Se me había pasado la hora y si no me daba prisa, llegaría tarde al funeral. Me di una ducha rápida, me arreglé la barba y elegí un traje elegante y negro. No sabía que había preparado Mar pero quería mostrar respeto a todos los caídos y en especial, a Alfred. Quizás no estuviera de acuerdo en la forma en la que tuvo de hacer las cosas, pero se había esforzado en compensar sus errores y terminó dando su vida por lo que consideraba correcto.
Salí de la habitación y me encontré a Emily e Isa esperando en la puerta: ambas iban de luto y arregladas.
— ¿Qué hacéis aquí, chicas? — les pregunté cerrando la puerta tras de mi.
— Creí que te ayudaría tener un poco de compañía. — dijo Emily — Sé que tu historia con Alfred es complicada, pero también sé que su muerte te pesa mas de lo que das a entender.
— Alfred murió porque no supe protegeros bien... supuse que al igual que yo, necesitarías algo de compañía. — me dijo Isa.
Las sonreí y abracé a las dos.
— Muchas gracias. Tenéis razón, me viene bien algo de compañía. ¿Vamos?
Los tres nos dirigimos hacia el descampado del bosque donde Mar había enterrado los cuerpos humanos de sus padres, hacía tanto tiempo. Cuando llegamos nos encontramos cientos de hoyos colocados en diversas hileras. Al pie de todas ellas, había un pequeño escenario y delante del mismo, cientos de sillas.
— Lo recordaba mas pequeño. — dije a mis dos acompañantes mientras nos acercábamos al escenario, en el que ya se encontraba Mar.
— Las brujas verdes han estado trabajando con intensidad. Creo que han reubicado en otra zona los árboles para permitir que todas las tumbas puedan estar aquí. — dijo Isa, cogiendo mi brazo.
— Sí. Supongo que la Reina explicará porqué ha insistido tanto en que sea este lugar. — dijo Emily, agarrando mi otro brazo.
"¿Qué mosca les ha picado a estas dos?" — me preguntó mi lobo.
"No lo sé." — le dije y con sutileza liberé mis brazos de las chicas.
Nada mas llegar al escenario, Mar nos hizo señas para que subiéramos. Éramos los últimos Beta de la Reina en llegar: el híbrido Julián, el encargado del hospital y de los híbridos; la araña Elisa, encargada de los prisioneros, y de localizar y encargarse de los traidores; la sombra Yo, encargado de la seguridad física de la manaday la loba Joselyn, la encargada de los entrenamientos y de ser la guía de la manada. La loba Emily era la Beta armamentística, la bruja Isa la Beta de la seguridad mágica y yo que era el Beta general de la manada. No podía evitar notar la falta de Alfred, el otro Beta de los entrenamientos junto a Joselyn. Jake estaba al lado de Mar, cumpliendo su papel de Rey Consorte. Detrás se encontraba Estrella cuidando de la princesa. También habían acudido los animales de la Diosa: el Pegaso Lúnula, la liebre Lepus, el toro Taurus y el sapo Frynos, que se habían puesto en primera línea ocupando todo el escenario.
— Poneos en un medio círculo y... bueno, me gustaría que todos, o al menos la mayoría, hablaseis acerca de los caídos. Creo que es algo que... bueno, sus familias lo agradecerán.
Todos asentimos con la cabeza y esperamos a que la manada fuese llegando. Aunque decir manada era algo extraño, ya que no sólo había lobos, también la formaban híbridos, brujas blancas y verdes, abejas, arañas, un par de pájaros y recientemente, se habían añadido cuatro sombras mas que obedecían ciegamente a Mar y a Yo.
— Luz de Luna. — comenzó Mar cuando fue la hora — Como todos sabéis, ganamos la batalla. Ganamos el derecho a vivir sin miedo, el derecho a la libertad. Fuimos muchos a la batalla, y sólo la mitad hemos regresado. Nos preparamos lo máximo posible y ganamos, sí, pero es una victoria con un sabor amargo: hemos perdido a muchos en el camino. Creo que puedo afirmar que todos hemos perdido a algún conocido, amigo o familiar. Es por eso que os pido un minuto de silencio por ellos.
