Sigo el olor del desayuno. Ignoro las miradas curiosas que me dan los miembros de la manada de Darren y solo asiento en señal de saludo. Nadie necesitaba preguntar quién era yo. Estaba segura de que nos escucharon y lo sintieron cuando su Alfa me marcó anoche.

Al llegar a la cocina, encuentro a los omegas ocupados en el trabajo.

"Luna", se inclinan en señal de respeto.

Maldita sea. Me iba a llevar un tiempo acostumbrarme a eso. No puedo creer que ahora sea la pareja de Darren y Luna.

"Eh, pueden llamarme Mayra", les digo, sonriendo un poco.

Me devuelven la sonrisa.

Uno de ellos, creo que el Omega principal, se gira hacia mí. "¿Qué le gustaría comer?".

"Cualquier cosa que esté disponible. Realmente no soy tan exigente".

Estar hambrienta y prisionera te ayuda a apreciar la comida. Hubo momentos en los que no nos alimentaron y otras veces la comida que nos dieron fue tan poca que tuvimos que pelear entre nosotros solo para obtener una porción.

“Veo que estás despierta y activa… P