"Probablemente él… Se vaya a enojar conmigo" Pensó Rouse nerviosa. Leandro se quedó de pie a unos cuantos metros de la cama de Rouse. Él observó que ella estaba cubierta con la toalla de baño y su tobillo izquierdo se encontraba rojizo más no inflamado. — ¿Que estabas haciendo en un lugar tan peligroso? — Preguntó él con una expresión seria, más intentaba controlarse y no exaltarse con ella. — Solo quería tener un agradable día, al final parece que no será así; no te preocupes, nada malo le ha pasado a tu hijo si eso es lo que te tiene alerta, así que puedes seguir con tus planes y Alice cuidara de mí. Leandro sabía que ella tenía razón. ¿Qué sentido tendría preocuparse por ella si no era grave y el bebé estaba sano y salvo? Sin embargo, cuando escuchó de uno de sus sirvientes el que Rouse se había hecho daño, el CEO Carletti corrió de inmediato a ver a esa mu
¡Negarlo sería absurdo! Leandro sentía una atracción creciente por esa hermosa mujer recostada en la cama. Solo un tonto no se daría cuenta de ello. Él no era uno de esos, lo sabía, pero…Se lo negaba una y otra vez. ¿Por qué? ¿Simplemente por qué se rompería el contrato? ¿Por qué fue él mismo quien puso la cláusula que les prohibía tener ese tipo de relación? ¡Sería cruzar la línea! Sin embargo, ambos eran adultos y solteros en toda regla. ¿Que le impediría intentarlo? Un recuerdo cruzó por la mente de ese apuesto europeo. El recuerdo de él revisando la información de la investigación que hizo su espía a Rouse Becker. Esa investigación que dejaba en claro todos los encuentros durante las tardes libres de ella en hoteles de muy buen nivel; lo que cualquiera podría asociar con visitas a u
Rouse que iba a forcejear de nuevo se quedó inmóvil sorprendida ante el evidente enojo que él mostraba. — ¿Que te pasa? ¡A mí no me estés gritando! — Le regañó ella. — ¿Que me pasa? — Preguntó él frunciendo el ceño. — ¡Tú eres lo que me está pasando! ¡Ya no entiendo nada! ¡Maldita sea! ¡Eres en todo lo que pienso! ¿Tienes idea de cómo me siento? De lo confuso y—— ¡Me gustas! — Exclamó Rouse a grandes voces interrumpiendo a Leandro. Ella en ese instante le tomó con fuerza de la camisa atrayendo a ese hombre y posando sus labios sobre los de él, sin siquiera dejarlo reaccionar. Leandro abrió sus ojos de par en par sorprendido sin poder creer lo que estaba sucediendo. "¿Gustar?" Pensó él. Rouse seguía besándole, un beso lento, un roce ligero pero lleno de todo su amor, de pronto las manos de ella que se aferraban a él comenzaron a soltarse poco a poco, como si q
Ante tal acontecimiento, la asistente se sorprendió y de inmediato abrazó a Rouse. — ¡Se lo dije señorita! ¡Usted tenía loco a ese hombre desde hace semanas! Yo podía verlo~ — Jajaja~ No seas exagerada. — ¡No lo soy! Por favor~ cuénteme más ~ — Pidió Alice emocionada.••••••••••8: 00 pm. Sus ojos azules claros se paseaban en la grandiosa vista de la isla que tenía enfrente esa noche, observando desde el grande y lujoso barco en el que se encontraba. Las luces que iluminaban la mansión y sus alrededores resaltaban a distancia y si apartaba su mirada podía observar el mar que estaba en calma. Sentía la refrescante brisa nocturna mecer lentamente su cabellera ondulada y a si mismo su vestido de color dorado, largo y un poco volado. En su mano sostenía una copa de champagne sin alcohol, la cual llevó a su boca y tomó un sorbo. Dirigió
