— Tienes razĂłn, he estado siendo más bueno de lo normal contigo por quĂ© estás embarazada, pero a partir de ahora será lo que yo diga y quiera realmente, ÂżEs eso lo que te hará sentir bien? Rouse notĂł la seriedad con la que Ă©l la veĂa y se sintiĂł nerviosa. CĂłmo si estuviera tomando nuevamente una mala decisiĂłn Sin embargo, ella asintiĂł. — SĂ, eso serĂa perfecto. — RespondiĂł. — DespuĂ©s no te vayas a arrepentir señorita Becker. — Una semi sonrisa se mostrĂł en los labios de ese apuesto Italiano, Ă©l sonreĂa maliciosamente retirándose de la habitaciĂłn. •••••••••• Tres semanas despuĂ©s.  ••••••••••El tiempo habĂa transcurrido y Rouse habĂa estado llevando una relaciĂłn más mecánica y monĂłtona con Leandro, quien ahora era más expresivo con ella. Si querĂa pasar tiempo con Rouse por el bebĂ© simplemente lo hacĂa y si no, Ă©l se negaba de forma serĂa y frĂa.Â
— Lo siento, ÂżTe ha molestado? DebĂ pedirte permiso. — SusurrĂł Leandro alejando su mano de Rouse. La bella mujer de ojos azules negĂł lentamente con su cabeza. — No, en realidad no me molesta para nada… — ComentĂł ella con un tono pacĂfico en su voz mientras seguĂa viendo a ese apuesto hombre frente a ella.  Un silencio reinĂł en el salĂłn, uno que no fue para nada incĂłmodo. — ÂżCuando exactamente será ese viaje? Y… ÂżPor quĂ© has decidido que querĂas irte una semana de vacaciones? — Preguntaba Rouse sin poder esconder por más tiempo su curiosidad. — El Domingo está bien y volveremos el sábado, quiero despejar mi mente… — ÂżTĂş mente? ÂżDe que? — PreguntĂł ella casualmente. Sin embargo, obtuvo una seria mirada de advertencia por parte de Leandro Carletti. Rouse entendiĂł que Ă©l no querĂa responder a esas preguntas, volviendo a sentirse incĂłmoda. AsĂ que ell
"Le dejĂ© un guarda espaldas y una asistente, pero probablemente ellos ahora la estimen tanto que hacen lo que ella diga y por ello nunca me han informado cĂłmo se siente Rouse realmente" PensĂł Leandro ahora dudando de sus empleados. Él se quedĂł de pie apoyando su cuerpo en el borde del marco de la puerta. VeĂa a Rouse que seguĂa incĂłmoda y ahora sintiĂ©ndose avergonzada de que ese hombre siguiera ahĂ. — ÂżPor quĂ© no me has dicho nada sobre como te sentĂas realmente? — PreguntĂł Leandro.Ella hizo una pausa pasando su mano por los bordes de su boca y se intentaba levantar sola. Él de inmediato se acercĂł ayudándola, una vez Rouse estuvo de pie, se soltĂł del agarre de ese hombre y se dirigiĂł al lavamanos. Ella seguĂa sin responderle nada, pero el tambiĂ©n estaba reacio a irse sin más. — ¡Me darĂ© un baño! ÂżPodrĂas solo salir? Leandro obedeciĂł permitiendo
10: 30 pm. Rouse veĂa una pelĂcula de suspenso en la sala de su habitaciĂłn usando su tableta, la mayorĂa de luces en la recámara estaban apagadas y solo algunas lámparas iluminaban el lugar.  En ese momento, ella escuchĂł que tocaban a la puerta.  "Ya ha pasado casi media hora desde que Leandro se fue, seguro ya informĂł a Steven que me trajera el tĂ©, asĂ que debe ser algĂşn sirviente"PensĂł la hermosa mujer "rubia" dándole el permiso de ingresar a esa persona.  Ella, que estaba recostada en el sofá largo, se sentĂł sobre el mismo dejando la tableta digital en sus piernas. Fue entonces, cuando Rouse se sorprendiĂł al ver quĂ© Ă©l que ingresaba no era ningĂşn miembro de la servidumbre o el mayordomo, si no que se trataba del mismĂsimo Leandro Carletti. — Tú… ÂżPor quĂ© estás aquĂ? ÂżPor quĂ© llevas eso? — PreguntĂł Rouse sorprendida al verlo llevar el carrito de servir, con las cosas del
