— Sí, pero… Me enojé, no dejas de insinuar que me veo con alguien… — Comentó Rouse reclamando en tono infantil. — ¿Quieres la verdad? Veo a una amiga con la cual le envío dinero a mi madre que está mal de salud…mi amiga es alguien bastante tímida por eso lo hago de esa manera. "Perdoname Leandro, pero… Aún no estoy lista para decirte la verdad de… De nuestro hijo" Pensó ella soportando el peso de la culpa que invadía a su corazón. En ese momento el apuesto CEO Carletti se alejó de ella quedando aún uno frente al otro. Leandro había escuchado repetidamente el estado de salud frágil de la madre de Rouse, por lo que creyó que eso tenía un poco más de sentido que el que fuera solo a verse con amigas o con su misma madre enferma. — Puedes pedirle a ella que vaya a la mansión o inclusive enviar con Alice o Harold lo que gustes a tú mamá, hasta pedirle a Steven, me sorprende que siendo como eres no lo hayas hec
Leandro no podía creer que una mujer tan atractiva y de una edad madura como lo era Rouse, fuera tan poco activa sexualmente. — ¿Qué? Jaja~ ¿No me crees? — Rió ella, para seguidamente recostar de nuevo su cabeza en el hombro de ese atractivo italiano. Fue entonces cuando su mano que jugaba en el abdomen de él, bajó un poco más y…más… Leandro abrió sus ojos de par en par sorprendido. — ¡¿Qué?! ¿Qué haces? — Preguntó él viendo hacia Rouse de inmediato. Ella no dijo nada en esa ocasión y mucho menos volvió a verlo, seguía escondiendo su rostro de él, recostándo su cabeza en el hombro izquierdo de ese hombre. Él pudo empujarla, apartarla de su lado, enojarse y marcharse, tuvo tantas opciones… Pero…¡Al diablo todo eso! Su miembro había respondido de inmediato ante el contacto de esa traviesa mano femenina que ahora invadía su privacidad y se metía de
El CEO Carletti sacó de inmediato su teléfono celular del interior de su saco creyendo que se trataba de Rouse, sin embargo, vió que era uno de sus amigos cercanos. "¿Que querrá ahora?" Pensó Leandro respondiendo la llamada. (— ¡Hermano! ¿Dónde estás? Escuché de tu mayordomo que saliste sin informar. — Decía el hombre animado al otro lado de la línea telefónica.) — Tienes dos minutos, si no hablas ya te voy a colgar Thom. — Exigió Leandro serio mientras le hacia un gesto a la secretaria para que saliera de la oficina. (— Me encuentro en el bar del club junto a mi querido primito Mason~ ¿Vas a venir? Me deprime que hayas querido irte solo a esa isla, pudiste irte conmigo a mi viaje a Francia o con Mason a Los Angeles.) — No gracias, me la pasé bien sin saber nada de ustedes dos~ — Reía Leandro burlista. (— Jajaja eres un desgraciado~ ¡Solo ven te estamos esperando! Tranquilo
La hermosa ex modelo estaba ahora de pie encima de la enorme cama y comenzó a tomar fotografías, una, tres, siete y muchas más hasta que perdió la cuenta y aún así seguía. Ella notó que en una de las fotografías, él hacía un gesto extraño frunciendo ligeramente el ceño. Rouse hizo una expresión de confusión y volvió a verlo, solo para darse cuenta que ese atractivo italiano tenía sus bellos ojos de color verdes esmeraldas abiertos y clavados en ella. — ¡AAHHH! — Gritó Rouse asustada dejando caer su teléfono encima de Leandro. Ella rápidamente se agachó y lo tomó con ambas manos tratando de bajar rápido de la cama, hasta que Leandro la tomó del brazo izquierdo. — ¡Espera! ¿Que estabas haciendo? — Preguntó él confundido. — ¡NADA! — Gritó Rouse nerviosa. Leandro se quedó viéndola fijamente para después reaccionar y darse cuenta que ella había estado tranquila haciendo movimie
