A la una me dirigí al taller de Emily.— ¡Bendito Alfa Esteban! ¿Qué te trae por aquí?— Vengo a buscar a Emily.— ¿A Beta Emily? No está aquí. No ha venido en todo el día.— ¿Qué Emily no ha venido a trabajar durante un día? — pregunté sorprendido.— Sí, Bendito. A todos nos sorprendió. Nos preocupamos mucho por si le había pasado algo grave, pero lo único que nos dijo fue que había decidido tomarse el día de vacaciones. — Entiendo. Entonces iré a buscarla a la Casa de la Manada. Muchas gracias. — y tras sonreir, me dirigí a la casa de la manada.— ¡Emy! ¿Estás lista? — pregunté después de tocar a la puerta: faltaban quince minutos para la hora de la reserva.— ¡Dame un minuto! — escuché decir al otro lado de la puerta.— De acuerdo. — y seguido solté un suspiro: ¿por qué las mujeres siempre tardaban en estar listas?"No siempre. Mira a Mar o Elisa: ellas siempre están listas para la hora.""Ya podían aprender las demás..."La puerta se abrió y me quedé estupefacto. Emily se había he
— Pero eso debería ser siempre así. Emy me miró. — Te sorprenderías la cantidad de hombres que no piensan así. La herrería, la forja... es un arte que consideran masculino. Muchos intentan apartarme solo porque creen que no es adecuado para mi. — ¡Tonterías! Eres una eminencia y un prodigio en tu campo. Los ojos de Emy se iluminaron. — ¿De verdad piensas eso? — Completamente. — le dije mirándola a los ojos — Cuando los antiguos Benditos de Luz de Luna dirigían la manada, se hablaban auténticas maravillas del joyero. ¡Esas joyas eran las mas apreciadas y valoradas! Y resulta que no sólo eres una maestra de la orfebrería, es que eres una maestra con cualquier metal: ya sea una joya delicada, una armadura o un arma, no hay nadie que supere tus conocimientos. Eres talento y maestría en tu campo. Si un hombre no es capaz de ver eso, entonces no te merece. — Eso... es lo mas bonito que me han dicho en años... — me dijo Emy con los ojos excesivamente brillantes. — ¿Bonito? Creo que es
"Mi Reina, los lobos de SunLight están a una hora." — la informé por privado. "¿Cuántas veces tengo que decirte que me llames por mi nombre? Dame media hora para estar allí." "De acuerdo." "María, ¿cómo te encuentras? — pregunté a la antigua miembro de SunLight. "Muy bien Bendito Esteban, gracias por preguntar. ¿Querías algo?" "Sí, dos cosas. La primera, ¡llámame por mi nombre! llevas haciéndolo desde que despertaste, no lo cambies ahora. "De acuerdo, Esteban." — escuché como su voz sonaba divertida — "¿Y qué era lo segundo?" "Que estés en la entrada de la manada dentro de una hora. Es el tiempo que tardarán los supervivientes de SunLight en llegar." "¿¡QUÉ!? ¿Algunos sobrevivieron al ataque?" "Sí, eso parece. Necesitamos que los veas y después nos cuentes lo que sabes de todos ellos." ¿Yo... entiendo. ¿Vienen todos los de SunLight?" "No, pero casi todos." "Es más de lo que esperaba." "Supongo que vienen a ver a este mono de feria. ¿Vendrás?" "Sí, claro. Ayu
Aparecí en la linde de un bosque. A lo lejos, podía ver unas casas eran blancas y doradas con jardines muy bien cuidados. El lugar era elegante y tranquilo.— No me interesa. — escuché decir a la voz de David, lo que me hizo girarme y me sorprendí: tenía el pelo completamente negro y parecía mucho mas joven — No quiero saber nada de lo que me ofreces.— Pero odias a los Benditos. — dijo una voz femenina. Aquellas palabras me llamaron la atención y busqué a la interlocutora."¡Está muerta! ¿Qué está pasando, Roy?" — le pregunté mientras se me aceleraba el corazón."No lo sé, pero intentemos averiguarlo."— Sí, los odio. No se merecen lo que tienen, pero no por ello voy a traicionarlos.— Y sin embargo, serías mucho mas feliz si desapareciesen. — dijo Rose.— Sí. Soy un líder mucho mejor que esa m*****a familia de engreídos.— Ayúdanos y te dejaremos liderar la manada. Nosotras sólo queremos terminar con el linaje Bendito.— No soy ningún traidor. — dijo David, molesto.— Está bien. Pero
