No daba crédito a la forma tan dominante con la que se expresaba Oliver; no tenía ningún derecho de mostrarse así de posesivo con ella, mucho menos exigir en dónde se encontraba, no la podía manejar así, seguía siendo su vida. —Lo siento, pero no puedo permitir que me hables así, tú y yo estamos casados y eso no significa absolutamente nada, más allá de que deba fingir delante de tus padres y luego delante del mundo, pero eso no le quita peso a la mentira. Así que no vuelvas a hablarme como si de verdad estamos en una relación. —Pamela, en el momento en que firmas un papel te comprometes a hacer todo lo que dice el pie de la letra, que no se te olvide que ante la ley estamos casados, eres mi esposa por lo tanto no quiero que te pase nada malo y tampoco que andes por allí hablando con tipos. ¿Me has comprendido? Después de exigirle que no se viera con nadie más, no pudo prestar atención al resto de sus palabras; boquiabierta miró a todos lados buscando a Oliver. ¿Cómo rayos es que sa
El CEO se llevó una mano a la barbilla mientras comenzaba a sentirse enfadado. Caminaba de un lado a otro intentando calmarse, pareciendo un animal famélico. Rugió sintiéndose apresado. Lo que más lo ponía mal, es que había sentido algo extraño en su ser cuando miró a Pamela con alguien más. Luna, quién estaba ahí porque así lo pidió él, se quedó a sus espaldas tratando de adivinar cuál sería el próximo movimiento de su jefe, la había citado allí para ajustar algunos pendientes; no entendía la razón por la que exigió su presencia y no hacerlo por una llamada y ya. —Señor, todavía estoy esperando que me explique que es lo que necesita exactamente. Me doy cuenta de que algo le preocupa profundamente y me gustaría saber qué es lo que puedo hacer para que no esté así. Ella se quedó a la expectativa al ver que su jefe giró sobre sus talones, aún mantenía las manos entrelazadas por detrás, y con su caminar lleno de aquella característica firmeza se aproximó a ella.Parecía encontrarse f
Sabía que se trataba de esa cena con sus padres. Y cuando se lo preguntó por un mensaje, el millonario se lo había confirmado desatando en ella una ola de temores. Después de haberle dado el aviso a Pamela de la cena. Se fue a la casa de ellos, sus papás. A quienes aún no revelaba nada. Esperaba que no se lo tomaran de mala manera.—¿Qué te trae por aquí? —Quiero hablar con ustedes. Ya saben que todo este tiempo me he mantenido soltero y alejado de las relaciones, pero de un momento a otro pude encontrar el amor...Ni siquiera había terminado de hablar cuando su madre ya estaba celebrando de la emoción, así de feliz estaba porque al fin su hijo se enamoró. —¿Es en serio? —soltó su progenitor, asombrado —. Está lejos de ser una mala noticia, todo lo contrario, me parece increíble que al fin puedas sentar cabeza. Es algo maravilloso. —¿Podemos conocerla? Me muero por saber quién es ella, tal vez la he mirado en alguna parte o es una completa desconocida para mí, en todo caso sería
—¿Así que estás estudiando en la universidad? —Sí, curso estudios actualmente. Me gusta el diseño y el arte, señora Buckland —le hizo saber y ella asintió con la cabeza. —Solo Caroline, o me puedes llamar Carol. —De acuerdo. —Eso es maravilloso —opinó Antoine, un poco entusiasmado —. El arte podría convertirse en mi pasatiempo fácilmente, siempre me ha gustado admirar las obras, yo encuentro algo de calma y tranquilidad cuando miro alguna pintura, dependiendo de que esté mirando, por supuesto. En algún momento me gustaría ver algo que hayas hecho. —Oh, por supuesto. Ahora mismo estoy trabajando en varias obras para un trabajo de la universidad. También podría hacer una pintura especialmente para usted si me lo pide, solo me tiene que orientar un poco sobre lo que desee y lo haré. —¿Lo harías? Eres muy amable. Gracias. Oliver se aclaró la garganta. —La comida está deliciosa, mamá. —Gracias, me ayudó la cocinera. Oye, Pamela, ¿te gusta la comida? —Sí, es perfecta —admitió vol
