~ 4 ~

*—Diego:

Era fin de semana y ya por fin era el día del viaje.

A pesar de que Thiago se iba a unir al viaje y aún no habían resuelto sus diferencias por haberse comido las galletas de Sienna, Diego iba a ceder y perdonarlo por ello. No era del todo su culpa y quizás debió explicarle el porqué de su enfado. Además de ello, debía de mantenerse con un buen humor para tratar con Sienna, no quería que ella pensara que era grosero.

Decidieron reunirse en casa de Josh, ya que era obvio que no podían hacerlo en casa de Rosé, pues no iban a condenar a Esmeralda a tener que ver a Leo. El plan era que tanto Rosé como Esmeralda y Sienna se fueran con Josh, mientras que Diego y Thiago abordaran el mismo vehículo llevando el equipaje de todos, pero claro, Rosé tenía otros planes.

Los planes de Rosé eran que ella esté con su amado, mientras que Esmeralda se vaya en el vehículo de Thiago, con el fin de que estos comenzaran a coquetear y sabía que su hermano lo haría, pues este había mirado a Esmeralda con otros ojos, y, por último, que Diego se fuera con Sienna. Esta última idea suya no le molestaba, pues como había dicho antes, Sienna le interesaba y si algo se daba este fin de semana, no se negaría a ello.

Habían cargado las maletas y las bolsas de comida para el viaje en el Jeep de Diego porque era el vehículo más grande de todos, así que cuando subió la última maleta que era la suya en su vehículo, cerró el maletero.

—¡Es hora de irnos! —anunció Rosé cuando todo estuvo listo.

Diego se volvió hacia Sienna, quien se mantenía callada y apartada, parecía incómoda y muy nerviosa, como si no estuviera acostumbrada a relacionarse mucho. Había descubierto que la chica no estudiaba, sino que trabajaba en la panadería local que era de su familia y que lo que más hacía era tomar cursos de repostería por internet y en algunas áreas cerca de Seasons. Ya que sabía estas cosas, Diego podía tener una más amplia conversación con ella, claro, de paso sacarle alguna información extra.

Se acercó a Sienna y extendió la mano hacia ella.

—Vámonos, Sienna —le dijo Diego pasando la vista por la chica y viendo como era su cuerpo en verdad. 

Como iban de paseo para Green Coast, que era un pueblo vecino de Seasons y muy caliente, iban con ropa de verano. Sienna llevaba un vestido corto de rayas azules y blancas de mangas cortas y anchas con un escote cuadrado. Le sentaba bien a su curvilínea figura y de paso resaltaba sus turgentes pechos. Parecía más nerviosa ahora que iba a durar un viaje de una hora con él a su lado. ¿Sería por qué le gustaba en secreto? Diego no era estúpido y había visto sus discretas miradas, pero quizás era por cómo Diego andaba vestido hoy.

Estaban en verano y era obvio que andaba con ropa digna de la estación. Tenía una camisa crema con verdes palmas como estampados, la cual llevaba abierta mostrando su pecho desnudo y unos shorts del mismo color que las palmas de su camisa que resaltaban sus fuertes piernas. Tal vez estaba muy desnudo, pero hacía calor.

Sienna al final lo acompañó y quienes salieron primero fueron Josh y Rosé, luego Thiago y Esmeralda, y esta última no estaba muy feliz, pues parecía haber comprendido el plan de su mejor amiga, sin embargo, Diego sabía que iba a ceder un poco a Thiago, el muy maldito tenía una gran labia y era muy encantador.

Los últimos en salir fueron Diego y Sienna, y más porque se percató de que Sienna no podía subir al vehículo de Diego, el cual era muy alto para ella, quien era bajita. Diego se acercó por detrás de Sienna para ayudarla a subir y cuando la tomó de la cintura, sintió cómo la chica se estremecía, exclamando de la sorpresa.

Diego se maravilló por la suavidad de su carne, bajó sus manos, era como una almohadilla y se preguntó cómo sería tocarla sin la ropa. Okay, estaba yéndose por un mal camino. Se supone que iba a verificar si esto podía ser posible, pero no iba a lanzarse así tan pronto hacia Sienna.

La dejó sobre el asiento y se apartó de ella. Le dio una sonrisa antes de cerrar la puerta y rodear el vehículo para entrar por el lado del piloto. Cuando subió a su Jeep, vio que Sienna tenía más manos entrelazadas frente a su pecho, agarrando el cinturón de seguridad y miraba hacia abajo. Sin embargo, a pesar de ello, para Diego no pasó por desapercibido el sonrojo en sus mejillas llenas.

Era tan linda.