Nadie habló durante tres minutos.
— Muchas gracias. — tras una breve pausa, continuó — Ellos fueron igual de importantes que nosotros en la victoria. Todos ellos lucharon con fiereza hasta su último aliento por la justicia, por la libertad, por el derecho a vivir sin miedo. Para que su familia, sus amigos, sus conocidos, sus vecinos, incluso para aquellos seres que aún no conocemos, tengan derechos. Porque a las Hijas de Hécate les gustaba cazar y experimentar con sus presas para después tenerlas en condiciones precarias: ya conocéis algunas de esas historias. Nosotros somos los que hemos quedado, los que hemos sobrevivido, los que disfrutaremos de todo por lo que ellos lucharon. Pero sin ellos, no podríamos hacerlo. Porque ellos fueron los héroes que necesitábamos, los que hicieron el mayor sacrificio por todos nosotros. Me gustaría saber como cayeron cada uno de ellos porque estoy segura que hay una historia impresionante detrás. Conozco algunas de esas historias y me llegan al alma. Una de las que conozco, es la de Alfred: alguien que dio su vida por lo que creía correcto. También conozco la historia de Paquita, que se puso en medio de un hechizo y disparó a un demonio en el ojo: aquello terminó con su vida, pero su gesto salvó la vida de un grupo de cincuenta guerreros que fueron atacados por la espalda. Y la de Juan que justo antes de morir consiguió derribar a dos brujas que preparaban un hechizo conjunto, seguramente letal. O la historia de Celeste, que mostró un valor inigualable al meterse dentro de la boca de un demonio para meter una granada, con la terrible suerte de que las llamas infernales se la llevaron por delante.
Mar hizo una pausa en la que se secó un par de lágrimas. Jake la cogió de la mano.
— Así que he decidido que el lugar que se encuentra a nuestras espaldas, sea el cementerio de honor, el cementerio de los valientes. De todos aquellos que cayeron por una guerra que nunca debió existir. Quiero que reposen, todos ellos, en el lugar que elegí para los cuerpos humanos de mis padres: porque ellos tuvieron la desgracia de que separasen sus almas de sus cuerpos, y la suerte de que no experimentasen con ellos y hoy puedan estar aquí, con nosotros, gracias a la magia. Quiero que todos los valientes que dieron su vida por nosotros, sean recordados para siempre en un lugar honorífico, que su historia no sea olvidada. Porque en el campo de batalla, todos somos igual de importantes: desde el omega mas joven hasta el Alfa mas veterano. Es por eso, que todos aquellos que queráis decir algo, os pido que por favor, subáis a este escenario, cojáis este micrófono y habléis para que conozcamos mejor a cada uno de ellos. Muchas gracias.
Mar se retiró y se escucharon varios aplausos entre una multitud llorosa. Como nadie se movió, di un paso hacia adelante.
"Muchas gracias." — me dijo ella por privado.
"Hay que dar ejemplo."
— Hola a todos. Yo quiero hablar del Alfa Alfred. Durante la batalla contra la líder del aquelarre, tuvimos problemas por la habilidad de la bruja. Alfred decidió convertirse en nuestro guardián. Con mucha habilidad, nos advirtió de varios peligros e incluso evitó que nuestros huesos se rompiesen y pudiésemos continuar luchando, ya que la bruja nos lanzó por los aires varias veces y él corrió para cogernos. Alfred confió en nuestra habilidad con las armas y por eso no dudó ni un instante en utilizar su cuerpo como escudo ante un hechizo letal que me hubiera matado. Alfred se sacrificó por nosotros, convencido de que podríamos matar a la bruja. El hechizo lo dejó herido de muerte, y con sus últimos alientos, me pidió que lo matase para proteger a su manada. Accedí porque no podíamos permitir que Brisa Plateada cayese en manos de las brujas. Mi historia con Alfred es convulsa, pero le debo la vida: Muchas gracias, Alfred, por protegerme, por salvarme. Tengo una deuda eterna contigo.
Me giré hacia las tumbas e hice una profunda reverencia de respeto. Cuando me incorporé, regresé a mi lugar en el semicírculo. No quise secarme las lágrimas, quería que todos viesen que mis sentimientos eran reales. Isa y Emily me dieron unas palmaditas de apoyo, e Isa avanzó hacia el micrófono.
