*—Diego:
Los ánimos de todos estaban muy por debajo, pero el viaje continuaba.
Habían decidido hacer el viaje al final, pero solo iban a ir Josh, Rosé y él, ya que Rosé no había querido decirle a Leo. Más bien, se había negado a hacer el viaje con este y su nueva compañera, ni Nick estaba invitado, así que la velada sería muy tranquila. Aún Rosé no le había dicho a Esmeralda, pues desde el anuncio del compromiso de Leo, la pobre chica no había querido darle la cara a su amiga por vergüenza. Sin embargo, le había escrito que lo haría hoy y que le haría saber del viaje.
Ya que los ánimos estaban casi nulos, Diego esperaba que Esmeralda se animara a ir, la misma necesitaba un respiro y el mismo Diego planeaba animar a sus amigos. Alguien tenía que ser el alma de la fiesta.
Estaba revisando sus ropas para ver qué podía llevar y qué le hacía falta para el viaje cuando escuchó golpes en la puerta de su recámara. Diego giró la cabeza hacia esta en el momento en que se abría. Estaba esperando ver a su padre o a su hermano Luca, pero no espero ver a su hermano Thiago entrando en esta.
—¿Qué haces aquí? —fue lo que Diego preguntó al verlo. Su hermano venía solo para Acción de Gracias y luego desaparecía por un año, pero había venido mucho antes, estaban en pleno julio y faltaban varios meses para noviembre.
¿Qué mosca le había picado para que estuviera allí?
Su hermano se acercó sonriéndole con su característica sonrisa de chulo.
De los tres hermanos Woodbury, Diego tenía que admitir que Thiago era el más atractivo. Era más alto que incluso su padre y la sangre italiana heredada de su madre era más intensa en Thiago, pues tenía la piel aceitunada y tenía unos vibrantes ojos avellanas. La última vez que había estado en el pueblo había tenido el pelo bien corto, pero esta vez lo tenía muy largo y lo usaba en una coleta baja. Parecía un indigente, pues tenía un aspecto muy desaliñado y estaba seguro de que, en cuanto su padre lo viera, lo obligaría a ponerse decente.
—Oh, hola Diego —saludó Thiago muy efusivamente tomándolo entre sus brazos y Diego arrugó la nariz al olerlo. Olía a sudor, a hierbas y a alguna colonia de mala calidad, parecía que había venido directo de donde había estado, se veía muy cansado y sucio.
—Thiago —le devolvió Diego el saludo mientras trataba de separarse de él.
Thiago lo dejó ir mientras le sonreía.
—¿Cómo te ha estado yendo? —preguntó su hermano y Diego le dio una mirada enfadada, como si este no supiera cómo m****a le iba, mal.
Diego no le respondió y se volvió hacia su closet para continuar revisando sus cosas.
—A mí me está yendo bien también —escuchó que su hermano le decía al no obtener respuesta de Diego—. Muchas gracias por preguntar —terminó diciendo y Diego bufó molesto para girarse hacia su hermano.
¿Cuándo iba a entender que verlo no le hacía mucha gracia? Estaba pasando por ese infierno por su culpa, bueno, por culpa de ambos hermanos, pero a Luca lo perdonaba un poco porque el pobre tenía otra cosa de la cual preocuparse que cuando sus padres, principalmente su padre, se enterara de ese gran secreto suyo, iba a armarse un gran jaleo.
—¿No deberías estar en África? —le preguntó Diego viéndolo.
Tenía una camiseta blanca que había tenido mejores días, y nada que decir de su vaquero desteñido y las botas Timberland. Sí, parecía un maldito indigente, pero sabía que su hermano pasaba días metido entre los lugares más remotos del mundo. Aun así, si iba a dar la cara después de tanto tiempo, al menos debió darse una ducha y ponerse otra ropa.
—Ya fui y volví —comentó su hermano caminando hacia el centro de su cama y tomando uno de los bañadores que Diego había sacado de su ropa—. Quería ver a mi familia, no los veo desde el año pasado y quería pasar el verano aquí en Seasons —explicó y Diego arrugó la nariz. Esta llegada suya arruinaba sus planes.
Cada vez que Thiago venía, siempre quería estar molestándolo y Diego era quien siempre tenía que prestarle atención, pues Luca y Thiago, aunque fueran hermanos, no tenían cosas en común y por desgracia, quien tenía más cosas en común con Thiago era Diego. Disfrutaban del arte, de los paisajes y tenían el mismo maldito gusto por las mujeres y por divertirse.