—¿Pasa algo? —quiso saber mientras se colocaba su cinturón. Tal vez la había agarrado muy fuerte, a veces no media su fuerza y tendía a lastimar a las personas que abrazaba o que agarraba.

—Nada —dijo Sienna rápidamente para luego colocarse el cinturón de seguridad.

Diego le dio una mirada.

¿Iba a ser así? En la panadería, Sienna se vio más parlanchina, pero ahora no parecía querer hablarle. Quizás era por la cercanía, estaban lado a lado y si movía su brazo hacia ella, podía tocarla con facilidad, mientras que aquella vez que se vieron en la panadería, un enorme mostrador estaba entre ellos.

Sí, debía de ser eso.

Diego sonrió feliz y encendió el vehículo para luego ponerlo en marcha hacia Green Coast.

Ya que el silencio entre ellos era muy notorio y parecía que Sienna no quería entablar conversación, puso un poco de música y esto pareció aligerar un poco el ambiente. De vez en cuando robaba miradas a Sienna para verla mover la cabeza con la música electrónica que había colocado. Parecía gustarle y Diego se preguntó qué otras cosas le gustaban a esta chica que se veía tan interesante.

Whoa, era probable que fuera la primera vez que estuviera tan interesado en alguien, ¿acaso era por qué Sienna era un poco diferente a las demás chicas con las que se había ligado? No era su tipo, pero, como había dicho antes, algo en ella le llamaba.

—¿Y qué tal mis galletas? —la pregunta vino como veinte minutos después de poner la música y Diego se sorprendió, pero trató de no mostrarlo en su semblante. Sabía que la misma iba a venir pronto, sin embargo, no preparó una respuesta para ello.

¿Debería mentirle? ¿Debería ser sincero? No, no quería mentirle, pero si le decía que Thiago se la había comido cuando llegó sabría que pasaron varios días desde entonces y que él nunca hizo la prueba.

Diego suspiró y bajó el sonido de la música para poder hablar mejor.

—Lo siento, pero no pude probarlas —admitió Diego y no pudo mirarla a la cara porque estaba conduciendo.

—¿Estaban tan mal? —quiso saber Sienna y en su voz escuchó tristeza.

M****a. No quería que se sintiera mal.

—No, más bien, mi hermano se las comió y no me dejó ninguna —continúo siendo sincero, pues al final era la verdad—. Tuve una media pelea con Thiago por ello, ¿sabes?

—Oh, ya entiendo —terminó diciendo Sienna escuchándose un poco aliviada.

—Lo siento, cuando regresemos del viaje, espero que me dejes probar alguna otra cosa que hiciste, ¿sí? —sugirió Diego para no perder la conexión y obtener puntos extras con Sienna. No le gustaban los dulces, pero por Sienna iba a ceder un poco.

—Traje algunas galletas por si quieres probar —comentó Sienna y Diego aprovechó un momento para mirarla, viendo como ella hurgaba en su bolsa, sacando un pequeño contenedor de cristal con tapa. Podía ver que había algunas galletas allí, pero parecían de chocolate y odiaba el chocolate.

Diego volvió la vista hacia la carretera frente a él.

—No son de avenas como las anteriores, son de chocolates y quizás dulces, pero… —escuchó como Sienna abrió el contenedor—. Le di una a Esmeralda y dijo que estaban muy buenas, así que… —Diego volvió la cabeza para ver a Sienna con una galleta de chocolate en sus dedos mientras la extendía hacia él.

¿Debería negarse?

Diego se mordió los labios y decidió ser cordial. Tomó la galleta con la mano derecha y se la llevó a la boca, dándole un pequeño bocado. El sabor a chocolate estalló en sus papilas gustativas y se percató de que no era tan malo como había esperado. Era dulce, sí, pero no era tan almíbar y el sabor a chocolate era suave.

—No saben tan mal —admitió Diego para luego meterse el resto de la galleta en la boca y terminar por saborearla. Como había dicho antes, era de un suave sabor a chocolate y no estaba tan dulce. Estaba muy buena y si eso era con esta, se imaginaba que las de avena estuvieron mejores, pero gracias a Thiago no podía dar su opinión sobre estas.

—Por favor, se sincero —pidió Sienna a su lado.

Diego le dio una rápida mirada, viendo que esta lo miraba como expectante. Le sonrió.

—Estoy siendo sincero, Sienna —murmuró Diego apartando la vista sin dejar de sonreír—. Quizás no sea amante de las cosas dulces, pero sí sé identificar cuando algo tiene un buen sabor, ¿Okay?

—Ah, comprendo —murmuró la chica escuchándose feliz—. ¿Y las de avena fue Thiago quien se las comió? —quiso saber Sienna.

