*Falta el epilogo*
Me encantó París, pero estoy feliz de regresar a casa.Estuve seis meses en un magnífico curso para aprender acerca de la moda Parisina, los desfiles, la confección de prendas y todo lo que me apasiona.Mi mejor amiga, Cristal, me obligó a dejar la universidad (Estoy bromeando, no me obligó, solo hizo el comentario y yo terminé accediendo) para que me dedicara algo que realmente me gusta y que llama mi atención desde pequeña, confeccionar prendas de ropa.En un principio no me sentía segura de hacer ese gran cambio en mi vida, sinceramente pensé que papá podría enojarse conmigo por dejar los estudios, y no fue así, me brindó su apoyo, aunque sea solo monetario, como siempre, pero algo es algo...Y siendo sincera, cursando esa carrera me sentía como pez fuera del agua, no era lo mío y mi amiga siempre lo decía.Ahora estoy muy entusiasmada, me encantaría algún día tener mi propia marca de ropa, y ser reconocida, volverme famosa y viajar para llevar mis diseños a cada rincón del mundo.
Sentí mi rostro palidecer.-¿Por qué no me dijiste que el vendría?-Murmuré con los dientes apretados.-No me diste chance.-¿Como que no te di chance?-Te recuerdo que me colgaste antes de que pudiese hablar.-Pero llevo aquí casi dos horas Cristal, me lo pudiste haber dicho en todo ese tiempo.-No seas exagerada que no tienes ni diez minutos-Se cruzó de brazos-Además, yo pensé que ya todo ese asunto con Adam, había quedado en el pasado.-Créeme que yo también lo pensé-Comencé a pasarme las manos por el cabello con nerviosismo, miré mi atuendo y de inmediato me arrepentí de no haberme puesto algo más llamativo.-Ya cálmate Eli que te ves muy bien."¿Y la que sería un témpano de hielo, ¿dónde está?"-Me recordó mi subconsciente.¿En qué estaba pensando?, Tenia razón, no podía seguir con ese jueguito de volverme un manojo de nervios delante de ese hombre. Debía mantener mi promesa.Respiré profundo y erguí mi postura.-Cristal, tienes toda la razón-Repuse con calma.Quería lucir lo más t
La semana paso más lento de lo que me hubiese gustado...O quizás lo sentí así porque me mantuve la mayoría del tiempo encerrada en mi habitación, "ocupada" intentando diseñar algún boceto de las prendas que me llegaban de pronto a la cabeza. Quería que fuesen diseños frescos, versátiles, novedosos y que tuviesen su esencia propia. Pero la mayoría de las ideas que había plasmado en las hojas, acabaron arrugadas en el piso de mi habitación.Para cuando llegó el sábado, había bolitas de papel regadas por todas partes, prácticamente no se podía ver el piso.Toc toc toc toc...Se escucharon toques en la puerta.-¡Pasa Nana!-Grite desde mi cama.Sabía que era ella porque es la única que toca cuatro veces seguidas.Yo me mantuve en mi pose de crisis existencial, que consiste en quedarme acostada boca arriba y con las piernas subidas en el espaldar de mi enorme cama.-Mi niña, ya el desayuno está servido-Informo mi nana-¿Las muchachas de servicio aún no han levantado todo este desorden?-Inq
Ya en la noche, me encontraba parada frente al enorme espejo de mi habitación, mirando los resultados del arduo y perfeccionista esfuerzo que hice para arreglarme.-Ok, esto me encanta-Dije mirando mi reflejo, totalmente satisfecha de lo que había logrado.Me coloque un vestido corto, de lentejuelas plateadas, muy ceñido al cuerpo, que resaltaba favorablemente mi figura. Tiene un escote tan pronunciado que no pude colocarme brasier porque podría notarse con facilidad, pero me hacía sentir muy sensual.Me costó mucho decidir los tacones, pero al final me puse unos no muy altos, de color negro y cómodos, para que me permitieran bailar toda la noche.Ricé mi cabello y me recogí la mitad en una cola alta para darle un efecto de caída en forma de cascada. Por último, pero no menos importante, mi maquillaje, en el cuál invertí la mayoría del tiempo, buscando resaltar mis facciones más llamativas que son mis ojos color grisáceos, y mis labios que se veían más gruesos de lo que ya son.Cuand
