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*—Diego:

Cada final de semestre era el mismo sermón de siempre.

Diego Woodbury no pudo evitar soltar un suspiro mientras escuchaba a su padre llamarle la atención por enésima vez por haberle ido fatal en este último semestre, que, viéndolo desde el punto de vista de una persona normal, no fue tan malo, pero para su padre, irle fatal era no tener todas las clases aprobadas con una A+, pero para Diego, quien había dado su mejor esfuerzo, le había ido excelente.

Otro suspiro salió de él cuando escuchó a su padre, Allen Woodbury hablar sobre sus responsabilidades y de lo mal que las estaba siguiendo, como si esa m****a fuera la única cosa importante.

¿Por qué no le preguntaba sobre lo que le gustaría hacer? ¿Cuáles eran sus hobbies? ¿Qué deseaba en la vida?

Estaba cansado y era lo mismo siempre. Era el menor de tres hermanos y porque sus hermanos mayores decidieron hacer lo que deseaban con su vida, Diego tuvo que asumir las responsabilidades de ser el heredero del imperio de su padre, por lo cual, esta reprimenda que recibía en estos momentos, era culpa de sus hermanos mayores.

¿Por qué ellos sí y no él? Era el menor de los tres, a quien se supone que deberían proteger, quien no se supone que heredaría nada, pero allí estaba, escuchando otro sermón por no ser el hijo perfecto de su padre cuando lo único que Diego quería era seguir sus sueños y vivir en paz.

Desde joven siempre le gustó dibujar, así que tomó talleres y cursos de dibujo con el fin de poder estudiar fuera de Seasons y ser un artista, pero sus sueños se vieron truncados por sus hermanos mayores. Luca se destacó como un joven escritor de historias de misterio y terror, lo cual lo hizo un poco famoso e hizo que este se dedicara a ser escritor. Aprovechando la fama y que su padre estaba feliz de que su hijo mayor se destacara de esa forma, le permitieron estudiar literatura y ahora ejercía en la universidad local como profesor, por lo cual, la responsabilidad pasó a Thiago, su segundo hermano mayor.

Thiago pareció que iba a ser quien tomara las riendas del imperio de su familia, pero este también decidió seguir sus sueños. Algo que siempre le gustó a su hermano era la fotografía e incluso ganó premios por sus hermosas fotos de los paisajes de Seasons y sus alrededores, lo que impulsó su carrera como tal, dedicándose por completo a esto y yéndose de Seasons en busca de nuevos paisajes.

¿Y dónde esto dejaba a Diego quien era el único que quedaba? Siendo la persona que se tenía que hacer responsable, quien tenía que abandonar sus sueños para seguir los de su padre de ser su heredero. Era deprimente y patético. Obligar a alguien a hacer algo que no deseaba solo hacía que lo odiara más y Diego odiaba a su padre, al imperio que construyó y a sus hermanos, por haberlo dejado con aquella responsabilidad mientras estos seguían su sueño.

Ahora Diego dibujaba solo en sus ratos libres y hasta el toque había perdido. ¿De qué servía seguir haciéndolo cuando no podría dedicarse completamente a ello? Era mejor que se olvidara de esto.

Su padre al fin lo soltó y se fue como alma que lleva al diablo.

Diego soltó otro suspiro y salió del estudio de su padre para regresar a su cuarto. Estaban en verano ya, pero Diego no sentía las vibras ni las ganas de divertirse. Su padre había arruinado esto, ahora tenía que ponerse a estudiar y leer aquellos libros de negocios que su padre lo obligaba a devorar solo para hacerlo feliz.

—Otras vacaciones arruinadas —dijo Diego en voz alta mientras tiraba de su pelo castaño y se encerraba en su habitación.

Fue hacia la ventana de su habitación, la cual tenía un alféizar y se sentó en allí. El día estaba claro y cálido, pues estaban en verano. Quería prepararse para este como siempre, pero cada año era más difícil divertirse. Hacerse mayor hacía que ciertas cosas pasaran a ser prioritarias, ahora mismo, debía de tener su carrera como algo primordial y estudiar todo lo que pudiera sobre negocios, divertirse parecía que pasaría a otro plano.

Diego bajó la mirada y vio como Josh y Rosé llegaban a su casa.

Una sonrisa apareció en sus labios y se alejó de la ventana para ir hacia el primer piso a recibirlos.

Desde que Josh llegó a Seasons, Diego se había unido mucho al chico, más porque tenían muchas cosas en común, pero también porque de todos los que lo conocían, era el único que se emocionaba con las cosas de Diego. Disfrutaban jugando y a Josh le encantaba ver el arte que hacía. También era cercano a Rosé, ellos tenían un amor por los libros de Luca, que, aunque a Diego le molestaba que su hermano mayor siguiera su sueño, debía de decir que lo hacía muy bien y que lo compraba con las historias que hacía.

