CAPÍTULO 7

CAPÍTULO 7

Parque de diversiones

Llegamos al parque de diversiones y yo miro a Fabio de arriba a abajo, sonrío al darme cuenta de que parece un muñeco de torta y no encaja para nada con ese traje en un lugar como este.

—¿Qué? ¿Me veo mal? —su pregunta parece chiste porque a ese hombre no hay nada que lo haga lucir mal—.

Lo tomo de su corbata y lo acerco a mí bruscamente ahora puedo notar que es él quién está nervioso y sonrío al ver que no soy yo la única que va perdiendo.

Aflojo un poco el nudo de su corbata y se la quito, desabrocho dos de los primeros botones de su camisa y el no me quita los ojos de encima ni por un segundo.

Me alejo un poco de él y vuelvo a observarlo, pero me parece que se sigue viendo muy formal, le ayudo a quitar su saco y ¡Madre mía! Apenas su traje vale como un millón de euros.

Tiene gustos caros el arrogante este.

Sigo enfocada en su aspecto y me parece que hay que subir las mangas de su camisa hasta la altura de sus codos, despeino un poco su cabello y sonrío.

—Listo, ahora si parece "Fabio el divertido"; señor Ferrara —le digo con una leve sonrisa en mis labios y él me mira embelesado—.

—Tan solo llámame por mi nombre. Por favor, es eso o te pondré una sanción.

—¿Qué sanción? ¿Usted está loco?

—Si sigues tratándome así de formal, voy a tener que ponerte una multa.

Me dice y yo tan solo sonrío incómoda, ¡este hombre está loco!

—¿Qué multa? —pregunto con curiosidad y su respuesta me hace arrepentirme de haber formulado esa pregunta—.

—Por cada vez que no me llame por mi nombre, me quedará a deber un beso —responde con picardía, y se aleja casi corriendo detrás de Eliot—.

Nos adentramos al parque y al alcanzarlos él sostuvo mi mano entrelazando sus dedos con los míos, traté de zafarme pero apretó con mas fuerza, lo que me hizo recordar las palabras de Elsa y sonreí.

«"Así que esto es lo que se siente estar a escondidas con alguien" Jamás me ha interesado lo prohibido, pero esta sensación... Es tan agradable»

—¿En qué tanto piensas? Si sigue sonriendo así de hermoso me temo que me voy a poner celoso

Me dice al oído y lo empujo de un codazo, si supiera que estoy pensando en él, no diría esas cosas.

Dios, ¿por que tiene que pasarme esto a mí?

Ya estamos aquí, aún es temprano y la diversión nos espera... Subimos a esa gran rueda de la fortuna, Mi hijo se sube en una cabina junto a una amiguita que hizo en el parque y Fabio me toma de la mano y me hace subir a una de esas cabinas junto a él.

—No, no, no, Yo no puedo subir ahí, le tengo pánico a las alturas, señor Ferrara, yo... ¡Debo bajar ya!

—Lo sé, mi reina. Pero estas conmigo, no voy a permitir que nada te pase. Toma mi mano.

Ese hombre me aprieta fuerte entre sus brazos, haciéndome sentir segura. A pesar de mi incomodidad no quise soltarlo ni por un segundo.

Estando el la cima de esa gran rueda, siento que Fabio me da un beso en la comisura de mis labios. Me quedé tensa, lo miré a los ojos totalmente sorprendida y él esbozó una sonrisa.

—Te lo advertí, voy a cobrarte multas cada vez que insistas en tratarme con tanto respeto —soltó sin más y sonrío ampliamente—.

Me dejó temblando. Hace mucho que dejé de soñar con todo esto y ahora... Él aparece y desordena mi cabeza en un segundo.

Bajamos de la rueda e hicimos como si aquel momento entre nosotros no pasó.

Nos dedicamos a disfrutar la noche, no hubo uno de esos aparatos en los que no nos hayamos subido juntos. Mi hijo estaba feliz, tanto que hacía el esfuerzo por hablar y eso me partió el alma.

En una de esas, Eliot se subió a una de las atracciones infantiles y me tocó esperarlo abajo junto a Fabio.

—Es un niño maravilloso —me dice él rompiendo este incómodo silencio—.

—Seguro que lo es. Sin él no se que sería de mi vida en estos momentos —sonrío al ver a mi hijo divertirse tanto—.

—¿Nació sin poder hablar? —pregunta avergonzado de sonar tan imprudente—. Lo siento si soy directo, es que el hace un esfuerzo para hacerlo y puedo leer sus labios. Es obvio que sabe hacerlo.

—Fue un accidente —lo interrumpo—. Hace seis años Eliot hablaba perfectamente bien, luego fue a un viaje que ganó en el colegio y sufrieron un accidente automovilístico de regreso. Se cortó la garganta con el vidrio de la ventanilla y sus cuerdas vocales quedaron demasiado afectadas —seco mis lágrimas rápidamente—. No volvió a hablar desde ese día. Con suerte hoy está con vida, a pesar de que no puedo oír su voz.

—¿Pero puede hacerlo con alguna operación? ¿Lo intentaron? Podemos investigar juntos y así poder...

—No en este país —lo interrumpo de nuevo—. La verdad es que lo hemos intentado todo y ha sido en vano, Eliot es un niño fuerte, pero no quiero seguir jugando con sus emociones. Superamos juntos cada una de las decepciones que pasamos y no quiero darle falsas esperanzas, de cierta forma ya lo decidimos juntos, no volveremos a tocar ese tema. Sabes, no quiero seguir hablando de esto.