— Sí, pero… Me enojé, no dejas de insinuar que me veo con alguien… — Comentó Rouse reclamando en tono infantil. — ¿Quieres la verdad? Veo a una amiga con la cual le envío dinero a mi madre que está mal de salud…mi amiga es alguien bastante tímida por eso lo hago de esa manera. "Perdoname Leandro, pero… Aún no estoy lista para decirte la verdad de… De nuestro hijo" Pensó ella soportando el peso de la culpa que invadía a su corazón. En ese momento el apuesto CEO Carletti se alejó de ella quedando aún uno frente al otro. Leandro había escuchado repetidamente el estado de salud frágil de la madre de Rouse, por lo que creyó que eso tenía un poco más de sentido que el que fuera solo a verse con amigas o con su misma madre enferma. — Puedes pedirle a ella que vaya a la mansión o inclusive enviar con Alice o Harold lo que gustes a tú mamá, hasta pedirle a Steven, me sorprende que siendo como eres no lo hayas hec
Leandro no podía creer que una mujer tan atractiva y de una edad madura como lo era Rouse, fuera tan poco activa sexualmente. — ¿Qué? Jaja~ ¿No me crees? — Rió ella, para seguidamente recostar de nuevo su cabeza en el hombro de ese atractivo italiano. Fue entonces cuando su mano que jugaba en el abdomen de él, bajó un poco más y…más… Leandro abrió sus ojos de par en par sorprendido. — ¡¿Qué?! ¿Qué haces? — Preguntó él viendo hacia Rouse de inmediato. Ella no dijo nada en esa ocasión y mucho menos volvió a verlo, seguía escondiendo su rostro de él, recostándo su cabeza en el hombro izquierdo de ese hombre. Él pudo empujarla, apartarla de su lado, enojarse y marcharse, tuvo tantas opciones… Pero…¡Al diablo todo eso! Su miembro había respondido de inmediato ante el contacto de esa traviesa mano femenina que ahora invadía su privacidad y se metía de
El CEO Carletti sacó de inmediato su teléfono celular del interior de su saco creyendo que se trataba de Rouse, sin embargo, vió que era uno de sus amigos cercanos. "¿Que querrá ahora?" Pensó Leandro respondiendo la llamada. (— ¡Hermano! ¿Dónde estás? Escuché de tu mayordomo que saliste sin informar. — Decía el hombre animado al otro lado de la línea telefónica.) — Tienes dos minutos, si no hablas ya te voy a colgar Thom. — Exigió Leandro serio mientras le hacia un gesto a la secretaria para que saliera de la oficina. (— Me encuentro en el bar del club junto a mi querido primito Mason~ ¿Vas a venir? Me deprime que hayas querido irte solo a esa isla, pudiste irte conmigo a mi viaje a Francia o con Mason a Los Angeles.) — No gracias, me la pasé bien sin saber nada de ustedes dos~ — Reía Leandro burlista. (— Jajaja eres un desgraciado~ ¡Solo ven te estamos esperando! Tranquilo
La hermosa ex modelo estaba ahora de pie encima de la enorme cama y comenzó a tomar fotografías, una, tres, siete y muchas más hasta que perdió la cuenta y aún así seguía. Ella notó que en una de las fotografías, él hacía un gesto extraño frunciendo ligeramente el ceño. Rouse hizo una expresión de confusión y volvió a verlo, solo para darse cuenta que ese atractivo italiano tenía sus bellos ojos de color verdes esmeraldas abiertos y clavados en ella. — ¡AAHHH! — Gritó Rouse asustada dejando caer su teléfono encima de Leandro. Ella rápidamente se agachó y lo tomó con ambas manos tratando de bajar rápido de la cama, hasta que Leandro la tomó del brazo izquierdo. — ¡Espera! ¿Que estabas haciendo? — Preguntó él confundido. — ¡NADA! — Gritó Rouse nerviosa. Leandro se quedó viéndola fijamente para después reaccionar y darse cuenta que ella había estado tranquila haciendo movimie