Gracias a Dios que su padre se había ido hace rato, que Diego recibiera a sus amigos allí, le molestaba porque él mismo decía que interrumpían los estudios de Diego. Si este supiera que, de los tres chicos, el menos aplicado era Diego, tanto Leo como Nick eran estudiantes meritorios y el recién llegado Josh había mostrado que era muy inteligente.

Saludó a los visitantes con efusividad, tirando a Josh en un fuerte abrazo y robándole un beso en la mejilla a Rosé solo para molestar a su novio, aunque Josh nunca se molestaba por estas cosas. Tanto Josh como Rosé sabían muy bien los sentimientos del otro y cosas como estas no ponen su relación en un hilo, ya que confiaban mucho el uno al otro.

¡Demonios! ¡Cómo quisiera estar así!

Había otra cosa en la que era un fracaso: en el amor. Nunca había tenido un gran amor como Leo con Esmeralda o como Josh ahora con Rosé y tenía que decir que le daba envidia. Aunque Leo tenía problemas con su relación con Esmeralda porque dada la diferencia de estatus entre ellos no podían ser una pareja con toda la pomposidad que traía serlo, eran la pareja perfecta y se amaban mucho mientras que Josh había arriesgado todo por Rosé, saliendo victorioso al final, pero a lo que se refería era que deseaba tener un amor así.

Las chicas que se le acercaban no buscaban ni eran lo que Diego quería, además, tenía una reputación fea por ser demasiado divertido, pero había dormido por ahí creyendo que podía encontrar el amor con estas, sin embargo, las mismas solo lo utilizaron o se volvían tan intensas que Diego terminaba perdiendo el interés.

¿Cuándo será el día en que el amor llegue a su puerta? ¿O el día en que el amor entrará en su vida y en vez de alejarse o de irse por la ventana, se quedará a por más?

Quería sentir lo que sus amigos sentían, ser feliz con alguien y poder apoyarse en esta persona cuando los días se tornasen oscuros. Quería pensar que su persona especial estaba por ahí, pero estaba perdiendo las esperanzas. Conociendo a su familia, principalmente a su padre, tal vez lo iba a comprometer con alguna chica rica que Diego desconocía. Los negocios de la familia estaban en Tawny Town, otro pueblo aledaño a Seasons y allí había familias pudientes con las que su padre se relacionaba. No dudaría de que su padre vendría con alguna sorpresa pronto.

Sin embargo, no quería permitir tal cosa, quería ser quien encontrara a la mujer de su vida, a la persona a la que le depositaría toda su confianza y amor. Un compromiso no era algo divertido y, si sucedía, lo sentía por su padre, pero haría cualquier cosa para librarse de este. No iba a permitir que también se inmiscuyera en su vida amorosa, solo él podía encontrar a la mujer indicada.

Quizás debería divertirse en grande este verano y encontrar al amor de su vida. Sabía que no iba a poder dejar sus responsabilidades a un lado, pero no había nada malo en que se enamorara de alguien. Esto evitaría que su padre lo comprometiera con alguien que seguramente a Diego no le agradaría.

Llevó a sus amigos a su habitación para hablar de sus planes de verano. Sí, quizás no podía divertirse mucho, pero este era el primer verano de Josh en Seasons, por lo cual el grupo y Diego planeaba unirse, aunque solo fuera una sola vez durante las vacaciones, pero debía tener un respiro.

—¿Qué ha dicho Leo? —preguntó Diego sentado otra vez en el alféizar de su ventana, mientras que Rosé estaba tumbada en la cama, mirando hacia él y Josh sobre el escritorio.

Rosé hizo una mueca y desvió la mirada, parecía enfadada.

Leo estaba algo ausente en el grupo de amigos que tenían, casi no hablaba y tenía mucho trabajo, pues era el asistente de su padre desde hace unas semanas y se veía muy ocupado. Lo entendía, era el único heredero de su padre, así que debía de tomar las responsabilidades, así como Diego, solo que Leo era mucho más responsable que él.

—¿No lo sabes? —le preguntó Josh y las cejas de Diego se alzaron.

—¿Qué no sé?

—Leo está comprometido con Noelle —respondió Rosé y Diego se quedó estupefacto mientras digería la noticia.

¿Leo comprometido? ¿Con Noelle? Noelle era una chica de la misma edad de Rosé quien había vivido en Seasons por un largo tiempo antes de irse con su familia a la tierra natal de su padre, quien era irlandés. No la habían visto desde hace seis años y, a decir verdad, que estuviera comprometida con Leo le sorprendía, pues a la chica siempre le gusto Nick.

—¿Desde cuándo? —preguntó Diego un poco confundido, pues, aunque no había visto a Leo en días y tampoco había hablado con él, dicha noticia debió de haberse esparcido como polvo.

