Oliver todavía esperaba la respuesta de parte de la muchacha, aunque de seguro ella se estaba ocupando de otros asuntos y ya cuándo viera su mensaje le confirmaría si podía a esa hora y lugar para recurrir al encuentro.
Tenía que conversar con ella al respecto.Suspiró hondo.Por su parte seguía a solas en ese lujoso piso. No se sentía incómodo, de hecho le satisfacía la soledad y tener su propio espacio, por eso antes de cumplir los veinte años de edad, ya se había independizado, sin embargo existía otro tipo de silencio que le perturbaba. Oliver se sirvió una copa de whisky, hace rato que había tomado una ducha, aunque lo único que quería era descansar, no era momento para tomarse un descanso.Las grandes oportunidades venían con enormes cargos, y él lo asumió de todos modos. Porque pensó en el bienestar de su padre, quería que pudiera dedicarle más tiempo a su madre, había estado trabajando sin parar durante años, agotado por los viajes de negocios, reuniones y todo lo que conllevaba ser el ejecutivo de una de las empresas más importantes del marketing y publicidad.Ahora era su turno.Todavía estaba buscando la manera de comunicarle a sus padres que ya se había casado, claramente sería una noticia que los iba a sorprender a los dos, quiénes no lo habían visto en una relación seria. De antemano sabían que su hijo era alguien que le huía a los compromisos y prefería mantenerse alejado de todo tipo de relaciones que se encaminaban a ser formales.Aunado a ello, le había dejado claro a su padre que no sé casaría, porque no quería ser ese tipo de esposo que teniendo un trabajo tan demandante, como ser el CEO en una compañía relevante, eso le absorbía demasiado tiempo, impidiéndole darle la atención que merecía a su pareja.En realidad no era la razón principal, consideraba estar soltero una oportunidad para crecer y seguir puliendose como profesional. Dejó de ver el matrimonio como algo innecesario al descubrir, hace dos meses atrás, la lectura oficial del testamento de su abuelo. Siendo la única manera de acceder a la herencia, ser un hombre casado, no dudó en ceder a la idea.Volvió a darle un sorbo a su bebida. Ya era tarde. Así que se puso a revisar unos documentos, al menos podría dormirse antes de las tres de la madrugada.Expiró. El trabajo lo volvía loco. Que todo fuera por demostrar de que estaba hecho, por asegurarle a su padre que su firme decisión de dejarle en manos la compañía, había sido lo mejor que pudo hacer....—No debería de estar aquí, señor Morrison. Es demasiado tarde, en caso de que necesitaba algo me pudo haber llamado por teléfono. Yo...Él negó con la cabeza.—No se puede por una llamada telefónica señorita Mansfield. ¿Será tan grosera y me dejará aquí afuera? —se atrevió a decirle a la muchacha, mientras la seguía mirando con esos ojos lleno de peligro.Incluso cuando ella sabía que algo malo se avecinaba, no pudo correr. No tuvo la valentía para hacer algo.Así que tuvo el error de hacerse a un lado, y luego de eso él se adentró. Lo siguió detrás, aún no recuperaba el oxígeno del todo, y sabía que seguía siendo una decisión tonta la de permitir que entrara ahí.Ella caminaba detrás. Mientras Tom se encontraba como si estuviera en su propia casa y observaba todo a su alrededor, la joven pasó saliva con dificultad.Al fin llegaban a la sala, sin que ella le dijera que podía sentarse ya se estaba ubicando en el sofá. Era la primera vez que aparecía por allí, y sabía que no se debía al trabajo, sino que se trataba sobre lo que sucedió en la oficina. Lo último que pasó por su mente fue que probablemente él estaba allí para hablarle sobre una despedida, cómo se negó y escapó él, ahora no podría seguir laborando en la compañía.—Señor Morrison, me gustaría que fuera directo al grano. Ya es demasiado tarde y todavía tengo algunas cosas por hacer, no quiero ser irrespetuosa, solo...—¿Debería de hacerlo? —emitió suspirando.—No es correcto que esté aquí a esta hora, además...—¿Es que su novio se va a enfadar?—En primer lugar, no debería de hacer ese tipo de preguntas, solamente le estoy pidiendo de forma educada, que sea lo más conciso posible y se retire de mi casa.—Ay, Pam, querida Pam...Ella tragó con dureza, no podía creer que le dijera todo eso. Que fuera tan cínico. Otra cosa que la dejaba perpleja, era el hecho de que él había mencionado algo sobre su pareja. Pamela nunca había hablado sobre su vida amorosa en el trabajo, consideraba que no era algo apropiado mezclar lo laboral con lo personal.Después de pensar un poco más, no le sorprendía que lo supiera. De seguro había investigado más de lo que debía sobre ella.Eso la asustó demasiado.