Me tenía que contener, porque la rabia que sentía cada vez que le veía la cara me sobrepasaba, es un desconsiderado hombre rico, no le importa si uno sufre, si uno tiene problemas, solamente le interesa que todo salga exactamente como lo planea.
Estuve considerando dejar el trabajo, incluso si eso conlleva que me quede viviendo en medio de la calle, porque en ocasiones el estar cerca de ese hombre me provoca ganas de volverme una loca y atentar contra su bienestar.
Pensaba tener un domingo tan relajante que cuando el lunes volviera a ver la cara de mi jefe no me causara ese sentimiento de querer estrangularlo, pero eso no sucedió, el día en general fue extremadamente malo, pero justamente cuando estaba a punto de visitar el mundo de los sueños, de tener uno de esos sueños en los que me gano la lotería y manejo un Mercedes por la autopista mientras disfruto del viento acariciando mi rostro.
Ahí fue que todo se volvió una catástrofe, ¿cómo hozaba llamarme a esas horas? ¿Cómo se atrevía a pedirme que fuera a su apartamento a esas horas de un domingo? Era sin duda un maldito.
Me dispuse, a pesar de que me había ofrecido un aumento, a renunciar, a decirle en su cara que no trabajaría ni un día más bajo su tiranía, que tenía que ser más considerado con las personas a su alrededor, porque no todos tenemos su misma situación económica, quería decirle todo exactamente como lo pensaba.
Así que fui a su apartamento, con la desconfianza de que de un hombre como él uno no puede fiarse. Al llegar pasé por una situación poco común, era la primera vez que mi jefe me pedía que guardara silencio, se le veía en aquella mirada de acero el pánico, también estaba su sala hecha un desastre y llegué a pensar que le habían robado.
Pero eso cambió cuando me pegó contra la pared y me cubrió la boca, incluso para él esa acción era demasiado drástica, todo tomó sentido cuando escuché el sonido de unas risas, hay algo que mi jefe odia más que la falta de puntualidad y de profesionalidad, eso es los niños.
Esos pequeños seres inofensivos, tamaño de bolsillo que se ríen y desbordan alegría, esa es la peor pesadilla de mi jefe, no tengo dudas de ello.
—Dahlia, necesito de tu ayuda, estoy en medio de una crisis —estaba hiperventilando, mi jefe estaba hiperventilando.
Aguanté mis ganas de reírme, pero al parecer el placer en mi rostro era algo notorio y él frunció el ceño.
—¿Te estás burlando de mí? —preguntó con seriedad, pero manteniendo el tono bajo para que no le escucharan.
—Mire señor Isaac, le voy a ser franca, no tengo ninguna intención de continuar trabajando con usted, he aguantado más de lo que mi cuerpo me lo permite, usted es un desconsiderado, a tal punto de que mire, estoy aquí un domingo a la noche, fuera de mi horario laboral, por algo tan banal como que tiene a un par de niños en su casa —dije en un tono que no fue para nada bajo.
De repente se asomaron dos pequeñas cabezas, que cruzaron miradas y luego me miraron a mí, al parecer un poco confundidos con la situación.
—¿Quién es ella, tío Isaac? —preguntó una pequeña que se veía que era la más grande de los dos.
—Es mi asistente personal —les respondió sin mirarlos, con la mirada sobre mí.
—Al parecer, se puede decir que lo era, porque no lo soy más —respondí cruzada de brazos y miré a los niños— Ya es hora de que cepillen sus dientes y se vayan a dormir, si no vendrá el monstruo a llevarlos a un sitio muy feo.
—Señora, no se ofenda, pero no creemos en esas cosas, es obvio que no existen —respondió la niña con una ancha sonrisa.
—Por supuesto que no —agregó el niño y se empezaron a reír.
—Les voy a contar una historia de un par de niños que se burlaron del monstruo, porque como en su casa jamás les había sucedido nada, no creían en los monstruos, pero cuando fueron de visita a la casa de sus abuelos y se negaron a quedarse dormidos, vino el monstruo y en un descuido de los abuelos se los llevó —comenté con seriedad.
Los niños se quedaron en un silencio abrumador, se miraron con gestos preocupados, como si verdaderamente creyeran en la historia, y miraron a Isaac.
—Está mintiendo, ¿verdad, tío? —preguntó la niña.