—Okay —fue lo único que le dijo Diego.
—¿A dónde vas? —quiso saber Thiago moviendo en el aire el bañador de flores hawaianas.
—Tengo permiso, por si acaso —le explicó, pues era bien sabido que hasta que no hiciera algo que su padre le indicará, no tenía permiso para hacer ciertas cosas, pero Diego lo tenía. Este fin de semana podía disfrutar todo lo que quisiera gracias a que había leído el libro que su padre le recomendó y se mantuvo muy educado, por lo cual su padre decidió darle un respiro.
—Sí, pero, ¿a dónde vas? —preguntó Thiago sin dejarlo ir.
—A Green Coast con los chicos —le informó Diego porque no tenía de otra, además, sabía que si Thiago preguntaba era porque quería unirse.
—Oh, se escucha divertido —exclamó viéndose animado—. Llévame —ordenó Thiago como Diego había estado pensando.
Diego suspiró aburrido. No debería aceptar, el viaje no era suyo, era de Josh y Rosé. Sin embargo, sabía que, si le decía esto a Thiago, este llamaría a Rosé y se invitaría el mismo. Así de exigente y directo era el muy maldito. Bueno, no tenía más remedio que decirle a Rosé.
—Necesito un respiro también —escuchó que decía Thiago poco después—. Quiero tirarme de espaldas al mar, así que llévame contigo, ¿sí? —pidió un poco más educadamente.
—Tengo que pedirle permiso a Rosé —le dijo Diego haciéndole saber que este viaje no era suyo.
—Rosé dirá que sí —comentó Thiago mirándose las uñas, que seguramente estaban sucias de mugre. ¿Cómo el personal del avión había dejado que alguien tan sucio lo abordara? Debieron exigirle que se duchara bien antes dé. ¡Pobre de la persona que compartió asiento con él, su hermano hedía!
—Además, va el novio de Rosé y hay que pedirle permiso, por igual —continuó Diego dando excusas y vio cómo Thiago hizo una mueca.
—¿Jack? —preguntó Thiago viéndose muy incómodo ahora.
Diego sonrió. Claro, era imposible que Thiago supiera sobre los últimos chismes del pueblo, pues desde que se iba de Seasons se desconectaba y solo escribía de vez en cuando. Parecía que Diego tenía que ponerlo al día de las últimas ocurrencias en Seasons.
—Oh, hay muchas cosas que no sabes —le hizo saber Diego y su hermano se vio entusiasmado. Otra cosa que compartían era su gusto por los chismes locales. Seasons era un pueblo pequeño y muy rara vez pasaban cosas, pero cuando sucedían, las noticias se esparcían en Seasons.
Su hermano sonrió maliciosamente.
—Ponme al día —pidió Thiago.
Diego suspiró. A pesar de que le molestaba que Thiago estuviera en Seasons y que fuera su culpa de que fuera el esclavo de su padre, tenía que admitir que a veces se divertían juntos. Quizás no iba a ser tan malo. Al menos eso esperaba.
Diego: Thiago está en Seasons y se enteró del viaje, él quiere unirse, ¿puede?
Esperó por la respuesta de Rosé que vino después. Su amiga le informó que aún no había ido a ver a Esmeralda, pero que estaba de camino a ello. Acepto que Thiago se uniera al viaje, ya que, según ella, esto hará que Esmeralda supere a Leo.
¿Acaso planeaba enlazar a Esmeralda con Thiago? Dudaba que algo pasara entre ellos. En primer lugar, Esmeralda no era de esas chicas que se ligaban con cualquiera. Segundo, la chica no iba a olvidar así por así a Leo, su querido amigo dejaba huellas donde sea que pisara y, por último, Esmeralda no era muy tolerante y personalidades como la de Thiago no eran su tipo. Dudaba de que sucediera, pero dejó a Rosé se hiciera sus ilusiones.
Sin embargo, Diego le dijo que no iba a ser un tercero en discordia, pues iba a estar entre una pareja y un posible ligue, pero la chica le dijo que no se preocupara que le iba a encontrar a una chica.
Diego movió la cabeza cuando recibió el mensaje. Conociendo a Rosé, seguro invitaría a algunas de sus compañeras de la universidad y estas eran molestas. Prefería pasar, ya más tarde podría divertirse.