—Entiendo —toma mi mano y deja un beso en el dorso mientras me mira fijamente y seca mis lágrimas con su pulgar—. Lo que necesites no dudes en decirme, recuerda que siempre estaré para ustedes dos.

—Gracias —me limito a responder—.

Llega Eliot y ambos nos quedamos en absoluto silencio, luego sonrío y cambio de tema.

—Ya es hora de regresar a casa, nos hemos divertido y hemos comido mucho el día de hoy, hay que descansar y el señor Fabio debe trabajar mañana temprano —le hablo a mi hijo y este asintió tranquilo y me abraza—.

—¿El señor Fabio? —sonrió alegre—.

Abrió la puerta de su camioneta para dejar subir a Eliot y apenas yo estaba por subir me sostuvo del brazo.

—Me parece que me debe otra multa —me guiña el ojo y me deja subir al vehículo—.

De regreso a casa y Eliot se me duerme en las piernas mientras vamos en el coche, Fabio no dejaba de verme por el retrovisor y eso me ponia nerviosa.

Al llegar Fabio es quien lleva a Eliot en sus brazos hasta su habitación, yo voy detrás de él y me quedo observando como lo deposita con cuidado en la cama, le quita la chaqueta, los zapatos y lo cubre con la cobija.

Amaría ver estos tratos si tan solo fuera Juan David quién lo estuviera haciendo, pero de nuevo sigue ausente y eso me hace enojar.

—Gracias, ya es hora de que vaya a casa, si Juan regresa y lo ve aquí no tendría como justificar su presencia en esta casa. No quiero tener problemas.

—Entiendo perfectamente, me iré enseguida —me dice desanimado—. Hace mucho que no me divertía tanto así. Gracias a ustedes dos por involucrarme en sus planes. Que tengas buenas noches y que descanses muy bien.

Me dice antes de dejar un pequeño beso en mi mejilla muy cerquita de mis labios y luego se retira.

No sé por qué sentí la necesidad de no dejarlo ir. ¿Pero qué estoy diciendo? —sacudo mi cabeza— Si Juan ve a ese hombre en esta casa me mataría.

No será el fin del mundo si me alejo de Juan, ¿o si?

A fin de cuentas nunca está.

Hoy en más de diez años me atrevo a llegar a casa pasada la media de la noche y se sintió tan bien.

Vuelvo a la habitación de Eliot para despedirme y apagar la luz. Él se mueve y abre sus ojos, en seguida se sienta en la cama y toma su tablet.

📝—Mamá me divertí mucho contigo y con mi amigo Fabio esta noche, hicieron que no extrañara a papá, descubrí que si estoy contigo el que papá ya no esté no importa tanto.

M6s ojos se llenan de lágrimas pensando en que Juan se está perdiendo los mejores años de su hijo por nada.

—Si, la pasamos muy bien, cariño. Pero también la pasamos increíble junto a tu padre. Tan solo hay que tenerle un poco de paciencia. Descansa —beso su frente—. Te amo, ni niño. Duerme que ya es muy tarde y mañana tienes clases.

Eliot, cariño. Tu padre no puede saber que salimos con Fabio o se enojará mucho conmigo. No lo comentes.

Le digo y veo como hace un movimiento afirmativo con la cabeza y me retiro.

Entro a mi habitación y la soledad me aturde, tanto que se me salen las lágrimas solas, me doy un baño rápido y me cambio de ropa para meterme a la cama.

Amanece y de nuevo la misma historia "El lado de su cama está vacío". Esto se está volviendo exasperante para mí.

Luego de asearme bajo para preparar el desayuno y alistar a Eliot para dejarlo en el instituto. Me doy cuenta de que Juan David está en su habitación despertándolo para que vaya a estudiar.

Al llegar al comedor me pide un poco de café, yo lo sirvo, el me estira su mano para recibirlo y vuelvo a ver la alianza en su dedo anular.

(Admito que suspiré profundamente al ver esto)

—Lo siento nena, anoche se me hizo tarde, El señor Ferrara está absorbiendo mi tiempo, tuvimos una reunión que se extendió por horas, tuve que quedarme una vez mas en el anexo de mi oficina, pero hoy si llegaré temprano, lo prometo, te compensaré —Me dice y yo lo miro decepcionada—.

Es obvio que éstas acciones se deben a otra persona.

¿Cómo se le ocurre que voy a creerle que estaba con Ferrara cuando fui yo quien estuvo con él todo este tiempo? Y no obstante a esto. Ese hombre parecía no estar tan cargado de trabajo estos días.

 Es algo que tengo que averiguar también, me decepciona que me mienta de esta manera.

—Ya ni sé si deba esperarte David, pero está bien. Como tu digas.

Salgo a esperar el transporte escolar junto a mi hijo y me descuido totalmente de mi esposo, cuando voy entrando nuevamente a casa el viene saliendo, me deja un beso en la frente y se va a trabajar.

No sé por qué mi mente me llevó a pensar en el incidente del día anterior, me odié por no fijarme en su mano a ver si llevaba puesto el anillo de matrimonio y corrí a nuestra habitación para revisar esa gaveta, esta vez estaba organizada, pero una vez más consigo ese maldito anillo escondido en el fondo de la misma.

No pude aguantar más y rompí en llantos tirando todo a mi alrededor. Debo enfrentar a Juan David, tiene que explicarme por qué está haciendo todas estas cosas.

Esta misma noche debemos hablar al respecto, puedo aguantar su descuido, puedo tratar de hacerme la ciega con respecto a su falta de atención, pero aguantar una infidelidad eso ya es demasiado.

¡Es imperdonable!

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo