¿Qué iba a hacer? Tenía tanto que hacer en ese momento que me costaba incluso pensar con claridad. ¿Por qué la diosa no podía hacerme las cosas más fáciles? ¿Por qué demonios era tan dura conmigo? ¿Qué le hice?

Siento que las lágrimas amenazan con caer, pero las contengo. Llorar no iba a resolver nada. Solo me dejaría con los ojos hinchados y rojos.

“¿Vas a abrir el sobre o no?”. Raya aparece de la nada.

¡Mierda! Pensé que la bloqueé. Supongo que con la sobrecarga emocional, mis defensas se debilitaron.

“¿Qué sobre?”, pregunto confundida. ¿Estaba drogada o algo así?

Ella pone los ojos en blanco. “Maldita sea, eres estúpida. ¿Cómo no te diste cuenta de que alguien dejó un sobre en tu escritorio? Es lo primero que vi en el momento en que entraste a la habitación”.

En el momento en que dice eso, mis ojos se dirigen al escritorio en cuestión. Tal como dijo, había un sobre blanco allí. Empiezo a acercarme a él con pavor. Al igual que la última vez, no había ningún olor.

Por favor, qu