Le informó a su hermano y luego lo echó de su habitación para que se fuera a duchar. Apestaba y era mejor que se fuera a poner presentable antes de que su padre llegara.
Estaba haciendo una lista de cosas que necesitaba comprar cuando recibió un mensaje de Rosé.
Rosé: Esmeralda y yo hemos vuelto a ser amigas, le informé del viaje y de paso invité a Sienna, su compañera, solo habrá que esperar si ella decide ir.
La boca de Diego cayó abierta por la sorpresa al leer dicho mensaje.
¿Invitaría a Sienna? ¿A Sienna, la compañera de Esmeralda?
Diego sintió el corazón latir un poco más rápido de lo normal al pensar en Sienna uniéndose al viaje. No había podido olvidar a la chica desde que se encontró con ella en la panadería local del pueblo.
Aún no había probado las galletas porque quería pensar en una segunda excusa para volver a verla. No que estuviera enamorado de ella ni que tampoco le gustara, pero a diferencia de otras chicas, algo en ella le había llamado, quizás porque se veía interesante y creía que podían entablar buenas conversaciones. Sí, debía de ser eso.
Ya que tenía una segunda oportunidad para verla, debería comerse las galletas que le había dado y darle su humilde opinión cuando se vieran en el viaje. Se acercó a su cómoda para buscar la bolsa de galletas y tomar una para ver que tal, pero no las vio sobre esta.
Las cejas de Diego se arquearon. La había dejado allí porque si la hubiera dejado en la cocina, estaba seguro de que Luca o su madre se la hubieran comido. ¿La habrá puesto en otro lugar?
Buscó en los cajones, pero no la encontraba, eso quería decir que el personal de limpieza de la casa, seguramente la vio allí y la llevó abajo. Rápidamente, Diego salió de su cuarto en el momento en que Thiago salía del suyo. Estaba sin camiseta y descalzo, y solo tenía el vaquero colgando de las caderas con la cremallera abierta mostrando su monte, algo que le parecía supe asqueroso.
Tatuajes nuevos que no había visto en Thiago llamaron su atención, pero fue la bolsa de la panadería en sus manos lo que hizo que Diego se enfureciera. Dio un paso hacia Thiago y le arrebató la bolsa de papel para percatarse de que las galletas que Sienna le había regalado ya no estaban.
—¡Te comiste mis galletas! —exclamó, lanzándole la bolsa hacia la cara, completamente enfadado de que las hubiera tomado sin su permiso. ¿Cuándo lo hizo que no se dio cuenta de ello?
—No parecía que fueras a comértelas —murmuró Thiago encogiéndose de hombros.
Quizás no iba a comérselas en ese instante, pero las había estado guardando para después y ya no podía ser porque Thiago había tocado lo que no era suyo. ¿Cómo le iba a dar su opinión a Sienna cuando al final no las había probado?
—Eran mías —espetó Diego apretando las manos en puños. Ni bien Thiago llegaba y ya le hacía la vida infeliz. Era increíble cómo podía hacerlo en un abrir y cerrar de ojos. Era por eso que odiaba que viniera a casa, siempre buscaba la manera de joderle la vida, este no se conformaba con dejarlo allí como la marioneta de su padre.
—Hey, cálmate —dijo Thiago acercándose con las manos extendidas, pero Diego golpeó la mano que trató de tocarlo.
—No me voy a calmar, siempre llegas, haces de las tuyas y soy el que siempre tiene que ceder —espetó Diego quizás siendo un poco irracional, pero siempre era así con Thiago. Desde jóvenes siempre había sido así y cualquiera creería que Thiago era el menor y que Diego como hermano mayor debía de cumplir los deseos de este, pero estaba cansado de lo mismo.
Thiago arqueó las cejas y luego movió la cabeza mientras dejaba caer las manos.
—Ah, comprendo —comentó su hermano cruzándose de brazos—. Estás así porque alguna chica te las regaló, ¿eh? —preguntó en tono de broma, pero Diego no estaba para las mismas, así que dio un paso hacia su hermano en el momento en que alguien se interponía entre ellos, era Luca.