Quería que la tierra me tragara y me escupiera en Saturno.¿Por qué habiendo tantos sitios justo tenía que ir a ése? Siendo sincera jamás esperé encontrármelo ahí, ni en un millón de años me habría pasado por la cabeza.Me temblaba el estómago, y después de unas cuantas cachetadas mentales, logré mantener la compostura.-Dile que no lo quiero-Le avise al barman, entregándole el vaso-Devuélvele el trago por favor.Sin responder nada, el chico lo agarró y se lo llevo de regreso a Adam, quien me miró directo a los ojos, de forma severa. Al parecer se molestó porque no acepté el whisky, pero no le di importancia, tampoco es que fuese mi obligación hacerlo y, de hecho, nunca me han gustado ese tipo de bebidas.De pronto empezó a sonreír de lado mientras negaba con su cabeza, un tanto bipolar su actitud, a decir verdad, pero eso no me preocupaba en lo absoluto, lo que, si me alarmó, fue verlo tomar el vaso que rechacé y caminar en mi dirección.-"Ay Dios, Ay Dios, ahí viene"-Mi subconscient
Tome un sorbo de mi copa para evitar que me viera reír y continúe meneándome sin prestarle mayor atención. Cuando termina la tercera canción, el rubio me pidió la copa para buscarme otro cóctel ya que se encontraba vacía. Quise negarme porque el moreno había quedado en enviármelos hasta la zona VIP, pero luego de echar una ojeada hacia la barra, noté que estaba muy ocupado y no quise darle más molestias.Seguí al rubio con la mirada, hasta verlo entregarle la copa a Matías ya que le pedí específicamente que fuese directo con él, porque solo él sabía que era lo que yo estaba tomando.El moreno mira en mi dirección, me guiño un ojo haciéndome sonreír y después empezó a preparar mi bebida.En un movimiento casi involuntario, giré mi rostro para ver hacia la otra esquina, donde Adam, estaba sentado y al posar mi vista en él, de inmediato me arrepentí, ya que no se encontraba solo.Estaba hablando muy a gusto con una chica. Era alta, de cabello rojo y piernas largas...Desde donde yo esta
ADAMNo me agrada salir en mis noches libres, prefiero quedarme en mi apartamento, pero el estrés del trabajo me tenía al borde así que quise tomar unos tragos para intentar relajarme, teniendo la certeza de que mi noche terminaría con una ardiente mujer metida bajo mis sábanas.Sin embargó, aquí estoy... Entrando a mi auto, listo para marcharme, y con Elisabeth en el asiento de copiloto.-¡Ey!, Elisabeth. ¿Como te sientes?No contesta.Mantiene los ojos cerrados así que con sutileza giro su rostro en mi dirección y noto que está sangrando.-Ese mal nacido te rompió el labio.Tenía ganas de bajarme del auto y terminar de partirle la cara al infeliz, pero supuse que ya se abría largado.-Adam...-Susurra mi nombre.-¿Si?-Creo... que estoy... drogada-Le cuesta hablar, casi arrastra las palabras.Suspiré pesadamente.-Lo sé. Me di cuenta cuando estábamos hablando y me miraste a los ojos.-Fue... ése rubio idiota.-Eso fue lo que pensé, por eso quise seguirlos-Aparto un mechón de cabello
ELISABETHAbrí lentamente mis párpados sintiendo una pesadez descomunal en todo mi cuerpo y me prometí no volver a probar una gota de alcohol por el resto de mi vida.Aunque eso lo prometo cada vez que me levanto con resaca y una vez que se me pasa, siempre termino olvidando la promesa.En esta ocasión, los recuerdos en mi cabeza se encontraban un tanto desordenados, como si no lograra recordar bien las cosas, así que me quedé un buen rato completamente inmóvil, mirando el techo de mi habitación.Hasta que...-¿Dónde demonios estoy?-Dije incorporándome de golpe.Me encontraba sola, sobre una cama de sabanas grises y de frente había unos enormes ventanales que estaban cubiertos por cortinas oscuras, ahora estaba cien por ciento segura de que no era mí habitación.-¿Que rayos hago aquí?... Y peor aún-escaneé mi cuerpo-¿Por qué estoy desnuda?Solo tenía puesta mis pantis y esa no era una buena señal.-"Carajo Elisabeth, te cogiste a alguien y de seguro ni siquiera sabes su nombre"Mi sub