Enamorarse del jefe de mi esposo - el Regreso del Amante
Enamorarse del jefe de mi esposo - el Regreso del Amante
Por: Escritora Rouss
CAPÍTULO 1

Eliana Brown: Una mujer madura de cuarenta y tres años de edad. Estudiada y bien preparada para una vida increíblemente exitosa, pero quien a peticiones de su esposo abandonó sus sueños de ser una brillante diseñadora de modas para dedicarse por completo a los cuidados del hogar y la familia.

Los años de encierro y dedicación al bienestar familiar la han llevado a desarrollar una excesiva dependencia emocional hacia su esposo, quien nunca antes le había dado indicios de alguna infidelidad, hasta ahora. Lo que hace de ella una mujer inestable e insegura de sí misma. Incapaz de culpar a su esposo de estas acciones y busca en ella el fallo en la relación, y por supuesto, en las amantes de su esposo.

Al tener algunas pruebas de que su esposo puede estar teniendo algún tipo de amoríos extramaritales, comienza una exhaustiva búsqueda de respuestas ante las evidentes pistas de infidelidades que ese hombre va dejando tras su paso, sin atreverse a enfrentarlo por miedo de que le ocultara la verdad o simplemente la abandone y se vaya con la amante.

Sin darse cuenta termina envuelta en una situación bastante complicada con el jefe de su esposo, quien además comparte un pasado emotivo con ella desde que estudiaban en la preparatoria.

Fabio Ferrara: Es un espécimen de cuarenta y cinco años de edad. La viva imagen que nos muestra que la tentación y el fruto prohibido si existe.

Es el jefe del actual esposo de Eliana y el mismo hombre que mantuvo una relación fugaz con ella en el pasado, una historia corta que le robó el corazón a este hombre para toda la vida y que ahora después de tanto tiempo vuelve a verla está decidido a recuperar su amor, sin importarle nada termina convirtiéndose en su amante, cosa que a él no le molesta en absoluto, pero debido a los rumores malintencionados de los demás, su relación perfecta termina convirtiéndose en un verdadero desastre.

Mientras que Juan David; Esposo actual de Eliana, Luego de sospechar sobre el repentino acercamiento de su exmujer y su jefe, se aborda en una problemática búsqueda de recuperar lo que tuvo con esa mujer y que por sus tontos caprichos lo perdió, pero su manera desesperada de actuar hace que todo parezca abusivo y termina perdiéndola por completo.

Una historia bastante complicada, donde el amor de nuestros protagonistas sobrepasa cualquier barrera y a su vez, los errores que cometen en el camino serán suficientes para ser juzgados el resto de sus vidas.

CAPÍTULO 1

Eliana

Al fin llegó el día que estuve esperando desde hace tanto tiempo, nuestro aniversario numero veinticinco, Un día como hoy estaba celebrando mi boda con Juan David, a pesar de que ese día no estuve tan feliz de hacerlo y tenía la cabeza llena de dudas.

Hoy en día me alegro tanto de haber tomado esa decisión. Casarme con él fue un acto muy apresurado de mi parte, los errores pasaron facturas rápidamente y tuve que tomar decisiones en consecuencia, pero con el tiempo aprendí a quererlo como a nadie y hoy mas que nunca me siento feliz de haberme entregado en cuerpo y alma a él y a nuestra familia.

Son veinticinco años juntos, ¡No lo puedo creer! Esto tenemos que celebrarlo a como de lugar. Hoy tengo que lucir mucho mas hermosa que de costumbre solo para que él me vea, me admire y se sienta orgulloso de tenerme a su lado como su esposa. La mujer que siempre estará a su lado tanto en las buena buenas como en las malas.

Quiero que mi hombre se enamore de mi cada día más, tanto como lo estoy yo de él. Lo admiro muchísimo, es un hombre increíble, ejemplar, honesto, fiel, cariñoso. A pesar de que estos últimos meses ha estado muy distante, sigue siendo el hombre ideal para mí, merece lo mejor, por eso siempre estoy aquí para dar lo mejor de mí por el y por nuestra pequeña familia a pesar de que todos dicen que David no es para mi, ni que es lo que realmente me conviene, pero yo se que juntos hacemos un gran equipo y eso es lo que en realidad cuenta.

Hoy, luego de dejar a mi pequeño Eliot en el colegio pasé por la boutique a recoger mi encargo. El salón principal estaba inusualmente lleno y la algarabía de la gente suele ponerme un tanto nerviosa.

El vestido estuvo listo justo a tiempo y sé que voy a lucir divina en él, no cabe dudas de que voy a impresionar a Juan David.

Mientras esperaba frente a la caja registradora a que la dependiente de la boutique me trajera mi paquete para pagarlo, me entretuve viendo la gran variedad de diseños exclusivos en las vidrieras, todos los modelos, colores y marcas más famosas están justo al frente de mí.

Sin querer tropecé con Fabio Ferrara; el jefe de Juan David. Quien ahora me mira a los ojos finamente y no duda un segundo en acercarse.

Es tan complaciente y atento que me incomoda demasiado tenerlo así tan cerca de mí.

Temo a que Juan me vea hablando con él y se vaya a enojar tanto como la última vez que nos vio juntos y lo menos que quiero para este día es tener una discusión grave con mi esposo.

Últimamente Juan David me cela hasta de mi propia sombra y me reclama por todo, no quiero darle motivos para que lo siga haciendo.

—Señora Brown, pero que gusto verla —me habla con una enorme sonrisa en su rostro, y sus manos aún puestas sobre mi espalda baja—. ¿Qué hace usted por aquí? Es tan agradable poder verla en este lugar.

—De nuevo nos vemos, debo admitir que es raro encontrarlo en un lugar como este, donde solo se venden artículos femeninos —me burlo y sonrío como idiota, me pone nerviosa su presencia así que me aparto—. ¿Cómo está usted, señor Ferrara? He venido a recoger un encargo que hice hace unos meses, ¿Y usted que hace por acá? Claro, pero que tonta —golpeo ligeramente mi frente—, la boutique es suya, Cómo no va a venir por aquí tan seguido —viro mis ojos—.

La dependiente de la tienda se acerca a mí y hace de esta situación mucho más incómoda de lo que de por sí ya era.

—Señora Brown, Aquí está su vestido —sonríe con amabilidad—, tiene que medírselo antes de abandonar la boutique, debido a que son piezas hechas a la medida no tendrá cambio alguno luego de salir de la tienda. Por aquí están los vestidores, acompáñeme, pero primero quiero que venga conmigo para mostrarle los zapatos, ahí podrá conseguir colecciones hermosísimas que van bien con el estilo de su vestido —me dirige casi a rastras hacia una zapatería hermosa y elegante—. Aquí puede buscar un par que sea de su agrado —continúa diciéndome—. También hay joyas preciosas de diseñador, la última colección es de una piedra de topacio muy hermosa, pero no le va bien con ese vestido rojo. Hay un collar de rubí que llegó justo esta mañana, le quedará estupendo es único en su estilo. Acérquese a ver, es un set completo que cuenta con seis piezas, viene una gargantilla, aretes, pulsera, anillo y una pinza para el cabello.

«Acerca esa hermosa pieza de muestra y yo la observo con emoción. Es tan, pero tan hermosa que la piedra parece real.»

—No, no, no. Gracias —sonrío apenada, pues Ferrara nos sigue viendo embelesado—. Voy a llevar el vestido no más, como usted dijo es una pieza hecha a la medida y sé que me va a quedar estupendo, juro que no engordé nada en estos dos meses —sonrío— lo demás ya lo tengo todo resuelto, gracias. Será una velada sencilla para los dos, en casa.

—Por favor, pase a los vestidores —suplica— mientras tanto su esposo puede ir eligiendo los zapatos —señala al señor Ferrara y yo abro mis ojos de par en par y él… Él esboza una amplia y hermosa sonrisa—. Vamos, no sea tímida, son veinticinco años juntos, debe lucir increíblemente hermosa para él, ya que no es cualquier cosa, es su aniversario ¿Sí? Por favor —insiste—.

—Así es cariño —expresó Fabio con una sonrisa divertida—. Por favor ve con la señorita y yo me encargaré de todo lo demás, preciosa, te veo en los vestidores en un momento, no te demores amor —finalizó mirando fijamente mis labios y mordiendo los suyos de una manera muy, muy sensual—.

《 ¿Amor? ¿Cariño? ¿Pero que diablos le pasa a este hombre? ¿Se está burlando de mí? 》

Pensé un poco enojada y me dirigí hacia esos vestidores, estaba sorprendida y temblando, no podía ni hablar de lo nerviosa que me encontraba, me vi al espejo y mis mejillas estaban rojas como par de manzanas por la vergüenza que pasé hace un momento frente a Ferrara.

¿Cómo es que esa chica se puede confundir de esta manera? ¿A caso no sabe que el señor Ferrara es su jefe? No es mi esposo y él... Ni siquiera me permitió negarlo ante la muchacha de seguro ella nos vio abrazados y por eso pensó que éramos parejas, pero eso no fue un abrazo de verdad.

Ese hombre tropezó conmigo y casi me hace caer, fue un accidente. Un accidente Eliana, no puedes sentir ese cosquilleo en la panza solo por un tropezón que no significa nada para ti.

Porque no significó nada, ¿O sí?

Además él se hizo pasar por mi esposo y tal parece que le fue muy divertido hacerlo, definitivamente ese hombre está loco, tiene una habilidad única para hacerme enojar.

Comencé a colocarme ese vestido, mientras no podía parar de reír, ni en otra vida pudiera yo pagar una de esas colecciones de joyas, la marca Ferrara es una de las más prestigiosas del continente y por ende es costosísima y ella lo dice como si yo pudiera derrochar tanto dinero en tonterías.

Mi Juan se enojaría muchísimo al saber que gasto tanto dinero en cosas sin sentido como esas, y llevar esa marca a la casa es como llevar la cuerda con la que ese hombre me va a colgar.

Lo desprecia tanto (bufó) Y yo apenas pude pagar ese vestido ahorrando por algunos meses, esta tela es carísima, es una importación de Arabia y me costó casi un ojo de la cara.

Me miro al espejo con el vestido ya puesto y veo que me quedó precioso, no puedo dejar de admirar mi figura esbelta dentro de esta pieza.

¡Me encanta! —grité de la emoción—.

En un momento la muchacha que me está atendiendo me pide que salga para echarme un vistazo y al hacerlo veo a ese hombre justo detrás de ella.

No pude evitar sonrojarme de nuevo ante su mirada tan expresiva y esa sonrisa pícara que me pone a temblar.

¡Es tan molesto estar cerca de ese hombre!

—Le quedó perfecto, ahora mídase los zapatos —me dice la muchacha que también me regala una enorme sonrisa— La dejaré en manos de su esposo mientras voy a hacer la cuenta.

Me dice ella y yo negué con la cabeza, intenté aclarar que él no es mi esposo pero ella corrió hacia la caja y ni siquiera me dejó hablar.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo