16. Las visitas.
Dejando dormir a Gisselle Owen se levantó para ponerse al día con su amigo de lo emocionantes de sus vidas al estar cada uno por su lado.

—No puedo creerlo, me descuido y a ti te pasa de todo, como para grabar una película... Y mientras yo grabando una, no hay nada emocionante, aparte de la pelea entre Maggie, la protagonista y la maquillista —Roy de dejó caer en la silla de la isla a la espera de que Owen prepare la máquina de café—. Lo peor es que fue por mí. No por mi culpa sino por mi causa.

—Seguro no hiciste nada para provocarlas.

—Me conoces, soy un ángel —dice el rubio con falsa modestia.

—Caido... —retruca el pelinegro poniendo la taza de café en sus manos.

—Pero ángel al fin y al cabo.

Los dos se sientan con su café a disfrutar del delicioso amargor de brebaje.

—Y veo que al fin te decidiste por la vía natural después de todo.

—Solo pasó, tú sabías que estaba decidió, pero esa mujer...

—Esa mujer, te tienen agarrado de los guevos, como ninguna otra. Eso es lo que sé.

Imposib
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