41.

—No me siento bien —dice Cirice con la voz apagada mientras retrocede un par de pasos. Su espalda choca con la pared de tablas que conforman la bodega dejando tanto a Morgan como al príncipe preocupados.

—¿Qué pasa? ¿Qué tienes? —pregunta el príncipe Carlos con insistencia mientras la toma por los hombros.

—Parece que se insoló —dice Morgan viéndola con curiosidad, tratando de identificar si es alguna treta de ella, pero en verdad parece enferma.

—Hay que llevarla a la casa —dice el príncipe sin saber muy bien qué hacer. Sin pedir permiso ni avisar, Morgan toma en brazos a Cirice y emprende el camino de regreso hacia la casa.

Morgan no puede dejar de pensar en cómo el príncipe pese a su interés hacia Cirice no es capaz de tomar cartas en el asunto, tuvo que haberla tomado en brazos desde un principio, no quedarse como estúpido pensando en qué hacer, esa es la diferencia entre un niño y un hombre, un niño corre como gallina sin cabeza mientras la mujer que ama espera pacientemente a qu
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