Emma sintió sus párpados pesados, su cuerpo dolorido y unas ganas gigantescas de continuar en la cama, pero el gruñido de su estómago la hizo intentar abrir los ojos.Un fornido brazo rodeaba su cintura y el calor de Asher junto con su lenta respiración parecían envolverla.Todo había sido real, prueba de ello era lo dolorida que se sentía, pero había merecido la pena, sin duda. Aquel era un dolor demasiado agradable. Si llegaba a saber que se sentiría así al estar con un hombre habría buscado… No, no lo habría hecho, no se imaginaba haciendo lo mismo con otro que no fuera Asher.No comprendía qué le había pasado para haberse dejado llevar de esa forma, ella no era así, o quizá sí lo era y apenas lo estaba descubriendo.¿Estaría mal que le dijera que quería repetirlo? Cuanto antes a ser posible. Su cuerpo no se había quejado ni un poquito cuando él la tocaba, lo sintió correcto. Como si estuviera destinada a estar entre sus brazos.¡Y qué brazos! Era el leñador de sus sueños. Puede qu
—No puede ser —musitó y negó con la cabeza, consternado—. No, tú no puedes ser ella, esto es cosa de Endora. Esa maldita bruja te hizo algo, pero yo lo solucionaré, Emma. No te preocupes, arreglaremos esto. Debería haber sabido que esa mujer no nos dejaría tranquilos con tanta facilidad.«Una los maldice una vez y ahora resulta que tengo la culpa de todos los males del mundo —Emma escuchó la voz de su tatarabuela en su cabeza—. Yo ni siquiera me moví de aquí. Ya me falta poco para reunirme con mi Radof y este lobo tonto piensa que voy malgastando mis pocas fuerzas para molestarlo a él. Egocéntrico».Emma se sacudió el cabello como si así pudiera apartar la voz de Endora, si él se daba cuenta de que la bruja que tanto odiaba no solo era su familia sino que también solían tener una comunicación continua, no habría forma de que la escuchara y le permitiera explicarse.Asher no dejaba de mirarla con una mezcla de aprehensión y culpa, él de verdad creía que su tatarabuela había viajado has
—¡¿Qué tengo que escuchar?! —gritó Asher con la voz endurecida por la presión que Emma provocaba sobre él—. ¡¿Qué eres una bruja?! ¡Eso lo acabo de averiguar!Aquello era una pesadilla, no tenía suficiente con luchar con esa enorme fuerza que lo mantenía aprisionado contra la pared, que también debía luchar en contra de los instintos de protección de su lobo.Nunca había tenido problemas con su mitad lobo, siempre fueron uno y se complementaban, pero desde que Emma llegó, eran como dos individuos diferentes conviviendo en un mismo cuerpo.Se sentía un tonto al que habían engañado, y lo peor era que su lobo quería soltarse para abrazarla porque podía sentir cómo sufría y lo mucho que le estaba doliendo a Emma la situación… él quería hacer lo mismo ¡pero era la maldita bruja!Aquello que sentía no podía ser cierto, ella tuvo que hacer algo para engañarlo, para hacerle creer que era su compañera. Si se marchaba, si ponía distancia, quizá quedaría libre de ese embrujo ahora que ya sabía l
Emma se mordió el labio, nerviosa. No sabía cómo controlar su magia y sus manos parecían tener vida propia. Cada vez que sentía una emoción fuerte, su poder se desataba y hacía cosas que no quería.Cosas como lanzar al hombre que amaba volando por toda la habitación como si fuera un muñeco de trapo. Cuanto más se horrorizaba, hacia un movimiento involuntario y Asher sufría las consecuencias estrellándose con cada espacio de la sala.Su pequeña cabaña se encontraba destruida y solo habían pasado unos minutos desde que perdió el control.—¡No puedo parar! —gritó y se llevó las manos a la cabeza para tirar de su propio cabello y no hacer un nuevo movimiento. Estaba histérica, llorando y aterrada, todo al mismo tiempo—. No sé cómo parar —dijo, se sentó en el suelo y se apoyó en la pared cuando sintió el agotamiento que todo aquel desperdicio de magia le había causado.Emma miró a Asher y a lo que quedaba de los muebles que se esparcían por el suelo en trozos de madera inservibles. Su comp