Su hermano Luca era bajito y muy delgado. Tenía un rostro angelical, el cabello castaño y los mismos ojos avellanas de su madre, los cuales compartía con Thiago. A pesar de ello, de los tres, Diego y Luca eran los más parecidos, siendo Diego una versión más ruda y Luca una más fina. Luca siempre andaba muy pulcro, sin barba ni pelos fuera de su lugar. Claro, tenía que mantener una imagen como escritor y como profesor de la universidad.
Diego dio un paso hacia atrás, alejándose de Thiago, pero ganas para partirle la cara por tocar sus cosas no le faltaban.
—¿Thiago? ¿Desde cuándo estás aquí? —preguntó Luca girándose hacia este.
—Llegue hace un rato —explicó Thiago haciendo una mueca.
Diego vio como Luca le daba una mirada, seguramente juzgando su desaliñado aspecto y luego vio cómo hacía una mueca.
—Bienvenido, pero por favor, ve a darte una larga ducha, ¿sí? —pidió y Thiago asintió—. Ahora quiero saber, ¿qué está pasando? —preguntó Luca pasando la mirada entre Diego y Thiago deteniéndola en este último—. Te ves como un indigente y si padre te ve así, le dará un síncope.
Los fuertes hombros de Thiago se alzaron y sin dar más explicaciones, lo vio volver a su habitación, dejándolos allí. Escuchó como Luca suspiraba y luego se volvía hacia Diego. Enfocó sus ojos avellana en Diego.
—No sé qué pasó, pero sea lo que sea, cálmate, ¿sí? —pidió Luca y Diego quiso reírse. Le hacía ver como quien tenía la culpa era Diego cuando quien se había metido a su habitación a tocar cosas que no eran suyas había sido Thiago—. Está recién llegado y sabes que Thiago siempre está perdido los primeros días —explicó su hermano el comportamiento indecente de siempre de Thiago.
—¿Y eso no le da el derecho de tocar mis cosas? —le preguntó. No tan solo eso, se auto invitaba a un viaje que no era suyo y sabía que Rosé nunca diría que no, bueno, ya había visto que la misma tenía planes con Thiago, pero a lo que se refería era que siempre era así y no valía que Diego se quejara, nadie le hacía caso.
—Ustedes siempre con lo mismo —comentó Luca viéndose cansado.
—Y tú siempre estás tomando su lado —le devolvió Diego con dureza.
Luca entrecerró los ojos.
—No estoy tomando ningún lado, solo que… —comenzó a decir su hermano, pero Diego lo interrumpió.
—Ya —espetó Diego y se vio la vuelta para regresar a su habitación, pero no sin antes soltar cierto comentario—. Por eso los detestó a ambos —comentó por lo bajo metiéndose en su habitación después.
Fue hacia la cama y se acostó boca abajo en esta. Aunque a Luca le agradaba y se llevaba bien con él, no podía ignorar el hecho de que por este seguir sus sueños de ser escritor, era la rata de laboratorio de su padre. Y lo que más le molestaba es que este nunca ayudaba a que su padre lo tratara bien y tampoco lo apoyaba, mientras que Luca tenía el completo apoyo de Diego, tanto en sus libros como este siendo secretamente homosexual, pero claro, el apoyo no era recíproco de Luca.
Si tan solo tuviera más valor de tirar todo por la borda y largarse de Seasons, eso sería suficiente para que su familia pensara en lo importante que era, pero era un cobarde que seguía aceptando esta actitud hacia su persona y que, en vez de buscar un medio para ello, buscaba excusas.
Suspiró cansado y en ese momento escuchó su teléfono recibiendo una notificación. Cuando lo tomó vio que era un mensaje de Rosé. Los ojos de Diego se abrieron sorprendidos al leer el mensaje.
Rosé: Sienna ha aceptado unirse a nosotros al viaje y ya tienes tu cita.
¿Una cita? ¿Sienna era su cita? Quiso reírse, pero no lo hizo, más bien, sonrió como tonto. ¿Por qué estaba sonriendo de esa manera? Sienna no era su tipo de chica, estaba fuera de sus excepciones incluso, pero como había dicho antes, había algo en la chica que le parecía interesante.
¿Debería probar con Sienna? Estaba soltero y esta parecía soltera también, además, Diego recordaba verla afectada por su presencia. Podía funcionar, aunque solo iba a ser un ligue de verano. Dudaba que pasara a algo más profundo, pues, en primer lugar, no era su tipo de chica y en segundo, tenía muchas cosas en las cuales concentrarse. Aunque quería conocer el amor y tener una chica especial, así como sus amigos, sabía que no iba a ser posible. Diego no tenía esa clase de suerte y era mejor que solo se divirtiera con esta.
