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Capitulo Uno: Encuentros de media noche

POV. Valerie.

Tiemblo ante la sensación de miedo que se propaga por mi cuerpo como si de veneno se tratara. La puerta tenía el seguro puesto pero sabía que solo era cuestión de segundos para que cediera ante los instantes golpes que mi padre le daba.

El sonido que hizo la puerta al abrirse me paralizo por que medio segundo después mi padre entro al cuarto totalmente furioso, su irá se reflejaba en cada facción de su rostro y su cuerpo destilaba odio que iba totalmente dirigido hacia mi; no me dio tiempo retroceder y tampoco había nadie que me defendiera, estaba completamente sola y a su merced.

-¡Estúpida niña no haces nada más que amargarme la existencia!- me tomo del pelo sacándome del rincón donde me encontraba acurrucada, un grito escapó de mis labios al sentir el dolor -Te dije que si volvías a ir a casa de Andrew te iría mal pequeña bastarda- no vi debe donde apareció la vara que tenía en su otra mano pero si la sentí impactar múltiples veces contra mi cuerpo -¡No tienes nada que hacer allá, tu casa es aquí y aquí te quedas! ¡¿Me oíste?!- tiro de mi pelo nuevamente haciéndome gritar.

-

-¡Contesta m*****a!- otro jalón.

-¡Si!-grite cuando la vara me dio en la cara por no responder de inmediato.

-No volveré a ir papá pero por favor para-prometí sintiendo dolor en cada parte de mi cuerpo.

-Eso espero bastardita por qué te juro que si llega haber próxima no seré gentil contigo-soltó bruscamente mi cabello haciendo que mi cuerpo cayera hacia adelante sin fuerzas -Estas advertida Valerie, si vuelves a meterte a esa casa te irá peor -luego de amenazarme salió de mi cuarto dejándome ahí tirada en el piso.

Intente moverme pero mi cuerpo dolía a horrores y sentía un líquido caliente deslizarse en algunas partes de mi cuerpo. Luego de unos minutos donde espere que el dolor menguara un poco, cosa que no pasó, me levanté con mucho esfuerzo y me dirigí a la puerta que por suerte no estaba rota, así que cerré de nuevo con seguro y me fui a recostar.

Las lágrimas no dejaban de escurrir por mis mejillas y ya no sabía si lloraba por el dolor físico o el dolor de mi corazón pero creo que era más por el físico por qué él estar acostada hacia que mi espalda doliera a horrores.

No sé en qué momento me quedé dormida pero al parecer fueron un par de horas ya que cuando me desperté la habitación se encontraba a oscuras y la imagen de la luna atravesaba mi ventana, mire el reloj que tenía en la mesita junto a mi cama y este marcaba las 8 PM.

-Te extraño tanto mami-susurre-Las cosas cambiaron tanto desde que te fuiste, él cambio mucho; tanto así que no reconocerías al hombre que amaste-hable mirando a la luna.

Desde niña me ha gustado hacerlo, siendo más específica desde que perdí a mamá, siento que de alguna manera ella me escucha y eso me hace sentirla cerca aún cuando se que no es así.

Unos toques interrumpieron el momento y por la suavidad de los golpes logre reconocer de quién se trataba.

-Enana ¿Puedo pasar?- la voz de mi hermano se escuchó del otro lado y juro que quise levantarme e ir a abrir la puerta pero el dolor de mi cuerpo no me lo permitió.

-Usa la llave- susurré sabiendo que gracias a su audición lobuna me escucharía.

Oí sus pasos alejándose del la puerta y luego de unos minutos lo escuché acercarse de nuevo y meter la llave en la cerradura, cuando la puerta se abrió él entro.

La iluminación en mi habitación eras casi nula solo la tenue luz de la luna se filtraba por mi ventana me permitía ver el gran cuerpo de mi hermano acercarse a la cama; cuando llegó a la orilla se quitó los zapatos y se recostó a mi lado.

-¿Qué tal estuvo tu día?-pregunte tratando que mi voz sonara normal para que no se diera cuenta de que había estado llorando.

Él comenzó a delatarme lo que había hecho durante el día y las cosas nuevas que aprendió en su entrenamiento; él al ser el primer hijo del beta por ley tenía que ir a los entrenamientos junto al hijo del alfa ya que ellos serían los líderes de la manada en un futuro y al tener cargos importantes ambos tenían que ir a lecciones y entrenamientos unos cuantos días a la semana.

Él continuo hablando por un largo rato más hasta que en un punto hizo un movimiento que ocasionó que su brazo golpeara justo en mis costillas y sin querer un gemido de dolor escapó de mis labios por qué justo tocó el lugar donde papá me golpeó.

-¿Qué te ocurrió Valerie?- se sentó de golpe en la cama.

-Nada, recuéstate de nuevo- conteste sin darle importancia.

