Emma sintió un escalofrío al ver la mirada que ese hombre había descargado sobre su hermano.—Ya escucharon a Asher, humanos —dijo Astrid de nuevo con el tono de su voz desprendiendo desprecio—. Ahora dispersarse y dejar de armar escándalo.La gente que se había arremolinado a su alrededor comenzó a dispersarse como si ella fuera alguien importante a quien también debían respetar. A Emma, esa mujer, no le gustaba nada.—No estamos buscando problemas —pronunció Ethan—, solo queríamos comprar algo de carne y conocer el pueblo… Y a su gente. —Emma entornó los párpados y bufó al escuchar el tono seductor de su hermano.Solo a él podría parecerle atractiva una mujer tan ruin como aquella. Tampoco es que fuera para tanto. Era alta, con unas curvas pronunciadas de reloj de arena que provocaban que fuera imposible no mirarla y un cabello rojo que caía hasta sus caderas en ondulaciones. Era toda una belleza, todo un bombón que llamaba a comerlo, pero que en el centro estaba relleno de veneno.
—¿Escuchaste lo que dije? —preguntó Alaric. Asher sabía que su beta llevaba un buen rato hablándole, pero él no dejaba de pensar en lo que le habían contado sus espías. Habían seguido a los hermanos cuando Tala los llevó a la zona de almacenamiento de comida de la manada y los vieron regresar a su cabaña con dos grandes piezas de carne. El pensamiento de que Ethan era un lobo cada vez se afianzaba más en su mente. —Claro que te escuché —mintió, no recordaba ni una sola palabra de lo que había dicho—, ese hombre es un lobo y lo más probable es que ella también lo sea, pero si no es la bruja que romperá la maldición, ¿cómo lograron entrar? Creo que tendré que tomar el control de esto y hacer las cosas yo mismo. Si quiero averiguar la verdad debo pasar tiempo con Emm… —Alfa —lo detuvo, Alaric—. Créeme, toda la manada desea que esa mujer sea la bruja que tanto esperamos. Por más que odiemos a las de su clase, estamos cansados de vivir así, pero yo no te hablaba de nuestros polizones.
—Tiene razón, alfa, yo no vi nada. Me confundí.Asher respiró varias veces para intentar calmarse y volver a ser él mismo, no quería pagar su furia con Tala que no tenía culpa de sus problemas.Caminó hasta la silla más próxima y se sentó para dejar de intimidarla con su tamaño. Se recostó en el respaldo y entreabrió las piernas con dejadez, como si lo que iba a decir no tuviera la menor importancia.—Siéntate, hablemos. —Tala obedeció y buscó el lugar más alejado de él. Calló las ganas de decirle que no quería hablar a gritos, con ella no podía usar la conexión mental, pero se contuvo para no continuar asustándola—. Es la primera vez que haces algo así, ¿qué te impulsó a hacerlo? ¿La compasión?La mujer negó con la cabeza, avergonzada.—No, alfa, mi decisión fue egoísta. Cuando los hermanos llegaron yo los vi y, como el resto de la manada, pensé que por fin llegó el momento por el que tanto hemos esperado. La maldición se rompería y ya no habría impedimento para que me marchara de la
Cuando llegaron a la cabaña, Emma se mantuvo en silencio casi el resto del día.Su hermano se veía muy feliz, había encontrado el hacha de cortar la leña y se había dedicado a despedazar la carne a hachazos. Exhibía su nueva fuerza y en cada tajo que conseguía a la primera, observaba fascinado sus bíceps.—¿Ves Emma? Te dije, así iba a ser más fácil —lo escuchó mascullar mientras continuaba con corte tras corte—. Me muero de hambre.—Me alegro por ti —murmuró para sí misma, a Emma se le había quitado el hambre solo de ver la exhibición de fuerza y sangre.Ethan no la miró, pero ella, mientras preparaba el fuego para ayudarlo a preparar la comida, no dejó de observarlo en silencio. No hablaron ni siquiera cuando terminaron de prepararlo todo y decidieron sentarse a comer. Mientras ella intentaba tragar el primer bocado, él había vaciado su plato y regresaba a por más.—Creo que tenemos que hablar —logró pronunciar, pero su hermano continuó concentrado en comer—. Te estoy hablando, Etha
