Anfisa golpeó suavemente la puerta de su estudio.“¿Estás ocupado?”, preguntó mientras permanecía de pie en el medio de la puerta, lista para irse si él decía que sí.No quería molestarlo.Thomas estaba sentado detrás de su escritorio en su oficina cuando escuchó los suaves golpes en la puerta, lo que le hizo levantar la vista, sorprendido por su presencia. Cuando la vio parada en la puerta, dejó el expediente de ella que estaba revisando y la miró. “No, en realidad no. Adelante”, respondió con calma, haciéndole un gesto para que entrara.“¿Interrumpo algo?” preguntó al pasar. Era la primera vez que entraba al estudio de Thomas. Tenía grandes estanterías llenas de libros, y eso fue lo primero que le llamó la atención. Caminó hasta situarse a una distancia prudencial de él.Thomas la observó mientras entraba en la habitación, viéndola mirar todos los libros en los estantes, que él había reunido a lo largo de los años. Sacudió la cabeza cuando ella le preguntó si estaba interrumpien
"Vittorio Lombardi, más conocido como el "Vito" 44 años, psicópata certificado. Robos, asesinatos y una lista interminable de crímenes". El hombre de la gabardina marrón le leyó a Thomas en esa pequeña y oscura habitación donde una lámpara de mesa apenas iluminaba."El día de los hechos, 3 de septiembre, 2:30 a.m. en un motel de mala muerte fue arrestado por una llamada anónima". Dijo el hombre mientras le entregaba una carpeta a Thomas. "Los encontraron rodeados de su propio desorden. Vito estaba empapado en sangre y seguía riendo, como si fuera una broma interna que solo ellos dos entendían". Agregó mientras abría la carpeta frente a él y le mostraba fotos del arresto."Y allí estaba Lorena Bellerose. 39 años. Muerta. Estrangulada en el acto final de su retorcida historia de amor y odio". Fotos de su cuerpo idéntico estaban al lado.Thomas se sentó en su silla, frente al hombre de la gabardina, escuchándolo atentamente, asimilando toda la información que le estaba contando.Miró la
Al día siguiente.Thomas parecía cansado por la falta de sueño. Tenía los ojos ligeramente hinchados y tenía unas ojeras claras por haberse quedado despierto hasta tarde. Había estado ocupado preparando cosas y organizando algunos asuntos con la policía y reuniendo pruebas contra Vito, y había dejado su estudio por la tarde para ir a una reunión. Finalmente, la reunión terminó y regresó a casa por la noche, cansado y no de muy buen humor debido al estrés. Cuando llegó a su estudio, esperaba ver a una pequeña chiquilla rubia rondando los libros, pero no, no estaba allí.Suspiró para sí mismo mientras caminaba hacia el escritorio, colocando su maletín sobre el escritorio y quitándose la chaqueta del traje, colocándola en el respaldo de la silla de la oficina.Dejó escapar un suspiro bajo, sentándose en el borde del escritorio y pasando una mano por su cabello desordenado y sus mechones oscuros.Su cabello era oscuro en un corte clásico, sus ojos eran de color dorado, con una mirada p
Anfisa se quitó las zapatillas y se sentó en la cama. Venían de el funeral de su madre y había sido un proceso bastante rápido gracias a Thomas, que se había encargado de todo. Había sido un momento privado y extremadamente tranquilo, incluso cuando enterraron a su madre permaneció completamente en silencio.Estaba a punto de quitarse también el vestido negro cuando un suave golpe en la puerta llamó su atención.La alta e imponente figura de Thomas se encontraba frente a la puerta cerrada de su dormitorio. Estaba vestido con un traje, un traje negro a medida que le sentaba como una segunda piel, acentuando su musculatura. Llevaba pantalones negros y un cinturón negro que abrazaba sus firmes caderas. Y llevaba una camisa blanca, con los dos primeros botones desabrochados. Llevaba el pelo oscuro peinado hacia atrás, como de costumbre. Tenía un aire de poder en su aspecto, incluso con una expresión seria en su hermoso rostro. Ahora que Lorena estaba muerta, necesitaba cumplir con la
