—Si ya tomaste tu decisión será mejor que te prepares, la manada está esperando y todo está organizado para celebrar el ritual de unión —la voz de Alaric resonó con un tono grave y penetró en la habitación de Asher como un presagio sombrío.El alfa apenas se movía y su habitación se había convertido en su refugio desde el último rechazo de Emma.El día de la luna de apareamiento había llegado y por primera vez podía estar junto a su mate, pero ella no deseaba estar con él. Si hubiera imaginado lo doloroso que era el rechazo de su compañera, habría elegido nunca encontrarla.Al menos, de esa forma, podría ir a esa unión con la misma fortaleza que tenía antes de la llegada de Emma, pero ahora era imposible. Solo pensar en quedar unido a Astrid para siempre, le revolvía el estómago.—Sé bien el día que es, no hace falta que me lo estés recordando a cada minuto que pasa —gruñó y se levantó de la cama con el peso de la derrota sobre su cuerpo. Miró su ropa arrugada y, sin necesidad de ver
A Emma ya no le quedaban lágrimas por derramar. Sentía los ojos irritados pero, en ese momento, ya no le quedaban ni fuerza ni más ganas de autoflagelarse.Llevaba todo el día sentada fuera de su cabaña mirando a la nada y ya el atardecer estaba próximo a llegar a su fin. Había pasado los días intentando buscar a su hermano, pero Ethan no quería ser hallado.Le pidió a Endora que la ayudara a encontrarlo, pero su tatarabuela no había aparecido ni le había hablado de nuevo desde aquella última visita. La preocupación la estaba destrozando y a eso debía incluirle el encuentro con Astrid en una de sus incursiones de búsqueda.La mujer se había acercado a ella exhibiendo su belleza y todas las curvas pronunciadas de las que ella carecía. Emma no podía negar que estaba celosa y no tenía derecho a ello.Esa mujer era la pareja de Asher antes de que ella llegara y su madre se revolcaría en su tumba si supiera que su hija, a la que había educado con valores, era capaz de meterse en medio de u
Cuando ambas se encontraron, Tala la agarró del brazo y comenzó a tirar de ella.—Menos mal que te encuentro, debes acompañarme, ya no hay tiempo —jadeó con la respiración acelerada y lágrimas en los ojos.—Pero ¿qué está ocurriendo? ¡Dime! —preguntó con desesperación, Tala negó con la cabeza, pero la miró como si lo que estaba ocultando fuera horrible. Por unos instantes, creyó que su presencia allí era debida a la unión de Asher con Astrid, Tala pertenecía a la manada y era seguro que asistiría—. ¿Ellos se unieron? —titubeó con el miedo asomando en cada palabra.—No lo sé, Emma, yo no fui a esa celebración, a la manada no le gusta mi presencia y no quiero ver a mi alfa unirse a esa mujer tan odiosa. Estoy aquí por tu hermano, se está muriendo, no sé qué hacer. Yo quise ayudarlo, pero no supe cómo, no creo que le quede mucho tiempo, debes venir a despedirte de él.Cuando Emma escuchó eso, miró al cielo y vio la luna llena con tonos rojizos, el día que Endora les anunció había llegado
Emma escuchaba lejano el llanto desconsolado de Tala, sabía que estaba a su lado, pero ella se había abrazado al torso de su hermano y se aferraba a su cuerpo sin vida como si fuera el único salvavidas en medio del océano.Lo único que consiguió calmar sus propias lágrimas fue el rítmico sonido de un corazón emitiendo sus latidos. Respiró de forma entrecortada y de pronto, abrió los ojos y alzó el rostro para mirar a Ethan.—¡Está vivo! —gritó, y antes de terminar la frase, Tala estaba a su lado mirando a su mellizo con expectación.Un aullido fuerte, profundo y brutal, resonó a través de la garganta de Ethan. Su hermano abrió los ojos, pero en lugar de ser de ese tono plateado que los caracterizaba a los dos, lo que Emma vio, después de muchos años, fueron los ojos marrones de aquel niño de ocho años.Era el color de los ojos de su lobo, lo sabía, sin necesidad de que nadie se lo dijera Emma comprendió todo. Su hermano estaba vivo y de la misma forma en que la magia había llegado a e