Eso dijo ese día, pero cuando llegó el día del viaje y anocheció, Diego se percató de que no iba a ser solo un ligue de verano.
*—Diego:Era fin de semana y ya por fin era el día del viaje.A pesar de que Thiago se iba a unir al viaje y aún no habían resuelto sus diferencias por haberse comido las galletas de Sienna, Diego iba a ceder y perdonarlo por ello. No era del todo su culpa y quizás debió explicarle el porqué de su enfado. Además de ello, debía de mantenerse con un buen humor para tratar con Sienna, no quería que ella pensara que era grosero.Decidieron reunirse en casa de Josh, ya que era obvio que no podían hacerlo en casa de Rosé, pues no iban a condenar a Esmeralda a tener que ver a Leo. El plan era que tanto Rosé como Esmeralda y Sienna se fueran con Josh, mientras que Diego y Thiago abordaran el mismo vehículo llevando el equipaje de todos, pero claro, Rosé tenía otros planes.Los planes de Rosé eran que ella esté con su amado, mientras que Esmeralda se vaya en el vehículo de Thiago, con el fin de que estos comenzaran a coquetear y sabía que su hermano lo haría, pues este había mirado a Esmeralda
*—Diego: Al detenerse a un lado de la carretera y mirar a Sienna enfadado, vio que esta lo miraba asustada. ¿Por qué no lo pensó antes de atacarlo por el lado que más a Diego le dolía? Mientras que Diego la alentó a que diera lo mejor de sí y se sintió mal porque no estuviera cumpliendo sus sueños, Sienna lo atacaba solo por ser rico.Quizás no era un buen ligue como había creído y solo era una chica más del montón.—¿Crees que porque soy rico puedo hacer lo que quiero? —le preguntó Diego mirándola a los ojos, pero Sienna no contestó, solo tragó saliva viéndose muy asustada—. ¿Acaso no viste lo que pasó con Rosé y Jack? ¿Cómo Jack le hizo la vida imposible? ¿Piensas que fue fácil para Rosé librarse de ese estúpido compromiso? —le espetó, quizás sonando muy duro, pero era increíble lo que la gente pensaba de ellos sin saber ni una mierda. Sienna no comentó sobre esto tampoco y debió de haberse callado, pero quería aclararle que, aunque fueran chicos provenientes de familias ricas, eso
*—Diego:Le gustaba Sienna.No tenía que pensarlo más, ya era un hecho.La mirada de Diego se enfocó en la chica que le bailaba sobre el regazo.Thiago y él habían decidido venir a un club nocturno en Green Coast, solamente ellos porque los demás tenían planes.Era obvio que, en algún momento de la noche, Josh y Rosé se perderían para hacer quién sabe qué. Otra cosa era que Leo se había desaparecido después de la velada y Diego sospechaba que Esmeralda por igual. Noelle parecía que aprovecharía la desaparición de su prometido para hincarle el diente a Nick, quien estaba más perdido que nunca, pues lo habían dejado vaciando el minibar de los padres de Leo. Aunque Diego lo invitó para que se desquitara con una chica, el chico no quiso y se quedó allí.En cuanto a Sienna, no había visto la misma desde que se fue con Esmeralda y era posible que estuviera durmiendo, Sienna se veía como una chica que dormía mucho. Se preguntó si dormía con un pijama o desnuda, había algunas chicas que dormí
*—Diego:Sin más preámbulos, bajó la cabeza y movió sus labios hacia los de ella. Cuando se tocaron, se percató de que los de Sienna eran suaves y los besó con ligereza, disfrutando de la suavidad y generosidad de estos. El labio inferior de Sienna era muy grueso y las ganas de tomarlo entre sus dientes para tirar de ellos estaban creciendo.Sintió como las manos de Sienna se colocaron en su pecho y agarraron su camiseta con fuerza. Esto fue suficiente para que Diego desatara su deseo en ella. Cuando empujó su lengua contra estos, la chica los abrió y ni bien la adentró en su boca, lo buscó. Diego no pudo evitar gemir y la apretó contra la puerta mientras pasaba los brazos por su cintura, abrazándola con fuerza. Le fascinaba cómo se sentía el cuerpo de Sienna contra el suyo, era tan curvilíneo y suave.Besarla ya no le estaba siendo suficiente, quería tocarla en otros lugares.Diego alzó una mano y la colocó sobre uno de sus generosos pechos, escuchando cómo Sienna jadeaba cuando lo a