—Disculpe —dijo de pronto, retirándose de allí, su intento por hacer algo.Se estaba esforzando bastante por disimular el temblor que estaba atravesando cada centímetro de su cuerpo, a medida que avanzaba directamente a su habitación. Presentía de todo corazón que iba a suceder algo si no lo evitaba. Su móvil estaba en el escritorio, lo revisó dándose cuenta de que ya tenía la respuesta de Oliver.Su nombre iluminó su mente, pensando que era una buena idea decirle que viniera a su casa. Tom no se iría por su cuenta, eso presentía.Así que lo llamó.—Pamela, ¿Te parecido bien la hora y el sitio? —le consultó.—Oliver, ¿ahora estás ocupado? Necesito que vengas a mi casa, si no es mucha molestia.—¿Me darás una razón? No te voy a mentir, hay un montón de papeles sobre mi escritorio, y varios archivos por revisar en mi portátil.—¿Pamela, estás ahí? No creo que no sepas qué es de mala educación dejar al invitado a solas —habló ese hombre, detrás de la puerta.Y, Pamela recordó que no le había colocado el seguro a la puerta. El temor la paralizó, y el teléfono se salió de sus manos.—¿Aló? Pamela, ¿qué sucede?Se cortó la llamada.Tom fue lo siguiente que apareció en su campo de visión.El forcejeo comenzó, ella estaba tan asustada que no podía dejar de sentir su pobre corazón latiendo contra su pecho, avisando que en cualquier momento escaparía. Sus ojos estaban muy abiertos y trataba de soltarse como podía. Era imposible, él le ganaba en fuerza y peso. Nunca antes ella pensó que viviría una situación similar, es así como ya temía lo peor. —¡Déjate de una vez por todas! Eres tan preciosa y fascinante, no huyas, maldición —le exclamó con malicia y con la intención de besarla a la fuerza. Ella, a pesar de estar atrapada entre su cuerpo, no se iba a rendir tan fácil, necesitaba salir ilesa de todo eso. Si no lo intentaba, terminaría marcada por ese pervertido, y eso sí que no. No podía permitirlo. —¡Ayuda! Déjame, te lo suplico. Casi cuando logró besarle, ella le dio una patada en su entrepierna, golpe que lo tumbó al suelo, él estaba soltando alaridos de dolor. Se lo merecía. Pamela corría hacia la salida, no podía quedarse ahí. Pero Chocó con un pecho duro que le
Después de la llamada, su madre se había quedado un poco más tranquila a pesar de todo. Recordar todo lo que había pasado al encontrar a su novio con alguien más fue pesado y molesto, pero se lo había narrado su madre todo al pie de la letra, aunque seguiría ocultando lo que había sucedido realmente con el dinero ahorrado, no le quería decir que su novio había sido el responsable de que su dinero desapareciera. Su intención no era de ninguna manera salvar a su exnovio por lo malo que había hecho, simplemente no quería darle más dolores de cabeza a su madre, que ahora debía nada más tener la mente puesta en su recuperación y no en otras cosas. Oliver se presentó nuevamente ante ella.. Rápidamente notó que se había cambiado de ropa, todavía tenía el cabello húmedo y ahora en lugar de estar prolijo se encontraba revuelto, dándole un aspecto más jovial. En realidad se miraba muy sexy de esa manera. No quería seguir la ruta de sus pensamientos encaminados al atrevimiento, y batió la cab
Conectó con él.—No, créeme que de ninguna manera he querido decir eso —balbuceó y pasó saliva con dificultad. Él, que no dejaba de mirarlo de forma intensa, no hacía más que cohibirla. —Bien, ¿tienes hambre? —He comido, ¿lo has olvidado? —Ya han pasado varias horas de eso... Supongo que mañana tienes que trabajar —cambió de tema y ella se lo confirmó con un asentimiento de cabeza. —Sí...—Te llevaré al trabajo, solo debes darme la dirección. —¿Al trabajo? Ya no estoy segura de tener un empleo, ese hombre es mi jefe —reveló, como si Oliver estaba realmente ajeno a eso. —Ah, ya lo comprendo. No tienes de que preocuparte —anunció.—¿No? Porque sí debería, estar en Buckland es mi sueño, no debería perderlo. Él se aclaró la garganta. —Ese tipo estará tras las rejas, me han llamado, ya me encargué de todo, te lo dije. Así que no creo que conserve su empleo. Su sórdida acción lo dejará expuesto. Parpadeó, sin palabras. —Me iré a la cama, descansa. Oh, todavía sigo pensando en que
