Para sorpresa de Emma, el resto del día y la noche, transcurrió con excesiva calma. Cuando llegaron a la cabaña, ella comenzó a explicarle a su hermano, sin demasiados datos, lo que había pasado con Asher.Omitió los detalles íntimos porque esos eran suyos y no creía que fueran necesarios para mejorar su situación. Ethan también le explicó que le habían hecho las mismas preguntas, pero cuando quiso continuar con aquella conversación, Emma prefirió detenerlo.Al parecer estaban atrapados allí, ambos estaban muertos de hambre y muy cansados. Continuar elucubrando en lo que sucedía cuando ninguno de ellos tenía la mente clara no los ayudaría en nada.Con aprehensión, buscaron en la cocina algo para poder comer y, sin separarse uno del otro, prepararon algo sencillo. Antes de que pudieran darse cuenta, el cálido ambiente y la falsa seguridad que aquel lugar comenzó a trasmitirles, provocó que se sintieran con la suficiente confianza como para dormir.A la mañana siguiente, lo primero que
Una hora después, estaban caminando mientras se acercaban a la zona concurrida del pueblo. Su cabaña estaba alejada del resto y no creía que eso fuese casualidad.Emma miró a su hermano y sintió frío solo con solo verlo. Daba gracias a que no iba desnudo como había visto que hacían algunas de las personas de ese lugar, pero apenas llevaba una camiseta de veraniega y se había alzado las mangas hasta los hombros porque quería mostrar sus nuevos músculos.—¿No tienes frío? Yo siento que me estoy congelando —murmuró Emma para intentar ocupar su mente con una conversación y no echarse a correr de nuevo hacia la cabaña cuando la gente comenzó a mirarlos con aprensión—. Quizá no fue buena idea venir, regresemos.Ethan frunció el ceño y comenzó a negar con la cabeza.—Tendrán que acostumbrarse a nuestra presencia aquí y no pienso marcharme sin averiguar dónde venden un buen chuletón. No sé qué me está pasando, pero estoy muerto de hambre —murmuró su hermano y observó a su alrededor hasta que
Asher había sentido la presencia de Emma antes de que pudiera visualizarla. Uno de los espías que tenía vigilando a los hermanos, lo avisó en cuanto Emma y Ethan salieron de la cabaña de la bruja y se dirigieron al centro del pueblo. Se dijo a sí mismo que dejaba todo lo que estaba haciendo para salir y verla porque necesitaba saber qué tramaban.Asher llegó en el justo momento en que Ethan golpeó a Emma. Al verlo, no pudo controlar la furia y solo la preocupación de verla tirada en el suelo, sufriendo, evitó que saltara sobre ese malnacido y le arrancara la cabeza en ese mismo instante.No entendía qué le ocurría con esa mujer, pero no podía mantenerse alejado de ella.Cuando la sintió a salvo entre sus brazos, la furia fue disminuyendo y se aseguró de que no estaba herida. Después, una sospecha se instaló en su mente y las palabras de Emma resonaron en su cabeza.«Mi hermano nunca me haría daño, él no puede controlar su fuerza», la información comenzó a hacer un recorrido en su ment
Emma sintió un escalofrío al ver la mirada que ese hombre había descargado sobre su hermano.—Ya escucharon a Asher, humanos —dijo Astrid de nuevo con el tono de su voz desprendiendo desprecio—. Ahora dispersarse y dejar de armar escándalo.La gente que se había arremolinado a su alrededor comenzó a dispersarse como si ella fuera alguien importante a quien también debían respetar. A Emma, esa mujer, no le gustaba nada.—No estamos buscando problemas —pronunció Ethan—, solo queríamos comprar algo de carne y conocer el pueblo… Y a su gente. —Emma entornó los párpados y bufó al escuchar el tono seductor de su hermano.Solo a él podría parecerle atractiva una mujer tan ruin como aquella. Tampoco es que fuera para tanto. Era alta, con unas curvas pronunciadas de reloj de arena que provocaban que fuera imposible no mirarla y un cabello rojo que caía hasta sus caderas en ondulaciones. Era toda una belleza, todo un bombón que llamaba a comerlo, pero que en el centro estaba relleno de veneno.
