8: 30 pm. — Por fin llegaste. — Sonrió Thomas a Leandro. — Tenemos algo muy importante que decirte sobre tu amad—— ¡Rouse desapareció! — Exclamó Leandro posando su mano derecha en el borde de su frente, en una señal de frustración. Los dos primos se quedaron sorprendidos viéndole. — ¿Qué has dicho? — Preguntó Mason con incredulidad. — ¡No está! Ella se fue y… Nadie sabe a dónde. — Leandro frunció el ceño en ese instante, acercándose rápidamente a dónde estaba sentado Mason. ¡PAM! El fuerte sonido de las manos puestas con irá de ese italiano, sacudió un poco la mesa causando que la bebida de Mason se terminara regando. — ¡¿Que diablos haces?! — Preguntó Mason enojado. — ¡No te hagas! ¡Tú debes saber dónde está ella! ¡Dijiste que tenías algo importante que decir! — Señalaba Leandro enojado a su mejor amigo. Thomas por otro lado solo veía la escena tomando de su bebida en paz. — ¿Yo? ¡No seas estúpido Leandro! ¡Estoy tan impactado como tú lo estás! Rouse está embarazada y ell
— Esto… No… No puede ser cierto… ¿Por qué bromean con algo así? — Preguntó Leandro incrédulo dejando de inmediato la carpeta sobre la mesa. Él vio molesto hacia Mason, quien simplemente continúo con una expresión seria mientras tomaba de su copa, seguidamente Leandro vio a su amigo Thomas, quien también estaba viéndole con total seriedad. — Lo siento hermano, no es ninguna broma, debiste tener alguna sospecha en todos esos cinco meses viviendo con ella, ¿No es así? — Preguntó el hombre de ojos celestes. Leandro posó sus codos en la mesa y sus manos en su rostro. Estaba atónito. No sabía que decir, que pensar, ni como reaccionar. ¿Ella le mintió? ¿Ella solo jugó con él como en el pasado y le sacó provecho para después irse? ¿Todo fue un engaño? Las imágenes de Rouse sonriendo, contándole sobre ella, viéndole con cariño, disfrutando mientras hacían el amor. ¿Todo fue simplemente una mentira? ¡Él seguía sin poder creerlo! Rouse era la misma modelo top de AM MILLER que fue un
3: 00 am. La lluvia continuaba cayendo fuertemente acompañada de ráfagas de viento. En las afueras de la mansión del CEO Carletti, un automóvil oscuro se hacia presente. El mayordomo estaba en las afueras dispuesto a recibir de inmediato al señor de la mansión. Steven acompañado de otros de sus asistentes, abrieron la puerta, Leandro bajó por su propia cuenta. "Pensé que el señor Carletti, vendría en muy malas condiciones" Pensó el mayordomo. Leandro continúo caminando al interior de su mansión siendo cubierto por un paraguas que sostenía uno de sus sirvientes. Atrás de él también siendo escoltado, venía uno de los amigos de ese hombre, Thomas Davis. …..En la oficina de la mansión, el mayordomo de inmediato puso al tanto de la situación a su jefe. — Agregué en el té de la señorita Jhons un poco de medicina para dormir, no pasó mucho tiempo para que ella se sintiera somnolienta y se fuera a acostar. — ¿Dónde se encuentra en estos momentos? — Preguntó Leandro sentado tras su
Una semana después. — ¿No ha recibido ninguna noticia por parte de sus amigos, señorita? — Preguntó Alice preocupada. — No… Lo último que supe es que Leandro no los había buscado, ni se había contactado con ellos, pero eso fue hace cuatro días atrás, tú, ¿Crees que él se molestó tanto que no le importa saber de mí y sus hijos? — Preguntó Rouse decaída mientras sostenía su vaso con jugo frutal esa mañana. — No conozco muy bien al señor Carletti, pero no me parece alguien que actúe de esa manera, usted que ha convivido más con el por cinco meses, debería saberlo mejor que yo. — Contestó Alice, para después darle un sorbo a su café, compartiendo mesa con Rouse. Rouse se quedó viendo seriamente a su amiga Alice, para después hacer una expresión cabizbaja. — Lo extraño… — Susurró ella. — ¿Por qué no vuelve? Quizá él la perdone, nunca se sabe. — ¿Tú crees? Cuando recuerdo cómo hizo sacada a Miranda de su vida… Cómo pasó de intentar enamorarse de ella a no quererla en lo absoluto, me