-¿Por qué será que no te creo? ¡Ah si! Por qué apenas te roce y te quejaste como si te hubiera dado un golpe a puño cerrado- al decir eso empezó a olfatear en mi dirección y sentí su cuerpo tensarse casi al mismo instante que el mío-Hueles a sangre -de un salto salió de la cama y corrió a prender la luz.

Sus ojos me escanearon volviéndose completamente negros en el proceso.

-¡¿Y ahora por qué te golpeó?!- la furia era evidente en su voz.

Lo mire asustada pues sabía que si le decía él sería capaz de ir a buscar a mi padre y la verdad es que no quiero problema entre los dos, por eso muchas veces he preferido callar para que no haya problemas entre los dos, ya es suficiente con que me odie a mi, aparte que si Heiner va a reclamarle cuando se descuide me irá muy mal.

-De verdad que no es nada importante, por favor cálmate-pedí al ver un destello plateado cruzar sus ojos.

-¿No es importante? ¡¿No es importante?! ¡Maldición Valerie mira como te dejo!

Si no le pongo un alto te seguirá jodiendo la vida - él estaba completamente furioso -Dime de una buena vez Valerie por qué te golpeó -trate de ser fuerte pero terminé cediendo ante asfixiante aura.

-Porqué fui a casa de Andrew -confesé-Necesitaba un consejo; necesitaba hablar con alguien sin que me gritaran y golpearan-rompí a llorar.

Él se acercó a mi y me abrazo en un intento de consolarme.

-Sabes que a él no le gusta que vaya a su casa porqué no quiere que Andrew vea las marcas de sus golpes en mi pero en verdad necesitaba ir- continué llorando -Por favor no vayas a reclamarle nada, no quiero que te odie a ti también -lo mire con súplica y él asintió resignado, suspiro antes de separarse de mi para ir a apagar la luz antes de volver acostarse junto a mi.

-No me gusta que te golpee, odio sentirme inútil por no poder hacer nada para defenderte- confesó con tristeza.

-Heiner tu has hecho mucho por mi que no es justo que te sientas así, de verdad que de no ser por ti creo que ya hace mucho tiempo él ya me hubiera matado-después de eso ninguno de los dos volvió hablar y él se quedó profundamente dormido mientras que yo miraba impaciente el reloj esperando con ansias a que llegara la media noche.

Media hora antes de que llegara la media noche me levanté con cuidado de no despertar a Heiner y me metí al baño para asearme, al mirarme al espejo me di lastima, mis ojos estaban rojos e hinchados, mi nariz estaba igual y el golpe de mi cara era muy evidente gracias al tono claro de mi piel.

Me quite la ropa y me metí bajo la regadera dejando que el agua mojara mi cuerpo; unos minutos después salí, sequé mi cuerpo y me puse el cambio de ropa que había dejado en el baño, me hubiese gustado cubrir los golpes de mi cara con maquillaje pero no tenía así que intente hacer que mi cabello cubriera parte de mi mejilla para que él no lo notará, una vez que logré mi objetivo sin nada más que hacer salí.

Mire el reloj nuevamente y ya solo faltaban cuatro minutos para la media noche, salí de mi habitación a hurtadillas y posteriormente de mi casa, camine hacia el patio trasero y sin dudar ni un segundo me adentre al oscuro bosque siguiendo el camino que ya me sabía de memoria.

Unos minutos después llegué al lago donde se encontraba la pequeña cabaña a la vengo siempre desde pequeña. Camine en su dirección pero no me dirigía justo ahí si no al gran árbol que estaba a su costado que escondía entre sus ramas mi columpio que baje con ayuda de una palanca.

Me senté a esperar mientras veía el tenue oleaje que generaba el viento en el lago.

El crujido de las ramas al ser pisadas me indico que ya estaba cerca y a los segundos escuché su voz detrás de mí.

-Hola mini Crowel- sonreí al escucharlo.

-Hola James- saludé sin mirarlo.

Escuché sus pasos acercarse a mi deteniéndose justo a mi lado.

-¿Está vez si me dejaras sentarme en el columpio o de nuevo me tendré que sentar en el pasto?-cuestiono divertido.

-Al pasto-conteste en tono burlesco.

-¡Ey! Eso no es justo- se quejo -Mira que ya he arruinado varios pantalones por sentarme en el pasto- me encogí de hombros restándole importancia -Por favor dame un ladito ¿Si?- junto las manos al frente y me miró suplicante.

-Esta bien-no me pude negar.

-¡Gracias! Algo me decía que por fin esta noche te apiadarías de mi- al decir eso corrió a sentarse a mi lado, no pude evitar reír.

Comenzamos a hablar sobre como estuvieron nuestros días, la conversación fue fluyendo y las risas no faltaban. En algún punto de la conversación Christian empezó a contarme lo que tenía planeado hacer cuando fuera nombrado alfa de la manada; sin darme cuenta perdí el hilo de la conversación y solo veía sus labios moverse y las fascinantes expresiones que hacia al hablar y como sus ojos brillaban con ilusión era algo que me gustaba mucho ver.

