— ¡Su pulso es débil! ¡Llévenla a urgencias rápido, pero ya!
Voces de gente desesperada es todo lo que Alessia consigue oír, pitidos de extrañas máquinas y siente cómo su cuerpo se agita de un lado a otro.
Dolor, sufrimiento, decepción, estas son las emociones que acompañan a su corazón. Ya no llora, ya no se retuerce, sólo está ahí, existiendo. Con los ojos entreabiertos y la respiración entrecortada. Ahora sólo puede pensar en una cosa: su bebé.
Después de haber pasado mucho tiempo sola en una habitación extraña, donde le habían inyectado anestesia, se despierta y abre mucho los ojos y empieza a mirar con desconfianza alrededor de la habitación, pero entonces un hombre alto, vestido con una bata blanca, de tez pálida y ojos verdosos entra en la habitación con unos papeles en las manos, echándoles un vistazo y tachando algunas cosas con un bolígrafo.
El hombre la mira y le dedica una leve sonrisa que hace que su ansioso corazón se calme un poco.
—Señorita, Alessia. Es un placer, soy el doctor Jackson. Me alegro de que se haya despertado.
—¿Qué me ha pasado? Mi bebé, ¿cómo está mi bebé? — Pregunta Alessia rápidamente y desesperada se toca el vientre, sintiendo el pequeño bulto que comenzaba a formarse en la zona.
El doctor Jackson deja escapar un suspiro.
—Tuvo un accidente, un camión la atropelló y luego su cuerpo rodó hasta el río, la persona que la atropelló es fugitivo. Afortunadamente, una mujer la encontró a tiempo y la trajo aquí, — el doctor hace una pequeña pausa y continúa —. Su bebé está en perfectas condiciones, es impresionante, pero ya le hicimos los estudios y no le pasó nada, no se preocupe.
Alessia respira agitada y se muerde los labios, nerviosa, está feliz de que su bebé haya sobrevivido, pero al mismo tiempo un sentimiento de angustia invade su cuerpo.
—Tendrá que quedarse un par de semanas en el hospital. Ahora mismo tiene varias costillas rotas, sufrió una leve contusión, una pierna fracturada y…
El doctor se quedó callado de repente, dubitativo. Parecía indeciso de continuar con lo que estaba diciendo. Pero Alessia estaba tan aturdida y asustada que ni siquiera le puso mucha atención.
—No ha sido un accidente, doctor, alguien quería asesinarme — dice asustada.
El doctor Jackson la observa atentamente y asiente con simpatía.
—La policía se encargará de ello. Ahora vamos a llamar a su marido, el señor Brown, para que venga a verla. Ha sido muy difícil encontrar su contacto e íbamos a llamarle, pero esperaba que se despertara antes.
Ella lo niega rotundamente.
—No quiero que le llamen, no quiero verlo.
El doctor Jackson la mira con cierta curiosidad en el rostro, pero como una persona prudente, se limita a asentir y vuelve a hablar:
—No hay problema. Aunque, su hermana Haley está aquí. Quiere verla.
—No, no, no, no, no quiero... —se negó Alessia, no quería ver por ningún motivo a Haley, pero fue demasiado tarde.
—¡Hermana! — exclama Haley entrando en la habitación, con los tacones que Alessia había visto en la entrada de su casa, y un vestido rojo ajustado muy coqueto. Es una mujer preciosa, de cabello castaño, complexión delgada y tez clara, ojos marrones y labios rojos por naturaleza. Lástima que tenga un corazón tan retorcido.
Haley le dedica a Alessia una sonrisa pícara que sólo ella es capaz de ver.
—Bueno, las voy a dejar solas— informa el doctor Jackson y luego mira a Alessia —. Si necesitas algo, o te duele algo, toca ese botón que tienes al lado y enseguida vendrá una enfermera— dicho esto sale de la habitación, dejando a las dos hermanas solas.
—Oh, preciosa. Creí que te perdería — dice Haley con cara de pena fingida.
Alessia no dice nada y se queda mirando al techo, tomando grandes bocanadas de aire porque su corazón empezaba a acelerarse al recordar su traición.
—Lástima que no murieras en ese accidente — dice Haley con desdén, su sonrisa había desaparecido abruptamente y había sido reemplazada por una mueca de fastidio.