—Sí, me las robó de mi habitación —admitió Diego haciendo una mueca.

—Le pediré su opinión sobre estas —comentó Sienna—. Ya sé que las de chocolate no están tan mal y solo me faltarían las de avena.

Diego asintió. Por lo que escuchaba, Sienna tenía una afición y le daba curiosidad saber más de ella.

—Entonces… —comenzó a decir Diego—. ¿Te gusta hornear? —terminó preguntando.

—Sí, mi padre es el panadero local de Seasons —comenzó explicando Sienna y Diego asintió para que ella procediera—. Así que he aprendido a ello desde pequeña, más bien, quiero ser repostera y estoy aprendiendo a hacer algunas recetas, las de avena no las había intentado antes, así que esperaba que alguien me diera su opinión sobre estas —terminó diciendo la chica.

—Podrás pedirle su opinión sobre estas a Thiago cuando lleguemos —le recordó a la chica y por el rabillo del ojo vio cómo esta asentía. Entonces Diego decidió preguntar más cosas, había algo que lo tenía muy curioso y quería que fuera Sienna quien le explicara ese dato, así que hizo la pregunta sobre ello—. ¿Es por eso que no estudias en la universidad? ¿Por qué estás dedicándote a ser repostera?

—Ah, sí, no quiero hacer una carrera aquí en Seasons —soltó Sienna y Diego asintió, comprendiendo por dónde iba el asunto—. Más bien, quiero irme. Quiero estudiar repostería y hacer talleres alrededor del mundo —le informó la chica y Diego le dio una rápida mirada.

Ya la podía ver con su uniforme, uno más decente que el de la panadería de su padre, y con su propio negocio establecido. Claro, no en Seasons, allí solo había futuro para aquellas personas que tenían negocios establecidos, el resto tenía que buscarse el pan más arduamente.

—¡Eso suena interesante! —exclamó animado. El que la chica tuviera sueños y quisiera cumplirlos lo llenaba de felicidad. Al menos no era como él que había tenido que dejar a sus sueños a un lado para poder hacerse responsable del negocio familiar.

—¡Lo es! —le devolvió Sienna muy feliz, pero luego escuchó cómo suspiraba—. Solo que no creo que pueda cumplir mi sueño del todo, ¿sabes?

—¿Qué te detiene entonces? —preguntó Diego con curiosidad. Era probable que le pasara lo mismo que a él, que era el único hijo con dos dedos de frente de la familia y tenía que hacerse cargo del negocio familiar.

—Bueno, solo somos mi hermana y yo, pero mi hermana mayor es médica en el hospital de Seasons, entonces alguien tiene que heredar la panadería —comentó escuchándose muy triste y Diego aprovechó que la calle estaba desierta para poder mirarla. Se veía muy triste y extendió una mano hacia su hombro. Cuando su mano se apoyó en este, Sienna se sobresaltó y lo miró con las mejillas sonrosadas.

Diego le sonrió antes de alejar la mano y volverla a colocar sobre el volante. Debía de concentrarse más en el camino frente a ellos, pero la verdad es que quería detenerse en algún sitio para charlar, darle una oreja y escucharla, Sienna se veía que tenía muchas cosas guardadas. Diego era bueno escuchando, no dando consejos, pero sí escuchando. Además, le vendría bien saber más sobre su próxima conquista.

—Creo que irte del país y aprender nuevas técnicas ayudará al negocio, ¿no crees? —sugirió Diego, pues viéndolo desde el punto de vista de un consumidor, traer nuevas recetas y técnicas para la panadería local, incrementaría las ventas y haría el negocio más grande, ya que, con nuevos productos la gente compraría más. Además, también podría aprender a hacer postres para diabéticos u otros tipos de alimentos para personas a las que no le gustaban las cosas dulces, como a él.

—Lo veo de esa manera, pero mi padre no lo ve así —se quejó Sienna volviendo a suspirar—. Mi padre dice que está viejo y que necesita que alguien se haga cargo por completo antes de que se ponga más viejo. Tenemos varios ayudantes que ayudan en la panadería, pero es obvio que no dejará la misma a cargo de estos —comentó riendo irónicamente—. Así que él quiere que me haga cargo lo más pronto posible, por lo cual, mi sueño de irme a estudiar fuera, es posible que ni se cumpla.

Diego apretó el volante con las manos. La entendía perfectamente, porque estaba en las mismas. Quería estudiar arte fuera del país, aprender nuevas técnicas de dibujo digital también, pero no podía hacerlo. Su padre nunca lo iba a permitir por la misma situación que Sienna. Al parecer, tenían muchas cosas en común.

