"Él… Nuevamente está concentrado en la película" Pensó Rouse aún posando su mirada azul en el atractivo Italiano. "Cuando va a darle su atención a algo, parece que siempre se lo toma muy en serio, así sean pequeñas cosas como estar pendiente de mí, ver la televisión conmigo o conseguir algo para calmar mis nervios" "Mi bebé… Espero que el niño que nazca se parezca mucho a este hombre, su papá, una buena persona" — Suficiente… — Susurró Leandro mientras aún veía la película en la televisión. — Siento como clavas tu mirada en mí. — Él volvió a ver a Rouse en ese instante. — ¿Sucede algo? — Preguntó tajante. — Pensaba si estaba bien para ti perder tu valioso tiempo conmigo así~ — Le molestó Rouse en tono juguetón, claramente… Mintiendo. — Estaré bien, solo estoy pasando tiempo con mi hijo. — Jaja~ ¿Vas a seguir con eso? — Acostúmbrate. — Sonrió Leandro. — Por qu
Rouse supuso de inmediato de quien se trataba, volviendo al interior de la mansión. …..— ¡Rouse! ¡He venido a visitarte! — Sonreía amigablemente Miranda Jhons. — Señorita Becker. — La llamó el mayordomo viéndola seriamente y Rouse se acercó a él, quien estaba a unos cuantos metros lejos de Miranda. — ¿Si?Steven se acercó a el oído de la ex modelo susurrando sobre esa desagradable mujer que los veía curiosa. — La señora Jhons ya no tiene nada que estar haciendo aquí, no se si ya usted lo sabe, pero el divorcio se hizo oficial para ambos y ya están avisados que esta semana llegarán los documentos. "Así que finalmente… Ya ellos, son libres… Supongo que por eso Leandro quería tomarse una semana de vacaciones, él realmente debe estar afectado por toda esa situación" "Terminar una larga relación y sobre todo una tan seria como matrimonio, nunca es sencillo"
Rouse se detuvo cuando estaba pasando a la par de Steven. — ¿Leandro sabe que he dejado quedarse a Miranda? — Preguntó ella nerviosa al hombre mayor de cabello rubio. — No señorita, la verdad no tengo idea por qué quiere verla con tal impaciencia. Rouse tragó en seco ante la incertidumbre sintiendo como su corazón comenzaba a latir aceleradamente. Unos minutos después, ella llegó al salón favorito de Leandro Carletti, donde lo vio bastante concentrado sosteniendo una tableta digital. — Siéntate. — Pidió el apuesto CEO tajante. Rouse se sentó en un sofá individual no muy lejano de dónde él estaba. — ¿Por qué querías verme apenas llegar? — Preguntó ella nerviosa. — Mis padres se encuentran de viaje en Italia, quieren darle a hacer a una empresa amiga de la familia todos los muebles de mi hijo, quieren que yo elija y me han enviado una serie de fotografías y víde
Media hora después, Alice volvió a la sala en la planta baja. Apenas Rouse la vió se levantó de inmediato de su asiento preocupada. — ¿Que pasó? ¿Que te dijeron? ¿Cómo está? — Preguntaba la bella ex modelo exaltada. Alice solo negó con su cabeza lentamente. — Lo siento… No me quisieron decir nada a pesar de que insistí y espere.En ese instante, las manos de Rouse se posaron sobre su propia cabeza sintiéndose terriblemente culpable y sin poder creer que eso haya tenido algo que ver con Miranda. "Si ese fuera el caso… Si fueron los pastelillos que ella preparo para mí…" Rouse recordó que Miranda le dijo que no los comiera hasta más tarde. "Probablemente quería irse primero, que los comiera en su ausencia y ella de algún modo salir libre de culpas" Pensó la bella ex modelo ahora dirigiéndose hacia su habitación. Una noche en la que R
Leandro volvió a poner una expresión más calmada, posando su mano derecha en el borde de su frente en señal de agotamiento. — No la empujé, le aparte de mí y ella se lanzó al piso. — Aclaró Leandro, clavando una gélida mirada en Rouse. — Miranda no es más que una exagerada y tampoco es que tuviera otra alternativa más que hablarle duramente; de lo contrario ella seguiría detrás de mí. — ¿Por qué ella seguiría detrás de ti? Tú eres el que no la entendió ella dijo que te amaba y que— — ¡Suficiente! — Exclamó Leandro molesto. — ¡No opines de algo de lo que no tienes ni la más mínima idea! Decía él posando sus manos con firmeza en los hombros de Rouse, estando aún ambos de pie frente a frente. Ella se sorprendió sintiéndose diminuta ante ese imponente CEO. — ¡Hice hasta lo imposible por ser un buen esposo! — Exclamó Leandro ahora soltando a Rouse. — ¡La traté con cariño y respeto por cuatro añ
Miranda se levantó del piso y suspiró con pesar para después sacar su pañuelo y limpiar sus lágrimas. La bella mujer de aspecto inocente se sentó en la silla donde anteriormente había estado. En ese momento, llegó una de las meseras del restaurante y se acercó a ella con los distintos platillos comenzando a servirlos. — El señor me pidió que le sirviera esto, dijo que era su platillo favorito. Miranda se sorprendió creyendo que él gesto de su esposo era por qué aún la amaba. Sin embargo, justo cuando pensaba agradecer a la mesera y probar la comida llegó un pensamiento a su mente. "¡No! ¡Podría tener veneno!""¡Puede que él haya agregado la misma sustancia que yo a los pastelillos como una venganza!" "No, mi Leandro no es un mal hombre para querer hacerme daño, así que… Sí, eso debe ser, ellas están mintiendo" Tras ese pensamiento lleno de descon
— ¿Por qué le ha dicho eso a la señorita Becker? Ella está embarazada, no es bueno que esté en constante preocupación. — Exigió Harold por una respuesta. — ¿Constante? No entendiendo, ¿Por qué estaría constantemente preocupada? Vive rodeada de lujos, recibirá una grandiosa suma de dinero por su trabajo, cualquier mujer en el lugar de ella estaría con una sonrisa marcada en su rostro a diario. — ¡No sabe nada! — Exclamó Harold molesto posando sus ojos dorados en ese hombre de negocios vestido elegantemente. — La señorita Becker es una buena mujer, le sería imposible no preocuparse por alguien aún más si es el padre de su hijo. Thomas mostró una expresión burlista al guarda espaldas. — Lo veo distinto, parece que la señorita que proteges tiene sentimientos por tu jefe. Harold se sorprendió, nunca lo había visto de esa manera, Rouse era demasiado buena y gentil con todos en la mansión y de ahí que tanto la
Los días transcurrieron sin que Rouse tuviera mayor interacción con Leandro. Aunque ella quería preguntarle que le afectó a él tanto para llegar a la mansión en aquel estado. No pudo hacerlo. No solo estaba prohibido por el contrato, si no que ella pensó que no era de su incumbencia, aunque se estuviera muriendo de curiosidad y sobre todo…preocupación. …..Finalmente llegó el día domingo y ambos partirían al viaje de una semana como anteriormente se había planeado. — ¡No sabe lo emocionada que estoy señorita! — Comentó Alice feliz a Rouse. — Escuché tanto de esa bella isla y la villa de los Carletti ahí que siempre he querido conocerla. Harold veía a Alice con una expresión de aburrimiento. — Me encantaría decir lo mismo. — Admitió Rouse. — No les mentiré, una parte de mí quiere sentirse libre de disfrutar, pero… Él… Ha pasado los últimos cuatro días tan distan