Cerré mis ojos y respiré tan profundo como mi cuerpo me lo permitía, no, esto no me podía estar sucediendo a mí, debía de ser un sueño, una pesadilla, cuando abriera los ojos no estarían dos pequeños insolentes saltando en mi sofá Lawson. Quería pensar que estaba soñando, pero aquellas pequeñas carcajadas entre dientes no me lo permitieron, cuando abrí los ojos no solamente estaban sobre mi sofá, sino que habían despedazado unos de mis almohadones de pluma, Abbie, ella era la culpable, la pequeña delincuente de almohadas, ¿qué le había hecho la pobre para merecer ese trato? Recibí por la espalda un golpe que me hizo tambalearme, me di la vuelta para encontrarme con el gesto distorsionado de Lucius, estaba a punto de soltar una carcajada. —Se marchan ahora mismo a su habitación —les ordené a punto de perder la cordura. Cruzaron miradas, pero no se movieron, por el contrario, Lucius me lanzó el almohadón a la cara. Mi paciencia estaba a punto de desaparecer, solamente llevaban en el
Últimamente, me sentía tan cansada de la monotonía de mis días, levantarme cada mañana a primera hora, habiendo dormido tan pocas horas por haber estado trabajando hasta la hora en que mi jefe se había decidido a dejarme en paz. Me tenía que contener, porque la rabia que sentía cada vez que le veía la cara me sobrepasaba, es un desconsiderado hombre rico, no le importa si uno sufre, si uno tiene problemas, solamente le interesa que todo salga exactamente como lo planea. Estuve considerando dejar el trabajo, incluso si eso conlleva que me quede viviendo en medio de la calle, porque en ocasiones el estar cerca de ese hombre me provoca ganas de volverme una loca y atentar contra su bienestar. Pensaba tener un domingo tan relajante que cuando el lunes volviera a ver la cara de mi jefe no me causara ese sentimiento de querer estrangularlo, pero eso no sucedió, el día en general fue extremadamente malo, pero justamente cuando estaba a punto de visitar el mundo de los sueños, de tener uno
Me desperté de repente, tenía una mala sensación en todo el cuerpo, ayer en la noche había estado a punto de besar a mi asistente personal, eso me había hecho reflexionar de que no estoy en un estado mental cuerdo. Es decir, mi asistente siempre ha sido un poco callada, incluso podría decir qué retraída, es el tipo de mujer que viste bastante discretamente, que no socializa con las personas de la empresa y que se dedica gran parte de su tiempo a estar pegada al iPod. No es mi tipo de mujer, nunca me fijaría en alguien como ella, lo que me hace pensar que perdí por completo la cordura, sobre todo porque cuando la miré directo a los ojos sentí algo que nunca antes me había pasado, un cosquilleo extraño en el cuerpo, tiene unos ojos, una mirada que te obliga a detenerte a mirarla. ¿Lo ven? Yo no soy el tipo de hombre que pensaría de ese modo. Me dispuse a levantarme de la cama, no podía quedarme ni un momento más pensando en esa mujer, así que me paré, de repente sentí algo peludo que
Estuve a punto de cumplir mi sueño de obtener la renuncia, pero hubo algo que me hizo cambiar de parecer, había deseado por demasiado tiempo ver a mi jefe perder la cordura y luego de todo lo que tuve que sufrir en sus manos, la vida me estaba dando una gran oportunidad.Es cierto que tendré que vivir un mes con una de las personas más detestables de mi vida, pero nunca pensé decir que estaré encantada de hacerlo, esos dos niños son ángeles que llegaron a mi vida para cumplir mi mayor deseo, ver a mi jefe sufrir.Todo lo que había esperado por años que sucediera comenzaría a pasar ahora, con este contrato que no podrá negarse a firmar y que tendrá que cumplir al pie de la letra, veremos que ocurre primero, si se rinde o pierde la cordura.…Con la maleta lista y los documentos redactados volví a aquel apartamento, pensé que podría vivir un par de horas sin mi presencia, pero en cuanto toqué al timbre me encontré con una persona completamente diferente a lo usual que acostumbraba a ver