—No, es verdad, ese monstruo existe —murmuró.
—Entonces será mejor que nos vayamos a la cama —se apresuró a decir el niño que jalaba de la camiseta a la que supongo que es su hermana.
Los observé marcharse y luego le volví a clavar la mirada a mi jefe, que se veía un poco más calmado, pero me veía de una manera diferente, como si de alguna manera hubiera logrado un milagro.
—Dahlia, te pido que reconsideres la decisión que acabas de tomar —me pidió con un gesto de súplica— Puedo aumentar tu salario si deseas.
—No me interesa el dinero, no lo tome a mal, necesito sobrevivir como el promedio de persona que soy, pero no pienso humillarme más de lo que ya he hecho por usted, así que no me interesa saber qué pensaba ofrecerme hacer, no será así —respondo de muy mal humor.
—Haré lo que quieras, solamente necesito que este mes vivas en el apartamento conmigo, que te hagas cargo de mis sobrinos, que me ayudes a que estén bien y a cambio puedo darte lo que gustes —lo veo arrodillarse al terminar de decir esas palabras— Por favor Dahlia, yo no tengo la menor idea del cuidado de unos niños, ni siquiera me gustan, te pido que aceptes.
—En otras palabras, quiere que pase de ser su asistente personal a la niñera de sus sobrinos —hago una mueca.
—No te pido que seas su niñera, solamente que me ayudes en este mes, que vivas con nosotros para que sea más fácil y a cambio puedes pedirme lo que sea —junta sus manos mientras continúa de rodillas.
—¿Lo que yo quiera? No puede retractarse, señor —le apunto con un dedo mientras hablo.
—No me voy a retractar, será lo que quieras Dahlia, esto es muy importante, mi hermana necesita que cuide todo el mes a sus hijos y si esto continua de esta manera voy a perder la poca cordura que me queda luego de que hayan roto mis almohadones de pluma y mi colección de tazas —se pone de pie con cuidado y se sacude la ropa.
Como si en aquel apartamento lujoso hubiera algo de polvo.
—Será entonces bajo mis reglas, haré un contrato el cual usted tendrá que firmar, si no está de acuerdo con las normas que coloque, entonces no haré el trabajo que quiere que haga —sentencie.
—Cómo usted diga, ahora le voy a enseñar cuál será su habitación —empezó a caminar.
Me quedé un poco impactada por la rapidez en que pretende que comience a trabajar, ni siquiera ha leído las condiciones que le pondré, no sabe si realmente querrá aceptar lo que le pida.
—Señor, me iré a dormir en mi casa esta noche —aclaré con mi voz un poco temblorosa.
—No, empiezas a trabajar ahora mismo —dijo en un tono severo.
—Pero señor, necesito mi ropa, además ni siquiera sabe si va a aceptar las condiciones que le pondré —respondí tratando de seguirle el paso.
—Las aceptaré, aún no entiendes el grado de desesperación en el que me encuentro, me podrías pedir incluso que pasara la noche contigo y lo haría —respondió sin siquiera mirarme a la cara.
Agradecía que no lo hubiera hecho, de lo contrario hubiera notado mis mejillas ruborizadas por sus palabras. Es verdad que mi jefe es un hombre sumamente atractivo, pero también es un hombre detestable, jamás se me hubiera cruzado por la mente tener algo con él, mucho menos incluir una petición como esa en el contrato.
—No diga barbaridades, quién podría estar con un hombre como usted —comento como si estuviera hablando sola.
Lo veo detenerse en seco, se da media vuelta con un gesto de furia, entorna sus ojos mientras me mira y hace una mueca.
—Soy un hombre muy atractivo, podría estar con la mujer que quisiera, no tengo una esposa porque no quiero señorita, en cambio, usted —me hace un escaneo de pies a cabeza— No haré un comentario sobre su vestimenta en estos momentos.
Me observé, no sé qué veía de malo en mi vestimenta, no tenía nada que fuera inadecuado para un domingo a la noche cuando te llaman de una forma tan repentina.
—Escuche —digo jalando su brazo con molestia.
Mi jefe se tambalea y se apoya sobre mis hombros, quedo una vez más contra la pared, pero en esta ocasión mis lentes caen al suelo. Ya incluso su rostro no se ve de la misma manera, si no lo tuviera tan cerca diría que no le veo, pero tengo sus labios a milímetros de los míos.