Después de hacer el juramento los lobos de SunLight me rodearon mientras que los demás regresaban a sus quehaceres, excepto Yo, que le vi dirigirse a las mazmorras.— Alfa, ¿cómo vamos a reconstruir la manada? — me preguntó uno de los lobos — Tengo entendido que el territorio quedó completamente destrozado...— Aún no lo sé. Debo ir allí para ver el estado y poder tomar decisiones: no es lo mismo reconstruir una ciudad a que incluso el suelo sea estéril. Primero debemos saber cómo quedó exactamente después del ataque.— Di-disculpe Be-endito A-alfa E-esteban — dijo una voz conocida con cierta timidez. Sonreí.— Dime Sophie. ¿Qué pasa?— Y-yo le traje a-algo de ropa para que no esté de-esnudo po-or a-ahí.Me moví hacia la loba: había traído unos calzoncillos, un pantalón de deporte, una camiseta y unos calcetines, todo perfectamente doblado. Encima de la ropa, había unas tenis. Los miembros de SunLight se apartaron y noté que nos observaban. Sophie al ver que me dirigía a ella cerró los
— Di-disculpa Be... E-Esteban. — dijo Sophie pasando a la habitación — ¿Se encuentra bien?Me sequé lo mas rápido que pude los ojos.— ¿Te parece que estoy bien, Sophie? — sentía los ojos hinchados y estaba convencido que estarían rojos.— No, claro que no... yo... ¿qué ha pasado? — me preguntó acercándose vacilante a mi.— ¿Qué sabes acerca de mi pasado?— No mucho... quefuiste un líder de una aldea de pícaros y que tuviste una mujer y una hija pero que el difunto Alfa Alfred las mató.— Sí. Lo hizo porque mi hija tenía un aura Alfa. — Pero... yo... no entiendo lo que ha pasado.— Me han recordado a mi hija. Titubeante, Sophie puso su mano en mi hombro.— Se nota que las querías mucho.— Sí, ellas eran todo mi mundo, es difícil de explicar.— No, yo... te entiendo mejor de lo que crees. La miré sorprendido.— ¿Qué te sucedió?— Tuve una aventura con un lobo hace muchos años y me quedé embarazada. Sin embargo, él me escondió y cuando di a luz, me quitó a mi hijo y después me rechazó
Salí de la habitación y me dirigí a la plaza, donde me esperaban todos los demás miembros de SunLight.— ¿Qué tal estáis? — les pregunté en cuanto se acercaron.— Bastante bien, mi Alfa. Muchas gracias por avisar al hospital. — dijo Angie.— De nada.Se hizo un silencio que duró varios segundos.— Bueno, ¿para que me llamasteis?— Nosotros... no sabemos dónde debemos quedarnos. — ¿Joselyn no os lo ha indicado? — pregunté extrañado.— ¿La Beta? No, tuvo que irse corriendo al entrenamiento. Dijo que ahora que está ella sola, no puede hacer las cosas como antes. Nos dijo que esperásemos aquí, pero llevamos muchos días de viaje y estamos cansados. — dijo un chico de la manada."¡Mierda! Tenía que haber pensado en eso." — le dije a mi lobo.— Entiendo. Dadme un momento por favor."Joselyn, ¿dónde puedo poner a SunLight?" — le pregunté de forma privada."Iba a colocarlos en el nuevo edificio, el que está al lado de los de Brisa Plateada.""Pero ahí sobran viviendas.""Bueno, dijiste que aú
— ¿Por qué te escondes de mi, Papi? — escuché decir a Lisa — Sólo quiero jugar contigo, Papi.Estábamos en un cementerio y me había escondido detrás de una lápida.— Esteban, ¿dónde estás? No estás con tu familia. Ven con nosotras...El corazón me latía acelerado, mi cuerpo estaba sudando y por algún motivo desconocido estaba desnudo.— ¡PAPI! — escuché la voz de Lisa a mis espaldas. Me giré con terror y ahí estaba: con sus labios morados, el agujero en el pecho y un cuchillo enorme en la mano — ¡ESTÁS AQUÍ! Ven, ¡vamos a jugar! — levantó el cuchillo e intenté moverme, pero un par de manos que salían de la tumba en la que me había estado escondiendo, me sujetaron. Intenté gritar y no pude. Desesperado, conseguí moverme hacia adelante, para caer de cabeza y terminar en una voltereta. Un segundo después mi hija había bajado el cuchillo donde había estado, pero las manos seguían sujetándome. Me giré para ver quién era y me paralicé cuando lo reconocí: con los labios morados, una puñalada