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Verdades al descubierto 2

Una semana después.

Hoy nuevamente es jueves, ha pasado exactamente una semana desde que me fui de la casa de mi padre, la verdad no fue muy difícil adaptarme al nuevo cambio, sino todo lo contrario. Estoy muy feliz de haber tomado la decisión de irme de un hogar que no era mío. En esta semana no he sabido nada de mi padre y aunque sé que no debería preocuparme no puedo evitar hacerlo; también ya ha pasado una semana desde que Christian me ha pedido ser su novia, lo he pensado mucho y por fin tengo una respuesta por eso aprovecharé que el alfa me mandó a llamar a su casa y hablaré con Christian para que vayamos a esa cita que tenemos pendiente.

En el camino iba pensando en muchas cosas pero todas insignificantes, caminaba admirando las flores que crecían en los árboles gracias a la primavera, nos encontrábamos en el mes de febrero y aquí ya reinaba la primavera luego de haber pasado un frío invierno que hasta hace poco había acabado; cuando llegue a la casa del alfa uno de los guardias me abrió la puerta dejándome entrar, saludé a las chicas del servicio que me encontré mientras caminaba al despacho que se encontraron el primer piso, cuando por fin estuve frente a la pesada puerta de roble no dude tocar para luego escuchar como se me era permitida la entrada.

-¡Hola!-salude con una gran sonrisa contenta de verlo luego de varios días.

-Hola hermosa-saludo con esa calidez que lo caracterizaba-Toma siento hija hay algo de lo que te quiero hablar- yo como buena niña obediente hice lo que me pidió.

-Habla soy todo oídos-enfoque mi atención en él.

-Vale, ambos sabemos que está demás decirte que te amo como si fueras mi hija- pauso y yo asentí pues sabía que era verdad-Cuando tu mamá murió me prometí a mí mismo que ayudaría a Harrison en todo lo que tuviera que ver con Heiner y contigo para que ninguno se sintiera solo pues cuando se fue la mamá de Chris yo me sentí realmente mal y no quería que pasarán por eso- respiro profundo, se que aún es difícil para él hablar de eso.

«Siempre se me hizo extraño la manera en la que Harrison te protegía pero siempre creí que su aparente sobreprotección era por su miedo a perderte a ti también después de haber perdido a tu madre; nunca me imaginé que había un trasfondo en la historia hasta que escuché una conversación que mi hijo mantenía con tu hermano»

Sentí que toda la sangre se drenaba de mi cara al escuchar eso, mis nervios se alteraron al punto de casi hacerme temblar.

-Yo...-levanto la mano impidiendo que hablara y él continúo.

«No sabía con exactitud si hablaban de ti o de otra persona ya que en ningún momento mencionaron tu nombre o algún nombre en específico, la espinita se mantuvo ahí por varios días y me fue imposible quedarme con la duda y realice mis investigaciones, ahí fue donde descubrí todo»

Mi garganta se cerró al ver la furia centellar en sus ojos.

-¿Por qué no me dijiste todo lo que tú padre te hacia?-

Toda idea se borro de mi mente dejándome en blanco y en total silencio, solo mirando como contenía la ira.

-Fueron más de 10 años los que tuviste que aguantar cada cosa que te hacía y nunca me dijiste nada- reprocho.

-Lo siento- por fin pude hablar -Muchas veces quise decírtelo pero nunca pude, tenía miedo de que no me creyeras o de que si lo hacía le hicieras tomarás represalias en su contra, yo no podría cargar con eso en mi conciencia, saber que por mi culpa le pasó algo malo por qué a pesar de todo lo que me hizo no le deseo ningún mal- por primera vez en esta semana no estoy llorando por algo que tenga que ver padre.

-¿Cómo no iba a creerte si para mí tu palabra vale oro? Ese pensamiento es más que erróneo al igual que el otro, por qué yo no iba hacer algo solo por qué me placía; yo iba hacer justicia por qué aparte de ser como mi hija eres miembro de mi manada y mi deber es mantener a salvo a todos los que estén bajo mi mando y castigar a todos aquellos que hagan daño a mi gente- respiro profundo cuando sus ojos se tornaron rojos.

-Tu sacrificio fue en vano- dijo al volver a la normalidad- Ya hice justicia y no quiero que preguntes acerca de ello.

-Lamento no haberte dicho nada- baje la cabeza avergonzada -Comprendo que estés enojado conmigo.