Alessia se queda en shock, mirándola fijamente, como si no pudiera creer lo que su boca acababa de soltar. Esperaba haberlo imaginado todo, pero no, nada había sido producto de su imaginación.
Todo era real, demasiado real.
— ¿Qué estás diciendo? —, pregunta Alessia con incredulidad y miedo.
Los ojos marrones de Haley se oscurecen. Había permanecido en un rincón de la habitación, pero se acerca a la camilla, chasqueando los tacones a cada paso y contoneando las caderas con gracia hasta colocarse junto a la camilla. Pone la mano en la mejilla de Alessia y la acaricia, mientras una sonrisa burlona y sarcástica asoma por sus labios.
—Has oído bien, querida hermana — Alessia aparta la mano de un manotazo y Haley ríe con indiferencia.
—Me traicionaste — susurra Alessia con rencor mientras las lágrimas corren rápidamente por sus mejillas.
—Hice mucho más que eso — Haley hace un extraño sonido con la garganta y vuelve a acercarse a Alessia, esta vez, para susurrarle al oído las palabras más aterradoras que jamás había pensado escuchar de su hermana, —. Si no te largas de esta ciudad, te juro que te daré encontraré estés donde estés. Te asesinaré, ya que el inepto que se topó contigo no terminó el trabajo, lo haré yo misma — se relame los labios y se lleva un dedo a la barbilla, pensativa —. Ya sabes lo que dicen, si quieres que algo se haga bien, hazlo tú misma. Y no sólo eso, voy a matar a este pequeñín que tienes aquí —, toca con los dedos el vientre de Alessia y suelta una carcajada. Y sin decir nada más, salió de la habitación. Pero antes de irse dijo:
—Y ni se te ocurra salir corriendo a contarlo, no querrás saber lo que pasará si lo haces.
Alessia se quedó boquiabierta, viendo a Haley salir de la habitación con una sonrisa de satisfacción en la cara. Ni siquiera podía reaccionar, no podía pronunciar otra palabra, aunque las enfermeras y el Dr. Jackson le hablaban, simplemente no tenía el valor de hacerlo.
Sólo podía pensar en huir de allí. No podía permitir que nadie hiciera daño a su bebé, así que después de pasar unas semanas en el hospital y haberse recuperado, tomó una decisión drástica que cambiaría su vida por completo. Huyó lejos con su bebé, donde nadie pudiera encontrarla.
(...)
Un hombre alto, fornido y muy apuesto salió de la sala de reuniones con el móvil en la mano, hablando por teléfono, con aspecto señorial, pero algo arrogante. Su ayudante, que siempre caminaba a su lado, le tocó el hombro con desesperación y algo de pánico.
—Señor, Brown. Es su mujer, algo va mal.Paul se puso nervioso tras escuchar las palabras de su ayudante. No estaba arrepentido por haberse follado a Haley, de hecho, ansiaba hacerlo otra vez. Pero estaba preocupado por lo que Alessia le había dicho sobre su embarazo.—¿Qué pasó ahora?—Tuvo un accidente, un camión la atropelló mientras caminaba— soltó rápidamente la asistente. Paul giró inmediatamente sobre sus talones y la observó con los ojos muy abiertos.— ¿Qué ha pasado, ¿dónde está? — el mundo de Paul se puso de cabeza. Respiraba con dificultad preguntando que había sucedido. En ese momento sintió todo el peso de la culpa. Recordó a Haley desnuda entre sus piernas y se sintió asqueado. Quería vomitar. —Ella... falleció, señor…Paul se detiene bruscamente y todo su cuerpo comienza a temblar, gruesas lágrimas ruedan por su rostro, sacudiendo la cabeza con incredulidad.
