Al pasar las horas y al estar llorando por toda la frustración que estaba conteniendo me quedé totalmente dormida sin darme cuenta, hasta que escucho que alguien toca mi puerta.
-Señorita Valeria, soy Amelia, el Sr. Smith me pidió que la preparará, ya que el Sr. Castelló va a llegar para conocerla.
No sabia que hora era, ya que me había quedado dormida y estaba hecha un caos.
-Está bien Amelia, solo dame un momento para arreglarme, y salgo.
Me levanté y me miré en el espejo que estaba en la pared. Tenía mis ojos hinchados de tanto llorar.
Entré al baño que estaba en la habitación y al abrir la llave de la tina rogaba porque mis ojos se deshincharan. No quería que nadie me mirara así.
Termine mi baño mientras dejaba que el agua corriera por mi cuerpo. No quería pensar en nada hasta que escucho como Amelia tocaba la puerta del baño.
-Señorita Valentina, el Sr. Smith quiere verla en su despacho y me pidió que le dejara unas prendas para su entrenamiento.
-Muchas gracias, Amelia. Puedes dejarlas encima de la cama.
Al saber que la hora había llegado el miedo recorrió todo mi cuerpo haciendo que saliera de la ducha.
No tarde mucho en salir del baño y notar que Amelia ya no se encontraba.
Al bajar la mirada hacia donde se encontraba la cama noté que las prendas eran para hacer ejercicio.
Debía darme prisa ya que Mateo me estaba esperando y aun necesitábamos aclarar muchos asuntos.
Terminé de arreglarme y me apresuré a salir de mi habitación para dirigirme al despacho de Mateo. Baje las escaleras muy apresuradamente que no me había detenido a observar que había más seguridad de la que podía recordar.
Al estar enfrente del despacho aun podía dudar sobre mi decisión. Pero había tomado una decisión y debía respetarla
- ¡Toc, toc!
- ¿Puedo pasar Sr. Mateo? – Pregunte mientras recordaba la manera correcta de llamarlo frente a todos.
-Adelante Valentina.
Abrí la puerta echando una mirada aquel espacioso cuarto. Dándome cuenta de que Mateo estaba sentado en un gran escritorio que estaba siendo devorado por documentos. No podía ver con claridad la cara de Mateo.
-Me dijo Amelia que necesitaba hablar conmigo. - Dije mientras me acercaba para mirarlo más de cerca.
-Sí, te mandé a llamar ya que hoy inicia tu entrenamiento físico y mental, pero no pensé que tardarías tanto.
Al notar su tono de voz, podía recordar la primera impresión que tuve al conocerlo. Un hombre frio y distante.
-Si, bueno, la verdad traté de venir lo más rápido que pude, pero aún no podía estar totalmente segura de mi decisión. Si te soy sincera… anoche quise huir de aquí. No lo hice por mi madre.
No quería confesar que quería huir. Pero me molesto la forma en la que se estaba dirigiendo la conversación.
-Me sorprende que no lo hayas hecho. Pero me alegra que no lo hayas hecho, ya que, si lo hubieras hecho, te hubiera perseguido hasta traerte de vuelta. No puedo perder a mi única herramienta.
- ¿Herramienta? – Pregunte mientras Mateo me observaba.
-Para mí, eso eres. No eres mas que una herramienta que tiene como fin ayudarme a acabar con la b****a.
Al notar las verdaderas intenciones me di cuenta de que no debía de confiar en él. Tampoco debía de seguir con los deseos de mi madre, pero ya era tarde para huir. Sabia que Mateo no me dejaría en libertad.
Yo misma me encerré en este lugar. No podía irme. Aun resonaban las palabras de mi madre que estaban en esa carta. A pesar de que no quería escucharlas.
-Mira Mateo, sé que en estos momentos ya no puedo huir, pero no quiero que pienses que seré tu herramienta. Ya no pienso tomar las palabras de mi madre tan a fondo.
Podía notar como Mateo me seguía observando mientras dejaba a un lado los documentos que estaba revisando.
-Pero… también sé que se lo debo a tu hermana y no quiero huir el resto de mi vida. Por qué sé que no me dejarías en paz si es que huyo. No quiero tenerte acorralando para que vuelva. Pero te pido que antes de asesinar escuches mi propuesta, ya que siento que asesinar a ese hombre será muy poco castigo. Puedo darte el mejor plan para tu venganza.
Quería que Mateo aceptara mi propuesta. No quería convertirme en una asesina.
