La noche de dos días después. En la mansión de la familia Parker, se celebrará una fiesta nocturna de caridad en el salón principal de eventos. Los importantes invitados caminaban sonrientes vestidos de gala con sus acompañantes de un lado a otro, sin dejar de jactarse de sus "muy buenas obras" llenándose de halagos los unos a los otros. Rouse ingresó al salón principal del evento, el cual poseía una glamurosa decoración y una orquesta tocando armoniosa musica que parecían caricias a sus oídos.Ella no iba sola, su brazo tomaba el de ese alto y apuesto hombre que la acompañaba, el italiano y dueño de todos los negocios de los Carletti, Leandro. — No sabía que los Parker tenían una mansión tan hermosa y… Tan lujosa, aunque no es más grande que la tuya, es sin duda bellísima. — Opinó Rouse volviendo a ver a Leandro. — ¿No lo pareciera verdad? Pero tienen mucho poder en la medicina y otros ámb
Leandro se inclinó hacia Rouse susurrando a su oído. — Ten cuidado, si sucede algo, no dudes en contactar a Alice o Harold, ambos han venido infiltrados a la fiesta. Rouse se sorprendió en ese instante, ella no esperaba eso. La hermosa "rubia" sonrió con dulzura mientras veía a ese apuesto hombre, para después asentir. — Gracias, eres muy considerado. — Susurró ella en respuesta. — ¡Suficiente Leandro déjala irse! No entiendo que tanto susurran. — Decía Thomas sonriente molestando a su amigo. Leandro soltó a Rouse y ella se marchó. — ¿Seguro que está bien que la dejes ir sola? — Preguntó Mason. — ¿No esperas que vaya con ella a los baños de mujeres o si? Ella estará bien. — Contestó Leandro de mala gana. — ¡Si hermano! No te metas en lo que no te incumbe~ — Rió Thomas apoyando su mano en el hombro de su primo Mason, que de inmediato se lo hizo q
Mason desvío su mirada de su primo dirigiendo la misma hacia la ventanilla del vehículo que recién comenzaba a ponerse en movimiento. — No se de que estás hablando. — Comentó el CEO Miller con una expresión de aburrimiento. — No niegues lo que está más claro que el agua primo. Ella es la mujer de Leandro, sabes por todo lo que nuestro amigo ha tenido que pasar y todo lo que sufrió en su matrimonio, fueron casi cinco años difíciles para él y ahora realmente— — ¡Ya cállate! — Gritó Mason viendo con molestia a su primo Thomas. — ¡Maldición! ¡Lo sé! ¡Sé que Leandro ha pasado por mucho! ¿Crees que soy ignorante de eso? ¡He estado a su lado viéndolo intentar y ser herido una y otra vez por la misma desgraciada mujer! — ¿Entonces por qué lo haces? — Preguntó Thomas viendo seriamente a su primo. — ¿Por qué te estás fijando en la mujer de tu mejor amigo? — ¡No me veas como si yo fuera una basura! — Exigió Mason.
