—Oblígame—lo enfrenté sin miramientos—no tienes derecho a nada. Además, ya estoy embarazada, así que no puedes protestar.—No permitiré que te acuestes con alguien teniendo a mis hijos contigo—siseó, preso de la ira. El cuello se le había enrojecido, al igual que sus orejas y ahí fue donde titubeé. Probablemente no se estaba dando cuenta que también yo estaba bromeando.Aturdida por su reacción, retrocedí varios pasos y comencé a cerrar la puerta, pero como era de esperarse; Barnaby bloqueó mi acción y entró a la recámara con la mirada ensombrecida de locura.Y en un movimiento rápido, me agarró de las muñecas con ambas manos y me empujó a la cama, colocándose encima de mí.Sus pupilas se dilataron a tal extremo que sus ojos se hicieron completamente negros en vez de su habitual verde aceituna.—Prometiste nada de contacto—gemí bajo su agarre, pero él gruñó, paralizándome del miedo.—No nos amamos ni somos una pareja real, pero ante la ley, lo somos—espetó, sujetando mis dos manos con
Suspiré. Si eso quería, entonces, adelante. Le volteé la cara y afiancé mi mano a la del sujeto con la finalidad de que me fuera más fácil ascender y entré al jet, que estaba totalmente iluminado y no me sorprendió ver tanta elegancia y finura, ya que me estaba acostumbrando nuevamente a ello. Era muy espacioso.El hombre se cercioró de verme tomar asiento antes de volver a bajar, dejándome sola en ese majestuoso vehículo aéreo.El asiento era de piel y muy suave. Probé a reclinarlo un poco y alzar la base para descansar los pies, haciéndolo más o menos una cama plegable.Aquellas comodidades fueron lo que enloquecieron a mis padres y ahora, ellos estaban a tres metros bajo tierra y yo en la cúspide del destrozo de mi vida, intentando darle una mejor vida a mi hermano a manos de un multimillonario egocéntrico y su familia desquiciada.Al cabo de diez minutos, escuché varios pasos y a continuación, vi a Barnaby aparecer por la puerta. Ni si quiera me miró y se sentó en el asiento conti
Y de repente, me di cuenta de que ya no tenía la misma ropa que antes y lo miré.—Espera, ¿Cómo es que tengo otra ropa? —parpadeé.—No pensarás que iba a dejarte estar toda manchada de vómito, ¿verdad? —carraspeó, poniendo los ojos en blanco.—¿Te atreviste a cambiarme? ¡Me desnudaste! —grité.—Ni que estuvieras tan buena—se burló—he visto mejores cuerpos vírgenes que el tuyo.Eché un vistazo a mi nueva vestimenta y casi me ahogué al gritar. Ya no tenía el mismo sostén tampoco.—¡Lo lamentarás! —chillé, totalmente enfadada. Jamás había estado con un hombre porque no me sentía con ninguna necesidad de ello, e incluso, acepté la maldita idea de ser la esposa falsa de ese imbécil e inseminarme de manera artificial para traer a su hijo al mundo, pero no iba a tolerar que se tomara la osadía de desnudarme. Me quité las botas y se las lancé a la cabeza. Logró eludir la primera, pero la segunda le cayó de lleno en la frente. —¡Deja de actuar como demente! —recogió las botas y se levantó.—
Él era muy guapo y atractivo, eso era obvio, pero simplemente buscaba una aventura conmigo para no aburrirse en Zermatt y yo no iba a darle el gusto.Tras un doloroso minuto de enviarnos miradas fulminantes como idiotas, Barnaby regresó a su asiento con aire sulfurado. Tenía el semblante ensombrecido de irritación y yo apenas podía respirar. —Espero que todo esto que pasó, no se repita—dije—y también si vuelvo a vomitar o desmayarme, no me desnudes, por favor.—¿Por qué no? En todo caso, hay un papel que avala que somos marido y mujer—ironizó sin mírame—y si vomitas y posteriormente pierdes el conocimiento, no permitiré en lo absoluto que estés toda embarrada de porquería. Quizá no haya amor de por medio, pero, ¡Demonios, Tessa! Eres mi esposa y, por ende, cuidaré de ti, aunque actúes como una demente.—Me cuidarás solamente porque tengo a tus hijos dentro de mí—reí secamente.—Y porque quiero ser el primero en follarte—esbozó una sonrisa maliciosa y me guiñó el ojo, dejándome en sho
