….."ÂżEh?… En quĂ© momento… ÂżEn quĂ© momento salimos de la mansiĂłn?" PensĂł Rouse, finalmente reaccionando. El viento frĂo que mecia los árboles del exterior fue sentido en su rostro. Sin embargo… Su mano se sentĂa calida. Esa mano derecha de Rouse que estaba entrelazando sus dedos con los de ese alto hombre de pie junto a ella. En cuestiĂłn de minutos la limusina que les habĂa traĂdo les esperaba de nuevo para volver a la mansiĂłn de ese billonario. Rouse no podĂa dejar de recordar el evento de hace cinco años atrás. Cuando ella hizo un trato con Leandro y el le tomĂł de la mano llevándola a una habitaciĂłn en el lugar de esa fiesta. Ella sintiĂł un escalofrĂos recorrer su cuerpo. Ya no era como esa noche, las cosas habĂan cambiado mucho. Él creĂa conocerla por todos los documentos que la clĂnica le brindo de ella.Â
Las manos de Rouse se posaron sobre las mejillas de ese apuesto hombre. En ese momento, Leandro dirigiĂł sus manos hacĂa la espalda de Rouse y comenzaba a bajar el cierre del vestido de ella.  Rouse se sintiĂł inquieta, ella jamás habĂa hecho algo como mantener intimidad en un vehĂculo y mucho menos si era una limusina.  Sin embargo, veĂa lo calmado que estaba Leandro a excepciĂłn claro está, de su parte baja. Un curioso pensamiento cruzĂł por la cabeza de ella, uno… Que despertĂł una horrible sensaciĂłn de celos. Ella imaginĂł a Leandro haciĂ©ndolo de esa misma manera con su ex esposa, esa odiosa mujer que fingĂa ser inocente y estuvo a nada de envenenar a Rouse anteriormente. — ÂżYa lo has hecho asĂ con Miranda? — PreguntĂł ella descaradamente sin siquiera pensarlo dos veces o planear preguntar algo que claramente no era de su incumbencia. Leandro que finalmente habĂa bajado el cier
••••••••••6: 30 pm. El mayordomo Steven, frunciĂł el ceño apenas vio a ese joven CEO conocido en la entrada de la mansiĂłn. — ÂżQuĂ© lo trae por aquĂ, señor Miller? — PreguntĂł Steven viendo a ese CEO fijamente, para despuĂ©s posar su mirada en una bolsa de regalo de color rosa que ese hombre llevaba en la mano izquierda. — Visita sorpresa. — ContestĂł Mason de inmediato. — El señor Carletti no se encuentra aquĂ. Tengo Ăłrdenes de no permitirle quedarse a solas con la señorita Becker. — Oh, ÂżEs asĂ? Jaja~ Leandro ha exagerado, ni siquiera están saliendo y ya es tan sobreprotector. — SonriĂł Mason para entregar su abrigo y el obsequio al ayudante de Steven, Freddy, e ingresar a la mansiĂłn. — Está bien si tienes que estar tĂş o alguien más presente, quiero hablar con Rouse y nada ni nadie me lo va a impedir, por quĂ© ella es una mujer libre despuĂ©s de todo~ Dichas esas Ăşltimas palabras c
— ¡Leandro no puedes hacer esto! Debes esperar unos meses o un año al menos, ten un poco de decencia, de lo contrario la señorita Jhons será juzgada de mala manera en nuestro cĂrculo social. — PedĂa Matteo Carletti preocupado por Miranda. — Me apena decir esto, pero lo que dice tu padre es cierto hijo. — ComentĂł la señora Stefany, madre de Leandro. — Ha pasado muy poco tiempo desde que se hizo pĂşblico tu divorcio. Leandro suspirĂł posando su mano derecha en el borde del mismo sector en su frente. El CEO Carletti se sintiĂł decepcionado. SabĂa que sus padres no lo iban a tomar de buena manera, pero tampoco esperaba que ambos estuvieran de acuerdo en que sus decisiones eran un error. ¡El solo querĂa ser feliz! ¡Por Dios!¡Leandro Carletti se habĂa atrevido nuevamente a intentarlo! HabĂa una persona que despertĂł en Ă©l ese deseo de avanzar, de amar con todo su corazĂł
