No era asidua al maquillaje, no tenía ese afán por usar en su rostro diversos productos de belleza, sin embargo, se esforzó por salir de su zona de confort y usar un poco más de lo solía. De solo abrir uno de los cajones en su habitación y ver la instantánea de ese día, se le congeló el corazón. Aún se estrujaba en su lugar, Bruce se portó tan mal con ella, aún así lo seguía queriendo.
Se secó las lágrimas. Perdió a dos personas, pero si miraba desde otra perspectiva, solo se deshizo de dos seres miserables en su vida. Gabriela y Bruce eran tal para cual. El karma les llegaría en cualquier momento.Descubrió cuantiosas fotos más, que ya no guardaría. Las rompió y tiró en el cubo de la basura. Ahí pertenecían, en el olvido.Le quedaba poco tiempo, milagrosamente pudo ducharse en unos minutos.Se puso un vestido azul celeste sobre sus rodillas, convencida de que el blanco lo dejaría para su futura boda de verdad; se decidió por calzar zapatos cerrados de tacón. Finalizó haciendo ondas en su cabello.Se divisó tan bonita, sin creerse estar a nada de atarse a un hombre por dinero.—Lo haré por mamá —susurró mirándose en el espejo de cuerpo completo, antes de recibir una notificación en su móvil.Oliver esperaba abajo por ella.Subió de copiloto. Ahora sobria, compatir el mismo espacio que él, le era difícil.—Te has esmerado, estás despampanante.—¿Bromeas? No exageres.Volver a verle después del día anterior, era un extra en su vida que se volvía necesario para conseguir estabilidad, sin embargo solo cerca suyo se encontraba en desequilibrio.—Odio tomar del pelo a las personas, menos lo haría contigo. Hoy pareces una chica completamente diferente —añadió, y la miró de soslayo, sin dejar de prestar atención a la autopista.—¿En qué sentido? De seguro piensas que soy irreverente o alborotada, no es así, me disculpo por cualquier tontería que haya soltado ayer —se apresuró en decir, él soltó una risotada.—Sigues siendo interesante. No te preocupes —le guiñó un ojo.Pamela se sonrojó, desvió su mirada, observando a través de la ventanilla todo el camino.—¿Cómo es que alguien no ha querido ayudarte con lo del matrimonio? Digo, me atrevo a decir que debe haber una fila de mujeres a la espera de ocupar un lugar a tu lado —emitió al rato.—Es fácil, cada una de ellas quieren mi fortuna, serían solo un estorbo para mí. A diferencia de ti, que solo estás dispuesta a hacerme un favor a cambio de la salud de tu madre. No querrás seguir casada conmigo luego del tiempo estipulado, yo tampoco. Cada uno obtendrá lo que necesita y se terminará.Se quedó en silencio. Por supuesto que era de suponerse eso. No era necesario pensar demasiado, para darse cuenta de que era un tipo que no le gustaban los compromisos reales, además de que haría cualquier cosa por dinero.—¿Falta poco? —consultó, el camino se le estaba haciendo eterno, tal vez solo eso creía ella.—De hecho, hemos llegado, Pamela.—Oh —se asomó por la ventanilla —. Al fin.Cuando se volvió, ya se encontraba Oliver con algo en sus manos.—Ten —le dio un sobre amarillo—. Certificados, constancias, documentos y absolutamente todo lo que necesitas, si me preguntas cómo lo conseguí... No hace falta decir que tengo muchos privilegios por ser tan importante. Vamos.Así que se tomó el tiempo de averiguar mucho sobre ella. ¡El sobre contenía todo tipo de documentos de Pamela! otra en su lugar habría salido corriendo despavorida de ahí, pero no podía ser su caso.Perpleja bajó del auto, lo siguió. Todo el proceso fue más rápido de lo que imaginó. Sintió la farsa creada por Oliver, en la que ella también estaba metida. Al momento de firmar el acta se dio cuenta de que sellaba su destino.Oliver la tomó por sorpresa al darle un beso casto delante del oficiante y los dos testigos, a quienes compró también. No había duda de que aquel teatro resultó real ante el hombre frente a ellos.Sin embargo los dos compartían el mismo objetivo, aunque en distintas magnitudes y causas.—Felicidades...Se mostraron agradecidos, siguiendo con la perfecta actuación, pasando desapercibidos. En su opinión, Pamela creía que Oliver merecía un Oscar.Al final, salían tomados de la mano, pero ella se soltó cuando ya no era necesario fingir y nadie más los miraba. Sin decir nada subió al puesto de copiloto. Oliver la notó lejana de pronto.—Pamela, ¿algo no te ha gustado?—¿Por cuánto tiempo estaremos casados?—No más de ocho meses, lo prometo —expresó suspirando.—Umm, ya he cumplido con mi parte, ahora te toca a ti.—Así es, pagaré lo de tu madre, mañana podrá iniciar con el tratamiento.