— Yo quiero disculparme con el Bendito Esteban y el Alfa Alfred: si hubiera sido mas hábil con la magia, estoy convencida de que Alfa Alfred seguiría con nosotros. Porque me pesa y mucho no haber podido levantar a tiempo una barrera defensiva que frenase aquel hechizo que terminó con su vida. Porque Alfa Alfred demostró una valentía, un coraje y un sacrificio que no creía posible. Por eso mismo... — Isa se giró hacia las tumbas — Alfa Alfred, te pido perdón y te prometo, delante de todos, que me esforzaré para que nadie mas tenga que volver a dar su vida por un error. — Isa se arrodilló e hizo una reverencia — Muchas gracias por protegernos con tu vida.
Isa se levantó y regresó a su lugar en el semicírculo. Cuando llegó, le di un pequeño abrazo.
Pasaron las horas mientras los lobos de la manada, animados por nuestras intervenciones, hablaban acerca de algunos de los caídos. Algunas historias eran increíbles y dignas de héroes: descubrimos la historia de una abeja que utilizó la miel que llevaban para crear en el último momento una barrera que ahogó a varias brujas en miel: la introducía por la nariz y la boca y después la solidificaba hasta impedir el paso del oxígeno. Cayó presa de las llamas infernales, no sin haber matado de esa forma a mas de treinta brujas. Conocimos la historia de un híbrido que utilizando la magia de aire, fue volando y metiendo explosivos dentro de los demonios mientras esquivaba con habilidad los hechizos de las brujas. Al final, cayó por un hechizo pero el daño que había hecho en el aire hizo que muchas otras vidas se salvasen.
Finalmente, Mar dio un paso adelante.
— Muchas gracias por contarnos todas estas historias. Todos ellos, son héroes. Todos mostraron gran valentía y coraje en sus batallas: que descansen en paz. Antes de finalizar, también quería decir unas palabras: muchas gracias, Alfred, por proteger a Esteban. Sólo tú sabías cómo resucitar SunLight y sólo tú sabías que con tu muerte, el contador de Jake desaparecería. No sé si tenías algún tipo de plan, pero muchas gracias por salvarnos y por traer la esperanza. Nunca te olvidaré, pero estoy en deuda contigo, de por vida, por salvar a mi familia. Te prometo que mis hijos sabrán tu historia y que, para ellos, serás su héroe.
Mar también hizo una reverencia en dirección a las tumbas, con un par de lágrimas cayendo por su rostro.
El entierro terminó con las brujas depositando los cuerpos en los agujeros que después cubrieron con tierra. Los cuatro animales de la Diosa se dirigieron hacia las tumbas: el sapo, la liebre y el toro hicieron una reverencia, iluminando las lunas de sus cuerpos. Lúnula tocó con el hocico el suelo: su media luna se iluminó y de las tumbas brotaron multitud de rosas rojas y lirios blancos, en lo que entendí que era su homenaje y tributo hacia los caídos. El gesto fue solemne y sobretodo, emotivo.
Cuando comenzaron a irse los demás, me escapé pronto: quería estar a solas en mi habitación.