—Sus ojos… —balbucea.
Me tanteo el rostro, como si hubiera algo de malo en mí, él me toma las manos y sigue mirándome de esa manera que no logro comprender.
—Nunca me había dado cuenta de que sus ojos son verdes y hermosos —dice lentamente esas palabras.
Mi respiración se detiene y le miro sus labios carnosos, ¿qué diablos me está pasando? ¿Por qué de repente siento deseos de besarle?
Me desperté de repente, tenía una mala sensación en todo el cuerpo, ayer en la noche había estado a punto de besar a mi asistente personal, eso me había hecho reflexionar de que no estoy en un estado mental cuerdo. Es decir, mi asistente siempre ha sido un poco callada, incluso podría decir qué retraída, es el tipo de mujer que viste bastante discretamente, que no socializa con las personas de la empresa y que se dedica gran parte de su tiempo a estar pegada al iPod. No es mi tipo de mujer, nunca me fijaría en alguien como ella, lo que me hace pensar que perdí por completo la cordura, sobre todo porque cuando la miré directo a los ojos sentí algo que nunca antes me había pasado, un cosquilleo extraño en el cuerpo, tiene unos ojos, una mirada que te obliga a detenerte a mirarla. ¿Lo ven? Yo no soy el tipo de hombre que pensaría de ese modo. Me dispuse a levantarme de la cama, no podía quedarme ni un momento más pensando en esa mujer, así que me paré, de repente sentí algo peludo que
Estuve a punto de cumplir mi sueño de obtener la renuncia, pero hubo algo que me hizo cambiar de parecer, había deseado por demasiado tiempo ver a mi jefe perder la cordura y luego de todo lo que tuve que sufrir en sus manos, la vida me estaba dando una gran oportunidad.Es cierto que tendré que vivir un mes con una de las personas más detestables de mi vida, pero nunca pensé decir que estaré encantada de hacerlo, esos dos niños son ángeles que llegaron a mi vida para cumplir mi mayor deseo, ver a mi jefe sufrir.Todo lo que había esperado por años que sucediera comenzaría a pasar ahora, con este contrato que no podrá negarse a firmar y que tendrá que cumplir al pie de la letra, veremos que ocurre primero, si se rinde o pierde la cordura.…Con la maleta lista y los documentos redactados volví a aquel apartamento, pensé que podría vivir un par de horas sin mi presencia, pero en cuanto toqué al timbre me encontré con una persona completamente diferente a lo usual que acostumbraba a ver
Tuve que acceder a ir a ese parque de diversiones, después de todo había firmado aquel documento, no solamente por mi desesperación, sino que esto me llevó a meditar un poco con respecto a mis actitudes últimamente.A lo largo de mi vida muchas veces me han llamado egoísta, porque al final siempre me termino poniendo a mí por encima de todo y en lo personal no considero que eso sea algo del todo malo. Pero en este tiempo que Dahlia lleva trabajando conmigo jamás me había detenido a pensar que ella tiene una vida fuera del trabajo, en muchas ocasiones mi egoísmo me llevó a pedirle cosas que tal vez no debí y ahora pensándolo con más detenimiento, quizá esta sea una manera de compensar mis actitudes.…Una vez en ese parque de diversiones estuve sentado en una banca esperando a que mis sobrinos terminaran su divertido recorrido por el parque, los vi subirse a juegos que no estoy del todo seguro si mi hermana le permitiría subir, pero que más daba.—Tío Isaac, vamos a subir a aquel jueg
Abrí los ojos y tenía su rostro frente al mío, ¿¡qué era lo que había hecho!?Me detuve a hacer memoria, quería recordarlo, pero el fuerte dolor de cabeza me estaba enloqueciendo. Me intenté poner de pie sin hacer nada de ruido, pero de repente un fuerte brazo me atrapó y cerré mis ojos con fuerza. ¿¡Por qué estaba en la misma cama que mi jefe!? ¿¡Cómo me libraré de mi odioso jefe después de esto!?Estaba sumergida en aquellos pensamientos cuando un movimiento brusco me empujó al suelo y empecé a escuchar murmurar una voz.—Maldición, maldición, maldición —repetía en un murmullo entre gruñidos.Ahora no sabía si debería de seguir fingiendo estar dormida como una piedra, continuar tirada en el suelo hasta que él fuera el primero en salir de la habitación y fingir que me dio un ataque de demencia. Quizá debería de levantarme y salir huyendo como si hubiera ocurrido la peor de las tragedias, aunque eso me dejara ante él como la peor de las inmaduras, o si no, quedaba la última opción, le