*—Diego:De todos los viajes que Diego había hecho en su vida, aquel a Green Coast había sido el viaje más estresante de esta.Había pasado una semana de este y todavía las secuelas del mismo aún estaban latentes. El domingo por la mañana fue como si fuera un campo de batalla, los ánimos estaban por los suelos y no hubo conversaciones más que las habituales de: ¿Quieres desayunar? ¿A qué hora se van? ¿Me puedo ir contigo? Después de ello, cada quien se fue por su lado y más temprano de lo normal.Diego podría afirmar que el viaje fue un desastre y que, en lugar de alcanzar el objetivo que había sido disfrutar y divertirse, fue todo lo contrario. Diego estaba más triste que antes, y las ganas de pasar el verano en grande, estaban nulas. La había cagado con Sienna y, por ello, se sentía horrible, pues era la primera vez que una chica le llamaba tanto la atención y que no podía ni tenerla.Sin embargo, Diego no iba a tirar la toalla. Era obvio que esa noche cada quien vivió una experienc
*—Diego:Estaba decidido en lograr su cometido.Desde que se encontró con Thiago y Sienna en el restaurante, Diego se había decidido en mostrarle a Sienna que él era mejor partido que el aventurero de su hermano.Había mejorado su aspecto y su cabello, que estuvo un poco más largo que lo habitual, estaba recortado. También llevaba su cara limpia de barba y mejores ropas. Había gastado sus ahorros en ello, pero como había dicho antes, quería verse bien para Sienna y, aunque esta estuviera prendada del aspecto indigente de Thiago, cuando lo viera iba a pensarlo mejor.Además de ello, estaba más participativo en los negocios de su familia, ya no se quejaba tanto porque como había dicho antes, quería ser el partido perfecto para Sienna y mientras más rápido aprendiera de los negocios familiares y estuviera de lleno en estos, Sienna se fijaría en que era un hombre que tenía los pies sobre la tierra.Cuando comenzará el semestre en un mes más, Diego iba a darlo todo, por lo cual, Sienna lo
*—Sienna:¿Por qué no podía olvidar a ese chico de tiernos ojos de color café?Un suspiro salió de Sienna y miró por la ventana de su habitación, viendo hacia los árboles que se estaban tiñendo de marrón y naranja.El otoño estaba casi llegando y, aunque la estación estaba por cambiar, Sienna aún no podía olvidar aquel chico que conoció en verano y por el cual aún suspiraba estúpidamente. Y decía estúpidamente, porque no entendía por qué estaba aún cautivada por él, cuando sabía que Diego Woodbury era un idiota.Durante todo el verano, Sienna se mantuvo evitándolo, tratando de no aparecer en los lugares donde este podría estar, pero el muy imbécil parecía que solo quería molestarla. Diego iba todos los días a la panadería en busca de ella y tuvo que hacer malabares para esconderse de él. Lo que más le molestaba era que este siempre se llevaba algún postre hecho por ella. ¿No era que le desagradaban los dulces? No entendía por qué lo hacía si no estaba interesado en ella y la verdad es
*—Sienna:Iba a desmayarse.Sienna apretó el móvil en su mano mientras escuchaba a Diego llamar su nombre del otro lado de la línea con su profunda voz. Seguía escuchándose rica en sus oídos, la misma enviaba corrientes eléctricas por todo su cuerpos y recuerdos de lo que paso esa noche la abordaron, pero tuvo que deshacerse de estos porque había una situación en espera.Se armó de valor.—Ah, hola, no tengo tiempo para hablar —dijo Sienna rápidamente sin darle espacio para hablar al chico—. Thiago tuvo un accidente, parece que se cayó de un árbol buscando una toma y dice que se ha roto el brazo o quizás la pierna —explicó mirando hacia el chico a sus pies—. Te enviaré la ubicación para que vengas lo más pronto posible, ¿sí?—De acuerdo —fue lo único que dijo antes de cortar la llamada.Sienna se sentó al lado de Thiago. Quizás debió de llamar a una ambulancia, hubiera sido más rápido, pero sería una ladilla dar las explicaciones del lugar donde estaban. Abrió la aplicación de mensaje