-Está bien Valentina, tienes razón. La muerte es poco castigo para lo que el me hizo. Pero quiero que tengas esto en mente Valentina. Tu asesinaras si es necesario o si te lo ordeno. No quiero tener que encontrarme con la b****a que pueda aparecer.
-Aún no te deshaces de la idea de que me vuelva una asesina y eso me desagrada.
-No solo serás una asesina. Tú me ayudarás en otros planes que tengo. Muy aparte de lo que haremos con él. Te necesito para otros asuntos.
Al escucharlo supe que él tenia mas planes para mí. Planes que podrían destruir mi vida.
- ¿Qué planes tienes para mí?
-No es algo muy difícil. Sé que lo podrás hacer. Aunque aún no estás lista para ello.
- ¿A qué te refieres? ¿Qué tengo que hacer?
-Él hace unos años perdió a su hija en un accidente. Jamás supero lo que pasó. No quería dejar la oportunidad de recuperarla. Aun si me robaba mi investigación.
Al escucharlo y ver como se acomodaba en su silla, notaba que no me miraba a mí si no al vacío.
-Al inicio quería ayudarlo, ya que se lo debía, pero después todo se volvió tan bizarro que todos nos enloquecimos. Llegados a este punto, solo quiero que te infiltres y te ganes su confianza para que así pueda vengarme de él. - Decía mientras su mirada volvía hacia mí.
Al entender un poco más sobre lo que había sucedido. Sabía que estaba en medio de gente muy psicópata, pero este pensamiento pasó cuando mateo mencionó algo que tomo toda mi atención.
- ¡Tú debes de convertirte en su hija! y hacer que el pida la muerte. Y cuando eso pase tú tendrás tu libertad y heredaras toda mi compañía. Pero en estos momentos no puedo decirte el por qué esta decisión, pero lo que si te puedo decir es que en estos momentos dejaras de ser Valentina Salvatierra, y te convertirás en la magnífica hija de Thomas Cornel.
Al escucharlo no pude evitar que mi cuerpo sintiera un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo.
-Aún no logro entender todo, pero te aseguro que podrás tener tu venganza. No quiero quedarme encerrada toda mi vida en esta mansión.
Aún no estaba totalmente segura de que podía confiar en Mateo, pero en estos momentos sus palabras son mi única esperanza.
-Me alegro de que decidas ayudarme. Me ahorras más problemas.
No dije nada ante su comentario. – En estos momentos tu maestro te estará esperando en el mapo de entrenamiento.
Al ver que ya había tomado bastante tiempo nuestra conversación sabía que ya debía de irme.
Así que me di la vuelta y empezaba a cercar a la puerta cuando Mateo me detuvo.
-Recuerda que nadie de saber que eres mi media hermana.
Notaba que él tenia miedo de que alguien se enterara, pero no dije nada ya que él tenía razón.
-Está bien, entiendo perfectamente eso, así que, si no hay algo más que discutir me gustaría ir al campo de entrenamiento.
-Es todo por el momento, cuando vea que necesito de tus servicios haré que Amelia te llame, espero que te conviertas en lo que necesito.
No terminé de escuchar sus últimas palabras ya que salí de la habitación alejándome completamente.
Aún mi cabeza estaba recordando la conversación que había tenido con Mateo. No sabía si el entrenamiento físico iba a poder superarlo ya que toda mi vida había sido frágil y me había dedicado a los estudios. Había decidido ser la mejor estudiante, pero en estos momentos no había podido ir a la escuela.
-Es verdad, la escuela, ¿cómo voy a continuar con mis exámenes si estoy en esta casa?
Pero al estar pensando sobre el instituto note que Amelia me estaba esperando en la puerta principal.
-Señorita Valentina, perdón por interrumpir su pensamiento, pero su maestro ya se encuentra en el campo de entrenamiento, así que deje que la guiaré hasta ahí.
-Está bien Amelia y gracias por decirme que ya llegó.
Amelia empezó a caminar hacia la parte de atrás de las escaleras entrando a la cocina donde cocineros y sirvientas residían ahí, caminé hasta una puerta en donde salía al patio. En donde a lo lejos se miraba un pequeño gimnasio. Dónde estaba rodeado de un hermoso jardín lleno de rosas blancas y lleno de mucha gente que parecía que estaba entrenando a lo lejos.