—Algo más, no quiero que ella se entere, de ninguna manera. Así que diré que ha sido un préstamo.—No tengo problema con eso. Aguarda, tengo algo para ti —mencionó alcanzando una cajita en la parte trasera del auto.Habría pensado que era un anillo, de no ser porque era una caja grande. Él la abrió ante ella. No se lo podía creer.—¿Qué significa esto?—Son las llaves de una casa, ah, revisa tu móvil, te llegará una transferencia con el dinero.—¿Qué? Ya tengo una casa, Oliver.—Vives pagando alquiler. Dije que te daría lo que mereces por tu ayuda, es parte de eso. Además, eres mi esposa ahora, tendremos que vivir juntos durante los próximos meses.Se asustó, todavía no se lo podía creer. No era eso lo que habían acordado. Volvió a clavar los ojos en esos zafiros que decían la verdad.—Yo... Creo que es demasiado.—Te daré el tiempo que necesites para mudarte, no más de una semana. ¿Está bien? Tómala —la animó.Pamela encerró las llaves en su palma, en ese momento sonó su teléfono."Ha recibido una trasferencia de 500.000 USD a su cuenta bancaria".Era inaudito aquella exorbitante suma de dinero.Lo miró, ya Oliver empezaba a conducir, como si nada.Todavía le parecía una locura lo que le estaba ocurriendo, aún no lo terminaba de procesar. Durante mucho tiempo Pamela había idealizado ese día, como un momento único y especial, no que surgiera de la nada forzado o de forma interesada, no quería que sus ideales y sueños de niña, la aplastaran con la realidad o la señalaran por haberse unido a todo ese teatro. —Oliver...—¿Sí? —le respondió poniéndose en marcha, y mirándola de reojo antes de volver a poner toda su atención en la carretera. —Gracias, ahora mamá podrá iniciar con el tratamiento. Y si no hubieras aparecido en mi vida, entonces no estaría pasando —emitió con la voz afectada debido a un mar de emociones que experimentaba y Oliver se sintió un poco triste por ella, más a sabiendas de que verdaderamente estaba pasando por un momento difícil. —En ese caso también tengo que agradecerte por aceptar mi propuesta, solo aviso que es apenas el principio —agregó. Pamela suspiró. Ya sé imaginaba que esos serían los meses más ete
Oliver todavía esperaba la respuesta de parte de la muchacha, aunque de seguro ella se estaba ocupando de otros asuntos y ya cuándo viera su mensaje le confirmaría si podía a esa hora y lugar para recurrir al encuentro. Tenía que conversar con ella al respecto. Suspiró hondo. Por su parte seguía a solas en ese lujoso piso. No se sentía incómodo, de hecho le satisfacía la soledad y tener su propio espacio, por eso antes de cumplir los veinte años de edad, ya se había independizado, sin embargo existía otro tipo de silencio que le perturbaba. Oliver se sirvió una copa de whisky, hace rato que había tomado una ducha, aunque lo único que quería era descansar, no era momento para tomarse un descanso. Las grandes oportunidades venían con enormes cargos, y él lo asumió de todos modos. Porque pensó en el bienestar de su padre, quería que pudiera dedicarle más tiempo a su madre, había estado trabajando sin parar durante años, agotado por los viajes de negocios, reuniones y todo lo que conl
El forcejeo comenzó, ella estaba tan asustada que no podía dejar de sentir su pobre corazón latiendo contra su pecho, avisando que en cualquier momento escaparía. Sus ojos estaban muy abiertos y trataba de soltarse como podía. Era imposible, él le ganaba en fuerza y peso. Nunca antes ella pensó que viviría una situación similar, es así como ya temía lo peor. —¡Déjate de una vez por todas! Eres tan preciosa y fascinante, no huyas, maldición —le exclamó con malicia y con la intención de besarla a la fuerza. Ella, a pesar de estar atrapada entre su cuerpo, no se iba a rendir tan fácil, necesitaba salir ilesa de todo eso. Si no lo intentaba, terminaría marcada por ese pervertido, y eso sí que no. No podía permitirlo. —¡Ayuda! Déjame, te lo suplico. Casi cuando logró besarle, ella le dio una patada en su entrepierna, golpe que lo tumbó al suelo, él estaba soltando alaridos de dolor. Se lo merecía. Pamela corría hacia la salida, no podía quedarse ahí. Pero Chocó con un pecho duro que le