Su compañera emitió un grito, pero no fue de miedo, fue de sorpresa. Si no hubiera estado bajo aquel influjo lunar, Asher se habría dado cuenta enseguida de que el olor de su compañera había cambiado, que su olfato hormigueaba con el tufo a bruja, pero en ella le resultaba embriagante.Si su cuerpo no estuviera necesitado de poseerla y hacerla suya de una vez por todas, se habría percatado de que su cabello plateado como el de Endora se movía con el aire y no estaba oculto, pero a su lobo eso no le importaba. Él solo sabía que tenía a su compañera a salvo, entre sus brazos y que nada lo detendría de atarla para siempre a su vida.—Te estaba buscando —su voz resonó en sus oídos mientras ella se aferraba a su cuello para que no la soltara. Estaba loca si pensaba que lo haría—. Dime que no te uniste a Astrid.—Eso nunca pasará —dijo, y sin poder esperar un segundo más, la tomó de la nuca y estrelló su boca con la de ella.Ahogó el jadeo de Emma con sus labios. Su cuerpo se contrajo, el p
Emma no sabía qué la había poseído para lograr esa iniciativa y besarlo antes de que él lo hiciera, pero le gustaba la forma en que había conseguido sorprenderlo. Su cuerpo se sentía distinto, no solo era la felicidad de que Asher la hubiera buscado cuando ella no podía hacerlo, era que la había aceptado sin importar lo que ella era.Había tenido tanto miedo de su rechazo, que Emma se esforzó en rechazarlo a él primero. Sabía que en algún momento tendría que explicarle, mantener una conversación sobre lo ocurrido esa noche y contarle los miedos que le habían hecho ocultarle su verdadero ser, pero no sería en ese instante.Sabía por Endora que el color de su cabello era distintivo de su familia y que solo con verlo lo asociarían con la bruja, por eso su tatarabuela se los ocultó, pero Asher la miraba como si no hubiera en el mundo nada más importante que ella, como si de verdad hubiese dejado de importarle esa parte de su ascendencia. Saber que la aceptaba le dio toda la valentía que n
Asher la observó pasear la lengua por su labio inferior, nerviosa y la vez excitada. Estaba cegado por su olor, por su desnudez y se sentía más animal que humano en aquel momento. La sujetó de la cintura y la pegó a su cuerpo. La escuchó emitir un quejido cuando apretó su erección en el centro de su feminidad y ella se agarró a sus bíceps para sostenerse. Emma solo tenía que mirarlo para que él reaccionara, pero ya sentir sus manos sobre su piel desnuda lo tenía tan duro que le dolía.—Asher —pronunció ella en un tono lastimero y desesperado—, por favor.Su lobo quería lanzarla a la cama, abrir sus piernas y clavarse en ella, pero aquello no iba a acabar tan rápido. Era la primera luna de apareamiento que podía estar junto a su compañera e iba a alargarlo lo más que pudiera.—Sé lo que quieres —pronunció con la voz más afectada de lo que quería demostrar—, pero creo que antes voy a comerte toda. Llevo mucho tiempo deseándolo.Su lengua solo podía pensar en recorrer esa piel expuesta
Emma sintió sus párpados pesados, su cuerpo dolorido y unas ganas gigantescas de continuar en la cama, pero el gruñido de su estómago la hizo intentar abrir los ojos.Un fornido brazo rodeaba su cintura y el calor de Asher junto con su lenta respiración parecían envolverla.Todo había sido real, prueba de ello era lo dolorida que se sentía, pero había merecido la pena, sin duda. Aquel era un dolor demasiado agradable. Si llegaba a saber que se sentiría así al estar con un hombre habría buscado… No, no lo habría hecho, no se imaginaba haciendo lo mismo con otro que no fuera Asher.No comprendía qué le había pasado para haberse dejado llevar de esa forma, ella no era así, o quizá sí lo era y apenas lo estaba descubriendo.¿Estaría mal que le dijera que quería repetirlo? Cuanto antes a ser posible. Su cuerpo no se había quejado ni un poquito cuando él la tocaba, lo sintió correcto. Como si estuviera destinada a estar entre sus brazos.¡Y qué brazos! Era el leñador de sus sueños. Puede qu