Rouse se apartó lentamente de ese apuesto hombre italiano soltando su mano de la corbata.Leandro se le quedó viendo fijamente con esos hermosos ojos verdes para después dejar escapar una sonrisita y marcharse. Rouse se quedó sola aún sentada frente a la elegante mesa. Ella posó su mano sobre su boca delicadamente. "No me rechazó y mucho menos se molestó… No, más bien diría que él también lo quería" El corazón de la joven se emocionaba mientras continuaba su desayuno con gran alegría. ….. Solo unas horas más tarde, Rouse estaba lista para salir y tanto su asistente Alice como su guarda espaldas Harold la acompañaban. — Señorita, ¿Realmente está bien que vayamos con usted? Podríamos quedarnos en la mansión y sé que todos dirían que fuimos. — Comentaba Alice tratando de ser considerada. Rouse negó lentamente con su cabeza. — Leandro tiene muchos sirvientes y no todos guardan silencio es por eso que de una u otra manera él siempre se entera de todo lo que sucede aquí. — Decía la
Alice recordó un retrato que había visto en la mansión, justo en la pared frontal antes de bajar las escaleras dentro del salón lujoso de eventos especiales. Era una pintura enorme del retrato de la familia Carletti, uno en el que su jefe, el señor Leandro Carletti estaba pequeño al lado de sus padres. — Ese niño… ¿De quien es Rouse? — Preguntó la asistente de cabello corto oscuro. Rouse volvió a ver a Annie un poco nerviosa y está se encogió de hombros. Seguidamente, Rouse Becker confesó. — Ese niño es mi hijo. — Contestó a Alice. Tanto Alice como Harold no podían creerlo, sus expresiones de gran sorpresa lo decían todo. — ¡¿Tú hijo?! ¿Cómo es eso posible? Tú nunca habías tenido un hijo antes, ¿No? — Preguntó Alice incrédula, a la que se le fue enseñado el expediente de Rouse, que la clínica de fertilización le proporcionó a Leandro antes del contrato. — No o
El hombre rubio ingresó a la mansión siendo guiado por el mayordomo, Steven. — Tendrá que esperar a la señorita Becker en el salón de invitados especiales señor Miller, el señor Leandro me prohíbe interrumpir las actividades de ella aunque lleguen visitas. — ¿Así que eso hace? Es bastante considerado con ella. A Thomas y a mí nos dijo que ella le gustaba, ¿Puedes creerlo Steven? Jaja~ ¡Leandro declarando abiertamente sus sentimientos! Eso nunca había pasado. — La señorita Becker es alguien especial, no lo veo extraño, apoyo la relación de ambos. — ¿Relación? No sabía que ya están saliendo, solo ha pasado una semana desde que nos dijo eso. — No, aún no salen, pero sé que pronto lo harán; mi señor ha estado buscando a la mujer indicada, esa es la señorita Becker. Mason no pudo esperar más ante las palabras del mayordomo, el CEO Miller sintió una insaciable curiosidad. — ¿Sabe
••••••••••En ese mismo momento, pero en la planta baja de la mansión. — ¡No puede ser! Señor Miller, ¿Por qué está empapado? — Exclamó Steven sorprendido al ver a ese CEO completamente mojado. — Lamento darte trabajo extra Steven. — Sonrió Mason. — ¿Podrías prestarme una habitación y cambio de ropa? No he traído nada extra. Steven suspiró preocupado. — Por supuesto, pero… ¿Cómo es posible señor? Tiene que hablar con su asistente, la señora Amanda, ella es muy atenta, ¿Cómo es posible que haya olvidado dejarle su cambio de ropa? — Decía el mayordomo mientras se dirigía rumbo a la segunda planta de la mansión. Mason le seguía un poco avergonzado. — Lo sé, pero Amanda está muy enferma, ella es bastante mayor y pronto se jubilara, así qué estoy en busca de un reemplazo; necesito a alguien atenta, capaz y disponible 24/7, me está costando encontrar dicho reemplazo, así que he e