Él y yo llevamos un año ya reuniéndonos aquí todas las noches y en estos últimos meses he comenzado a mirarlo de diferente manera, no estoy segura de si podría decir que estoy enamorada de él pero si puedo decir que sí me gusta y me gusta mucho. Eso me tenía sumamente nerviosa y aterrada cada vez que estoy con el pues yo a veces no sabía disimular bien por lo tanto podía ser muy evidente y no se si él ya se pudo dar cuenta de lo que ha cambiado en mi forma de verlo.

-¡Ey Valerie!¿Me estás escuchando?- agitó su mano frente a mi cara.

-No perdón ¿Qué me decías?- sentí mi cara ponerse roja por qué me descubrió viéndolo.

-Te estaba contando que me llegó un rumor- eso llamo mi atención.

-¿Un rumor sobre que o de quien?- cuestione interesada.

-Chis-se burló -Pues resulta que escuché por ahí que hay una chica que gusta de mi- al escuchar eso los nervios invadieron mi cuerpo.

¿Será que ya sabe?

-¿Ah sí? ¿Y quién es o no lo sabes?- trate que mi voz sonara normal.

-Si se quién es pero no te lo diré chismosina- tocó mi nariz al decir eso -La invitaré a salir- decidió.

-¿Enserio? ¿Pero como sabes que es verdad? Digo lo que escuchaste fue un rumor, no te puedes confiar de eso- de alguna manera me dolió escuchar eso.

-Créeme yo sé que es verdad por eso mismo la invitaré a salir, por qué a mi también me gusta- no dije nada más por qué no sabía que decir.

-Pues en ese caso me alegro mucho por ti y te deseo mucha suerte-dije al fin.

El silencio reino unos minutos y la leve brisa movió ligeramente mi cabello dejando al descubierto mi mejilla golpeada, rápidamente trate de cubrirla pero no fui lo suficientemente rápida para lograr que él no lo viera.

-¿Qué tienes ahí?- acercó su mano a mi rostro pero no le permití que me tocará.

-Nada-de nuevo intento tocarme y de nuevo me aparte.

-Valerie no me mientas ¿Quién te golpeó?- está vez su mano si logro tomar mi rostro y aparto mi pelo.

-Ya basta- me aparte bruscamente-Nadie me golpeó ya te dije- me puse a la defensiva.

-No te creo nada- se levantó del columpio y comenzó a caminar en círculos -La primera me engañaste diciéndome que te habías caído, la segunda vez cuando tenías nudillos marcados en la mejilla me dijiste que te habían golpeado por accidente entrenando-se río irónico -¡Y tú no entrenas! Y ahora esto ¿Qué excusa tienes ahora? ¿Eh? ¡Contesta!-no le diría nada, él no tenía para venir y exigirme que le contara mi vida privada.

-Ya te dije que nada-conteste fría

-Mejor me voy- me levanté y me di la vuelta dispuesta a irme pero su mano sujeto mi brazo deteniendo mi huida.

-¿No me dirás? Perfecto por qué de todas maneras yo ya se lo que te ocurre, solo quería ver si confiabas lo suficiente en mi para decirme todo lo que tú padre te hace-su confesión me dejó fría.

-¿Cómo te enteraste?-fue inevitable preguntar aún sabiendo que eso le confirmara que si sucedía algo.

-La segunda vez que vi el golpe en tu mejilla, esa mismo día oculte mi olor y fui a tu casa; vi como él te golpeaba- confesó e inevitablemente sollocé al verme descubierta.

-Por favor no le digas nada a tu papá- supliqué.

-¿Por qué Valerie? Alguien tiene que ponerle un alto si no un día terminará matándote a golpes-me jalo hacia su pecho abrazándome.

-Por favor no digas nada, si le dices a Andrew él sería capaz de matarlo y no quiero cargar eso en mi conciencia- mi cuerpo temblaba bajo sus brazos.

-No te puedo prometer eso Valerie, no cuando se que la chica que quiero está en peligro- eso logro distraerme del llanto.

-¿Qué acabas de decir?-no lo podía creer.

-Lo que escuchaste Valerie, la chica que me gusta, a la que yo quiero eres tú; no escuché ningún rumor, lo vi en tus ojos- sentí mi cara ponerse al rojo vivo.

Me quedé sin palabras, estaba totalmente en blanco aferrada a su pecho y sin saber que decir.

-¿No dirás nada?-solo pude negar sin emitir palabra-¿Pero si es correspondido lo que siento verdad?- aún con vergüenza asentí, para que negar la verdad.

Escondí mi cara en la curvatura de su cuello y el recostó su cabeza sobre la mía, y así nos quedamos por un largo rato abrazados.

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