— ¿Por qué le ha dicho eso a la señorita Becker? Ella está embarazada, no es bueno que esté en constante preocupación. — Exigió Harold por una respuesta. — ¿Constante? No entendiendo, ¿Por qué estaría constantemente preocupada? Vive rodeada de lujos, recibirá una grandiosa suma de dinero por su trabajo, cualquier mujer en el lugar de ella estaría con una sonrisa marcada en su rostro a diario. — ¡No sabe nada! — Exclamó Harold molesto posando sus ojos dorados en ese hombre de negocios vestido elegantemente. — La señorita Becker es una buena mujer, le sería imposible no preocuparse por alguien aún más si es el padre de su hijo. Thomas mostró una expresión burlista al guarda espaldas. — Lo veo distinto, parece que la señorita que proteges tiene sentimientos por tu jefe. Harold se sorprendió, nunca lo había visto de esa manera, Rouse era demasiado buena y gentil con todos en la mansión y de ahí que tanto la
Los días transcurrieron sin que Rouse tuviera mayor interacción con Leandro. Aunque ella quería preguntarle que le afectó a él tanto para llegar a la mansión en aquel estado. No pudo hacerlo. No solo estaba prohibido por el contrato, si no que ella pensó que no era de su incumbencia, aunque se estuviera muriendo de curiosidad y sobre todo…preocupación. …..Finalmente llegó el día domingo y ambos partirían al viaje de una semana como anteriormente se había planeado. — ¡No sabe lo emocionada que estoy señorita! — Comentó Alice feliz a Rouse. — Escuché tanto de esa bella isla y la villa de los Carletti ahí que siempre he querido conocerla. Harold veía a Alice con una expresión de aburrimiento. — Me encantaría decir lo mismo. — Admitió Rouse. — No les mentiré, una parte de mí quiere sentirse libre de disfrutar, pero… Él… Ha pasado los últimos cuatro días tan distan
Rouse volvió a ver a su asistente de cabello corto oscuro preocupada, notando como Alice lucía arrepentida. "No soy una buena mujer como Alice piensa" "Si todos en la mansión se dieran cuenta de quién soy en realidad y todo lo que le he ocultado a su señor, estoy segura que me odiarían y me verían peor que a como ven a Miranda Jhons" Pensó la hermosa "rubia" terminando por exhalar y apoyar sus manos en los hombros de Alice. — ¡No te disculpes! — Exclamó Rouse forzando una sonrisa. — No es algo que me moleste, te he llegado a considerar una buena amiga, también a Harold le veo como un atento amigo aunque sé que el cuidar de mí es el trabajo de ambos, les estoy muy agradecida. Rouse apartó en ese momento sus manos de los hombros de su asistente y posó las mismas sobre la baranda del balcón. Nuevamente concentrando su mirada en el espléndido paisaje. — En cuánto a mis sentimie
Leandro al llegar a la zona ambientada que supuestamente Rouse tenía preparada, se sorprendió. Por supuesto, él no esperaba que ella tuviera gustos tan finos y le pareció algo que no fue pensado por ella. Él se acercó y tomó asiento. Rouse le observó, notando que él estaba algo serio y desaliñado, vistiendo una camisa manga larga de color blanca con algunos botones desaprovechados y sus mismas mangas recogidas hasta sus codos. El cabello castaño claro de ese hombre estaba un poco despeinado como si apenas se hubiese cepillado rápidamente y se terminó desordenado. Así mismo llevaba un pantalón de vestir de tonalidad oscura pero sin cinturón. Rouse se sintió avergonzada al notar como a él poco le importó y parecía que se puso lo primero que encontró luego de salir de una ducha. Los sirvientes se habían hecho presentes y comenzaron a servir todos los platillos apenas llegaron,
— No puedes seguir pensando de esa manera, no es nada bueno para ti, no importa como fue o que tanto duró, lo intentaste, lo hiciste por casi cinco años… Rouse apartó sus manos de las mejillas de Leandro en ese instante.— Yo que traté con Miranda no podía comprender como tú mantuviste una relación tan larga con ella. — Comentó ella viéndolo aún fijamente. — Lo hiciste bien, hasta donde pudiste, somos seremos humanos y nadie es perfecto, está bien fracasar alguna vez pero… No tienes que hundirte y ser tan duro contigo debido a ello… Leandro desvío su mirada de Rouse en ese instante, posando la misma en dirección al océano nocturno. — No me hundo en ello… — Susurró él, sin embargo, Rouse estaba lo suficiente cerca para escucharle. — ¿Entonces cómo le llamas a lo que estás haciendo? — Preguntó ella de inmediato. — Encerrarte y evitar a los demás no hará que nada se arregle, no hará que lo sucedido se borre,
"Probablemente él… Se vaya a enojar conmigo" Pensó Rouse nerviosa. Leandro se quedó de pie a unos cuantos metros de la cama de Rouse. Él observó que ella estaba cubierta con la toalla de baño y su tobillo izquierdo se encontraba rojizo más no inflamado. — ¿Que estabas haciendo en un lugar tan peligroso? — Preguntó él con una expresión seria, más intentaba controlarse y no exaltarse con ella. — Solo quería tener un agradable día, al final parece que no será así; no te preocupes, nada malo le ha pasado a tu hijo si eso es lo que te tiene alerta, así que puedes seguir con tus planes y Alice cuidara de mí. Leandro sabía que ella tenía razón. ¿Qué sentido tendría preocuparse por ella si no era grave y el bebé estaba sano y salvo? Sin embargo, cuando escuchó de uno de sus sirvientes el que Rouse se había hecho daño, el CEO Carletti corrió de inmediato a ver a esa mu
¡Negarlo sería absurdo! Leandro sentía una atracción creciente por esa hermosa mujer recostada en la cama. Solo un tonto no se daría cuenta de ello. Él no era uno de esos, lo sabía, pero…Se lo negaba una y otra vez. ¿Por qué? ¿Simplemente por qué se rompería el contrato? ¿Por qué fue él mismo quien puso la cláusula que les prohibía tener ese tipo de relación? ¡Sería cruzar la línea! Sin embargo, ambos eran adultos y solteros en toda regla. ¿Que le impediría intentarlo? Un recuerdo cruzó por la mente de ese apuesto europeo. El recuerdo de él revisando la información de la investigación que hizo su espía a Rouse Becker. Esa investigación que dejaba en claro todos los encuentros durante las tardes libres de ella en hoteles de muy buen nivel; lo que cualquiera podría asociar con visitas a u
Rouse que iba a forcejear de nuevo se quedó inmóvil sorprendida ante el evidente enojo que él mostraba. — ¿Que te pasa? ¡A mí no me estés gritando! — Le regañó ella. — ¿Que me pasa? — Preguntó él frunciendo el ceño. — ¡Tú eres lo que me está pasando! ¡Ya no entiendo nada! ¡Maldita sea! ¡Eres en todo lo que pienso! ¿Tienes idea de cómo me siento? De lo confuso y—— ¡Me gustas! — Exclamó Rouse a grandes voces interrumpiendo a Leandro. Ella en ese instante le tomó con fuerza de la camisa atrayendo a ese hombre y posando sus labios sobre los de él, sin siquiera dejarlo reaccionar. Leandro abrió sus ojos de par en par sorprendido sin poder creer lo que estaba sucediendo. "¿Gustar?" Pensó él. Rouse seguía besándole, un beso lento, un roce ligero pero lleno de todo su amor, de pronto las manos de ella que se aferraban a él comenzaron a soltarse poco a poco, como si q