Media hora después, Alice volvió a la sala en la planta baja. Apenas Rouse la vió se levantó de inmediato de su asiento preocupada. — ¿Que pasó? ¿Que te dijeron? ¿Cómo está? — Preguntaba la bella ex modelo exaltada. Alice solo negó con su cabeza lentamente. — Lo siento… No me quisieron decir nada a pesar de que insistí y espere.En ese instante, las manos de Rouse se posaron sobre su propia cabeza sintiéndose terriblemente culpable y sin poder creer que eso haya tenido algo que ver con Miranda. "Si ese fuera el caso… Si fueron los pastelillos que ella preparo para mí…" Rouse recordó que Miranda le dijo que no los comiera hasta más tarde. "Probablemente quería irse primero, que los comiera en su ausencia y ella de algún modo salir libre de culpas" Pensó la bella ex modelo ahora dirigiéndose hacia su habitación. Una noche en la que R
Leandro volvió a poner una expresión más calmada, posando su mano derecha en el borde de su frente en señal de agotamiento. — No la empujé, le aparte de mí y ella se lanzó al piso. — Aclaró Leandro, clavando una gélida mirada en Rouse. — Miranda no es más que una exagerada y tampoco es que tuviera otra alternativa más que hablarle duramente; de lo contrario ella seguiría detrás de mí. — ¿Por qué ella seguiría detrás de ti? Tú eres el que no la entendió ella dijo que te amaba y que— — ¡Suficiente! — Exclamó Leandro molesto. — ¡No opines de algo de lo que no tienes ni la más mínima idea! Decía él posando sus manos con firmeza en los hombros de Rouse, estando aún ambos de pie frente a frente. Ella se sorprendió sintiéndose diminuta ante ese imponente CEO. — ¡Hice hasta lo imposible por ser un buen esposo! — Exclamó Leandro ahora soltando a Rouse. — ¡La traté con cariño y respeto por cuatro añ
Miranda se levantó del piso y suspiró con pesar para después sacar su pañuelo y limpiar sus lágrimas. La bella mujer de aspecto inocente se sentó en la silla donde anteriormente había estado. En ese momento, llegó una de las meseras del restaurante y se acercó a ella con los distintos platillos comenzando a servirlos. — El señor me pidió que le sirviera esto, dijo que era su platillo favorito. Miranda se sorprendió creyendo que él gesto de su esposo era por qué aún la amaba. Sin embargo, justo cuando pensaba agradecer a la mesera y probar la comida llegó un pensamiento a su mente. "¡No! ¡Podría tener veneno!""¡Puede que él haya agregado la misma sustancia que yo a los pastelillos como una venganza!" "No, mi Leandro no es un mal hombre para querer hacerme daño, así que… Sí, eso debe ser, ellas están mintiendo" Tras ese pensamiento lleno de descon
— ¿Por qué le ha dicho eso a la señorita Becker? Ella está embarazada, no es bueno que esté en constante preocupación. — Exigió Harold por una respuesta. — ¿Constante? No entendiendo, ¿Por qué estaría constantemente preocupada? Vive rodeada de lujos, recibirá una grandiosa suma de dinero por su trabajo, cualquier mujer en el lugar de ella estaría con una sonrisa marcada en su rostro a diario. — ¡No sabe nada! — Exclamó Harold molesto posando sus ojos dorados en ese hombre de negocios vestido elegantemente. — La señorita Becker es una buena mujer, le sería imposible no preocuparse por alguien aún más si es el padre de su hijo. Thomas mostró una expresión burlista al guarda espaldas. — Lo veo distinto, parece que la señorita que proteges tiene sentimientos por tu jefe. Harold se sorprendió, nunca lo había visto de esa manera, Rouse era demasiado buena y gentil con todos en la mansión y de ahí que tanto la
Los días transcurrieron sin que Rouse tuviera mayor interacción con Leandro. Aunque ella quería preguntarle que le afectó a él tanto para llegar a la mansión en aquel estado. No pudo hacerlo. No solo estaba prohibido por el contrato, si no que ella pensó que no era de su incumbencia, aunque se estuviera muriendo de curiosidad y sobre todo…preocupación. …..Finalmente llegó el día domingo y ambos partirían al viaje de una semana como anteriormente se había planeado. — ¡No sabe lo emocionada que estoy señorita! — Comentó Alice feliz a Rouse. — Escuché tanto de esa bella isla y la villa de los Carletti ahí que siempre he querido conocerla. Harold veía a Alice con una expresión de aburrimiento. — Me encantaría decir lo mismo. — Admitió Rouse. — No les mentiré, una parte de mí quiere sentirse libre de disfrutar, pero… Él… Ha pasado los últimos cuatro días tan distan
Rouse volvió a ver a su asistente de cabello corto oscuro preocupada, notando como Alice lucía arrepentida. "No soy una buena mujer como Alice piensa" "Si todos en la mansión se dieran cuenta de quién soy en realidad y todo lo que le he ocultado a su señor, estoy segura que me odiarían y me verían peor que a como ven a Miranda Jhons" Pensó la hermosa "rubia" terminando por exhalar y apoyar sus manos en los hombros de Alice. — ¡No te disculpes! — Exclamó Rouse forzando una sonrisa. — No es algo que me moleste, te he llegado a considerar una buena amiga, también a Harold le veo como un atento amigo aunque sé que el cuidar de mí es el trabajo de ambos, les estoy muy agradecida. Rouse apartó en ese momento sus manos de los hombros de su asistente y posó las mismas sobre la baranda del balcón. Nuevamente concentrando su mirada en el espléndido paisaje. — En cuánto a mis sentimie
Leandro al llegar a la zona ambientada que supuestamente Rouse tenía preparada, se sorprendió. Por supuesto, él no esperaba que ella tuviera gustos tan finos y le pareció algo que no fue pensado por ella. Él se acercó y tomó asiento. Rouse le observó, notando que él estaba algo serio y desaliñado, vistiendo una camisa manga larga de color blanca con algunos botones desaprovechados y sus mismas mangas recogidas hasta sus codos. El cabello castaño claro de ese hombre estaba un poco despeinado como si apenas se hubiese cepillado rápidamente y se terminó desordenado. Así mismo llevaba un pantalón de vestir de tonalidad oscura pero sin cinturón. Rouse se sintió avergonzada al notar como a él poco le importó y parecía que se puso lo primero que encontró luego de salir de una ducha. Los sirvientes se habían hecho presentes y comenzaron a servir todos los platillos apenas llegaron,
— No puedes seguir pensando de esa manera, no es nada bueno para ti, no importa como fue o que tanto duró, lo intentaste, lo hiciste por casi cinco años… Rouse apartó sus manos de las mejillas de Leandro en ese instante.— Yo que traté con Miranda no podía comprender como tú mantuviste una relación tan larga con ella. — Comentó ella viéndolo aún fijamente. — Lo hiciste bien, hasta donde pudiste, somos seremos humanos y nadie es perfecto, está bien fracasar alguna vez pero… No tienes que hundirte y ser tan duro contigo debido a ello… Leandro desvío su mirada de Rouse en ese instante, posando la misma en dirección al océano nocturno. — No me hundo en ello… — Susurró él, sin embargo, Rouse estaba lo suficiente cerca para escucharle. — ¿Entonces cómo le llamas a lo que estás haciendo? — Preguntó ella de inmediato. — Encerrarte y evitar a los demás no hará que nada se arregle, no hará que lo sucedido se borre,