Estaba más que cansado de la situación de tener que vivir con las bromas de por medio de mis sobrinos, quizá lo que Dahlia decía tenía un poco de sentido, por no decir que bastante. No estoy acostumbrado a lidiar con niños, tampoco sé como razonan, solamente pienso en que quiero las acciones que su madre me dará y no me he detenido ni un momento en pensar como se sienten al tener que quedarse en el apartamento de un extraño que solamente se queja de tener que quedarse con ellos.Así que acepté ir a comprar esos juguetes, incluso aunque eso sea un gasto que me parece poco necesario, si eso hará que me dejen un poco más tranquilo, si me trae un poco de paz, entonces sin dudarlo lo haré.En el trayecto hasta el Shopping me obligaron a ir escuchando unas canciones que, en lo personal, me hace dudar sobre lo que la juventud suele escuchar, pero no quise emitir palabra de queja, todo por recordar lo que Dahlia había hecho. Si el quejarme menos mejoraba la relación, pues pondría un poco de m
Algo dentro de mí estaba se había vuelto a romper, no me esperaba encontrar a mi exesposo en aquel centro comercial, mucho menos volver a ver a mi hijo. Me duele no poder darle un abrazo como tanto me gustaría, ninguna madre debería de pasar por algo como esto, a ninguna madre que realmente ama a su hijo deberían de arrebatárselo de los brazos como a mí me lo hicieron.Pasé por la humillación de volver a desmoronarme, no quería ni que los niños, ni que mi propio jefe me vieran pasar por ese dolor tan grande, pero no logré ocultarlo, no pude soportarlo hasta estar en una habitación a solas para romperme.Al llegar al apartamento me disculpé con los tres y me retiré a mi habitación, sabía que no podía volver a dejarme caer en la depresión, porque desde ese sitio solamente iba a empeorarlo todo, porque no podría volver a ver a mi hijo como tanto deseaba si me caía de rodillas y no estaba dispuesta a levantarme.Lowen es una persona despreciable, decirme en mi propia cara que no me preocu
Estaba bastante feliz de haber podido arrancarle una sonrisa a Dahlia, nunca había pasado por una situación similar y verla tan deprimida me causó un poco de temor, así que había llamado a mi abogado para hablar con respecto de pedir de nuevo la custodia del niño, claro que para eso él tendría que evaluar el caso, así nos diría la probabilidad que había de conseguirlo. Sin embargo, cuando llegamos al restaurante y ordenamos, el mundo se me vino abajo, no pensaba que en un solo día podrían ocurrir tantas tragedias. Esa sonrisa canalla, la manera en que tomaba su mano, como se pavoneaba al lado de esa mujer, una mujer que se le notaba que solamente le interesaba conseguir un par de billetes, conocía muy bien el tipo de mujer que era. No podía permitir que esto pasara por desapercibido, pero tampoco podía exponer a los niños a pasar por una situación como esa, así que le pedí a Dahlia que los llevara a comer a otro sitio y luego a la casa. Bastó con ver que Dahlia se los llevaba para p
No tenía planeado llevar a mi jefe a mi apartamento, no quería que estuviera allí porque al final estoy segura de que algunas personas del edificio le pasan información de mi vida personal a Lowen y me da verdaderamente miedo pensar que puede que no recupere a mi hijo. También es cierto de qué habitaciones en uso solamente hay una, la mía, porque además de esa hay un estudio en el que dedico horas de trabajo, una vacía llena de cajas, que la pensé hacer de visitas por si en un futuro mi hijo quería invitar a sus amigos, pero nunca lo llevé a cabo por no querer invertir en algo que veía demasiado lejano, así que solamente quedaba una opción. Tendría que dormir en la habitación de Itan, porque dejar dormir a mi jefe en la habitación que hice con tanto amor para mi hijo, no es que fuera una de las mejores opciones, ni siquiera lo consideraba. En cuanto mi jefe se quedó dentro de la habitación que yo misma había cerrado sin darle opción de que me dijera nada más, no quería que me viera