La magia de Emma se encontraba fuera de control y estaba seguro de que ella no fingía no poder controlarla. Nadie en su sano juicio habría provocado aquel fuego y tendría esa expresión de terror si estuviera fingiendo.Las llamas la habían rodeado en apenas unos segundos y se extendieron con la misma rapidez por el resto de la sala. Aquel fuego no era normal, se movía como si quisiera devorarlo todo incinerando cada lugar que tocaba, pero dejó libre el camino hacia la salida para que él se pudiera marchar.Emma estaba atrapada, era como si su propio poder se volviera en su contra y la atacara.Asher podía correr a la salida, ponerse a salvo y permitir que ella misma se diera su fin. Había odiado tanto a la bruja que los maldijo y más aún odiaba a la bruja que vendría a restaurarlo todo porque lo obligaban a estar ligado a ella sin desearlo.Si en aquel momento hubiera habido otro alfa en su manada, ni siquiera habría luchado por mantenerse en su posición de poder con tal de librarse d
Emma lo miró y, apenas se distrajo, las llamas se acercaron a ellos con demasiada rapidez. Se aferró a él con más fuerza y volvió a concentrarse.—Si me marcho —pronunció con esfuerzo—. No podré mantener el fuego alejado de ti y no sé cómo pararlo, no voy a irme, saldremos de aquí juntos o no saldremos.Ella estaba decidida, pero su decisión no fue suficiente, ya podía alejar las llamas, pero el humo se filtró y ambos comenzaron a toser. Aquello provocó que el agarre que Emma tenía sobre su cuerpo se aflojara y sintiera su peso inerte sobre él.—¡Emma! —gritó.—No pue-puedo —balbuceó y, antes de que pudiera reaccionar, volvieron a estar rodeados por el fuego.No iba a permitir que ella muriera, no ese día y de aquella forma tan dolorosa. Un rugido agónico resonó en el aire, colocó sus palmas en el suelo y lleno de furia por verla desmadejada e inconsciente, lanzó la enorme viga que lo aprisionaba lejos de ellos.Con una rapidez inhumana y sin pensar en el dolor de las quemaduras y her
Ethan despertó, aturdido, pero con una energía y fuerza que nunca había sentido. La muerte lo había liberado por fin de aquel dolor intenso e interminable que le hacía sentir que cada parte de sus cuerpo se iba a resquebrajar.Ojalá hubiera sabido que aquel viaje tendría esas consecuencias tan desastrosas para ellos, le habría quitado las ganas a su hermana de hacerlo y habría intentado sacarla de aquel bosque en el que tanto parecía ahogarse, pero lo hecho ya no tenía vuelta atrás y solo esperaba que su sacrificio la salvara a ella.Él comprendió su naturaleza mucho antes que Emma. Ella siempre se negó a creer que lo que su madre contaba era cierto, pero Ethan, en secreto, soñaba con que aquellos desvaríos de la anciana se hicieran realidad.Una parte de él anhelaba ser un lobo, quizá porque había crecido como el único hombre rodeado de mujeres y quería con todo su alma ser el que las protegiera siempre, pero su constitución física no indicaba que aquello fuera posible.Era más alto
La cueva, el dolor, el rostro de Tala mojado por las lágrimas y sus palabras:«Iré a buscar a tu hermana, aguanta, ella sabrá qué hacer». Aquello no podía estar ocurriendo.Recordaba haberle confiado a Tala su secreto mientras estaba sumido en aquel terrible dolor y también le pidió que cuidara de Emma cuando él no estuviera, pero en lugar de respetar su última voluntad, hizo lo contrario.Salió a buscar a Emma y, si él estaba vivo, es que había conseguido su propósito.Tenía fogonazos de recuerdos que no eran claros, pero logró discernir el momento en el que Emma llegó, la forma en que rompió en llanto, la desesperación al ver que estaba muriendo y después ella unió los medallones.—Claro, por fin lograste completar tu transformación, eres un alfa, Ethan, es maravilloso —la voz de Astrid interrumpió sus cavilaciones y la creciente ansiedad que se estaba adueñando de su pecho—. ¡Por fin hay un nuevo alfa en nuestra manada! Podremos derrotar a Asher y juntos seremos los nuevos líderes.