Por más que su lobo exigiera que se la llevara en ese mismo momento, si quería que ella confiara en él, no podía hacerle caso a su instinto animal. No entendía por qué quería que Emma no le temiera, había desechado la idea de que esa mujer era una bruja con demasiada rapidez, pero no podía seguir en una lucha interna contra lo que sentía.Quería ganarse su confianza para que le despejara todas las dudas, estaba en su derecho como alfa de la manada a usar otros métodos más eficaces, pero no quería hacerlo con ella. Deseaba que fuera Emma la que se abriera y le contara todo.Esa mujer iba a convertirlo en un pelele en sus manos, pero a pesar de ese pensamiento, allí estaba él, sentado en un tronco y observando de reojo a esa mujercita que se empeñaba en mirar a todo su alrededor menos a él.—Ya estoy sentada, no hay necesidad de tocarme —masculló Emma con demasiada rapidez y acomodada tan recta que se veía incómoda—. Además, ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar con tu novia?—¿Estás celo
—Te lo contaré porque necesito desahogarme con alguien —aceptó Emma a regañadientes—, pero debes prometer que no me llamarás loca.—Prometido —pronunció Asher con seguridad y ella asintió con la cabeza.—Desde que llegamos a este lugar han ocurrido cosas muy extrañas y ahora mi hermano tiene la absurda idea de que se está convirtiendo en hombre lobo solo porque ha cambiado de la noche a la mañana. —Emma comenzó a reírse de nuevo después de decir sus pensamientos en voz alta. Gracias a eso, empezó a verse relajada y Asher aprovechó para afianzar su agarre en la cintura y atraerla aún más hacia su cuerpo—. Puedes reírte también, no me molestaré, lo prometo. ¡Es una locura todo lo que está pasando! Está claro que lo que ocurre es por esa casa, ¿puedes creer que se limpia sola? Creo que si continúo más tiempo en este lugar voy a volverme loca.Asher se quedó pensativo unos segundos antes de hablar, pero cuando lo hizo sus palabras salieron con un tono racional y seguro.—Endora se ocupó d
Emma se encontraba muy cómoda; un agradable calor la envolvía y sentía el tacto de una mano acariciándole el rostro. ¿Qué había ocurrido? Le dolía la cabeza y se sentía tan débil que no quería abrir los ojos.Se removió en su cama, no recordaba si alguna vez aquel incómodo colchón de su cabaña de Pensilvania se sintió tan acogedor como lo era en ese momento. Cálido y protector, esas serían las palabras correctas para describirlo. Casi como unos fornidos brazos que la mantuvieran envuelta.No quería despertar por nada del mundo, por fin estaba segura de nuevo. Su madre la llamaría en cualquier momento para que la ayudara y debería renunciar a esa sensación tan agradable que la rodeaba.—Abre los ojos, por favor —rogó su madre en un tono preocupado—. Emma, pequeña, responde, me estás asustando.—Hum, hum —Ella balbuceó unos gruñidos ininteligibles, no quería despertar—. Un ratito más, mamá, todavía no quiero levantarme.Escuchó un sonoro suspiro de alivio y esa mano que antes le había a
—No m-me co-comerás —balbuceó, entre lágrimas.Estaba agotada y no era capaz de librarse de ese hombre que podía contenerla con uno solo de sus brazos. Era demasiado fuerte y solo podía esperar que acabara con ella de forma rápida.Asher la inmovilizó por la cintura, la acercó a su cuerpo y de nuevo le tomó el rostro para obligarla a mirarlo.—Tienes que calmarte, te harás daño si continúas luchando contra mí. —Emma obedeció, quizá no estuviera calmada, pero no movería un solo músculo—. Eres tan hermosa, ¿por qué nunca te quitas ese gorro?Emma intentó abrir la boca para decirle que dejara de mentir, de adularla para que no luchara, no le quedaban fuerzas, pero en lugar de eso solo pudo confirmar lo que era evidente.—Eres un lobo —susurró.—Y tú también, pequeña. Yo te enseñaré todo lo que necesitas, cuidaré de ti, tan solo no me temas.Las manos de Emma se aferraron a los hombros de Asher y comenzó a notar como algo duro crecía sobre su vientre. Sus ojos se abrieron al comprender y