— Déjame ir Mason. — Pidió seriamente Thomas a su primo. — ¡Un mes! — Exclamó el CEO Miller. — Solo dame un mes y si en ese tiempo no logro que ella misma me cuente toda la verdad, podrás decirle a Leandro cuánto quieras. Thomas mostró una semi sonrisa en ese instante al escuchar el trato que hacía su primo. — ¿Un mes? La única razón por la que podría aceptar algo así. Es por qué sé cuánto querías a esa modelo Layza y— — ¡Layla! Ya te dije que ella se llamaba L-A-Y-LA. — Interrumpió Mason molesto a su primo. — Sí, eso. — Contestó Thomas con total desinterés. — Como te decía, solo te dejaré intentarlo un mes por qué me das mucha lástima primo, pero que te quede claro. — Advirtió el hombre de ojos celestes. — A la primera que vea que estás buscando lastimar a nuestro amigo, las cosas cambiarán drásticamente. No es justo que solo nosotros lo sepamos, es como si tú intentarás ir por ella con ventaja y Leandr
….."¿Eh?… En qué momento… ¿En qué momento salimos de la mansión?" Pensó Rouse, finalmente reaccionando. El viento frío que mecia los árboles del exterior fue sentido en su rostro. Sin embargo… Su mano se sentía calida. Esa mano derecha de Rouse que estaba entrelazando sus dedos con los de ese alto hombre de pie junto a ella. En cuestión de minutos la limusina que les había traído les esperaba de nuevo para volver a la mansión de ese billonario. Rouse no podía dejar de recordar el evento de hace cinco años atrás. Cuando ella hizo un trato con Leandro y el le tomó de la mano llevándola a una habitación en el lugar de esa fiesta. Ella sintió un escalofríos recorrer su cuerpo. Ya no era como esa noche, las cosas habían cambiado mucho. Él creía conocerla por todos los documentos que la clínica le brindo de ella.
Las manos de Rouse se posaron sobre las mejillas de ese apuesto hombre. En ese momento, Leandro dirigió sus manos hacía la espalda de Rouse y comenzaba a bajar el cierre del vestido de ella. Rouse se sintió inquieta, ella jamás había hecho algo como mantener intimidad en un vehículo y mucho menos si era una limusina. Sin embargo, veía lo calmado que estaba Leandro a excepción claro está, de su parte baja. Un curioso pensamiento cruzó por la cabeza de ella, uno… Que despertó una horrible sensación de celos. Ella imaginó a Leandro haciéndolo de esa misma manera con su ex esposa, esa odiosa mujer que fingía ser inocente y estuvo a nada de envenenar a Rouse anteriormente. — ¿Ya lo has hecho así con Miranda? — Preguntó ella descaradamente sin siquiera pensarlo dos veces o planear preguntar algo que claramente no era de su incumbencia. Leandro que finalmente había bajado el cier
••••••••••6: 30 pm. El mayordomo Steven, frunció el ceño apenas vio a ese joven CEO conocido en la entrada de la mansión. — ¿Qué lo trae por aquí, señor Miller? — Preguntó Steven viendo a ese CEO fijamente, para después posar su mirada en una bolsa de regalo de color rosa que ese hombre llevaba en la mano izquierda. — Visita sorpresa. — Contestó Mason de inmediato. — El señor Carletti no se encuentra aquí. Tengo órdenes de no permitirle quedarse a solas con la señorita Becker. — Oh, ¿Es así? Jaja~ Leandro ha exagerado, ni siquiera están saliendo y ya es tan sobreprotector. — Sonrió Mason para entregar su abrigo y el obsequio al ayudante de Steven, Freddy, e ingresar a la mansión. — Está bien si tienes que estar tú o alguien más presente, quiero hablar con Rouse y nada ni nadie me lo va a impedir, por qué ella es una mujer libre después de todo~ Dichas esas últimas palabras c
— ¡Leandro no puedes hacer esto! Debes esperar unos meses o un año al menos, ten un poco de decencia, de lo contrario la señorita Jhons será juzgada de mala manera en nuestro círculo social. — Pedía Matteo Carletti preocupado por Miranda. — Me apena decir esto, pero lo que dice tu padre es cierto hijo. — Comentó la señora Stefany, madre de Leandro. — Ha pasado muy poco tiempo desde que se hizo público tu divorcio. Leandro suspiró posando su mano derecha en el borde del mismo sector en su frente. El CEO Carletti se sintió decepcionado. Sabía que sus padres no lo iban a tomar de buena manera, pero tampoco esperaba que ambos estuvieran de acuerdo en que sus decisiones eran un error. ¡El solo quería ser feliz! ¡Por Dios!¡Leandro Carletti se había atrevido nuevamente a intentarlo! Había una persona que despertó en él ese deseo de avanzar, de amar con todo su corazó