"Él… Nuevamente está concentrado en la pelĂcula" PensĂł Rouse aĂşn posando su mirada azul en el atractivo Italiano. "Cuando va a darle su atenciĂłn a algo, parece que siempre se lo toma muy en serio, asĂ sean pequeñas cosas como estar pendiente de mĂ, ver la televisiĂłn conmigo o conseguir algo para calmar mis nervios"  "Mi bebé… Espero que el niño que nazca se parezca mucho a este hombre, su papá, una buena persona" — Suficiente… — SusurrĂł Leandro mientras aĂşn veĂa la pelĂcula en la televisiĂłn. — Siento como clavas tu mirada en mĂ. — Él volviĂł a ver a Rouse en ese instante. — ÂżSucede algo? — PreguntĂł tajante. — Pensaba si estaba bien para ti perder tu valioso tiempo conmigo asĂ~ — Le molestĂł Rouse en tono juguetĂłn, claramente… Mintiendo. — EstarĂ© bien, solo estoy pasando tiempo con mi hijo. — Jaja~ ÂżVas a seguir con eso? — AcostĂşmbrate. — SonriĂł Leandro. — Por qu
Rouse supuso de inmediato de quien se trataba, volviendo al interior de la mansiĂłn. …..— ¡Rouse! ¡He venido a visitarte! — SonreĂa amigablemente Miranda Jhons. — Señorita Becker. — La llamĂł el mayordomo viĂ©ndola seriamente y Rouse se acercĂł a Ă©l, quien estaba a unos cuantos metros lejos de Miranda.  — ÂżSi?Steven se acercĂł a el oĂdo de la ex modelo susurrando sobre esa desagradable mujer que los veĂa curiosa. — La señora Jhons ya no tiene nada que estar haciendo aquĂ, no se si ya usted lo sabe, pero el divorcio se hizo oficial para ambos y ya están avisados que esta semana llegarán los documentos. "AsĂ que finalmente… Ya ellos, son libres… Supongo que por eso Leandro querĂa tomarse una semana de vacaciones, Ă©l realmente debe estar afectado por toda esa situaciĂłn" "Terminar una larga relaciĂłn y sobre todo una tan seria como matrimonio, nunca es sencillo"
Rouse se detuvo cuando estaba pasando a la par de Steven. — ÂżLeandro sabe que he dejado quedarse a Miranda? — PreguntĂł ella nerviosa al hombre mayor de cabello rubio. — No señorita, la verdad no tengo idea por quĂ© quiere verla con tal impaciencia. Rouse tragĂł en seco ante la incertidumbre sintiendo como su corazĂłn comenzaba a latir aceleradamente. Unos minutos despuĂ©s, ella llegĂł al salĂłn favorito de Leandro Carletti, donde lo vio bastante concentrado sosteniendo una tableta digital. — SiĂ©ntate. — PidiĂł el apuesto CEO tajante. Rouse se sentĂł en un sofá individual no muy lejano de dĂłnde Ă©l estaba. — ÂżPor quĂ© querĂas verme apenas llegar? — PreguntĂł ella nerviosa. — Mis padres se encuentran de viaje en Italia, quieren darle a hacer a una empresa amiga de la familia todos los muebles de mi hijo, quieren que yo elija y me han enviado una serie de fotografĂas y vĂde
Media hora despuĂ©s, Alice volviĂł a la sala en la planta baja. Apenas Rouse la viĂł se levantĂł de inmediato de su asiento preocupada. — ÂżQue pasĂł? ÂżQue te dijeron? ÂżCĂłmo está? — Preguntaba la bella ex modelo exaltada. Alice solo negĂł con su cabeza lentamente. — Lo siento… No me quisieron decir nada a pesar de que insistĂ y espere.En ese instante, las manos de Rouse se posaron sobre su propia cabeza sintiĂ©ndose terriblemente culpable y sin poder creer que eso haya tenido algo que ver con Miranda. "Si ese fuera el caso… Si fueron los pastelillos que ella preparo para mĂ…" Rouse recordĂł que Miranda le dijo que no los comiera hasta más tarde. "Probablemente querĂa irse primero, que los comiera en su ausencia y ella de algĂşn modo salir libre de culpas" PensĂł la bella ex modelo ahora dirigiĂ©ndose hacia su habitaciĂłn. Una noche en la que R