No pasó mucho tiempo desde que llegué a la habitación cuando alguien tocó a la puerta.— Adelante. — dije incorporándome de la cama.— Hola, Esteban. — me dijo Emily pasando a la habitación. — ¿Cómo te encuentras?— Jodido, pero voy tirando. Emily se acercó y se sentó en el borde de la cama, a mi lado.— Entiendo. ¿Y cómo llevas lo de ser Alfa?— Mal. ¿Yo, un Alfa? No sé quien en su sano juicio lo ve una buena idea.— Creo que Alfred lo veía así. Y supongo que la Diosa también.— Todos personas externas. — Yo también te veo como un buen Alfa, sólo necesitas confiar un poco mas en ti mismo. — Emily me cogió con delicadeza la mano.— Quizás tengas razón. O quizás tan sólo sea un fraude y una decepción. — No digas tonterías, Esteban. Lideraste una aldea de pícaros durante diez años.— Eso es totalmente diferente a lo de ahora.— No tanto. ¿Qué es lo que cambia? ¿Que son bastantes mas lobos y son dos manadas?— Sí, en parte. — ¿Y cuál es la otra parte?Liberé mi mano de la de Emily y
— Esteban, ¿te acuerdas de nosotras? — me dijo Evelyn sujetándome los brazos. — Papi, dijiste que me protegerías. — me dijo Lisa mientras me clavaba un cuchillo en las costillas — Prometiste que siempre estaríamos juntos, Papi. — Juraste amarme mas allá de la muerte, Esteban. ¿Acaso lo has olvidado? — me dijo Evelyn con los labios morados y la sangre corriendo por su cuello. Intenté moverme o decir algo pero estaba amordazado e inmovilizado. — ¿Dónde estás, Papi? No estás aquí. No has cumplido tu promesa. — Siempre dejas que otros mueran por ti, Esteban...*** Me desperté gritando y envuelto en sudor: la puerta de la habitación se abrió de golpe. — ¿Se encuentra bien, Bendito Alfa Esteban? — dijo una chica de mi nueva manada. — Sí, no te preocupes. Estoy bien. — Disculpe Bendito Alfa Esteban, pero no parece encontrarse bien. ¿Necesita algo? — No te preocupes, solo era una pesadilla. Estoy bien. Muchas gracias por la preocupación. — dije esbozando una sonrisa que estaba muy le
Bajé a desayunar en pantalones vaqueros y una camiseta ajustada de hacer deporte. — Buenos días a todos. — saludé mientras me sentaba y cogía un par de tostadas. — Buenos días. — me saludaron los demás Beta (excepto Julián, que seguía en el hospital atendiendo a los heridos: ese hombre en algún momento colapsaría, aunque decía que dormía a ratos en el hospital), Mar, Jake y Estrella que vigilaba de cerca a la princesa. Comimos con calma mientras hablábamos de temas variados: cosas de la manada, ocio etc. Era extraño hablar de estos temas porque durante muchos meses lo único de lo que se hablaba era de la guerra, pero no me quejaba del cambio, lo prefería mil veces. — Bueno Esteban, háblanos de SunLight. ¿Quedaron supervivientes del ataque? — me preguntó de forma repentina Joselyn. — Sí, algunos sobrevivieron. Aún no sé cómo, supongo que me lo dirán cuando lleguen. — ¿¡Cuándo lleguen!? — preguntó Jake sorprendido — ¿Cuándo pensabas decírnoslo? — Cuando saliese el tema, claro. Com
Me dirigí hacia el taller armamentístico para localizar a Emily y decirle que comeríamos juntos al día siguiente. — ¡Beta Emily! ¡Tiene visita! — gritó un lobo joven nada mas verme. — ¿¡Cuántas veces debo decirte que me llames por mi nombre!? — se quejó la voz de Emily. — Lo siento Beta Emily, pero no me siento cómodo haciendo eso. — Al menos podrías decirme quién es la visita. — la voz de Emily sonaba cada vez mas cerca. — Soy yo. — respondí antes de que el lobo dijese algo. — ¡Esteban! — dijo Emily entrando en mi rango de visión — ¿Buscas mas armas? — No. En realidad quería saldar mi deuda e invitarte a comer mañana. Todos en el taller me miraron sorprendidos. "Tampoco le estoy pidiendo una cita." Roy me gruñó enfadado. — ¡Lo había olvidado! Es verdad, te gané un día en un entrenamiento y esa fue mi recompensa. — Sí. La verdad es que no esperaba que me ganases. Emy sonrió con orgullo. — Serás letal en muchos aspectos, pero... yo soy rápida y muy flexible. — Sí, ganaste