Anfisa se sobresaltó cuando el hombre rudo y grande le abrió la puerta del club, se cohibió un poco por la mirada del hombre y de las demás personas, sabía porque la miraban.Aún llevaba puesto el vestido exhibicionista de su madre, en un arrebato de locura, se había escapado de la casa de Thomas y con el poco dinero que tenía había tomado un taxi y había venido a ese club para despejarse, por un momento quería sentir lo que era ser su madre.El club estaba lleno de humo y el sonido del bajo retumbaba en las paredes. La multitud era una mezcla de rostros curiosos y gente perdida en su propio mundo, pero los ojos seguían a Anfisa mientras caminaba hacia la barra.El hombre que le abrió la puerta, alto y corpulento, murmuró algo al tipo de seguridad junto a él, pero no apartó la vista de ella. Anfisa se adentró en el club con pasos cautelosos, sintiendo el peso del vestido sobre su piel, como si aún pudiera oler el perfume de su madre en la tela. Las luces parpadeaban en tonos rojizos
Horas antesLuego de ser rechazado con los papeles de adopción, Thomas salió de la habitación de Anfisa y caminó hacia su estudio, aún debía investigar quién era el hombre que intentaba sacar a Vito de la cárcel para cooperar con la policía y además era el dueño de una corporación que también requería de su atención, pero honestamente Anfisa no se lo estaba poniendo fácil.Entró en el estudio. La gran sala tenía varias ventanas que la iluminaban y ofrecía una vista de parte del jardín por la noche. Se sentó detrás del gran escritorio de roble y se reclinó en la silla, mientras los acontecimientos del día aún se reproducían en su mente. Lorena estaba muerta y Anfisa se negaba a negar que la muerte de su madre la había afectado.Se sentó allí, en la soledad y comodidad del estudio, y sus ojos comenzaron a recorrer la habitación.Era grande y estaba llena de muebles caros, con un gran cuadro colgado en una de las paredes. Sobre el escritorio había papeles y carpetas, y un monitor apoyad
Thomas dejó a una rubia despreocupada en su cama, ella aún no había recuperado la conciencia por la droga que le habían puesto en su bebida.Había ido a uno de los peores clubes a los que podrías ir, donde las chicas normalmente no pagan porque eran el producto.La dejó en la cama, teniendo cuidado de no lastimarla, aunque en ese estado ella estaba como un pudin.Se tomó un momento para mirarla, observando su apariencia. Ahora se había corrido el maquillaje y esa apariencia inocente había desaparecido. Thomas apretó la mandíbula, la ira y la preocupación lo llenaron, sabiendo que ella se había puesto en una situación peligrosa, era obvio lo que le habría pasado si no la hubiera encontrado a tiempo. Y ese vestido... mierda, en serio, si no hubieras llegado a tiempo.Él negó con la cabeza, tratando de apartar esos pensamientos.Con cuidado la colocó de manera que quedó boca arriba, apoyada en las almohadas, su respiración seguía lenta y sus párpados temblaban un poco.No había forma d
Anfisa se mordió el pulgar con ansiedad y miró el asiento vacío qué encabezaba la gran mesa del comedor. Había pasado una semana y Thomas seguía aparentemente molesto.“¿Tampoco vino a desayunar?”, le preguntó al mayordomo encargado de la casa que estaba en un rincón, supervisando que todo estuviera bien. Su tono era tranquilo pero ella estaba nerviosa.Incluso se había saltado el desayuno para que Thomas pudiera bajar a comer algo. Tal vez no fue al comedor por ella.Henry, el mayordomo leal y responsable de Hammond Mansión, estaba en la esquina supervisando sus tareas. Volteó la cabeza hacia ella y negó con la cabeza. “No, señorita Anfisa”, respondió con un tono tranquilo y profesional. Los ojos de Anfisa mostraban un dejo de decepción, un suspiro silencioso escapó de sus labios y se movió ligeramente en su silla.Su mirada se detuvo en ella por un momento, percibiendo sus tics nerviosos. “Ha estado comiendo en su estudio”, reveló Henry, con expresión neutral.Anfisa se sacó el p