Nunca quise golpear a nadie como ahora. El tipo estaba jodido en la cabeza y se notaba. De hecho, creía que derramaría una lágrima si moría. Creía que me preocupaba por él y que sentía lo mismo. Era perturbador.

“Esperé hasta que todos se fueran. Ni siquiera sé cómo nadie se dio cuenta de que alguien escapó de la muerte. Conseguí salir del campo y entrar en el bosque. Me desmayé después de eso y cuando me desperté, estaba en una casa. Resulta que Alice me encontró durante sus rondas matutinas y me salvó”.

Así fue como se conocieron. Pero aún así, algo no cuadraba.

Me enfrento a Alice, que estaba apoyada contra la pared.

“¿Por qué lo salvarías? Dado que el hecho de que lo llevaras a casa en lugar de a un hospital significaba que sabías o sospechabas que era uno de los humanos que nos tenían cautivos. ¿Por qué no lo entregaste al consejo?”, le pregunto. La ira se apodera de mi voz.

Esto era su maldita culpa. Ella debió haberlo matado cuando lo encontró, en lugar de ayudarlo.

“Él es