Como era de esperarse la vivienda de lujo se encontraba en una gran ubicación. La casa estaba caracterizada por tener excelentes vistas y por ofrecer seguridad, desde el interior, ella admiró el mobiliario de diseño, y todos esos elementos artísticos y arquitectónicos; también contaba con piscina y un jardín espectacular. No habían palabras para describir la manera en la que Pamela se sentía al ver todo lo que la rodeaba, no pudo evitar pensar en su madre, en qué le habría gustado estar ahí con ella y vivir toda esa experiencia. No dejaba de ser un sueño a largo plazo irse a vivir con su progenitora a una casa bonita y tranquila como esa. Menos lujosa y más accesible, claro estaba. Pero ya tenía una clara idea de lo que deseaba para el futuro, le gustaba pensar demasiado en lo que estaba por venir, porque siempre que lo hacía aparecían baches y más incertidumbres debido la situación actual de su mamá. Así que, prefería sacarse esos pensamientos. La casa era enorme más de lo que se
Lo citó en un bar un hombre desconocido. Anteriormente esa misma persona lo había llamado al teléfono. Fue Pamela Mansfield, para interesarse en verse con el desconocido. —Bruce, vengo de parte de Tom, mi jefe. En estos momentos no puede acercarse por un motivo que no tengo permitido divulgar. ¿Has pedido algo? —cuestionó—No. ¿Quién es Tom exactamente? Sinceramente nunca antes había escuchado su nombre y me da mucha curiosidad saber de qué se trata todo esto, y... cómo es que has conseguido mi número de teléfono. —Con decirte que Tom Morrison es un poderoso e influyente hombre, te será suficiente para atar los cabos sueltos y las dudas que tienes. Si te ha considerado, es porque previamente te hemos investigado por su petición. Por eso sé que en este momento necesitas dinero, estoy al tanto de que las deudas se han convertido en una soga para ti, ¿no es así? Te ahogan... Bruce tuvo un mal presentimiento, ese tipo sabía demasiado sobre él. Ni siquiera se presentó con nombre y apell
Ella había estado en la cama sin esperar la llegada de Oliver, creía que el millonario estaba ocupadísimo dentro de su oficina, pero la realidad es que había regresado de la farmacia. —¿Puedo pasar, Pam? —Oh —se miró, asegurándose de poder estar presentable, no exhibía nada, de manera que no habría ningún problema con dejarlo entrar. —¿Pam? No me digas que te has quedado dormida, solamente vine a traerte algo. —No, no estoy dormida. Puedes pasar.No hizo falta más. Ya estaba ahí. Ella clavó los ojos en la bolsa que traía consigo. Sabía cuál era el contenido. —Bien... Fui a la farmacia. Estoy seguro de que no te sientes bien, así que mira los medicamentos, espero te sean de provecho —anunció, dejando la bolsa en la mesita de noche —. Por cierto, ¿necesitas algo más? —No, así estoy bien. —Bien, entonces me retiro. Sigo con trabajo por hacer, no es demasiado, así que espero desocuparme pronto —le informó. —Vale, y muchas gracias —emitió sintiendo como sus mejillas ya se ponían col
Una vez se encontraba en su habitación a solas, se dio cuenta de lo mal que le sentaba haber recibido ese anillo de su parte, como si nada, no tenía que estar sorprendida o algo parecido; sin embargo era más perfecto de lo que ella podía imaginar. Dio vueltas sin parar sobre esa enorme cama, sin poder conciliar el sueño, no le agradaba no poder dormir esa noche. Debía levantarse temprano en la mañana para ir a la universidad, no era como si podía permitirse otra vez estar ausente, menos cuando se venían los exámenes finales. Sí o sí debía presentarse. Bufó. Se bajó de la cama. Andaba con ropa cómoda, un camisón, uno de los tantos que había comprado Oliver. Es que, al ver el interior del armario había quedado boquiabierta, eran demasiadas prendas, no sé imaginaba la fortuna que invirtió solo en ese ropero. Desinfló sus mejillas. Se miró la mano, ni siquiera se sentía cómoda luciendo ese anillo, ya que solo representaba la falsedad de su matrimonio, sinceramente de parte de su exno