Suelta un grito desgarrador, cargado de dolor, y llora desconsoladamente. La gente en la oficina lo observa mientras él gritaba sin parar “¡Mi bebé, mi bebé!”SIETE AÑOS DESPUÉS...Un vuelo internacional procedente de Europa, específicamente de Paris, aterrizó en la Ciudad de Florida.Alessia arrastró su equipaje tras de sí y pasó por el control de seguridad.Hace siete años, se llamaba Alessia Brown. Pero después de sobrevivir a aquella terrible experiencia y a las amenazas de Haley, decidió llamarse simplemente Alessia Kent.Su pelo rubio caía descuidadamente sobre sus hombros. Llevaba un precioso vestido de flores que le llegaba unos centímetros por encima de las rodillas, con una chaqueta vaquera y zapatillas blancas. Su aspecto era cálido y agradable.La seguían dos niños, un chico y una chica, que llevaban las mismas chaquetas y arrastraban las mismas maletas, pero más pequeñas. Eran sus hijos. A juzgar por las apariencias, no parecían mayores de seis años.—¡Alessia!Annie Wick, que les había estado esperando en la entrada del aeropuerto, se apresuró a saludarla alegremente. Annie era una cirujana plástica muy famosa en la Ciudad de
El piso que Annie encontró para Alessia y los niños pertenecía a un pariente y estaba vacío todo el año. No estaba lejos del centro de la ciudad y era muy espacioso, con tres dormitorios, dos cuartos de baño, salón y cocina.Alessia y sus dos hijos entraron en el apartamento y pasaron medio día limpiando y ordenando.—Alex, cuida de tu hermanita. Voy a salir a hacer unas compras, ahora vuelvo.—De acuerdo, mamá— Alessia les dio a cada uno un dulce beso en la mejilla y salió del apartamento.Después de que la puerta se cerrara tras ella, los dos niños se apresuraron a encender el portátil, mientras en la pantalla se reproducía la entrevista de Paul para un canal de internet.—Alex, ¿es papá? — Amelia abrazó dulcemente a su osito contra el pecho y sonrió —. Tienes razón, de los tres, me parezco mucho más a él.Alex levantó la vista y miró al hombre de la pantalla.—¿Recuerdas lo que te enseñé?—¡Sí, actuaré lo mejor que pueda! — Amelia asintió emocionada.(...)Después de salir del barr
El ambiente en la empresa The Brown’s Company era frío y tenso, como todos los días. Era una costumbre. Cuando el reloj marcó las ocho de la mañana, un coche de lujo se detuvo frente a la entrada, un hombre que parecía ser mayordomo bajó corriendo del asiento del copiloto y abrió la puerta trasera.Con expresión fría, Paul salió del coche para dirigirse a la entrada de la empresa. Su rostro era apático y arrogante, y su aura era tan dominante que todos los que le rodeaban apenas podían mirarle a los ojos.El hombre miró al frente y empezó a subir los escalones. —¡Papá! Una voz tierna e infantil rompió el silencio sepulcral que se había formado en el ambiente, y todos levantaron inmediatamente la vista para mirar en su dirección. Una niña que parecía haber aparecido de la nada subía torpemente las escaleras. Llevaba un bonito vestido morado y una muñeca abrazada a su cuerpo. Aunque no se le veía la cara, irradiaba un aire noble y dulce. Terminó de subir las escaleras y se agarró a l
—¿Cómo qué no sabes?—Paul le preguntó a Amelia con disimulada desesperación, pero Amelia pudo notar su rostro emocionado. —No lo sé, papi... —Pequeña, es muy malo mentir. —No estoy mintiendo, ¡no sé dónde está! Amelia comenzaba a entrar en pánico, sus manos temblaban de terror. Su mayor anhelo es que su padre la ame, pero su mirada es tan fría y distante... es imposible saber con exactitud lo que está pensando. Paul soltó un largo suspiro y se arrodilló de inmediato frente a Amelia, le tomó de las manos con los ojos llenos de lágrimas y el corazón cargado de esperanza. Si Alessia estaba cerca, no la dejaría ir otra vez. Además, nunca es tarde para las segundas oportunidades, ¿verdad? —Amelia... por favor—comenzó suplicante—. Dime dónde está ella. —¿Qué te diga dónde está quién? La voz maliciosa de Haley resuena con fuerza en la oficina, el sonido de sus tacones es intimidamente para Amelia, quien se esconde detrás de Paul y sostiene con fuerza una de sus piernas. —Haley... ¿