Caminé hasta ese gimnasio y sin darme cuenta Amelia me dio la señal de que entrará. Al entrar me di cuenta de que me estaba esperando un hombre alto de compresión robusta, con una larga cabellera color negra, con un cuerpo bien trabajado y al igual que los demás tenía una mirada vacía y sin esperanzas.
-Llevó mucho tiempo esperándote, no puedo creer que le primer día llegues tan tarde Valentina.
Al escucharlo notaba su furia. No iba a permitir que me tratara de esa forma.
-Perdón si llegué tarde, pero no esperaba que el Sr. Smith tardara tanto en darme unas órdenes. - Dije mientras él se quedó mirando el gimnasio.
-No importa… solo importa que te conviertas en lo que él quiere que seas. No la tendrás fácil conmigo. Te destruiré para que me surjas de nuevo. Sé que al final te arrepentirás de haber pisado la entrada de este gimnasio.
Él tenía razón… en estos momentos ya estaba arrepentida y no había nada que hacer.
-Señorita Valentina es hora de levantarse.Su voz logro despertarme. Aún no podía abrir totalmente mis ojos, pero al ver su rostro, recordé el lugar donde estaba. A pesar de haber pasado dos años aun no podía acostumbrarme a mi nueva vida.-Gracias Amelia. En un momento me levanto. Al notar que Amelia seguía a un lado mío, no pude seguir acostada. Me levante a pesar del cansancio que aún tenía por el entrenamiento anterior.Al tomar el vaso de agua que siempre Amelia preparaba todos los días. Note que Amelia quería decirme algo…-Señorita el Sr. Smith desea verla para el reporte de cada mañana.-Está bien Amelia…en cuanto termine de arreglarme bajaré.Amelia se despidió y salió de la habitación. Dejándome a solas para poder arreglarme.Al levantarme y asomarme por la ventana me daba cuenta de que el tiempo ya había pasado. En estos dos años mi personalidad y mi mentalidad había cambiado. Sabia que la venganza que deseaba t
En ese instante supe que esos agentes se encontraban adentro.Me apresure a caminar hasta donde se encontraba de pie el maestro. - Buenos días, maestro. - Saludé mientras podía escuchar demasiado ruido proveniente de las profundidades del gimnasio que cambio mi vida-Tenemos muchas cosas de que hablar. Vamos a estar muy ocupados a partir de hoy.Al verlo y escucharlo entendía que mi vida de nuevo había cambiado. A partir de hoy nuestros planes empezaban.Necesitaba organizar a los nuevos agentes que esperaban dentro. El maestro no estaba tan feliz al verlos, pero sabia que era necesario tener mas personal.Al entrar al gimnasio podía ver como todos los agentes estaban esperando. Todos lucían tan calmados, pero a la vez preocupados.En ese instante, un agente dio un paso adelante para poder hablar. - Señorita Valentina la hemos estado esperando. Es necesario saber nuestras ordenes para poder hacer correctamente nuestro trabajo. E
- ¿Estás segura de que te vas a meter en esa compañía para hacer todo lo que tenemos planeado…más bien para hacer lo que él quiere que tu hagas? -Él me preguntó mientras me miraba gentilmente y con una pequeña preocupación.-Se que te había dicho que no quería que este día llegara, pero no tengo otra opción, si no hago lo que él dice yo nunca podre ser libre o más bien nadie de esta casa podrá ser libre y feliz.-Lo sé, pero no quiero que te pase algo o que estés en peligro por culpa de él.-Emilio cuida bien lo que dices porque si no lo has olvidado él fue quien tomó la decisión de que te quedaras en esta casa para que tu fueras mi apoyo y cómplice de todo esto.-Por favor Valentina tu y yo sabemos que él no me quiere aquí, y si el tomó esa decisión fue porque cuando tú me conociste en aquel callejón de la ciudad vio la oportunidad de utilizarme y que sin tu ayuda yo nunca había dejado las calles así que si me preguntas a quien le tengo que agradecer esa per
Me dirigí al campo de tiro que estaba en el fondo del gimnasio dándome cuenta de que estaba sola y era el mejor momento para ponerme a pensar y a reflexionar acerca de este caótico día.-Si tan solo pudiera recorrer el tiempo a cuando mi mamá estaba viva…a cuándo era feliz-Eran pensamientos que todos los días pasaban por mi mente recordando aquellos momentos felices y llenos de mentiras pero que hoy me ayudaban no caer en la locura después de saber mis orígenes y acerca del propósito que me encomendaron desde hace dos años. Mientras empezaba a disparar podía recordar los días en el que todo empezó y el cómo conocía a nuevas personas como a Emilia y al maestro…-Escucha Valentina tú debes de terminar este entrenamiento para que así empieces con la venganza del Sr. Smith ya que si no te has dado cuenta él está decidido que para que todos tengamos nuestra libertad él debe de matar a ese hombre que le hizo tanto daño. - Me decía el maestro mientras me enseña