-No estoy enojado, solo un poco decepcionado de que no me dijeras nada, de que no me hayas tenido la suficiente confianza para decirme todo lo que tipo que dice ser tu padre te hizo sufrir; sé que no soy tu padre y nunca he tenido la intención de ocupar el lugar de Harrison pero te quiero como si portaras mi sangre, me duele tu falta de confianza pero sobretodo me duele no haber podido protegerte; perdóname mi niña - me miro con ojos cristalinos y eso me lo me dolió hasta el alma.

-¿Por qué me pides perdón si tú no me has hecho nada?- mi voz salió afectada

-Por no haberte defendido de él, por fallarte como padre, aunque no lo sea y sobre todo por haberte fallado como alfa, no pude protegerte- de inmediato negué.

-No es cierto, tú no sabías lo que estaba pasando; eres un excelente Alfa y un excelente padre, mi error fue ser cobarde y no hablar contigo- me levanté y rodeé el escritorio él al mirar mis intenciones se puso de pie y me recibió gustoso entre sus brazos.

-Te quiero mucho mi pequeña niña- mi corazón salto de alegría al oírlo.

-Yo también te quiero mucho papi Andrew -Se separó un poco de mí mirándome asombrado.

-Hace mucho que no me decías así-dijo nostálgico.

-Por miedo-confesé -A papá no le gustaba que te dijera así y me prohibió hacerlo, pero ahora soy libre y nadie impedirá ahora reconocerte como lo que eres en realidad-me miro expectante- Eres mi padre, el verdadero- sus ojos brillaron al escucharme decir eso.

Él quiso decir algo pero la puerta se abrió interrumpiendo el momento.

-Harrison- saludo al hombre que se encontraba de pie en la puerta, sus ojos me escanearon sin reflejar nada al mismo tiempo en el que los míos lo reparaban.

Mi respiración se atoró en mi pecho al verlo su estado; se encontraba notablemente más delgado, pero eso no fue lo que me sorprendió sino ver los múltiples golpes que tenía en el rostro, las grandes manos marcadas en un grotesco morado alrededor de su cuello y la llamativa marca plateada en el centro de su frente, esa marca que solo significaba una cosa.

Le habían prohibido indefinidamente tener algún tipo de contacto con su lobo. Él no podía hablar con él y su lobo tampoco podría salir y acelerar el proceso de curación hasta que el alfa decidiera quitar su castigo.

-Bueno, Vale gracias por venir ¿Te esperamos para cenar?- pregunto y obvio no me negaría.

-Bueno, Vale gracias por venir ¿Te esperamos para cenar?- pregunto y obvio no me negaría.

-¿Cenaremos Spaghetti?- pregunté ilusionada, amo esa comida.

-Si eso es lo que quieres le diré a las chicas del servicio que la preparen.

-Genial, estaré aquí a las 7, adiós- me despedí dándole un beso en la mejilla por un momento se me olvidó la presencia de mi padre pero al girarme hacia la puerta lo vi de nuevo, mi cuerpo se tenso ante la furia con que me miraba.

Instintivamente trate de refugiarme detrás de Andrew pero él no lo permitió si no que me tomo de la cintura y me puso delante de él

-¿Hay que te moleste Harrison?- pregunto el Alfa poniendo su brazo sobre mi hombro pero aún así seguía tensa, mi padre aún sin despegar sus ojos de mi negó -Ve tranquila él ya no volverá a ponerte un dedo encima nunca más-solo asentí y sin mirar atrás empezó a caminar para salir de aquella habitación.

-Con permiso beta-me esforcé por qué mi voz no saliera temblorosa y me felicité mentalmente cuando lo logré, el se hizo a un lado y sin más salí de ahí.

Cuando estuve ya varios metros alejada del despacho pude respirar tranquila.

Se me ocurrió la idea de buscar a Christian para hablar con él pero desistí de la idea cuando recordé que le tocaba hacer guardia junto Heiner en la frontera del Norte así que mejor regrese a mi casa, ya estando allí me tiré a la cama mientras hablaba con Amy por mensaje.

Estuvimos como dos horas hablando hasta que ella tuvo que irse a hacer unas cosas, cuando nos despedimos todavía era temprano observé la habitación y aunque no había un desorden total, si necesitaba un poco de limpieza, así que puse manos a la obra y oyendo *You fond me* comencé a limpiar mi hogar.

Terminé justo a las 5 p.m, busque mi ropa en el armario y la dejé en la cama; entre a la ducha y 20min después salí envuelta en una toalla unte crema en todo mi cuerpo después de haberme puesto la ropa interior y luego me puse las prendas que previamente escogí, cepillé mi cabello y lo dejé suelto solo poniendo un poco de crema; no tenía necesidad de maquillarme para cubrir los golpes, pues ya no había nada que esconder solo aplique brillo labial, no hubo necesidad de ponerme rimel o de quebrar mis pestañas ya que gracias a la herencia genética de mi mamá mis pestañas son largas y oscuras, tanto así que parece que siempre las cargo maquilladas, cuando termine de arreglarme me di una última mirada en el espejo y me gustó mucho el resultado así que sonreí satisfecha.