Alex observó confundido a su madre por la elección de sus padres. "Es hora de contarte la verdad" —¿Qué verdad, mamá? Alessia tomó su mano y se preparó para hablar pero un toque muy fuerte en la puerta del apartamento la interrumpió. Ella mira a Annie con extrañeza. —¿Esperas a alguien?Annie negó, y se aproximó para abrir la puerta pero antes de que pudiera hacerlo una hoja se deslizó debajo de la puerta. Annie saltó en su sitio al ver la hoja y miró de vuelta a Alessia. —¿Qué es eso?—preguntó y se agachó para tomar la hoja, que estaba doblada a la mitad. La abrió y se quedó perpleja al leer lo que decía. ¡Es la carta de aceptación para trabajar como niñera en la villa de Paul! Esto hubiera resultado en buenas noticias antes si no fuese porque Amelia está perdida. Alessia en ese instante ni siquiera se inmutó, solo quería saber si su hija estaba bien. —Oh, ¿te aceptaron? Alessia asintió suspirando. —Creo que ahora tengo un nuevo plan—afirmó insegura y miró a Alex un par de
Haley y Alessia crecieron juntas, pero no las une ningún lazo de sangre. Ambas son del mismo padre pero de madres diferentes.Cuando Alessia cumplió 6 años, su madre engañó a su padre con un hombre que conoció en un bar cualquiera. Su padre quedó destrozado y permaneció solo un tiempo, pero Alessia anhelaba verlo feliz, así que siempre lo animó a encontrar a su media naranja. Lo registró en una app de citas y consiguió que saliera con una mujer hermosa, que tenía una hija de la misma edad de Alessia. Esa chica era Haley...Al inicio, ambas se llevaban muy bien, sus padres decidieron formalizar y al final, en menos de lo que canta un gallo todos vivían en la misma casa. Alessia debía compartir habitación con Haley, pero no le molestaba. Siempre fue una chica muy generosa. Sin embargo, Haley era todo lo contrario. Transcurridos los 2 meses de convivir, Alessia comenzó a notar que algunas de sus cosas de repente desaparecían. Ella era muy ordenada así que no entienda porque pasaba eso,
—Hola, linda. Soy Mariah—saludó gentilmente Alessia a la hija de Paul con una media sonrisa. Aunque el dolor en su corazón se acentuó al saber que ellos dos habían tenido una hija, pudo disimularlo. Esa pequeña no es culpable de la escoria que tiene como padres. Así que la trata con ternura. —Soy Hannah—saluda la niña con una voz angelical y sonríe. En definitiva, su madre no ha inyectado su veneno en ella. No todavía. A pesar de que Alessia se mantiene con su rostro tranquilo, por dentro muere de la preocupación. Ya lleva más de dos horas dentro de la casa y aún no veía a su hija. Y en ese momento un terror abrumador inunda su corazón, ¿y si su pequeña niña no está ahí? ¿Y si en verdad se perdió? ¿La habrán secuestrado? Tantas preguntas y ni una sola respuesta que pueda apaciguar su corazón. Pero cuando estaba a punto de perder cualquier ilusión, la voz de Amelia llena el vacío de la habitación. —¡Hannah, ven a jugar conmigo!–Amelia entra saltando con una muñeca de trapo en sus
Haley comienza a sospechar de Alessia, sabe que algo anda mal, no logró escuchar por completo la conversación con Annie pero lo que su pudo escuchar es que nombraban a Amelia. Está en el balcón de su habitación, mirando el paisaje y preguntándose la razón por la que la niñera nombró tanto a Amelia. En eso, una llamada telefónica interrumpe sus pensamientos y ella contesta apresuradamente.–¿Lo conseguiste?—cuestiona mordiendo sus uñas ansiosa. —No—una voz varonil le responde con seriedad—. Aún no doy con su paradero. Es como si en verdad hubiera muerto. —Encuentrala. Debemos hacer esto lo más rápido posible.—Como usted ordene, mi princesa...a Haley se le escapa una sonrisa coqueta ante el apodo y susurra con sensualidad lo mucho que extraña a ese hombre. Su amante. —¿Nos vemos ésta noche?—él pregunta ansioso. —Claro que si. Nos vemos, mi amor—termina de hablar y cuelga la llamada para sonreír otra vez e inhalar profundamente. "No importa donde estés, querida.... te encontraré