—Espera, por favor… —jadeé en su boca.—¿Quieres que me detenga o que siga? —murmuró en mi oreja, mordiéndome el lóbulo sin dejar de estimularme el pezón que ya estaba muy erecto y sensible. Dios, ¿Cómo era posible que mis pezones fueran una zona erógena jamás experimentada?Quise apretar las piernas cuando él las separó de manera pervertida y rozó su rodilla en mi feminidad con toda la intención. —Sigue—balbuceé, cegada por su contacto físico y él volvió a besarme con ferocidad, dándome leves mordiscos en el labio inferior.Dejó por la paz mi pezón y su mano se deslizó lentamente por mi vientre hasta llegar al inicio del borde mi pantalón. Desabrochó el botón y mirándome a los ojos, hurgó entre mis bragas. Ahogué una exclamación al momento de sentir sus dedos en esa parte tan íntima.—Virgen y lista para mí—declaró él, excitado. Sacó su mano de mis bragas y me mostró la evidencia—tu cuerpo reacciona a mí, estás tan mojada que no puedo aguantarme más, Morgan.—Termina lo que estás em
—Esto es muy normal en tu estado, Tessa—dijo—no te disculpes por la naturaleza de tu cuerpo.Ensimismada ante su escultural físico, asentí. —Menos mal no ensuciaste el piso, sería muy tardado limpiarlo—bromeó—mañana mandaré a tirar la basura, ahora vamos a dormir.—¿No ibas a cenar? —Ya se me quitó el apetito.—Lo siento—me sentí más miserable de lo normal.—Fue un pretexto para hablar contigo. No tenía hambre.Asentí. Y al ver que yo no decía nada, volvió a hablar.—¿Mañana quieres dar un paseo? —No me siento bien, ¿sabes? —¿Por qué? —preguntó, extrañado.—La verdad es que no creo que te guste la razón por la que estoy así.—¿Tiene que ver con lo que pasó en el jet?—En parte…—Solo dilo—dijo con simpleza—nada que puedas decirme puede afectarme.—¿Estamos haciendo lo correcto, Barnaby? —tragué saliva— ¿no iré a prisión por haberte ayudado en esta descabellada idea? —Estamos siguiendo las indicaciones de mi abuelo. Ante la ley estamos casados, aunque sea toda una farsa, pero todo
—No te muerdas la boca, rubia teñida—vociferó, apretándome más la cara y gemí de dolor. Sus dedos eran rudos, nada que ver con los de Barnaby—voy a desenmascarar este complot que has hecho con mi primo y…De tantas emociones fuertes, mi cuerpo reaccionó al terror y vomité nuevamente, pero esta vez encima de William Flynn, quien me soltó con asco, empujándome contra el refrigerador y saltó hacia atrás con la expresión desfigurada por la repugnancia. Tal parecía que no iba a poder comerme un maldito sándwich. Con el empujón que él me propició, me golpeé con fuerza la espalda y casi perdí el equilibrio. William resbaló con el vomitó y me lanzó una mirada mortífera. —¡Tú…!—¿Qué te puedes esperar de una mujer embarazada? —rompí a reír, limpiándome la barbilla y escupiendo al suelo. Me daba igual estar sucia de mi propio vómito con tal de tenerlo lejos de mí—estoy en la etapa de las náuseas y vómitos, y a menos que seas Barnaby, mantente lejos de mí.—¡Eres una asquerosa! —me gritó, asq
Lo que más me impactó fue ver que abrazó sus rodillas y hundió su rostro en ellas, incapaz de afrontar mi mirada. Su ancha espalda comenzó a temblar, señal de estar… ¿llorando? ¿De verdad el gran Barnaby Flynn, magnate y millonario, egocéntrico y narcisista, estaba llorando sin vergüenza alguna frente a mí? Y lo peor era que me estaba sintiendo mal también. Me produjo mucha tristeza verlo así.—Debe haber algo para hacer al respecto, ¿verdad? —dije en un hilo de voz, deteniendo las ganas de llorar que se me habían atascado en la garganta. Dios. Estar embarazada era un lío. Mis emociones estaban a flor de piel y el cambio de humor peor.Él no me respondió.—Contéstame o me harás llorar, junior.—Morgan, no estoy de humor…—sorbió por la nariz y aventuró a levantar la cabeza en mi dirección. Nos quedamos mirando como idiotas, ambos con los ojos llorosos y enrojecidos por el llanto.Jamás había sentido tanta admiración por unos ojos, hasta que vi los de Barnaby Flynn bañados en lágrimas.