El día comenzaba cuando Amelia venía a despertarme, pero el día de hoy no pasó eso ya que por toda la noche me mantuve despierta esperando que la hora de levantarse no llegara, mirando el reloj podía darme cuenta de que eran las seis de la mañana y que pronto todos en la casa iban a empezar con su día. Fue ahí en donde decidí mejor levantarme de una vez para así poder arreglar los últimos detalles de la entrevista, así como darle el reporte a Mateo para que estuviera al pendiente sobre la situación.-No importa lo que pase yo debo de hacerlo. - Me dije mientras me levantaba para dirigirme al baño y así poder darme una ducha caliente antes de que Mateo me llamara.Pasaron los minutos mientras me daba esa tan esperada ducha esperando que nadie me molestara y pudiera tener un baño tranquilo, pero como siempre estaba equivocada.-Señorita Valentina buenos días, solo le vengo a dar un mensaje del Sr. Smith…” No puedes fallar en esa entrevista, si tú fallas lo lamentarás
-Realmente si soy ingenua ya que se me había olvidado tu verdadera naturaleza y que sin importar cuanto daño le hagas a las personas tú nunca te vas a detener a pensar si es correcto no. Pero tienes razón yo no te fui útil para revivir a tu hermana, pero si lo soy para acabar con él, así que si ya no tienes nada que decir me retiro. - Dije mientras salía lo más rápido posible de aquella habitación a la cual no volvería jamás.Bajaba las escaleras lo más rápido posible hasta que me tope con Hugo mirando que yo estaba llorando.-Señorita Valentina ¿se encuentra bien? -Preguntó mientras me detenía para ver mi estado.-Si lo estoy Hugo solo que a veces suelo llorar. - Sonreí mientras me limpiaba mis lagrimas para que así Hugo no hiciera más preguntas.-Dime Hugo cuales son los reportes del día de hoy. - Hugo solo me miro por unos segundo inmóvil hasta que reaccionó.-Si lo siento, pero los aún no hay ningún reporte acerca de los equipos por eso solo venia i
- ¿Esta el señor Cornel en su oficina? -Preguntó la señorita mientras yo miraba cada parte de aquel piso dando cuenta que solo se encontraba la oficina del él y los cubículos de Ana, Sofia y uno vacío que era el en el que yo iba a trabajar.-Si esta ¿quieres que le diga que vienes con la nueva asistente? -Dijo Ana mientras tomaba el teléfono para comunicar sobre que estaba yo ahí para verlo.-Me dice el señor que pasen.La señorita abrió la puerta y yo solo sin pensarlo entré mirando que él estaba ahí sentado mirando unos papeles como lo hacía Mateo, pensando que, aunque los dos se odiaran hacían las mismas cosas.-Buenas tardes Sr. Cornel, disculpe por molestarlo cuando está muy ocupado, pero aquí le presento a su nueva asistente, su nombre es Valentina García Contreras y estará con usted medio tiempo ya que ella es una estudiante. - Dijo mientras él dejó los documentos que tenía en su mano al escritorio mirándome fijamente mientras yo le devuelvo una
-Y dime Valentina ¿Cuál es tu puesto en la compañía de mi esposo?-Aplique para la pasante de asistente personal del Sr. Cornel por lo que empezaré a trabajar el lunes, aunque solo será medio tiempo porque debo de ir a la universidad y con el trabajo debo de pagar la colegiatura del siguiente semestre. – Dije esperando tener compasión de parte de ella para que así los planes sigan su curso.-No puedo creer que debas tu mantenerte a ti misma para seguir estudiando y aparte debas de mantenerte para poder vivir, realmente al verte me doy cuenta de que eras una gran chica y si me lo permites me gustaría ayudarte en lo pueda.-Gracias señora Ximena de verdad, pero no me gustaría que usted pensara que solo busco aprovecharme de usted o algo parecido, ya que si algo me enseñó mi madre es que cada uno debe hacerse responsable de sus propios asuntos sin la necesidad de alguien más. – Al terminar de decirlo no podía evitar recordar que si mi madre mi hubiera dado es