bancas. -¡¿Más?!-susurré para mi misma. Seguimos dando vueltas alrededor del campus, tenía mi vista en el suelo tratando de seguir trotando pero vamos, esto es una tortura. Mis pensamientos se desviaron hacia Liam. Ese chico... es extraño. A leguas se nota es un idiota. Alguien se posicionó junto a mi, aunque no hizo falta mirar para saber quién era. -Vaya, te ves terrible-dijo lo obvio. Lo observé, se encontraba jadeando igual que yo. Aunque sé que yo estaba peor que el. -No puedo más-dije deteniendome,
Me hallaba en mi última clase -Historia- escribiendo un montón de fechas en la cual los ex-presidentes del país murieron. Siempre me ha parecido absurdo memorizar tantas fechas de personas fallecidas ya que eso no nos ayudaba en nada al momento de ingresar en una universidad, conseguir un empleo, etc. Era algo tedioso, es decir, ¡teníamos que memorizar hasta cuál era el color de sus calzoncillos al morir! Vale, no tan exagerado. Pero pueden hacerse una idea. Finalmente, sonó el timbre que indicaba que ya era hora de irnos a nuestros respectivos hogares. Para mi desgracia, ese no era mi caso. Me encontraba limpiando las ventanas del gimnasio, mientras que Liam fregaba el suelo. Apenas y habíamos cruzado palabras desde el incidente en el laboratorio. Aunque es preferible de ese modo, quería irme rápido de éste lugar. Cuando acabé con las ventanas, me dirigí a las gradas a sentarme unos minutos para después continuar con mi labor. Pero como la mala suerte siempre me acompaña, mis p
Liam aparcó la moto en frente de mi casa y apagó el motor. —¿Cómo sabes qué vivo aquí?—le pregunté confundida. Se encogió de hombros.—Tengo mis medios—respondió sin mucha importancia. —Vale... entonces eres una psicópata—afirmé convencida de mis locas suposiciones. Soltó una carcajada-Por supuesto que no-negó con la cabeza repetidas veces sin quitar su sonrisa-Era amigo de tu hermano y... por ello se donde vives. -¿Tú y Axel? ¿Amigos? -pregunté asombrada-Ver para creer. ¿Qué fue lo qué sucedió?Suspiro con pesar-Asuntos de chicos-se limitó a decir, noté inmediatamente que no quería charlar sobre el tema así que no insistí-Entonces... ¿bajarás ya o quieres qué de un paseo? No me había percatado de que aún seguía con él en la moto, así que bajé de ella de un salto.Le sonreí-Gracias por traerme. Me devolvió la sonrisa-No hay de que-y con esa oración se fue a toda velocidad sin mirar atrás. Seguí mirando su espalda hasta verlo desaparecer entre las calles. Escuché un carraspeo d
No tuve más opción que abrir los ojos, se sentían más pesados que nunca. Tenía una horrible jaqueca. Así que a ésto es lo que llaman resaca. Vaya que es espantosa. Me removí incómoda entre las sábanas y... un momento ¿sábanas? Abrí los ojos asustada, lo que produjo una fuerte punzada de dolor en mi cabeza. Cerré los ojos y volví a abrirlos nuevamente. Parpadee unas cuantas veces para reacomodar mi vista ya que ésta se encontraba algo nublada. Me incorporé en la cama y me froté los ojos, observé la habitación en la que me hallaba. Era la mía. Pero... ¿cómo llegué hasta aquí?Un montón de imágenes borrosas llegaron a mi fugazmente, y cuando intenté recordar lo que había ocurrido la noche anterior, volví a tener más dolor de cabeza así que deje de intentarlo. Miré hacia la mesita noche, en ésta se encontraba una aspirina, un vaso con agua y mi celular. Tomé rápidamente la aspirina, y luego tomé un sorbo de agua. Mi garganta lo agradece ya que se sentía bastante seca. Tomé el celular e
Pude observarla salir apresuradamente del establecimiento. No me había percatado de su presencia, hasta que uno de mis amigos del equipo de futbol de mi antigua escuela o mejor dicho actual escuela, me señaló hacia donde ella estaba sentada con cara de aburrimiento, tamborileando su pie para matar el rato, supongo. Cuando me pilló mirándola, se puso mas blanca que un papel. Se había petrificado en su sitio, sin siquiera pestañear. Tampoco aparte la vista de ella en ningún momento, salvo cuando otra chica -cuyo nombre desconozco- se paró en frente de ella señalando unas bolsas de compras en su mano, mientras sonreía como desquiciada. De repente, la chica se sentó al lado de Allison con un gesto de preocupación. Se mantenía cabizbaja, como si le hubiera afectado mi repentina llegada a éste sitio. Después de unos minutos, la otra chica comenzó a decir algo imperceptible a mis oídos, se levantaron y se fueron. Me había ido hace un año a vivir en Los Angeles junto con mi padre. Al princ
Esa pregunta me tomó desprevenida, ¿me gustaba alguien? Realmente no, bueno quizá... ¡No! No me gusta nadie. -P-p-ues... absolutamente no-respondí más rápido de lo que me hubiera gustado. No sé porque me hallaba tan nerviosa, era una simple pregunta. Ví como sus hombros decayeron un poco, pero se recuperó al instante-Vale. -¿A ti te g-gusta alguien?-pregunté tartamudeando. Lo había tomado desprevenido, al igual que él había hecho conmigo. Se limitó a observarme fijamente, no pronunció palabra durante unos largos e incómodos minutos. Abrió la boca ligeramente y volvió a cerrarla. Realizó esa acción un par de veces más hasta que decidió hablar. -Uhm, no-murmuró mirando hacia otro lado del campus, evitando completamente mi mirada curiosa.De nuevo regresó el silenció incómodo, ninguno de los dos tenía intenciones de hablar así que nos quedamos allí sin pronunciar palabra, hasta que oímos la campana que indicaba que era la hora del descanso. Liam se fue hacia un lugar desconocido po
¿Cómo es posible que una simple pregunta pudiera hacerme sentir tan... vulnerable? No sé cómo describir en palabras lo que sentí, fue como si me hubieran revelado algo importante, como si me hubieran dado la respuesta de un examen extremadamente difícil, como si hubiera resuelto todos los misterios de la vida. "La respuesta se encuentra ante tus ojos" escucho que dijo mi subconsciente. La pregunta es... ¿qué es ese algo?, no lo entiendo. Estoy confundido, mis sentimientos también lo están. Mi corazón se encuentra latiendo demasiado fuerte, y aún no entiendo la razón. Su sonrisa vino de golpe a mis pensamientos, sonrío inconscientemente. Cuando me doy cuenta de ésto sacudo mi cabeza para intentar dejar de ver su hermosa sonrisa en ellos, pero no puedo hacerlo. Continúa allí. Taladrando mis pensamientos. Debo hacer algo, debo dejar de pensar en ella, en Allison. Iba a marcharme, pero mi estómago rugió, recordando que no había desayunado algo antes de salir de casa. Así que me dirij