—Nos enteramos hoy —fue Josh quien respondió—. Estaba en la universidad porque fui a llevarle algo a Caleb y me encontré a Nick y a Leo, me quedé con ellos por un rato —le informó Josh y Diego asintió. Aquel día no fue en la universidad porque ya sus exámenes habían culminado y las calificaciones de las materias que llevaba este semestre, habían sido publicadas. Además, como estas habían sido publicadas, sabía que el sermón de su padre vendría, así que decidió no salir y juntarse con los demás.

—Yo estaba con Esmeralda, era su último examen y como estaba tan decaída, me quedé a almorzar con ella, pero… —Rosé hizo una mueca—. Le había dicho a Josh que estaba en la universidad y él dijo que nos reunimos, pero no me imagine que estaba con Leo y que Noelle estaba de regreso.

Debió de ser una sorpresa para todos ver a Noelle. La chica había sido la mejor amiga de Rosé cuando eran niñas, pero después que Noelle se fue de Seasons, dejó de serlo. Además de eso, siempre estuvo pegada a ellos como una garrapata, pero era más porque estaba enamorada de Nick. Escuchando que ahora estaba comprometida con Leo, parecía que había cambiado de gustos.

Rosé le explicó que fue lo que pasó exactamente en el momento en que ambos grupos se encontraron. Demonios, debió de estar allí, pero había estado en casa esperando a su padre para su sermón.

—Ahora se entiende por qué ha estado tan distante —comentó Diego poco después, comprendiendo la actitud de Leo—. Es posible que lo supiera desde antes y por eso ha estado de esta manera.

—No puedo creer que le hiciera tal suciedad a Esmeralda —se quejó Rosé haciendo una mueca—. No sé ni con qué cara mirarla, seguro piensa que soy una mala amiga por haberle motivado a salir con Leo cuando sabía que esto iba a pasar.

—No lo eres, Rosé, tampoco sabías sobre este compromiso —murmuró Josh, acercándose a Rosé y tomándola entre sus brazos.

Diego sintió una pizca de envidia al verlos, pues tener a alguien que lo alentara y lo apoyara era lo que más quería, pero ni de cerca estaba de tener alguien así, como había dicho antes, las chicas que conocía o eran muy intensas o solo querían algo de él que estaba harto de dar, es decir, sexo.

—Sí, estoy seguro de que Esmeralda nunca pensará así de ti —agregó Diego sonriendo y eliminando de su cabeza esos pensamientos envidiosos. Aquella pareja frente a él no la había tenido fácil y sabía que para conseguir algo debía de haber sacrificios, aunque ya se estaba sacrificando.

—Gracias, Diego —le agradeció Rosé por su apoyo.

—Aun así, hay que esperar lo que diga Leo, ¿Okay? —le dijo, pues Diego se negaba a creer que Leo fuera ese tipo de persona. Algo debía de pasar detrás de bambalinas que Leo no quiso contarles a ellos. Y conociendo a su padre, quien era el alcalde de Seasons y dueño de casi medio pueblo, comenzaba a creer que lo había obligado a separarse de Esmeralda y comprometerse, pero no iba a decirle a Rosé tal cosa. No quería encender una hoguera que posiblemente provocará un gran incendio.

Rosé hizo una mueca, pero asintió poco después. No se veía feliz y sabía que este percance alejaría a los hermanos, así como el que Diego se haya convertido en el heredero de su padre lo había alejado de los suyos. Aunque fuera fan de Luca, a veces mirarlo le provocaba rabia y nada que decir de Thiago quien estaba en casa al menos dos o tres veces al año.

Diego suspiró.

Ahora, con este suceso, los planes del verano iban a cambiar; sin embargo, se iba a mantener positivo. Aunque este compromiso posiblemente separe al grupo por las malas vibras, Diego esperaba que pudieran resolver las diferencias y que se mantuvieran unidos. Sí, quizás iba a ser muy incómodo para Leo, Esmeralda y Noelle compartir. También podría sumar a Nick, ya que este último parecía gustar de Esmeralda, aunque Diego no entendía por qué, pero eso era lo que había notado. Aun así, iba a mantenerse esperanzado pensando en que todos pudieran ser buenos amigos, aunque estuviera esa situación.

Pensó en su vida. Si estuviera saliendo con alguien, ¿haría su padre algo así? ¿Buscaría este la manera de comprometerlo con alguien para separarlo de su amada, así como hizo el padre de Leo con este?

Diego sonrió y movió la cabeza.

No iba a pasar, pues no tenía pareja, ni una chica que le gustara y sabía que tampoco encontraría a su chica especial. Era mejor que dejará que su padre continuará eligiendo su futuro. Al final, iba a perder el tiempo si iba en contra de los deseos de este, pues desde joven sabía que por más que se quejara, nunca iba a conseguir nada.

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