Tuve que acceder a ir a ese parque de diversiones, después de todo había firmado aquel documento, no solamente por mi desesperación, sino que esto me llevó a meditar un poco con respecto a mis actitudes últimamente.A lo largo de mi vida muchas veces me han llamado egoísta, porque al final siempre me termino poniendo a mí por encima de todo y en lo personal no considero que eso sea algo del todo malo. Pero en este tiempo que Dahlia lleva trabajando conmigo jamás me había detenido a pensar que ella tiene una vida fuera del trabajo, en muchas ocasiones mi egoísmo me llevó a pedirle cosas que tal vez no debí y ahora pensándolo con más detenimiento, quizá esta sea una manera de compensar mis actitudes.…Una vez en ese parque de diversiones estuve sentado en una banca esperando a que mis sobrinos terminaran su divertido recorrido por el parque, los vi subirse a juegos que no estoy del todo seguro si mi hermana le permitiría subir, pero que más daba.—Tío Isaac, vamos a subir a aquel jueg
Abrí los ojos y tenía su rostro frente al mío, ¿¡qué era lo que había hecho!?Me detuve a hacer memoria, quería recordarlo, pero el fuerte dolor de cabeza me estaba enloqueciendo. Me intenté poner de pie sin hacer nada de ruido, pero de repente un fuerte brazo me atrapó y cerré mis ojos con fuerza. ¿¡Por qué estaba en la misma cama que mi jefe!? ¿¡Cómo me libraré de mi odioso jefe después de esto!?Estaba sumergida en aquellos pensamientos cuando un movimiento brusco me empujó al suelo y empecé a escuchar murmurar una voz.—Maldición, maldición, maldición —repetía en un murmullo entre gruñidos.Ahora no sabía si debería de seguir fingiendo estar dormida como una piedra, continuar tirada en el suelo hasta que él fuera el primero en salir de la habitación y fingir que me dio un ataque de demencia. Quizá debería de levantarme y salir huyendo como si hubiera ocurrido la peor de las tragedias, aunque eso me dejara ante él como la peor de las inmaduras, o si no, quedaba la última opción, le
Estaba más que cansado de la situación de tener que vivir con las bromas de por medio de mis sobrinos, quizá lo que Dahlia decía tenía un poco de sentido, por no decir que bastante. No estoy acostumbrado a lidiar con niños, tampoco sé como razonan, solamente pienso en que quiero las acciones que su madre me dará y no me he detenido ni un momento en pensar como se sienten al tener que quedarse en el apartamento de un extraño que solamente se queja de tener que quedarse con ellos.Así que acepté ir a comprar esos juguetes, incluso aunque eso sea un gasto que me parece poco necesario, si eso hará que me dejen un poco más tranquilo, si me trae un poco de paz, entonces sin dudarlo lo haré.En el trayecto hasta el Shopping me obligaron a ir escuchando unas canciones que, en lo personal, me hace dudar sobre lo que la juventud suele escuchar, pero no quise emitir palabra de queja, todo por recordar lo que Dahlia había hecho. Si el quejarme menos mejoraba la relación, pues pondría un poco de m
Algo dentro de mí estaba se había vuelto a romper, no me esperaba encontrar a mi exesposo en aquel centro comercial, mucho menos volver a ver a mi hijo. Me duele no poder darle un abrazo como tanto me gustaría, ninguna madre debería de pasar por algo como esto, a ninguna madre que realmente ama a su hijo deberían de arrebatárselo de los brazos como a mí me lo hicieron.Pasé por la humillación de volver a desmoronarme, no quería ni que los niños, ni que mi propio jefe me vieran pasar por ese dolor tan grande, pero no logré ocultarlo, no pude soportarlo hasta estar en una habitación a solas para romperme.Al llegar al apartamento me disculpé con los tres y me retiré a mi habitación, sabía que no podía volver a dejarme caer en la depresión, porque desde ese sitio solamente iba a empeorarlo todo, porque no podría volver a ver a mi hijo como tanto deseaba si me caía de rodillas y no estaba dispuesta a levantarme.Lowen es una persona despreciable, decirme en mi propia cara que no me preocu