—Lo siento mucho —se disculpó Diego sintiéndose impotente por la situación de Sienna.

—Gracias —le agradeció Sienna, escuchándose sincera.

Diego se giró para sonreírle y luego volvió a concentrarse. No pasó ni cinco minutos antes de que Sienna quisiera saber un poco de él y eso le gustaba, eso quería decir que estaba interesada.

—¿Qué me cuentas de ti? —preguntó Sienna con curiosidad—. Sé que eres hermano menor del gran Luca —murmuró esta y Diego hizo una mueca. Claro, ¿quién no conocía a Luca? Incluso Josh había venido de un mejor lugar a Seasons solo por Luca. Estaba seguro de que Sienna era una fanática.

—No me digas, ¿eres una fan de sus libros? —preguntó Diego lo que parecía obvio, pero la respuesta de Sienna fue diferente a la que pensaba.

—No me gusta el suspenso, ni el misterio, ni el terror, prefiero las historias románticas, así que no soy su fanática, lo siento —se disculpó y Diego asintió, sintiéndose un poco feliz.

La mayoría de chicas con las que se ligaba siempre eran fans de Luca. Su hermano mayor tenía muchos fans en Seasons, tanto porque sus libros eran buenos, como porque el autor en sí era muy atractivo. Luca podría ser gay y todo lo que quisiera, pero Diego admitía que ellos, los hermanos Woodbury, eran muy atractivos y Luca, con su atractivo y su encantadora personalidad, conquistaba muchos corazones.

—Luca siempre va por las mañanas a la panadería a comprar unos panecillos rellenos de guayaba —explicó Sienna sobre porque conocía a Luca y Diego la miró extrañado. Luca estaba más delgado que lo normal y era extraño que no estuviera engordando comiendo esos postres tan temprano en la mañana. Seguramente se los estaba obsequiando a alguien.

—Entiendo.

—Sabes, desde que empecé a juntarme con Esmeralda y Rosé, me he dado cuenta de que ustedes no son tan malos como dicen los rumores —expresó Sienna de la nada y Diego se sorprendió ante su comentario.

—¿Ah? ¿A qué te refieres? —preguntó Diego sintiéndose confundido.

—Bueno, es que he escuchado muchos rumores de las familias fundadoras de Seasons —mencionó Sienna y Diego la vio con la cabeza gacha mientras jugaba con el asa de su bolsa—. Sobre que las familias fundadoras de Seasons son intocables, es como si fueran personas que no se les puede llegar o de la que no puedes quejarte con temor a que suceda algo, ¿sabes?

Diego quiso reírse porque esta era la primera vez que escuchaba a esa clase de m****a. ¿Intocables? Dudaba que fuera así. Aunque tuvieran dinero, tenían que marchar sobre la ley. Incluso su padre siempre estaba encima de él pidiéndole que se cuidara al conducir o cuando fuera a fiestas para no dañar su imagen y evitar que la gente no hablara de ellos. Si fuera como Sienna decía, Diego hubiera hecho lo que le diera la gana, pero no era de esa manera.

—Somos personas normales —pronunció Diego manteniéndose educado, pero el comentario le había sentado mal. Si eso era Sienna, que no los conocía, estaba seguro de que había rumores de ellos en el pueblo sobre lo que podían hacer solo porque tenían dinero.

—Sí, pero con mucho dinero en sus cuentas, ¿no?

—Eso es irrelevante —espetó dejando salir su mal humor.

—Sí, pero a diferencia de mí, estoy segura de que puedes irte del país cuando quieras.

Diego soltó una sonora carcajada y sabía que había sorprendido a Sienna. No la miró, pero podía sentir su tensión a su lado.

—Estás muy equivocada, Sienna —terminó diciendo Diego esperando que la chica no continuará comentando sobre cosas que no sabía. Solo porque fueran ricos no quería decir que pudieran hacer lo que les viniera en gana.

No obstante, aunque pensó que Sienna lo iba a dejar ir, poco después, soltó tremendo comentario que hizo que Diego estallara sin querer hacerlo.

—Solo digo que, si tan solo no tuviera estas responsabilidades me fuera del país ahora mismo, pero tengo que quedarme por mi familia —declaró Sienna sin dejar ir el tema—. En cambio, si uno de ustedes quisiera hacer algo diferente, lo hacen, ¿no?

Este comentario hizo que Diego se detuviera a un lado de la carretera porque su cabeza estaba muy caliente y tenía que dejarlo salir. Estaba encolerizado, pero tenía que hacerle saber a Sienna lo equivocada que estaba.

Solo escuchaba los rumores, pero no lo conocía.

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