Mire la hora en mi teléfono y éste ya marcaba las 6:30, tome las llaves de mi casa y salí de mi hogar emprendiendo camino hasta la casa del Alfa; minutos después llegué y llame a la puerta, no tardo mucho cuando una de las chicas vino y abrió la puerta, de inmediato me guío al comedor donde al solo entrar me encontré con el par de hombres que esperaban por mi.

-¡Por fin llegas! Ya muero de hambre -exclamo Christian nada más al verme entrar.

-Mi niña hermosa que bueno que ya llegaste- Andrew fue el primero que se acercó a saludarme.

-Me alegra verte de nuevo- Christian también se acercó a saludarme.

-Lo mismo digo- les sonreí con cariño, luego de eso nos sentamos en el comedor y la cena no tardó en ser servida dejando que el delicioso olor a spaghetti inundara el lugar haciendo que mi estómago gruñera exigiendo comida, ahí recordé que solo había comido en el desayuno y en serio esperaba que ello la no se dieran cuenta.

-¿Cómo estuvo tu día hoy Val?-pregunto Andrew llevándose una porción de spaghetti a la boca.

- Estuvo tranquilo-conteste mi tranquila.

-¿Y Qué comiste hoy?-trató de sonar casual pero sabía que me haría esa pregunta.

Decidí ser sincera.

-En el desayuno solo comí una manzana y en el almuerzo no me dio hambre, y mi cena es esta- me miró la desaprobatoriamente.

-No puedes saltarte las horas de comida, tienes que comer tengas o no hambre si no quieres tener problemas con tu salud luego-reprendió y no me atreví a refutar.

-Te prometo que ya no lo haré- fue todo lo que pude decir.

Luego de eso seguimos comiendo en un ambiente muy cómodo y ameno, el estar con ellos me daba una sensación de calidez pero por alguna razón me sentía fuera de lugar, era algo que me hacía sentir que yo no pertenecía ahí y que no era mi hogar.

En mi pecho se instaló una profunda melancolía y tristeza que me hizo bajar la cabeza cuando los ojos se llenaron de lágrimas.

«Tranquila Valerie, inhala profundo y exhala despacio» me dije tratando de desvanecer lo que sentía.

-¿Estás bien?- la voz de Christian me regreso a la realidad.

-Sí, todo está bien- sonreí forzadamente él asintió aún con la duda reflejada en su rostro.

La cena termino hasta que no quedó ni un solo hilito de spaghetti luego Andrew tuvo que retirarse a contestar una llamada importante.

- Chris ¿Podemos hablar?-pregunté cuando Andrew se ausentó por completo.

-Claro que si ¿Quieres que hablemos aquí o te acompaño a tu casa?-

- Acompáñame a casa-respondí- Solo espérame enseguida regreso- al decir eso corrí en busca de Andrew para despedirme de él, la despedida fue muy breve ya que estaba al teléfono y no lo quería interrumpir.

Al regresar le hice saber s Christian que ya podíamos irnos, en el camino él iba insistiendo en que le dijera que era lo que quería hablar con él pero preferirá hablarlo cuando llegáramos así que aunque su insistencia fuera mucha no le diría nada hasta llegar.

-¿Ahora sí ya?-pregunto en cuanto visualizamos la cabaña, asentí y lo invite a sentarse en el columpio para que pudiéramos hablar tranquilamente.

-Mira lo que te quiero decir es que pensé mucho en tu propuesta y mi respuesta es sí - solté sin rodeos.

-¿Si qué?-no pude evitar rodar los ojos.

-Que si quiero ser tu novia-aclare y me miro emocionado.

-Ya lo había entendido pero quería oírte decirlo-negué divertida -No sabes lo feliz que me hace escuchar eso, juro que no te arrepentirás.

«Eso espero» pensé

-¿Puedo darte un beso?- el hecho de que preguntara en lugar de solo hacerlo me causo ternura y aún nerviosa asentí dándole permiso.

Suavemente sujeto mi cara entre sus manos y antes de juntar nuestros labios me dio una tierna sonrisa nerviosa; segundos después sus labios se posaron sobre los míos y dejé que fueran sus labios los que me enseñaran a corresponder su tierno beso.

Por qué sí... este era mi primer beso.

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