— Rouse, ella no se sentía bien, así que no le conocerás hoy. — Admitió Leandro volviendo a su expresión pacífica. Mason quien ingresó a la sala donde estaba su amigo, vio involuntariamente la televisión que estaba encendida, haciendo de inmediato un gesto de horror. — ¡¿Por qué diablos estás viendo eso?! ¡Quita esa porquería! — Exclamó el CEO Miller asqueado. Leandro volvió a ver hacia la pantalla con total normalidad. — Cierto, olvidamos apagarla. — Comentó Leandro. — Apagado. — Dijo después para que se active el comando de su voz en la pantalla y está se apague de inmediato. — ¿Por qué ella se sentía mal? ¿No la has estado cuidando como se debería? — Preguntó Mason ya más tranquilo al no ver las escenas de embarazos en esos videos. — Volvamos al salón donde estabas. — Pidió Leandro, para ahí continuar la charla con su mejor amigo. …..Unos minutos más tarde,
— Tienes razón, he estado siendo más bueno de lo normal contigo por qué estás embarazada, pero a partir de ahora será lo que yo diga y quiera realmente, ¿Es eso lo que te hará sentir bien? Rouse notó la seriedad con la que él la veía y se sintió nerviosa. Cómo si estuviera tomando nuevamente una mala decisión Sin embargo, ella asintió. — Sí, eso sería perfecto. — Respondió. — Después no te vayas a arrepentir señorita Becker. — Una semi sonrisa se mostró en los labios de ese apuesto Italiano, él sonreía maliciosamente retirándose de la habitación. •••••••••• Tres semanas después. ••••••••••El tiempo había transcurrido y Rouse había estado llevando una relación más mecánica y monótona con Leandro, quien ahora era más expresivo con ella. Si quería pasar tiempo con Rouse por el bebé simplemente lo hacía y si no, él se negaba de forma sería y fría.
— Lo siento, ¿Te ha molestado? Debí pedirte permiso. — Susurró Leandro alejando su mano de Rouse. La bella mujer de ojos azules negó lentamente con su cabeza. — No, en realidad no me molesta para nada… — Comentó ella con un tono pacífico en su voz mientras seguía viendo a ese apuesto hombre frente a ella. Un silencio reinó en el salón, uno que no fue para nada incómodo. — ¿Cuando exactamente será ese viaje? Y… ¿Por qué has decidido que querías irte una semana de vacaciones? — Preguntaba Rouse sin poder esconder por más tiempo su curiosidad. — El Domingo está bien y volveremos el sábado, quiero despejar mi mente… — ¿Tú mente? ¿De que? — Preguntó ella casualmente. Sin embargo, obtuvo una seria mirada de advertencia por parte de Leandro Carletti. Rouse entendió que él no quería responder a esas preguntas, volviendo a sentirse incómoda. Así que ell
"Le dejé un guarda espaldas y una asistente, pero probablemente ellos ahora la estimen tanto que hacen lo que ella diga y por ello nunca me han informado cómo se siente Rouse realmente" Pensó Leandro ahora dudando de sus empleados. Él se quedó de pie apoyando su cuerpo en el borde del marco de la puerta. Veía a Rouse que seguía incómoda y ahora sintiéndose avergonzada de que ese hombre siguiera ahí. — ¿Por qué no me has dicho nada sobre como te sentías realmente? — Preguntó Leandro.Ella hizo una pausa pasando su mano por los bordes de su boca y se intentaba levantar sola. Él de inmediato se acercó ayudándola, una vez Rouse estuvo de pie, se soltó del agarre de ese hombre y se dirigió al lavamanos. Ella seguía sin responderle nada, pero el también estaba reacio a irse sin más. — ¡Me daré un baño! ¿Podrías solo salir? Leandro obedeció permitiendo
10: 30 pm. Rouse veía una película de suspenso en la sala de su habitación usando su tableta, la mayoría de luces en la recámara estaban apagadas y solo algunas lámparas iluminaban el lugar. En ese momento, ella escuchó que tocaban a la puerta. "Ya ha pasado casi media hora desde que Leandro se fue, seguro ya informó a Steven que me trajera el té, así que debe ser algún sirviente"Pensó la hermosa mujer "rubia" dándole el permiso de ingresar a esa persona. Ella, que estaba recostada en el sofá largo, se sentó sobre el mismo dejando la tableta digital en sus piernas. Fue entonces, cuando Rouse se sorprendió al ver qué él que ingresaba no era ningún miembro de la servidumbre o el mayordomo, si no que se trataba del mismísimo Leandro Carletti. — Tú… ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué llevas eso? — Preguntó Rouse sorprendida al verlo llevar el carrito de servir, con las cosas del
"Él… Nuevamente está concentrado en la película" Pensó Rouse aún posando su mirada azul en el atractivo Italiano. "Cuando va a darle su atención a algo, parece que siempre se lo toma muy en serio, así sean pequeñas cosas como estar pendiente de mí, ver la televisión conmigo o conseguir algo para calmar mis nervios" "Mi bebé… Espero que el niño que nazca se parezca mucho a este hombre, su papá, una buena persona" — Suficiente… — Susurró Leandro mientras aún veía la película en la televisión. — Siento como clavas tu mirada en mí. — Él volvió a ver a Rouse en ese instante. — ¿Sucede algo? — Preguntó tajante. — Pensaba si estaba bien para ti perder tu valioso tiempo conmigo así~ — Le molestó Rouse en tono juguetón, claramente… Mintiendo. — Estaré bien, solo estoy pasando tiempo con mi hijo. — Jaja~ ¿Vas a seguir con eso? — Acostúmbrate. — Sonrió Leandro. — Por qu
Rouse supuso de inmediato de quien se trataba, volviendo al interior de la mansión. …..— ¡Rouse! ¡He venido a visitarte! — Sonreía amigablemente Miranda Jhons. — Señorita Becker. — La llamó el mayordomo viéndola seriamente y Rouse se acercó a él, quien estaba a unos cuantos metros lejos de Miranda. — ¿Si?Steven se acercó a el oído de la ex modelo susurrando sobre esa desagradable mujer que los veía curiosa. — La señora Jhons ya no tiene nada que estar haciendo aquí, no se si ya usted lo sabe, pero el divorcio se hizo oficial para ambos y ya están avisados que esta semana llegarán los documentos. "Así que finalmente… Ya ellos, son libres… Supongo que por eso Leandro quería tomarse una semana de vacaciones, él realmente debe estar afectado por toda esa situación" "Terminar una larga relación y sobre todo una tan seria como matrimonio, nunca es sencillo"
Rouse se detuvo cuando estaba pasando a la par de Steven. — ¿Leandro sabe que he dejado quedarse a Miranda? — Preguntó ella nerviosa al hombre mayor de cabello rubio. — No señorita, la verdad no tengo idea por qué quiere verla con tal impaciencia. Rouse tragó en seco ante la incertidumbre sintiendo como su corazón comenzaba a latir aceleradamente. Unos minutos después, ella llegó al salón favorito de Leandro Carletti, donde lo vio bastante concentrado sosteniendo una tableta digital. — Siéntate. — Pidió el apuesto CEO tajante. Rouse se sentó en un sofá individual no muy lejano de dónde él estaba. — ¿Por qué querías verme apenas llegar? — Preguntó ella nerviosa. — Mis padres se encuentran de viaje en Italia, quieren darle a hacer a una empresa amiga de la familia todos los muebles de mi hijo, quieren que yo elija y me han enviado una serie de fotografías y víde