Dejé unos segundos de expectación.— ¡Una sorpresa! — dije riéndome — Así será mas divertido, ¿no crees? Isa alzó una ceja.— ¿Divertido?— Sí. Ninguno de los dos lo sabemos así que... ¡vayamos a averiguarlo! — ¿Vas a... improvisar?— ¡Por supuesto que sí! Ahora, ¿me acompañarás al restaurante? — dije poniendo la sonrisa mas encantadora que pude.— Eres un caradura. — dijo riéndose — Está bien, veamos a dónde nos lleva la noche."Ha salido bien." — pensé mientras Isa me agarraba del brazo.— ¿Por qué me agarras? Ni que fuese una cita."ES una cita." — me dijo Roy."No."— No pero tal y como dijiste antes... no quieres que me rompa el tobillo, ¿verdad? — No.— Entonces sé mi caballero y no me dejes caer. — dijo con cierta picardía. Resoplé mientras mi lobo se reía."Esa bruja es astuta, me cae bien." — me dijo Roy.Nos dirigimos así al restaurante. No pude evitar los cuchicheos de la gente al vernos tan arreglados, con Isa de mi brazo."Y yo que quería evitar esto..." Roy tan solo
— Papi, ¿dónde estás? — Nos has abandonado, Esteban... Me desperté de nuevo gritando y empapado en sudor. ¿Por qué me atormentaban de esa manera? "Es porque te culpas de sus muertes." — me respondió Roy. "¿Y tú no? Las mataron por nuestra culpa." "No podemos cambiar lo que somos, Esteban. No lo elegimos pero tampoco podemos cambiarlo." "No, pero ellas seguirían vivas si no hubieran estado con nosotros." "¿Y qué hubieras hecho? ¿Esperar? No Esteban, no hubiera funcionado. Acepta la situación y avancemos." — ¡Bendito Alfa Esteban! ¿Se encuentra bien? — preguntó la misma chica de siempre. — Sí, más pesadillas. No te preocupes. — le dije forzando una sonrisa amable: la chica siempre venía rápido. — Entiendo, Bendito Alfa Esteban. ¿Está seguro de no querer unas pastillas? Creo que le ayudarían mucho. — Te lo agradezco mucho, eh... — Sophie. — Sophie. Pero no quiero utilizar químicos. Sólo necesito algo de tiempo. — Entiendo, Bendito Alfa Esteban. ¿Necesita algo
A la una me dirigí al taller de Emily.— ¡Bendito Alfa Esteban! ¿Qué te trae por aquí?— Vengo a buscar a Emily.— ¿A Beta Emily? No está aquí. No ha venido en todo el día.— ¿Qué Emily no ha venido a trabajar durante un día? — pregunté sorprendido.— Sí, Bendito. A todos nos sorprendió. Nos preocupamos mucho por si le había pasado algo grave, pero lo único que nos dijo fue que había decidido tomarse el día de vacaciones. — Entiendo. Entonces iré a buscarla a la Casa de la Manada. Muchas gracias. — y tras sonreir, me dirigí a la casa de la manada.— ¡Emy! ¿Estás lista? — pregunté después de tocar a la puerta: faltaban quince minutos para la hora de la reserva.— ¡Dame un minuto! — escuché decir al otro lado de la puerta.— De acuerdo. — y seguido solté un suspiro: ¿por qué las mujeres siempre tardaban en estar listas?"No siempre. Mira a Mar o Elisa: ellas siempre están listas para la hora.""Ya podían aprender las demás..."La puerta se abrió y me quedé estupefacto. Emily se había he
— Pero eso debería ser siempre así. Emy me miró. — Te sorprenderías la cantidad de hombres que no piensan así. La herrería, la forja... es un arte que consideran masculino. Muchos intentan apartarme solo porque creen que no es adecuado para mi. — ¡Tonterías! Eres una eminencia y un prodigio en tu campo. Los ojos de Emy se iluminaron. — ¿De verdad piensas eso? — Completamente. — le dije mirándola a los ojos — Cuando los antiguos Benditos de Luz de Luna dirigían la manada, se hablaban auténticas maravillas del joyero. ¡Esas joyas eran las mas apreciadas y valoradas! Y resulta que no sólo eres una maestra de la orfebrería, es que eres una maestra con cualquier metal: ya sea una joya delicada, una armadura o un arma, no hay nadie que supere tus conocimientos. Eres talento y maestría en tu campo. Si un hombre no es capaz de ver eso, entonces no te merece. — Eso... es lo mas bonito que me han dicho en años... — me dijo Emy con los ojos excesivamente brillantes. — ¿Bonito? Creo que es