Capítulo 97

Sin embargo, la enfermera a la que le había dado indicaciones exactas sobre aquella chica extraña, se acercó a nosotros con nerviosismo.

—Señor Flynn—titubeó.

—¿Qué pasó? —me levanté de la silla rápidamente bajo el escrutinio de Alessandro.

—La señorita despertó y quiere marcharse, así que vine corriendo a avisarle para que hable con ella antes de que se vaya.

No lo escuché dos veces y salí detrás de la enfermera con Alessandro pisándome los talones.

En definitiva, no era para tanto, pero sentía una sensación extraña con esa chica y su hijo.

—¿Habla de Adele? —preguntó mi cuñado.

—No, es otra chica que ayudé.

Fuimos hasta la habitación y solo me permitieron pasar a mí.

La fémina miraba al techo con ansiedad. Tenía enormes ojeras bajo los ojos y en cuanto percibió mi presencia, se encogió en la cama.

—No planeo perturbarte—dije con suavidad—pero necesito saber que te pasó y cómo te llamas.

—Necesito hacer una denuncia—repitió las mismas palabras que dijo en la ambulancia.

—¿Por qué? ¿E
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