— ¡Maldición, Leandro! — Exclamó Thomas molesto siguiendo a ese amigo Italiano. — Te digo que estás cometiendo un grave error, no debes ir a verlos, házme caso hermano, nada bueno saldrá de esto, ellos ya recibieron daños por parte de nosotros, créeme, no querrán decirnos nada. Sin embargo, el CEO Carletti ignoraba las palabras de su amigo mientras se dirigía a la salida de su restaurante. Una vez ambos hombres estaban en el estacionamiento, Thomas recibió una llamada telefónica. — Ahorita no, estoy muy ocupa— ¿Qué? — Preguntó el hombre de cabello oscuro molesto. — ¿Otra vez? ¡Maldición! ¡¿Que diablos le pasa a esa gente?! — Gritó exaltado Thomas viendo como Leandro subía a su automóvil. — Después te llamo. — Colgó la llamada. Thomas subió al asiento del copiloto mientras Leandro estaba encendiendo su automóvil. — ¿Vas a conducir? — Preguntó Thomas. — No sueles hacerlo seguido. Leandro volvió a ver hacia su amigo y seguidamente desvío su mirada de él. — ¡Oye! No me voltees los
— ¡Parece que tampoco te conoce ahora! — Exclamó Matteo Carletti frunciendo el ceño. — Si te conociera y creyera en tus sentimientos, ¿Por qué huir? ¿Por qué fue tan cobarde? ¿Por qué no te enfrentó y te dijo las cosas a la cara? Leandro exhaló en ese momento, decaído. Sabía que por una parte su padre tenía razón, Rouse se precipitó. — Sé que en esta ocasión ella no actuó bien, pero estoy dispuesto a escucharla. — Comentó él con un suave tono de voz. — ¿Qué más podría hacer? No quiero hacerle daño, no quiero perderla, no quiero que sufra más y menos que sufran mis hijos quitándoles a su madre. Doña Stefany se acercó a su hijo el cual estaba sentado en un sofá individual y apoyó sus manos en los hombros de Leandro. — Creo que haces bien hijo mío, eres un hombre muy maduro. — ¡No! ¡No creo que haga bien! — Exclamó Matteo molesto. — Es toda tu culpa Stefany. Le apoyas en cualquier cosa que haga. Ella volvió a ver a su marido y sonrió. — Soy su madre, lo amo y si quieres culparme p
8: 00 am. — Aún no me has dicho donde tienes a Miranda. — Recalcó Thomas quien sostenía su taza con café esa mañana en su penthouse. El hombre de cabello oscuro veía fijamente a su primo, quién estaba sentado en la mesa del salón comedor, con el desayuno frente a él, pero sin siquiera tocarlo aún. Thomas quien se encontraba de pie cerca a la mesa veía fijamente a Mason. — Tienes que comer, ¿Quieres que Rouse vuelva y te encuentre en esas condiciones? Ella se sentiría culpable. — Comentó Thomas. Mason sonrió, una pequeña sonrisa se mostró en sus labios. — No tengo apetito y ella no se preocuparía por mí, Rouse… No lo haría… — Entonces busca odiarla, tal vez eso sea mejor para ti. — Comentó Thomas dándole otro sorbo a su café. — ¡No puedo odiarla! ¡¿Por qué no lo entiendes?! ¡Maldición! ¡Amo a Rouse! — Gritaba Mason exaltado, apoyando sus codos en la mesa y cubriendo su rostro. Thomas exhaló. "¿Nuevamente va a llorar?" Pensó. "Si él sigue así tendré que hablar con nuestros a
La tarde del día siguiente. En el penthouse de Thomas. Mason se levantaba de la cama, viendo que tenía parches fríos en su frente, pecho y abdomen. El hombre rubio volvió a ver en la mesita de noche algunos paquetes de pastillas, unos jarabes y agua. Seguidamente su mirada gris se dirigió a la ventana, observando el cielo nublado, más no llovía en lo absoluto. Mason se levantó sintiéndose mareado, tanto que perdió el equilibrio y volvió a caer sentado en la cama. Él dejó escapar algunas maldiciones. Seguidamente exhaló y volvió a levantarse apoyándose en los muebles y paredes, salió de la habitación en la que se encontraba. — ¡Mason! ¿Que haces aquí? ¡Vuelve a la cama, desgraciado! — Exigió Thomas furioso. — Tuve que llamar a un conocido médico por tu culpa y pasé casi toda la noche en vela. Deberías ir al doctor hoy y que te hagan un chequeó completo, has descuidado tu salud. Él ignoraba las palabras que decía su primo mientras se quitaba todos los parches fríos y se acomod