—No saldrás de la casa, Emma —dijo Ethan en cuanto entraron—. Y menos te quedarás a solas con ese hombre. ¡No te quedarás a solas con nadie!Su hermano se frotaba el rostro en un gesto nervioso y comenzó a caminar en círculos por la sala, sin un rumbo fijo. Una parte de ella sabía que Ethan tenía razón, pero otra parte se negaba a esa idea.—No pienso volver a encerrarme, viajé hasta aquí con el sueño de ser libre, de poder ser como el resto de las personas y tener una vida normal. No voy a perder eso —se quejó y se dirigió al sofá para sentarse.Estaba helada, le dolía el cuerpo por la caída y cuando intentó echarse la manta por encima, se dio cuenta de que la había dejado tirada fuera.—En esta ocasión me harás caso, mientras no descubramos todo y la forma de protegerte, no puedo arriesgarme a que salgas. ¡Me fui solo unas horas y te encontré a punto de ser abusada por ese hombre! —Ethan apretaba sus manos con tanta fuerza que un hilo de sangre comenzó a deslizarse hasta el suelo.P
Emma se encogió de hombros, quería quitarle importancia por más que estuviera muerta de miedo.—Mamá también decía que de ese abuso, nuestra tatarabuela quedó embarazada de dos mellizos como nosotros, pero que ellos no heredaron la maldición y eso ocurriría en la quinta generación.—Esos somos nosotros, Emma —afirmó su hermano—. Ya sabes cómo continúa esa historia, nuestra tatarabuela puso una cláusula en esa maldición. Solo se rompería el día que la bruja llegara a la manada y el alfa la sacrificara para liberar a su gente.—Mamá también decía que solo otro alfa podía vencer a uno de su misma clase y si alguna vez ocurría lo que ella intentaba evitar, el lobo que nacería de esa quinta generación podría evitar el sacrificio de la bruja acabando con la vida del alfa. —Emma pensó en Asher, en esos ojos que cambiaban de color cuando la miraba, en su olor, en el calor de su cuerpo y en la forma protectora en que la agarraba entre sus brazos. Todo ello hizo que le doliera el corazón al pen
Emma sintió que su cuerpo levitaba, el insoportable calor del medallón había desaparecido e intentó abrir los ojos para ver si su hermano se encontraba bien.Al hacerlo, un grito quedó atascado en su garganta. No era su imaginación, su cuerpo estaba levitando y se dirigía a hacia su habitación. Y eso no era lo peor, frente a ella se encontraba la misma anciana que los había llevado hasta ese infernal pueblo.Emma quiso hablar, gritar, moverse y atacarla, pedir explicaciones, cualquier cosa le habría bastado, pero estaba inmovilizada y su voz parecía haber desaparecido.—No te fuerces, niña —dijo la anciana y continuó caminando a su lado mientras su cuerpo levitaba y se deslizaba hacia el interior de la habitación.Finalizó su recorrido sobre la cama, una cama que, por arte de magia, se destapó sola y la cubrió con las mantas sin que la mujer hiciera otra cosa que mover sus manos desde lejos. Emma se frotó la garganta, quería pedir ayuda. Quizá Asher continuaba fuera y si ella gritaba
Asher pasó toda la noche a la intemperie convertido en lobo, su beta se encontraba a su lado. Unas horas antes, también habían estado allí la mayoría de sus hombres. Todos esperaban su señal para entrar en acción en cuanto la bruja saliera. Había visto a Endora entrar en la casa con total claridad.Esa mujer entraba y salía de su territorio con libertad y no podía perseguirla por culpa de esa maldición.Se estaba volviendo loco, si Emma le hubiera permitido entrar, él hubiera acabado con esa mujer de una vez por todas, pero esa protección mágica lo mantuvo fuera sin poder hacer nada.El sentimiento de impotencia lo estaba desgarrando. Sabía que Endora se había marchado hacía horas porque la maldita mujer tuvo el descaro de sonreírle antes de desaparecer.«Ella estará bien», le habló su beta desde el enlace mental.«¿Y si no lo está? Sabía que no era buena idea dejarla en este lugar», gruñó y un unos pasos llamaron su atención.El aroma que llegó a sus fosas nasales fue el de Tala, la