Después de la llamada, su madre se había quedado un poco más tranquila a pesar de todo. Recordar todo lo que había pasado al encontrar a su novio con alguien más fue pesado y molesto, pero se lo había narrado su madre todo al pie de la letra, aunque seguiría ocultando lo que había sucedido realmente con el dinero ahorrado, no le quería decir que su novio había sido el responsable de que su dinero desapareciera. Su intención no era de ninguna manera salvar a su exnovio por lo malo que había hecho, simplemente no quería darle más dolores de cabeza a su madre, que ahora debía nada más tener la mente puesta en su recuperación y no en otras cosas. Oliver se presentó nuevamente ante ella.. Rápidamente notó que se había cambiado de ropa, todavía tenía el cabello húmedo y ahora en lugar de estar prolijo se encontraba revuelto, dándole un aspecto más jovial. En realidad se miraba muy sexy de esa manera. No quería seguir la ruta de sus pensamientos encaminados al atrevimiento, y batió la cab
Conectó con él.—No, créeme que de ninguna manera he querido decir eso —balbuceó y pasó saliva con dificultad. Él, que no dejaba de mirarlo de forma intensa, no hacía más que cohibirla. —Bien, ¿tienes hambre? —He comido, ¿lo has olvidado? —Ya han pasado varias horas de eso... Supongo que mañana tienes que trabajar —cambió de tema y ella se lo confirmó con un asentimiento de cabeza. —Sí...—Te llevaré al trabajo, solo debes darme la dirección. —¿Al trabajo? Ya no estoy segura de tener un empleo, ese hombre es mi jefe —reveló, como si Oliver estaba realmente ajeno a eso. —Ah, ya lo comprendo. No tienes de que preocuparte —anunció.—¿No? Porque sí debería, estar en Buckland es mi sueño, no debería perderlo. Él se aclaró la garganta. —Ese tipo estará tras las rejas, me han llamado, ya me encargué de todo, te lo dije. Así que no creo que conserve su empleo. Su sórdida acción lo dejará expuesto. Parpadeó, sin palabras. —Me iré a la cama, descansa. Oh, todavía sigo pensando en que
Pamela intentó llamar otra vez a Bruce, pero no tuvo respuesta de su parte, por lo que llegaba a la conclusión de que en efecto había tenido un accidente, deseaba con todo su corazón que las cosas no hubiera marchado de ese modo, pero era eso lo que se esperaba sí había estado conduciendo bajo los efectos del alcohol. Oliver, se sentía incómodo ahí mirándola sumergida en la preocupación.No deseaba verla así. Además, le resultaba verdaderamente extraño que la mujer con la que se había casado, incluso si todo significaba solo una farsa se mostrara tan afectada por algo así. Ni siquiera debía de importarle, después de todo ese tipo la había engañado y rompió su corazón, no la supo valorar. Se llevó una mano a la sien, no debía estar afectado por eso, ni permitir que eso le molestara. Igual lo de ellos dos no era cierto. Entonces, ¿qué rayos importaba que estuviera así por su ex? Sin embargo la realidad era que Oliver no lo comprendía, el mismo ni siquiera sabía cómo es que se ponía de
—Hija, ya estoy de regreso a casa. Ha sido una mañana agotadora —le expresó su progenitora, quién ya estaba de regreso junto a Carla, a la joven se le acumularon las lágrimas en los ojos y se resistió a no romperse. Incluso cuando su mamá, Christine, la estaba diciendo que todo había ido bien, pese a ser cansino, sabía que reprimía el dolor, lo hacía para no causarle daño —. Carla ha estado conmigo en todo momento, por cierto, ella necesita dinero. —No lo olvido, soy consciente de que no ha podido trabajar para poder cuidarte, le pagaré esta tarde, mamá. —Bien. ¿Cómo estás? No me digas que te encuentres bien, porque sé que eso es mentira. —¿Por qué decir que no? Me conoces tan bien —suspiró ladeando la cabeza, todavía estaba a solas en el baño de mujeres de la compañía —. Bruce y yo no terminamos bien, todo está mal, pero olvidarlo es lo mejor, ya no quiero que venga a mi mente, mamá. —Y es lo mejor. De todas maneras una relación que no estaba estable y no era real, no te llevaría
—¿Por qué me ha llamado? —le habló al Chief Marketing Officer, quién era el que complementaba las funciones del Marketing Manager, de Tom Morrison. —En primer lugar es muy confuso, no tiene sentido. Pero son órdenes de arriba. ¿Qué has hecho últimamente, Pamela? —¿Yo? No sé a qué se refiere. —¿Ah no? Me imaginé, no puedo creer que vayas a tomar el lugar de Morrison, tú, una simple aprendiz. ¿No es eso descabellado? —¿Qué yo qué? —soltó llevándose una palma al corazón. ...Un paquete llegó esa tarde a la dirección de su casa. Lo llevó un chico, que con amabilidad le hizo la entrega. Era una caja atravesada por un lazo rojo, sabía que venía de parte de Oliver. Es que nadie más le enviaba obsequios. —Muchas gracias —emitió antes de volver a la sala.Una vez ahí, lo abrió, eran bombones de chocolate. ¡Una caja entera de chocolates suizo para ella! La notita pegada dentro, decía: "Lo siento por preocuparte, pero si te prometo que todo estará bien, no esperes que todo se derrumbe. Solo