Pamela intentó llamar otra vez a Bruce, pero no tuvo respuesta de su parte, por lo que llegaba a la conclusión de que en efecto había tenido un accidente, deseaba con todo su corazón que las cosas no hubiera marchado de ese modo, pero era eso lo que se esperaba sí había estado conduciendo bajo los efectos del alcohol. Oliver, se sentía incómodo ahí mirándola sumergida en la preocupación.No deseaba verla así. Además, le resultaba verdaderamente extraño que la mujer con la que se había casado, incluso si todo significaba solo una farsa se mostrara tan afectada por algo así. Ni siquiera debía de importarle, después de todo ese tipo la había engañado y rompió su corazón, no la supo valorar. Se llevó una mano a la sien, no debía estar afectado por eso, ni permitir que eso le molestara. Igual lo de ellos dos no era cierto. Entonces, ¿qué rayos importaba que estuviera así por su ex? Sin embargo la realidad era que Oliver no lo comprendía, el mismo ni siquiera sabía cómo es que se ponía de
—Hija, ya estoy de regreso a casa. Ha sido una mañana agotadora —le expresó su progenitora, quién ya estaba de regreso junto a Carla, a la joven se le acumularon las lágrimas en los ojos y se resistió a no romperse. Incluso cuando su mamá, Christine, la estaba diciendo que todo había ido bien, pese a ser cansino, sabía que reprimía el dolor, lo hacía para no causarle daño —. Carla ha estado conmigo en todo momento, por cierto, ella necesita dinero. —No lo olvido, soy consciente de que no ha podido trabajar para poder cuidarte, le pagaré esta tarde, mamá. —Bien. ¿Cómo estás? No me digas que te encuentres bien, porque sé que eso es mentira. —¿Por qué decir que no? Me conoces tan bien —suspiró ladeando la cabeza, todavía estaba a solas en el baño de mujeres de la compañía —. Bruce y yo no terminamos bien, todo está mal, pero olvidarlo es lo mejor, ya no quiero que venga a mi mente, mamá. —Y es lo mejor. De todas maneras una relación que no estaba estable y no era real, no te llevaría
—¿Por qué me ha llamado? —le habló al Chief Marketing Officer, quién era el que complementaba las funciones del Marketing Manager, de Tom Morrison. —En primer lugar es muy confuso, no tiene sentido. Pero son órdenes de arriba. ¿Qué has hecho últimamente, Pamela? —¿Yo? No sé a qué se refiere. —¿Ah no? Me imaginé, no puedo creer que vayas a tomar el lugar de Morrison, tú, una simple aprendiz. ¿No es eso descabellado? —¿Qué yo qué? —soltó llevándose una palma al corazón. ...Un paquete llegó esa tarde a la dirección de su casa. Lo llevó un chico, que con amabilidad le hizo la entrega. Era una caja atravesada por un lazo rojo, sabía que venía de parte de Oliver. Es que nadie más le enviaba obsequios. —Muchas gracias —emitió antes de volver a la sala.Una vez ahí, lo abrió, eran bombones de chocolate. ¡Una caja entera de chocolates suizo para ella! La notita pegada dentro, decía: "Lo siento por preocuparte, pero si te prometo que todo estará bien, no esperes que todo se derrumbe. Solo
A pesar de que había quedado en verse con Oliver al siguiente día, no pudo ser posible, al CEO se le habían presentado algunos inconvenientes ligados a la compañía, de todos modos ella no podría ir a verle, como mencionó. Tenía mucho por hacer. —¿Sucede algo? —le preguntó Diana, la nueva vecina estaba otra vez en su apartamento. Incluso si ella era una chica agradable. Que viniera demasiado a menudo, se sentía un poco tedioso, sin embargo no quería ser grosera o quedar como la mala. Así que no le quedaba de otra que ser amable con la mujer, después de todo sentía empatía por ella y quizás Diana solo se sentía sola, por eso buscaba interactuar con ella. —No, bueno... Es solo del trabajo. —¡¿Te refieres a la compañía Buckland?! Espera... —abrió los ojos de par en par, sin dejar de mirarla, completamente impactada, es que no se lo podía creer —. ¿Acaso eres empleada allí? No lo digo por nada malo, al contrario, es algo bueno. —Aprendiz —emitió, pensando en que sería el tonto mencio
No daba crédito a la forma tan dominante con la que se expresaba Oliver; no tenía ningún derecho de mostrarse así de posesivo con ella, mucho menos exigir en dónde se encontraba, no la podía manejar así, seguía siendo su vida. —Lo siento, pero no puedo permitir que me hables así, tú y yo estamos casados y eso no significa absolutamente nada, más allá de que deba fingir delante de tus padres y luego delante del mundo, pero eso no le quita peso a la mentira. Así que no vuelvas a hablarme como si de verdad estamos en una relación. —Pamela, en el momento en que firmas un papel te comprometes a hacer todo lo que dice el pie de la letra, que no se te olvide que ante la ley estamos casados, eres mi esposa por lo tanto no quiero que te pase nada malo y tampoco que andes por allí hablando con tipos. ¿Me has comprendido? Después de exigirle que no se viera con nadie más, no pudo prestar atención al resto de sus palabras; boquiabierta miró a todos lados buscando a Oliver. ¿Cómo rayos es que sa