Asher salió de su casa apenas comenzó a caer la noche.Esquivó a Astrid en cuanto escuchó su voz reprendiendo a una de las mujeres del servicio. Al parecer, Alaric no había conseguido sacarla de su casa. A él le gustaría hacerlo en ese momento, cada vez tenía más claro que por nada del mundo se uniría con esa mujer. Si no estuviera tan desesperado por escabullirse sin ser visto, aprovecharía ese instante para terminar con esa situación.No pensaba unirse a una mujer cruel y Astrid siempre había mostrado que era caprichosa e indisciplinada, pero la cara que estaba descubriendo de ella era cada vez peor.Al amparo de la oscuridad, se adentró entre los árboles y corrió sin transformarse para no aparecer sin ropa de nuevo. Cuando ya estuvo cerca, dio con rapidez con uno de los espías que tenía apostado cerca de la cabaña de la bruja.—¿Ha ocurrido algo? —preguntó y sobresaltó a su subordinado al aparecer de forma silenciosa.—¡Alfa! —graznó y pudo ver la vergüenza aparecer en su rostro po
Por más que su lobo exigiera que se la llevara en ese mismo momento, si quería que ella confiara en él, no podía hacerle caso a su instinto animal. No entendía por qué quería que Emma no le temiera, había desechado la idea de que esa mujer era una bruja con demasiada rapidez, pero no podía seguir en una lucha interna contra lo que sentía.Quería ganarse su confianza para que le despejara todas las dudas, estaba en su derecho como alfa de la manada a usar otros métodos más eficaces, pero no quería hacerlo con ella. Deseaba que fuera Emma la que se abriera y le contara todo.Esa mujer iba a convertirlo en un pelele en sus manos, pero a pesar de ese pensamiento, allí estaba él, sentado en un tronco y observando de reojo a esa mujercita que se empeñaba en mirar a todo su alrededor menos a él.—Ya estoy sentada, no hay necesidad de tocarme —masculló Emma con demasiada rapidez y acomodada tan recta que se veía incómoda—. Además, ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar con tu novia?—¿Estás celo
—Te lo contaré porque necesito desahogarme con alguien —aceptó Emma a regañadientes—, pero debes prometer que no me llamarás loca.—Prometido —pronunció Asher con seguridad y ella asintió con la cabeza.—Desde que llegamos a este lugar han ocurrido cosas muy extrañas y ahora mi hermano tiene la absurda idea de que se está convirtiendo en hombre lobo solo porque ha cambiado de la noche a la mañana. —Emma comenzó a reírse de nuevo después de decir sus pensamientos en voz alta. Gracias a eso, empezó a verse relajada y Asher aprovechó para afianzar su agarre en la cintura y atraerla aún más hacia su cuerpo—. Puedes reírte también, no me molestaré, lo prometo. ¡Es una locura todo lo que está pasando! Está claro que lo que ocurre es por esa casa, ¿puedes creer que se limpia sola? Creo que si continúo más tiempo en este lugar voy a volverme loca.Asher se quedó pensativo unos segundos antes de hablar, pero cuando lo hizo sus palabras salieron con un tono racional y seguro.—Endora se ocupó d
Emma se encontraba muy cómoda; un agradable calor la envolvía y sentía el tacto de una mano acariciándole el rostro. ¿Qué había ocurrido? Le dolía la cabeza y se sentía tan débil que no quería abrir los ojos.Se removió en su cama, no recordaba si alguna vez aquel incómodo colchón de su cabaña de Pensilvania se sintió tan acogedor como lo era en ese momento. Cálido y protector, esas serían las palabras correctas para describirlo. Casi como unos fornidos brazos que la mantuvieran envuelta.No quería despertar por nada del mundo, por fin estaba segura de nuevo. Su madre la llamaría en cualquier momento para que la ayudara y debería renunciar a esa sensación tan agradable que la rodeaba.—Abre los ojos, por favor —rogó su madre en un tono preocupado—. Emma, pequeña, responde, me estás asustando.—Hum, hum —Ella balbuceó unos gruñidos ininteligibles, no quería despertar—. Un ratito más, mamá, todavía no quiero levantarme.Escuchó un sonoro suspiro de alivio y esa mano que antes le había a