15. Las sensaciones.
Ni uno ni el otro se dieron cuenta en el momento que llegaron a la habitación de Owen, solo estaban felices de conseguir un sitio privado donde poder desatar sus ganas y pasión. Entre besos desesperados, la ropa les fue estorbando y una a una las prendas fueron saliendo, los movimientos eran erráticos, las ganas de estar juntos superó cualquier vergüenza y entre los dos se ayudaron a sacar hasta la última prenda sin casi separar sus bocas.

Ya desnudos los dos en medio de la habitación, Owen la guió hasta su cama, y la depositó en ella con tal delicadeza que Gisselle se sentía adorada, apesar de los nervios. Un beso profundo que arrasa con la poca cordura que le queda la hace gemir en la boca de Owen lo que provoca un gruñido en respuesta.

—Cuidado, me puedo volver adicto a eso Gacela —una advertencia que la hace sonreír e incharse de emoción.

Owen comenzó a dejar un reguero de besos desde su mandíbula bajando más hacia el sur, en busca de sus zonas erógenas activas. Rozando y adorando
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