10: 00 pm. El el bar del club que Mason y su primo frecuentaban junto a Leandro. El CEO dueño de la agencia AM MILLER se encontraba tomando unos tragos mientras esperaba a su primo. CLAK ~ Una vez la puerta se abriĂł ingresĂł Thomas. — ÂżPor quĂ© me has llamado aquĂ de emergencia tonto? ¡DesperdiciĂ© mi noche! Estaba a punto de llevar a la cama a una linda chica que conocĂ en una fiesta de la compañĂa familiar~ — ReĂa el hombre de cabello oscuro ondulado mientras llevaba una copa de whisky en su mano derecha y se acercaba hacia su primo Mason. — Solo siĂ©ntate, hay algo importante que quiero hablar contigo. — PidiĂł Mason amablemente. — Jajaja~ ÂżTĂş hablar conmigo de algo importante? — PreguntĂł Thomas deteniendo sus pasos justo frente a Mason, para despuĂ©s apoyar su mano libre en la frente de su amigo. — ¡No tienes fiebre! Entonces ya perdiste la cabeza Jajaja~ — Se reĂa el hombre d
Rouse habĂa terminado de vestirse para salir ese domingo junto a Leandro. Ella se encontraba en su habitaciĂłn con su asistente Alice. — ÂżEstá todo listo señorita Becker? ÂżNo olvida nada necesario? — PreguntĂł la asistente preocupada. — No, yo solo… — Rouse hizo una pausa cuando posĂł su hermosa mirada azul en la mesita con flores decorativa que se encontraba en su dormitorio. Dicha mesita, tenĂa al lado del glamuroso jarrĂłn el paquete que anteriormente le habĂa dado el CEO Miller. Rouse caminĂł rápidamente y sostuvo la bolsa en sus manos dirigiĂ©ndose a su cama y sentandose sobre la misma, fue entonces que sacĂł la caja decorada de dorado y comenzĂł a abrirla. Alice guardaba silencio expectante. Finalmente la asistente viĂł una caja de perfume de color fucsia. — ÂżAh? ÂżEso era? Un… Perfume… — ÂżQuĂ© te imaginabas? — PreguntĂł Rouse sonriendo.Â
"ÂżDeberĂa usarlo?" "Lo he traĂdo hasta aquĂ… En unos minutos será el almuerzo" PensĂł Rouse en la habitaciĂłn que le habĂan asignado, eso en la mansiĂłn de los padres del CEO Carletti, mientras sostenĂa en sus manos el perfume que le obsequio su ex jefe, Mason Miller. — Rouse, ÂżYa estás lista? — PreguntĂł Leandro que la estaba esperando en el anexo del dormitorio. — No, en unos minutos… — ContestĂł ella a grandes voces para rápidamente sentarse sobre la cama y atar sus sandalias. — Oh rayos, esto es cada vez más incĂłmodo contigo creciendo bebĂ©~ — HablĂł ella con su pequeño mientras terminaba de colocarse sus zapatos. Rouse se puso de pie y se dirigiĂł al anexo. Leandro vio el hermoso vestido corto, amarillo, de hombros descubierto que usaba Rouse, ella utilizaba una bella gargantilla con un dije de una rosa bañada en plata. El cabello "rubio" y ondulado de la bella ex modelo iba su
— ¡¿Por quĂ© no nos dijiste nada Leandro?! — PreguntĂł Matteo Carletti exaltado. — ¡Somos tus padres por el amor de Dios! ¡Debiste contactarnos! ¡Jamás pensĂ© que ella fuera capaz de algo asĂ! ¡Miranda Jhons me ha decepcionado completamente! ¡Me ocuparĂ© yo mismo de hablar con—— ¡No hace falta! — ExclamĂł Leandro interrumpiendo a su padre. — Yo ya me he ocupado de todo ese tema, no soy un niño que tiene que correr a sus padres cada vez que tiene un problema. Los amo, pero, hay cosas con las que tengo que tratar yo mismo. — Oh mi niño, pero no decirnos… Eso fue… Tan cruel… — DecĂa con su voz entrecortada doña Stefany, madre de Leandro. La señora mayor se acercĂł hasta su hijo y apoyĂł sus manos en las mejillas de Ă©l. — Cariño nunca más vuelvas a lidiar con ese tipo de cosas por ti mismo, somos tus padres, tu familia, puedes contar con nosotros y— — Lo siento mamá. — InterrumpiĂł Leandro disculpándose mientras veĂ