—¿Escuchaste lo que dije? —preguntó Alaric. Asher sabía que su beta llevaba un buen rato hablándole, pero él no dejaba de pensar en lo que le habían contado sus espías. Habían seguido a los hermanos cuando Tala los llevó a la zona de almacenamiento de comida de la manada y los vieron regresar a su cabaña con dos grandes piezas de carne. El pensamiento de que Ethan era un lobo cada vez se afianzaba más en su mente. —Claro que te escuché —mintió, no recordaba ni una sola palabra de lo que había dicho—, ese hombre es un lobo y lo más probable es que ella también lo sea, pero si no es la bruja que romperá la maldición, ¿cómo lograron entrar? Creo que tendré que tomar el control de esto y hacer las cosas yo mismo. Si quiero averiguar la verdad debo pasar tiempo con Emm… —Alfa —lo detuvo, Alaric—. Créeme, toda la manada desea que esa mujer sea la bruja que tanto esperamos. Por más que odiemos a las de su clase, estamos cansados de vivir así, pero yo no te hablaba de nuestros polizones.
—Tiene razón, alfa, yo no vi nada. Me confundí.Asher respiró varias veces para intentar calmarse y volver a ser él mismo, no quería pagar su furia con Tala que no tenía culpa de sus problemas.Caminó hasta la silla más próxima y se sentó para dejar de intimidarla con su tamaño. Se recostó en el respaldo y entreabrió las piernas con dejadez, como si lo que iba a decir no tuviera la menor importancia.—Siéntate, hablemos. —Tala obedeció y buscó el lugar más alejado de él. Calló las ganas de decirle que no quería hablar a gritos, con ella no podía usar la conexión mental, pero se contuvo para no continuar asustándola—. Es la primera vez que haces algo así, ¿qué te impulsó a hacerlo? ¿La compasión?La mujer negó con la cabeza, avergonzada.—No, alfa, mi decisión fue egoísta. Cuando los hermanos llegaron yo los vi y, como el resto de la manada, pensé que por fin llegó el momento por el que tanto hemos esperado. La maldición se rompería y ya no habría impedimento para que me marchara de la
Cuando llegaron a la cabaña, Emma se mantuvo en silencio casi el resto del día.Su hermano se veía muy feliz, había encontrado el hacha de cortar la leña y se había dedicado a despedazar la carne a hachazos. Exhibía su nueva fuerza y en cada tajo que conseguía a la primera, observaba fascinado sus bíceps.—¿Ves Emma? Te dije, así iba a ser más fácil —lo escuchó mascullar mientras continuaba con corte tras corte—. Me muero de hambre.—Me alegro por ti —murmuró para sí misma, a Emma se le había quitado el hambre solo de ver la exhibición de fuerza y sangre.Ethan no la miró, pero ella, mientras preparaba el fuego para ayudarlo a preparar la comida, no dejó de observarlo en silencio. No hablaron ni siquiera cuando terminaron de prepararlo todo y decidieron sentarse a comer. Mientras ella intentaba tragar el primer bocado, él había vaciado su plato y regresaba a por más.—Creo que tenemos que hablar —logró pronunciar, pero su hermano continuó concentrado en comer—. Te estoy hablando, Etha
Asher salió de su casa apenas comenzó a caer la noche.Esquivó a Astrid en cuanto escuchó su voz reprendiendo a una de las mujeres del servicio. Al parecer, Alaric no había conseguido sacarla de su casa. A él le gustaría hacerlo en ese momento, cada vez tenía más claro que por nada del mundo se uniría con esa mujer. Si no estuviera tan desesperado por escabullirse sin ser visto, aprovecharía ese instante para terminar con esa situación.No pensaba unirse a una mujer cruel y Astrid siempre había mostrado que era caprichosa e indisciplinada, pero la cara que estaba descubriendo de ella era cada vez peor.Al amparo de la oscuridad, se adentró entre los árboles y corrió sin transformarse para no aparecer sin ropa de nuevo. Cuando ya estuvo cerca, dio con rapidez con uno de los espías que tenía apostado cerca de la cabaña de la bruja.—¿Ha ocurrido algo? —preguntó y sobresaltó a su subordinado al aparecer de forma silenciosa.—¡Alfa! —graznó y pudo ver la vergüenza aparecer en su rostro po