Estaba durmiendo cuando el timbre de mi teléfono me sacó de mi tranquilo sueño.

“Mayra, ¿podrías apagar ese maldito teléfono?”, refunfuña Darren detrás de mí.

Yo estaba de lado y él me abrazaba. Su brazo me rodeaba protectoramente. Me encantaba estar en sus brazos tanto que empezaba a asustarme lo cómoda que me sentía. Es como si siempre hubiera sido parte de mí, lo cual es una locura.

“Mayra…”.

Lanzando mi brazo hacia la mesilla de noche, tomo mi teléfono. Estaba a punto de colgar y apagarlo, pero veo el nombre de Lily parpadeando. Eran las dos de la mañana, así que me pregunté por qué estaba llamando. Esperaba que no fuera nada malo.

Pasé el botón de recepción por mi oído e inmediatamente su chillido vino del otro lado.

“¿Dónde diablos estás? ¡Deberías estar en el maldito hospital ahora mismo!”.

Su voz estridente me hace apartar el teléfono de la oreja. Podía sentir su frustración y pánico a través del teléfono.

“¿Hospital? ¿Por qué estás en el hospital? ¿Alguien se lastimó?”